CAPITULO VII

Entre tanto, Duhan, hace algún tiempo ya, desde que llegó a Seúl, había buscado intensamente a su fugitivo esposo sin conseguir dar con el hasta el momento, por lo que tuvo que contratar los servicios de un investigador privado. 

—Espero que tenga suerte y logre encontrarlo —dijo DuHan.

—Confiemos en que así sea, haré todo cuanto sea posible señor DuHan —respondió el investigador. 

—En cuanto lo localice me comunica —dijo Nam.

En una libreta escribió el número de teléfono de DuHan, como también algunos datos y características personales del muchacho.

Además, le dio un retrato.

Tampoco el investigador lograba dar con él, hasta el momento pasaron ya algunas semanas, después meses.

Por fin un día, al indicar la fotografía a un muchacho que vendía periódico, éste pareció recordar, aunque no en totalidad. 

—Sí señor, parece que lo he visto, pero no recuerdo en dónde —dijo el muchacho.

—Por favor muchacho, tienes que recordar, es importante.

—No sé dónde lo he visto.

Luego quedó en silencio tratando de recordar; después dijo:

—Sí, ya se, ya recuerdo, creo que lo he visto ir al instituto.

—¿Estás seguro? —preguntó el contrario.

—Sí, este jovencito es estudiante —repuso el muchacho.

Con aquel indicio fue al instituto para localizar al muchacho. No fue difícil, al llegar lo primero que hizo fue preguntar al portero indicando la fotografía que le dio DuHan; éste le indicó el aula en la que podía encontrar al chico que buscaba.

Luego de comprobar por sus propios ojos, que era el muchacho que él quería encontrar, se dirigió a su oficina para llamar por teléfono a DuHan. 

—¿Hola?, ¿el señor Nam?...

—Sí, ¿quién habla?

—Soy el investigador. Encontré al chico.

—Ahora mismo salgo para allá.

—Está bien, le espero en mi oficina.

En seguido Duhan, partió para Seúl.

Al cabo de unas horas hacía su arribo a la capital en su lujoso coche.

En seguida se dirigió hasta la oficina del investigador.

—¡Buenas tardes, señor investigador!

—Adelante, señor Nam, tome asiento, por favor.

—¿Así que logró al fin dar con mi esposo?

—Sí, por fin lo encontré.

Le explico detalladamente como es que logró dar con la localización del muchachito.

—Bien, entonces lo veré mañana antes que entre al instituto. Muchas gracias. Adiós…

Dando las gracias salió Nam DuHan, con una sonrisa maliciosa dibujada en los labios. 

—Al fin, al fin lo encontré. No sabe lo que le espera a ese estúpido —iba pensando.

Al día siguiente, en horas de la mañana, antes de comenzar clases, DuHan fue a localizar a su esposo. Entró en una cafetería que había frente al instituto, pidió una taza de café y se sentó junto a la ventana para observar atentamente.

—Desde aquí veré sin que se dé cuenta.

Al cabo de un momento el chico hizo su aparición.

—Es verdad, es él, Taehyung; bien, ya sé dónde encontrarlo, ahora, solo buscaré la forma de presentarme; ya idearé algún plan, tiene que ser un encuentro especial, cuando menos lo espere, ya me imagino la sorpresa que se va a llevar cuando me vea, pero antes haré algo que se vuelva loco de miedo y angustia, no podrá estar tranquilo, le seguiré a la salida, sin que se dé cuenta. 

Después pagó su café y se fue para regresar más tarde, cuando salga de clase y seguirlo.

(…)

Entre tanto, Minhyuk y Seokjin, cada vez se amaban más y más. El universitario iba a recogerlo del instituto como siempre, casi todos los días, ahora mismo caminaban juntos de regreso a casa.

Las clases se terminaban ya, era la última semana, como también el último año para que Minhyuk se graduara.

—El sábado tenemos un baile en el instituto, por motivo de fin de año — dijo Minhyuk.

—¿Sí?, ¿Puedo ir contigo?... —preguntó Jin.

—¡Claro! Además, yo no iría si tú no vas —respondió con las mejillas sonrojadas el menor.

Así, conversando, caminaban felices y contentos, los dos se amaban intensamente, Minhyuk reía alegremente sin sospechar que un pequeño haría cambiar muy pronto su ánimo por temor y angustia.

—Un chico de no más de diez años de edad se acercó a ellos, diciendo:

—Señor, señor, tengo algo para usted.

—¿Para mí? ¿qué es? —preguntó muy intrigado Seokjin.

—No sé qué es, pero tenga, es para usted —contestó el niño entregándole un sobre. Después echó a correr.

—¡Hey, hey! ¿Quién te envió esto? —preguntó Jin, sin obtener respuesta.

—¿Quién podrá ser? —se preguntaron mientras lo abrían.

Del sobre sacaron una tarjeta la contenía unas líneas escritas a máquina, no llegaba firma alguna.

“Sena felices mientras puedan, porque a veces la vida suele ser muy corta y, puede que para ustedes lo sea”.

Nada más, solo eso estaba escrito.

Los dos quedaron sorprendidos, después dijo Seokjin:

—¡No sé quién pueda ser el gracioso!

—¿Tienes algún enemigo? —preguntó inocente Minhyuk.

—¡No, que yo sepa no! No debemos de preocuparnos —dijo Jin, pero muy en el fondo lo estaba.

A la tarde Seokjin se fue a la universidad y a un amigo contó lo sucedido, quien le tranquilizó diciendo:

—No debes dar importancia, ya una vez me hicieron la misma jugada.

En su habitación, a solas se puso a pensar en el incidente hasta que por fin se quedó dormido. 

  A la mañana siguiente, se puso a pensar en lo sucedido el día de ayer, con los nervios ya calmados.

Así mismo, a la hora acostumbrada se fue al encuentro de su amor, juntos ceñían de regreso, él caminaba sin subir a la acera al igual que Minhyuk. De repente, cuando despreocupados estaban, un coche vino acelerado sobre Seokjin sin que se diera cuenta, solo Minhyuk que por casualidad regresó a mirar atrás, se dio cuenta, alcanzando a prevenirlo del accidente que estaba a escasos segundos de producirse.

—¡Cuidado Jin! —gritó aterrado Minhyuk.

Aquel grito fue su salvación. Al escuchar aquel angustiado anuncio, logró esquivar por muy poco en fracción de segundos al coche.

El coche pasó de largo aprovechando que esa calle no era muy transitable. Sin atinar a decir nada quedaron estupefactos por el susto.

—¡Oh cielos! Minhyuk… ¡Amor acabas de salvarme la vida! —dijo después muy sobresaltado Seokjin.

—Sí, me aterré demasiado por lo que pasó y, solo reaccioné lo más rápido posible —anunció el menor.

—¡Amor muchas gracias por avisarme, si no hubiese sido por ti, ahora estaría en el hospital! —dijo después el contrario.

—¡Ni si quiera lo menciones Jinnie! Me aterra imaginar como hubiese terminado esto… —habló con la voz un poco quebrada, mientras se acercaba a abrazar muy fuerte a su novio.

—Tranquilo pequeño, estoy bien, ya pasó todo… —susurró al rubio.

—Sí, pero son unos imprudentes al conducir así —habló más calmado Minhyuk.

Creyeron una imprudencia por parte de quien conducía, más pronto recordaron el anónimo que recibieron el día anterior.

—¡Oh cielos! ¿Jin, quién podrá ser? —exclamó Minhyuk.

—No lo sé, pero hay alguien entonces de verdad que quiere hacernos daño. Solo que no sé por qué, ni quién.

Un par de días más tarde, nuevamente logró olvidar y todo volvió a la normalidad.

El sábado llegó, estaban contentos, a la noche irían a bailar en el instituto.

Toda la tarde, Minhyuk pasó arreglándose. Cuando llegó la noche estaban ya en el instituto bailando.

Minhyuk estaba más hermoso que nunca. Llevaba puesto una camisa manga larga de seda con los dos primeros botones abiertos dejando expuesta la suave y blanquecina piel de su pecho, contrastando con el hermoso collar azul, el mismo combinaba a la perfección con el pendiente de cadena reluciente en su oreja izquierda, que a la luz de la luna llamaba mucho la atención y lo hacía lucir muy elegante, como un plus había puesto un poco de sombra oscura en sus párpados y brillo en sus labios. Y qué decir del pantalón de cuero negro que se ajustaba a la perfección a sus muslos, haciendo que se vea aún más sexy a los ojos de Seokjin. 

La música sonaba rítmica y deliciosa, las notas vibraban elevándose en el aire, hasta perderse con el viento, haciendo estremecer de gusto; Seokjin tenía a Minhyuk apretado contra su pecho, apenas se movían, lentamente al compás de la música.

Cuando terminaron de bailar fueron a sentarse en una mesa que reservaron con su amigo Jimin y su novio, mientras descansaba el solista, los cuatro tomaban refrescos y fumaban conversando animadamente. 

Cuando comenzó la música nuevamente, en seguida salieron a bailar. Bailaban alegres, ahora se escuchaba un ritmo más movido; Minhyuk movía su cuerpo en una forma graciosa, se le veía animado y contento, pero de un rato a otro, quedó estático, sin moverse, con la mirada fija en un lugar, su rostro se tornó pálido, temblaba de pies a cabeza. Percatándose de aquello, Seokjin preguntó intrigado. 

—¿Qué tienes, ¿qué te ocurre?

—No… Nada, nada, no me ocurre nada, solo quiero que me lleves a casa, vámonos pronto, por favor ¡vámonos ya! —pidió Minhyuk angustiado.

—Pero ¿qué es lo que ocurre? —preguntó de nuevo el universitario.

Minhyuk parecía que se iba a desmayar, por lo que tuvo que llevarlo a sentar.

—Siéntate amor —Dijo Seokjin.

—Gracias Jin, pero vámonos ya por favor —insistió él. 

Tuvieron entonces que despedirse. Jimin y su novio se ofrecieron para ir a dejarlo, en su auto. 

Seokjin estaba preocupado, sin saber, sin entender qué fue lo que ocurrió a Minhyuk. Tampoco él quiso decir nada a nadie.

Luego de dejar a Minhyuk, regresaron a la celebración.

Al abrir la puerta para ingresar al departamento, Minhyuk encontró otro sobre tirado en el piso, lo recogió para leer. Con nerviosismo leyó:

“Querido, ya nos veremos, ya nos encontraremos muy pronto, antes de lo que tú te imaginas, estoy ansioso por ver la cara que pondrás al ver quien será el que nos dé el encuentro”.




Bueno eso es todo por hoy, realicé doble actualización como una disculpa por la demora en actualizar, espero les vaya gustando la adaptación.

Sin más me despido, tengan una linda semana :)

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