ELLA Y YO
- Inko Midoriya, Encantada - Saludó la peliverde mayor mirando a la pareja frente a ella.
- El gusto es nuestro... somos los padres de Ochako - Saludó la castaña mayor e inmediatamente la madre de Izuku miró hacia la acompañante de su hijo, era aquella chica que había visto hace un tiempo con el hijo de su amiga Mitsuki. La amante del Mochi se sintió intimidada ante la mirada analítica de la madre del peliverde.
- ¿Usted venía a ver la obra?- Preguntó el señor Uraraka.
- No...- Admitió Inko. - Simplemente venía porque Izuku me había prometido que iríamos a cenar después de su festival. - El pecoso tragó duro, se había olvidado de aquel pequeño detalle.
- Nosotros también iremos a comer algo, ven cariño - Llamó el hombre mayor a su hija. - Puedes dejar que tu "amigo" vaya con su madre - Intentó disimular su rabia ante aquella palabra, la cual al parecer llamó la atención de la Midoriya Mayor.
- ¿Les gustaría acompañarnos?- Cuestionó Inko sin saber lo que aquella sugerencia podría ocasionar.
- Sería un placer - Respondió amablemente la castaña mayor, haciendo que su hija sudara frío y su marido sonriera.
Con el temor de ambos adolescentes llegaron a un pequeño restaurante italiano.
- No sabía que hubiera un lugar así en la ciudad - Comentó sorprendida Uraraka mirando impresionada el lugar.
- Sí, es relativamente nuevo - Inko había respondido con una sonrisa tensando a la castaña.
- Ya veo... - Dijo con nerviosismo.
- ¡Inko, pequeño Izuku! - Saludó una mujer mayor bastante atractiva que caminaba hacia ellos.
- Mikoto - Saludó la peliverde mayor con una sonrisa.
- Estoy encantada porque estén aquí - Agradeció abrazando mucho al peliverde, un pequeño tic en ojo derecho de la castaña apareció, su madre rió al ver como aquel tic evolucionó a un pequeño puchero cuando aquella mujer habló.
- Pero mira que cambiado estás Izuku - El aludido no decía nada ya que aquella mujer mayor estiraba sus mejillas. - Te has puesto muy guapo - Alabó Mikoto mientras pasaba un dedo por el formado pecho del chico, ahora no sólo Uraraka tenía un puchero, sino también Inko que miraba inquisitivamente a su amiga.
- Mikoto... - Llamó la peliverde haciendo que su amiga dejara a su hijo.
- ¡Si la policía no me ve no es ilegal!- Exclamó la mujer soltando al pecoso, el cuál solo rió, Mikoto notó que la familia de peliverdes no estaba sola. - Buenas noches - Saludó lo más formal posible sacando una gota en la nuca a los padres de Ochako. - Intuyo que son acompañantes de Inko y de ese lindo chico de ahí - Comentó señalando desvergonzadamebte al pecoso antes de que la castaña menor fuera hacia él y lo tomara posesivamente de la mano, gesto que sorprendió a Inko y a su amiga, la cual pareció quedarse pensando unos segundos. - Bueno, como Inko ya ha mencionado me llamo Mikoto y soy la dueña del lugar. - Ambos adultos asintieron. - Por favor adelante - La dueña del establecimiento se hizo a un lado dejando pasar a todos.
Eligieron una mesa lateral e Inko preguntó algo que se había cuestionado desde que había visto aquel gesto de la castaña.
- Hijo... - Llamó la peliverde mayor haciendo que Izuku la mirara.
- Sí... - El padre de Uraraka estaba expectante a lo que Inko le haría, nadie le robaba a su princesa... si supiera que ya no era el único que llamaba así a su hija.
- Ochako... - Llamó también a la castaña.
- ¿Usted ya conocía a nuestra hija?- Preguntó la castaña mayor.
- Claro - Asintió sin dar más detalles, la amante del mochi sudó frío.
- ¿Qué sucede mamá?- Interrogó sacando del tema a su chica, la cual por debajo de la mesa apretó su mano.
- ¿Cuál es su relación?- Preguntó seriamente, los padres de la amante del mochi también miraron a su hija.
- Amo a su hijo - Confesó sonrojada la castaña menor apretando aún más la mano de Izuku.
- ¿En serio?- Preguntó con la ceja levantada, el señor Uraraka estaba apunto de intervenir, pero la mirada que le había dedicado su esposa no se lo permitió, Izuku ya había sido franco con ellos y ahora era el turno de la chica de mejillas llenitas.
- Yo... yo se que a ninguna madre le gusta que una desconocida aleje a su hijo de ella - Comentó cabizbaja antes de levantar la mirada mostrando determinación - Pero... le prometo que cuidaré bien de él, no intentaré alejarlo y haré todo lo que esté en mis manos para hacerlo felíz tanto como él lo hace conmigo. - La castaña mayor estaba orgullosa de la determinación de su hija, mientras que el papá de la amante del mochi lloraba cómicamente porque su pequeña niña había crecido. Inko sólo pudo darle una calida sonrisa.
- Supongo que eso está bien - El tono maternal de Inko destruyó cualquier inseguridad dentro de Ochako, pero su siguiente pregunta fue con un tono bastante serio.
- ¿Metas? - Preguntó Inko.
- Ser una gran heroína para ayudar a mis padres y hacer feliz a su hijo - La Uraraka menor respondió con el mismo tono que su futura madre. Los demás en aquella mesa las vieron una gotita en la nuca.
- ¿Matrimonio?- Nuevamente Inko.
- Como debe de ser - Ochako seguía seria y su padre casi se desploma al oir su respuesta, para tranquilizarlo, su esposa le ofreció un vaso con agua el cual aceptó gustoso.
- ¿Niños?- El papá de la amante del mochi casi escupe su bebida.
- Por lo menos dos, si es niña le pondremos su nombre - El tono serio de la castaña menor no dejaba dudas y la peliverde mayor sólo pudo sonreír mientras que el señor Uraraka estaba por desfallecer.
- Izuku - Llamó sin despegar la mirada de la castaña.
- Si mamá - Dijo divertido.
- Tienen mi bendición - Anunció llenando de júbilo a la pareja, la cuál no lo resistió y se besó tiernamente, por lo menos el señor Uraraka no estaba del todo consciente.
Después de ordenar la comida y un par de insinuaciones por parte de Mikoto, las cuales fueron censuradas tanto por la madre como por la novia de la "víctima", la plática era amena, pero para sorpresa de Uraraka su teléfono celular recibió dos mensajes, el primero era, para su sorpresa de Bakugou, el cuál al parecer había recuperado la consciencia y se disculpaba con ella, ignorandolo olímpicamente pasó al segundo, el cuál para su sorpresa era de Izuku.
DEKU:
-En un minuto ve al baño - Era lo que pedía en aquel simple mensaje.
URARAKA:
- ¿Para qué?- En verdad estaba extrañada.
DEKU:
- ¿Acaso le prometiste nietos a mi madre y no piensas cumplir la promesa?- Un tono carmín invadió las mejillas de la fémina.
La amante del mochi se puso de pie - Si me disculpan, Debo ir al baño... -
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