[8]
.TRAICIÓN.
~ Dos días después ~
Una rubia totalmente emocionada corría a paso veloz sin dejar de sonreír. Al dar la vuelta a la esquina, su sonrisa aumentó al igual que los latidos de su corazón, pues sus ojos captaron al hombre de su vida. Al verlo de espaldas, una idea cruzó en su cabeza, se acercó lentamente, se puso de puntitas y le tapó los ojos con ambas manos.
— ¿Quién soy? — susurra con dulzura.
— ¿Ana? — Valentina frunce el ceño y a la vez se aparta de él. Michael gira y la observa con un semblante muy serio — oh lo siento mucho, me confundí — dice sarcástico.
— Que bonita forma de extrañarme.
— ¿Y quién dice que te extrañé?
— Bueno, las veintiséis llamadas perdidas en mi teléfono, lo dicen.
— Se marcó por error.
— ¿Entonces no me extrañaste? — el castaño niega — ¿Ni siquiera un poco?
— ¿Porqué voy a extrañar a mi amante si tengo conmigo a mi esposa?
La rubia sintió ganas de golpearlo.
— ¿Y qué tal la pasaste con ella? ¿Se divertieron?
— Mucho — sonríe — fuimos al cine con Daniel y nos divertimos mucho. ¿Sabes? Justo ayer le compré un vestido hermoso, en la noche se lo puso y no te voy a negar que me calentó mucho porque se veía malditamente sexy — la ojiazul empezó a sentir celos — no sabes, Ana tiene unas curvas de infar...
— Sí, lo sé — interrumpe con seriedad — ella es muy bella.
— Demasiado bella — responde sin dejar de sonreír — la pasé muy bien con ella, después de estos dos días que desapareciste con el idi...digo tu esposo.
— Claro, después de todo la familia es primero.
— Familia es familia. Deberías desaparecer más seguido para pasar más días junto a mi pelirroja.
— No te preocupes Mike, que ya falta poco para diciembre y como es costumbre, desapareceré más de un mes con Rugge — sonríe.
— Eso es...jodidamente genial — suelta de mala gana — si quieres puedes decirme un día antes para que te ayude a empacar las maletas. ¿Sabes qué? Mejor no me digas nada, sorpréndeme, así como lo hiciste hace dos días cuando te fuiste con tu “Amore” a París, sin ni siquiera avisarme.
— Ya veo, estás molesto por eso.
— ¿Tanto te costó avisarme?
— Ya te lo dije, no me dió tiempo en hacerlo...
— ¿Esa es tu excusa? — Valentina quiso responder pero él siguió hablando — no tienes idea lo que sufrí estos días. Creí que algo malo te había pasado, hasta me atreví en ir a tu casa para ver si estabas bien y resulta que tu vecina chismosa me dice, que los esposos “Pasquarelli" se habían ido de viaje a París — suspira molesto — ¿Acaso eso fué una segunda luna de miel o qué? ¿Esa fué su reconciliación?
— ¿Y eso a ti que te importa?
— Me importa porque me importas.
— ¿Así? ¿Qué acaso no dijiste que pasaste estos dos días de maravilla junto a tu “Pelirroja”?
— ¡Claro que sí! Yo solo quiero saber cómo...
— También la pasé de maravilla junto a mi “Amore" — interrumpe y los celos de Michael aumentan — tuvimos una cena super romántica y también paseamos en un bote, en la noche, con una hermosa luna bella. Ya te imaginarás el momento...
— Ya no quiero seguir escuchando.
Comienza a caminar y la rubia lo sigue.
— ¿A dónde piensas ir?
— A casa, con mi esposa. Tu cena romántica me dió la idea de hacerle una a ella. ¿Crees que le gustará? Tú también deberías ir con el italiano de tu esposito.
— Pues te cuento que nosotros tenemos otros planes para esta noche — el castaño deja de caminar y la mira fijamente a los ojos — ¿Qué?
— ¿Y qué piensan hacer? — el pobre estaba ardiendo en celos — quiero saber.
— Pues...irémos a ver una presentación de ballet — el castaño se relaja ante eso, pues imaginó otra cosa.
— Pufff que pérdida de tiempo — la rubia rueda los ojos, totalmente sarcástica — no sabía que Ruggero fuera un hombre tan aburrido. ¿Porqué no mejor te lleva al zoológico y te presenta a sus familiares?
La rubia lo mira mal.
— A él no le gusta el ballet, es a mí quién le gusta.
— ¿Así? Entonces qué aburrida que eres. ¿Qué le ves al ballet?
— Es arte, música y poesía.
— Que rara que eres.
— No más rara que tú — se aleja de él.
— ¡Claro! — grita para que la escuche — ¡Disfruta de tu ballet! Ballet...
...
— ¡Este lugar me gusta! — dice emocionada una hermosa pelirroja, quién entraba de la mano con su esposo — ¿Mike, no sabía que te gustaba el ballet? — el castaño solo asiente, pues sus ojos se encontraban buscando a una rubia de ojos azulados — primero las rosas, luego me compras un vestido y ahora esto — deposita un cálido beso en la mejilla de su esposo — lo más probable es que te estés volviendo a enamorar de mí, ¿Cierto amor?
Michael no sabía que responder, hasta que derrepente ve a alguien saludándole a lo lejos, era Ruggero quién lo hacía.
— ¿Amore, ese no es Michael Ronda?
Valentina quién estaba comiendo un bocadillo, casi se atora al escuchar el nombre de su amante, de la boca de su esposo.
Se compone y gira, encontrándose con los esposos Ronda.
— ¡Que sorpresa! — empieza la charla Ruggero — ¿Acaso nos están siguiendo?
— Solo sigo a tu esposa — bromea Michael y Valentina lo mira mal — ¿Qué tal Valentina? — se acerca y la saluda besando ambas mejillas.
— ¿Y qué hacen aquí? El ballet es tan aburrido — dice el italiano.
— Nada que ver — responde Ronda — el ballet es arte, música y poesía — mira por un instante a la ojiazul y le sonríe con ligereza.
— Vaya — sonríe Ruggero — no sabía que tu esposo era poeta, Ana.
La pelirroja solo sonríe.
— Bonito vestido, Ana — dice la rubia.
— Lo sé, pues aquí mi señor esposo me lo compró — le acaricia el hombro por un instante y la ojiazul lo nota — ¿Verdad amor?
Michael solo asiente.
— Tienes un buen gusto Michael — dice Valentina con un toque de frialdad en sus palabras.
— Claro que lo tengo, por cierto Valentina, luces bien pero es obvio que mi esposa está mucho más hermosa que todas las mujeres que están aquí.
Valentina frunce un poco el ceño.
— Tú también luces bien pero es obvio que mi esposo está mucho más guapo — le sonríe al italiano y se apega un poco a él — es más, deberían contratarlo para que sea galán de telenovelas.
Ruggero se sorprende ante los alagos de su esposa, mientras Michael empezaba a sentir celos.
— Vaya — suspira con alegría el italiano — me encanta recibir amor — mira a Ana — y veo que por aquí también pasa lo mismo.
— Estoy sorprendida — responde la pelirroja con una sonrisa — me encanta que mi Mike vuelva hacer el mismo de antes...
— Creo que...— interrumpe el castaño — tengo que ir al baño — aparta a los esposos Pasquarelli para poder pasar, mientras llevaba de la mano a su esposa — disculpen, el baño me llama.
— Lo siento, Michael es tan imprevisto a veces — se disculpa Ana.
Valentina y Ruggero los vieron desaparecer por un pasillo.
— ¿Ya te he dicho que ese tipo pareciera que consume drogas? — Valentina solo sonríe ante las palabras de su esposo — será mejor que vayamos a nuestros asientos porque la función...— mira su reloj por un instante — si, ya está por empezar.
Los esposos Pascuarelli se dirigen a su respectivo lugar que ya lo habían reservado, un día antes. Dos minutos después aparecen los esposos Ronda y por cosas del destino, se sientan en un lugar donde claramente se podía observar a la pareja Pascuarelli. Michael y Valentina intercambian miradas por un instante, siendo la rubia, la primera en quitar la mirada.
El telón se empieza abrir, dando inicio a la función.
Valentina sonríe y mira de reojo a Michael, quién por cierto estaba más pendiente en la rubia, que en la función.
La ojiazul se topa nuevamente con los ojos avellanas de Ronda, luego vuelve la mirada al rostro de su esposo, sonríe y le acaricia el cabello con cierto toque de calidez. Michael no se queda atrás y también decide acariciar el cabello rojizo de su esposa. Valentina lo nota y achina los ojos, mientras él solo le sonríe y a la vez arquea ambas cejas. La rubia vuelve a atacar y recuesta su cabeza en el hombro de Ruggero. Michael lo nota, deja de acariciar el cabello de Ana para así tomarle una de sus manos y depositar un suave beso. La ojiazul empezó a sentir celos ante eso, así que se acercó a su esposo y plasmó un beso en su mejilla derecha. Ruggero sorprendido y maravillado a la vez, abraza a su esposa, apegandola cada vez más a su cuerpo. El cuerpo de Valentina se tensó por completo al sentir como el italiano le empezaba a dejar besos húmedos en su cuello. El coraje y la rabia de Michael explotaron, pues estaba viendo con sus propios ojos como otro hombre besaba y tocaba a la mujer que ama.
— Rugge...— intenta detenerlo pero el italiano la calló con un beso en los labios.
— Tengo que ir al baño — se limitó a decir Michael, sin ni siquiera escuchar respuesta alguna de su esposa. Él solo salió del lugar, pues no soportaba ver a la mujer de su vida en los brazos de otro hombre — ¡Maldición! — patió con fuerza un tacho de basura, mientras sus manos se hacían puños. Él solo se imaginó el rostro de Ruggero, en aquél tacho de basura que ahora estaba en el suelo.
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~ Al día siguiente ~
Un castaño con el rostro muy serio, se encontraba esperando en la playa, a la mujer que ama. Luego de la función de ballet no se volvieron a ver, ni siquiera se llamaron.
Valentina llegó al lugar y se acercó a él, Michael ni siquiera la miró, pues aún seguía molesto.
— ¿Qué fué lo que hicimos ayer? — cuestionó la rubia con cierta culpa y tristeza en sus ojos — ¿Acaso estábamos jugando con sus sentimientos? Aún no puedo creer que le hice algo así a Ruggero...me siento tan culpable...
— Que ridícula — Valentina frunce el ceño y Michael la mira fijamente a los ojos — ¿Y qué hiciste para remediar la culpa? ¿Dejaste que te bese? ¿Aquí? — tocó su cuello — ¿Aquí? — tocó ambas mejillas — ¿También aquí? — tocó sus labios y la rubia lo aparta con suavidad.
— Mike...
— ¿¡Te acostaste con él!?
— Tú sabes que no...
— ¡Dejaste que te toque!
— ¡Basta! — pega un grito y a la vez sus ojos se llenan de lágrimas — te hice una promesa, ¿No la recuerdas?
Michael la toma de las mejillas.
— Verte con él me vuelve loco. Ya no puedo seguir soportándolo más...
— ¡Pues tendrás que hacerlo! — el castaño niega — ¿Crees que para mí esto también es fácil? ¿El saber que mi amor duerme todas las noches con alguien más? No es fácil pero lo soporto — los ojos avellanas de él se comienzan a humedecer — nuestra relación es solo un sueño y lo sabes — vuelve a negar — un sueño que se desvanece cada vez que llegamos a nuestras casas.
— ¿Porqué él tiene más derecho que yo? — susurra muy cerca de los labios de ella — yo tengo tu corazón pero tú tienes su apellido...¿Porqué tiene más derecho que yo? Él no debe...no debe besarte ni mucho menos tocarte — la besa con suavidad — solo yo puedo hacer eso...porque eres mía y yo soy tuyo...— deja de besar sus labios para mirarla fijamente a los ojos — déjame demostrarte lo mucho que te amo.
Mientras tanto, Ana y Ruggero, coincidieron en una fiesta de algún empresario, que había organizado, por el cierre de un contrato.
— ¿Y dime “Diva siempre diva”, que viva la soltería?
Dice Ruggero con una sonrisa en los labios y un vaso de tequila en su mano derecha. Ana lo mira y le sonríe para luego gritar un “No” como respuesta.
— ¡Que viva el amor y el matrimonio! — grita con alegría la pelirroja.
— ¡Que viva!
Y así empezaron a celebrar juntos. Bailaban, disfrutaban y celebraban la felicidad del amor, ese amor que “Supuestamente” sus respectivos esposos, volvía a nacer hacia ellos, pues ya no había peleas, ahora todo “Supuestamente” es dulzura.
— ¡¡Te amo Valentina!! — grita como loco Ruggero.
— ¡¡Te amo Michael!! — grita como loca Ana, sin dejar de sonreír.
Mientras ellos gritaban a los cuatro vientos su amor hacia esa persona especial, Michael y Valentina se demostraban su amor infinito, uniéndose en cuerpo y alma para volverse uno solo. Habían hecho el amor por primera vez y aunque todo fué hermoso y mágico, no pudieron evitar esa sensación de culpa, pues habían traicionado a las personas, a quiénes les juraron amor eterno.
— Te amo bonita — susurra él.
— También te amo mi bonito — responde ella con lágrimas en los ojos.
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Los días fueron pasando y todo parecía marchar con normalidad. Michael y Valentina inventaban excusas a sus esposos, para así poder verse. Ana y Ruggero no sospechaban de lo más mínimo, ellos seguían creyendo que sus matrimonios se habían fortalecido y cada vez más, el amor crecía.
— ¿Papá, de quién es esta casa?
Pregunta Valentina un poco extrañada, cuando bajó del auto, pues nunca antes había estado en ese lugar.
Fausto se le acerca sonriendo.
— Aquí vive Victoria, la mamá de...¿Cómo es que se llamaba ese muchacho? ¡Michael! — la rubia se tensa — ¡Sí, Michael!
— Creo que me quedaré en el auto — dice la ojiazul tratando de ocultar su nerviosismo.
— Claro que no, mi niña — la toma de los hombros y caminan juntos hacia la puerta.
— Papá yo...
Deja de hablar al toparse con el rostro de Ana.
— Ana querida — saluda Fausto — ¿Está la hermosa de tu suegra?
— ¡Qué sorpresa! — sonríe y los hace pasar — ella está en la cocina, ahora...— calla al ver a su suegra aparecer en la sala — suegra, tenemos visitas.
— ¡Vicky cariño, feliz cumpleaños! — grita con emoción Fausto, acercándose a la mencionada y así poder abrazarla — estás son, las mañanitas que cantaba el rey David...
— Fausto porfavor — susurra entre risas Victoria — que alegría verte aquí.
— Estoy aquí para proponerte hacer una fiesta a tu nombre.
— ¡Oh no!
— ¿Por qué no?
— Sé como son tus fiestas Fausto y la verdad que no...
— Será una fiesta privada, solo la familia de ambos.
— Dije que no.
— Oh vamos Vicky...no seas aguafiestas — mira a la pelirroja — Ana querida, ayúdame a convencerla porfavor.
La pelirroja los sigue, dejando a Valentina sola en la sala.
La ojiazul gira en sus talones, observando cada detalle de la casa. Se acerca a una pequeña mesita donde habían un montón de cuadros con fotografías. Sus ojitos no pudieron evitar la emoción al ver en casi todos los cuadros, el rostro de Michael pero también le invadió tristeza al verlo junto a su esposa.
— ¿Qué haces? — escucha la voz de Ana y rápidamente quita la lágrima que uno de sus ojos había dejado caer.
— Yo solo...miraba — responde con una sonrisa ligera.
— Mira — toma uno de los cuadros, donde aparecían Michael y ella — esta es del día que nos casamos — sonríe con amor y la rubia lo nota — jamás creía que mi sueño se iba hacer realidad.
— ¿Qué?
— Michael y yo solíamos ser los mejores amigos, pasábamos todo el día juntos y yo...me enamoré. Me enamoré de mi mejor amigo — sonríe — estuve meses sin decirle sobre mis sentimientos, hasta que un día se lo confesé y él respondió que sí, que yo también le gustaba. Nos hicimos novios, viajamos mucho...nos hicimos profesionales y luego nos casamos. Recuerdo que ese día los dos tomamos mucho, y también recuerdo decirle: como ya están los votos hechos, más te vale que los cumplas — vuelve a sonreír — él solo respondió con un “Te amo". Luego tuvimos a Daniel — toma otro cuadro, donde se podía ver a Michael con su hijo cuando apenas había nacido — Mike dijo que fué el mejor día de su vida. Recuerdo lo feliz que se puso cuando le dije que estaba embarazada. De a partir de ese momento me cuidaba mucho, tanto que no asistía a sus entrenamientos, también recuerdo que cumplía cada antojo que tenía — ríe por un instante — se volvió como loco cuando supo que tendríamos un varoncito. Él quería que naciera ya y crezca lo más rápido posible para hacerlo jugar como él — suspira — mi pequeña y hermosa familia — deja el cuadro en su lugar — ¿Y tú cuándo te animas en tener un hijo con Ruggero?
— Eh...¿Y esta foto? — toma un cuadro donde salía solo Michael.
— Bueno esa foto...
— ¡Así queda entonces! — aparece Fausto con Victoria — hoy se realizará una cena para celebrar el cumpleaños de mi querida Victoria — le sonríe — así que todos quedan invitados...
— ¿Ana, sabes dónde están mis...— calla al toparse con los hermosos ojos azulados de la mujer que ama — hola — saluda con una ligera sonrisa.
— ¡Michael, muchacho! Tú también estás invitado pero si no estás disponible lo podemos aceptar.
— ¡Fausto! — reprocha Victoria.
— ¿De qué están hablando? — cuestiona el castaño sin entender.
— Amor, pasa que hoy el señor Fausto realizará una cena para celebrar el cumpleaños de tu madre — responde Ana.
— Ajá — sonríe Fausto — bueno, nosotros ya nos vamos — se acerca a Valentina y comienzan a caminar hacia la salida — nos vemos en la noche.
— ¡Espera Valen! — grita Ana y la rubia deja de caminar para girar y poder verla — devuélveme a mi Michael.
Los cuerpos de ambos amantes se tensan por completo al escuchar las palabras de la pelirroja.
— ¿Qué? — titubea la rubia con cierto nerviosismo.
Ana le sonríe.
— La foto Valentina — la ojiazul se relaja al ver que hablaba de la fotografía — porfavor devuélvemela.
— Sí...la foto.
Camina hasta ella y se la entrega para luego cruzar por un instante la mirada, con el de ojos avellanas.
...
Las horas fueron pasando y la noche ya había llegado. La familia Pasquarelli como la familia Ronda se encontraban cenando en una gran mesa.
— Atención — con una cucharita golpea suavemente una copa y así poder captar la atención de todos — tengo algo importante que decirles.
— ¿Qué pasa Fausto? — cuestiona Victoria sin entender la situación.
— Bueno — la toma de la mano y todos los presentes lo notaron — de a partir de hoy todos seremos familia porque Victoria y yo, hemos decidido casarnos.
Michael escupe el vino que estaba tomando.
— ¿Qué rayos dijiste?
— ¡Mike! — lo reprocha su madre.
— ¿Papá me puedes explicar lo que está pasando? — cuestiona Ruggero con seriedad.
— Pasa que...— en eso empieza a reír a carcajadas sin dejar de mirar a Michael — ¿Qué pasa muchacho? ¿Por qué no ríes? Te digo que lo hagas porque todo ha sido una broma — ríe con ganas y el castaño solo respira aliviado.
— ¿Fausto qué te pasa?
— Solo quería que tu hijo riera. ¿Por qué siempre es tan serio? Tu muchacho necesita sonreír, Vicky.
Michael solo lo mira mal.
— Discúlpalo Michael — dice Ruggero — mi padre es a veces tan...tan él — sonríe.
— Para serte sincero, no quiero que tu padre se convierta en mi padrastro.
— Y créeme muchacho que a mí no me gustaría que seas mi hijastro — responde Fausto sin dejar de sonreír.
— Mejor cambiémos de tema — sugiere Victoria — ¿Dime Rugge, tu padre siempre fué así de coqueto?
— Ten cuidado con lo que digas hijo — advierte Fausto.
— Pues él es todo un tigre — Fausto sonríe — pero ante mi madre se convertía en un ratón.
— ¡Ruggero Pasquarelli! — reprocha Fausto con seriedad.
— Papá, es cierto y lo sabes — lo molesta.
— Lo que pasa es que tu madre siempre decía: “Puedes mirar pero no tocar” y bueno, ¿Ahora quién puede mirar si estás ocupado tocando? — todos ríen a excepción de una rubia y un castaño — tu madre y sus absurdas reglas.
— Yo creo que no son absurdas — toma la palabra Ana — es importante fijar reglas en un matrimonio, al igual que los límites. Eso da estabilidad.
— Pienso que, a más reglas, más posibilidades de que la pareja las rompa — opina Victoria.
— No comparto la idea suegra — mira a la rubia — ¿Qué me dices tú Valen?
La ojiazul no sabía que responder y cuando estaba a punto de hacerlo, su esposo se adelanta.
— Ella no tiene que fijar reglas porque su esposo la ama mucho — le da un beso en la mejilla, Michael solo evita mirarlos.
— Vaya, dicen que cuando un hombre halaga mucho es porque algo esconde — bromea Fausto.
— ¿Usted cree señor? ¿Debería preocuparme? Porque últimamente Michael me halaga mucho — sonríe.
— Realmente deberías preocuparte — dice el castaño y todos en la mesa se quedan callados — todos hablan de reglas y parejas, y la verdad es que nadie sabe porque alguien engaña en una relación — Valentina se empieza a tensar pero no era la única porque Ana también lo hacía — nadie sabe porque alguien se enamora estando en una relación y...después del matrimonio — suspira — hasta yo no sé porque eso me pasó a mí — mira a su esposa — es la verdad Ana. Yo...estoy enamorado de alguien mas — los ojos de la pelirroja se empiezan a humedecer — amo a otra mujer. Lo siento mucho — Ana deja de mirarlo — y esa mujer...está aquí, en esta mesa — Valentina sintió ganas de huir — ella es...— sus ojos se posan en la ojiazul — Valentina — la mira con dulzura y le sonríe con ligereza.
Todos en la mesa se tensaron por completo.
Michael vuelve a suspirar y se encuentra con la mirada seria y fija de Fausto.
— ¿Qué pasó señor Pasquarelli? — sonríe — ¿Acaso no tiene sentido del humor? — se burla — solo estaba bromeando. ¡Ja!
Todos en la mesa empiezan a reír, pues aquél momento de tensión se había roto. Todos a excepción de Fausto, quién ni siquiera sonrió.
— ¿Qué te pasa Mike? — reprocha Ana en un susurro — ¡Te iba a matar!
— ¿Cariño, no te gustó la broma?
— Yo lo mataba primero — dice sonriendo Ruggero.
— Buen chiste — susurra Fausto con la mirada seria, mirando fijamente al castaño de ojos avellanas — buen chiste.
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~ Al día siguiente ~
— ¿Me puedes explicar qué diablos hiciste anoche? — reprocha molesta Valentina.
— No tengo ganas de discutir.
— ¿Acaso querías que nos descubrieran o qué?
— Ya te dije que no tengo ganas de discutir.
— Escucha Mike — lo mira fijamente a los ojos — no te atrevas a volver a jugar con algo así. ¿Acaso pensaste en mí? Si todo se descubría, yo tenía que darle una explicación a Ruggero y no estoy preparada para eso.
— Solo debes decirle que a quién amas es a mí.
— ¿Así? ¿Y luego qué? ¿Dejo la casa? — el castaño asiente — ¿Nos divorciamos? — el castaño vuelve asentir — ¿Y tú harías lo mismo? — fué ahí que no responde — ¿Acaso dejarías tu casa? ¿Dejarías a tu hijo?
— No pero...
— Pero nada Michael — se aleja y él la sigue.
— Bonita espera — la abraza.
— Suéltame Mike — el castaño la empieza a besar con ternura — Mike déjame...Mike — no se resiste más y deja que la bese.
— Perdóname amor, no lo volveré hacer — decía entre besos — te amo.
— También te amo.
Y ahí estaban ellos, besándose sin importar que la gente los mirara, sin importar que dos personas los observaban a lo lejos.
La rubia y el castaño se separan por la falta del aire y cuando apenas desvían la mirada, se encuentran con las miradas de decepción, de Fausto y Victoria.
No había vuelta atrás, los descubrieron.
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