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Para Luz Noceda cada día era un día fructífero. La joven era una vaga sin oficio que se dedicaba pasarla bien en "La Choza Tecolote", un sitio abandonado sin terminar lleno de grafitis hechos por ella y sus amigos. Eligieron ese animal porque tenia el poder de distinguir cosas que nadie más podía.
Este sitio era su escondite que tenía con sus compañeros de crimen. Willow una chica baja de estatura y con lentes pero era muy fuerte porque siempre hacía ejercicio en el Gym de su padre y Jerbo un joven huérfano que vivía en ese lugar, ocasionalmente le ayudan con comida y cosas para su humilde hogar.
Los tres se dedicaban a vandalizar las paredes de su barrio firmando sus grafitis con las siglas "HT" o Hermandad Tecolote pero su especialidad era el hurto. Para realizar aquellos actos delictivos buscaban algún incauto solitario y lo atacaban por la retaguardia, le obligaban para que le dieran sus buenes y sin esperar un minuto más salían huyendo hasta perderse de vista. Todos usaban máscaras de dicho animal para no revelar sus identidades y meterse en problemas con la ley o con sus padres.
Una vez hecho el atraco se juntaban en algun sitio para celebrar. Al anochecer se despedía de todos y se escabullía silenciosamente entre callejones sucios y malolientes hasta llegar a su casa, ella sabia la hora de llegada de su madre. Entraba a su habitación con una cuerda con un gancho que estaba oculta cerca de unos contenedores de basura. Para entrar lanzaba el gancho hasta la ventana que dejaba entre abierta procurando no destruir su opaco cristal y cuando ya estaba fija escalaba la mohosa pared hasta lograr entrar. Con astucia guardaba sus cosas debajo de la cama, se bañaba y se acostaba fingiendo dormir, esa era su vida hasta que algo inesperado ocurrió.
Era una tarde de verano, la gente salía a pasear lo que era algo difícil perpetrar estos actos que estaban acostumbrados los jóvenes así que decidieron quedarse en su guarida para pensar que hacer el resto del día.
-¡Ah que fastidio, estoy aburrida!-mencionó Luz mientras veía el techo de aquel lugar destartalado.
-Pero no podemos hacer ejecutar lo que siempre hacemos Luz, hay mucha gente afuera a estas horas. Tenemos que esperar se vayan a sus casas-dijo Jerbo mientras hacía un dibujo en una hoja de papel.
-A todo esto ¿Dónde está Will?, debía haber llegado hace horas.
-Después de que te fuiste me dijo que no podía venir hoy ya que iba a realizar unas cosas con su padre. Cosas de negocios supongo.
-Que suerte tiene, a veces le tengo envidia, sus padres son atentos con ella y aún así se junta con nosotros ¿Por qué será?
-No tengo idea. ¡Mira mi dibujo! ¿Apoco no es genial?-levantó aquella hoja de papel, estaba emocionado esperando la reacción de su amiga.
-Es, es un...¿Qué es--preguntó Luz confundida después de examinarlo.
-Somos nosotros, la Hermandad Tecolote. La de enmedio eres tú, la del lado derecho es Will y este soy yo.
-Amigo considero eres mejor con los aerosoles que con los crayones pero buen intento, supongo.
-¡Hey! Pero si mi dibujo es una obra de arte, yo pienso estas celosa.
-Lo que tú digas, ¿sabes qué?, creo que me iré temprano hoy, tengo ganas de un poco de diversión y estando aquí no la tendré, ¿Vienes?
-Sin Will no es lo mismo mejor mañana y ten cuidado Luz.
-Como quieras y estás hablando con la maestra del silencio, nadie me ha atrapado-habló orgullosa mientras su amigo rodaba los ojos al no estar se acuerdo con ella.
-Lo que tu digas, hasta mañana.
La chica se despidió de su amigo y salió usando su confiable máscara a buscar a una víctima. Estuvo rondando por los alrededores procurando que nadie la viera.
-Nada, hay mucha gente por esta calle, mejor intento en la siguiente-se lamentó Luz. Caminó hacia otro callejón hasta que vió a una joven de su misma edad, su cabello era verde con las raíces de color café. Llevaba el uniforme de su escuela y estaba distraída en sus pensamientos-supongo que ella será una presa fácil, solo la acorralo, la llevo a un lugar apartado y le arrebato sus cosas, es como quitarle un dulce a un bebé -soltó una pequeña risita.
La chica continuaba su camino, el área donde se encontraba no era muy transitada por eso le gustaba, ya que podía disfrutar el sonido de más aves.
-Ojalá mamá haga picadillo para cenar que me muero de hambre- dijo la peliverde en voz baja.
Sintió que la abrazaban y algo punzante tocaba su cintura. Al sentir ese objeto filoso soltó un chillido, su cuerpo se tensó y comenzó a temblar.
-Acompañame sino quieres acabar tu existencia aqui-dijo asustando a la joven mientras la arrastraba hasta un callejón. Con brusquedad la soltó hacia una pared haciéndole daño. Veía como aquella chica la miraba con horror.
-¡No me hagas nada por favor, te lo suplico!-imploraba de rodillas la peliverde-te doy todas mis cosas sin rechistar ¡pero no me lastimes!.
-¡Cállate y dame todo lo que tienes! Y más te vale que sea rápido si no quieres que pierda la paciencia-demandó seria la joven enmascarada.
La peliverde lloraba, estaba muerta de miedo por tal situación mientras vaciaba torpemente su mochila dejando caer sus pertenencias. Luz la observaba, algo en ella le llamó la atención. Se quedó mirando a la joven detenidamente. Su piel era suave y tenia el color de la nieve, sus ojos dorados estaban cristalinos por las lágrimas que no dejaban de salir y esa voz que le hacía reconsiderar sus acciones. La castaña se acercó y bruscamente la tomó de los hombros y se acercó para hablarle al oído.
-Yo te iba a robar pero al parecer tú lo hiciste primero con mi corazón, lo que intento decirte es que te dejo en libertad, considerarte afortunada preciosa y mejor hazlo rápido antes de que me arrepienta.
En cuanto la soltó, comenzó a guardar sus cosas con torpeza al sentirse desesperada por la situacion que vivía en esos momentos y salió huyendo sin mirar atrás. Minutos después Luz se percató de lo que había hecho eso la dejó en shock, no comprendía lo que acababa de pasar, es como si alguien la hubiese hipnotizado para que haga lo contrario a lo que estaba acostumbrada.
Si fuera alguien más le hubiera despojado de sus pertenencias al instante y si se ponía de insistente le daría su merecido pero no pudo, sintió que era especial. Le causaba curiosidad hacia donde se dirigía por lo que fue a seguirla entre las sombras sin que ella no la notara. La chica entró agitada y llorando por lo sucedido, su madre estaba allí para consolarla. Ambas entraron a su hogar, era una casa de dos pisos de color azul celeste con tejas y adornos blancos, tenían varias flores alrededor de su casa. Un árbol de manzanas con un columpio se encontraban a un lado, al otro un garage. La reja era de madera del mismo tono que el tejado, era una lugar de ensueño.
Por primera vez Luz se sintió mal por una víctima, jamás había visto lo que pasaba después de las cosas que hacía con sus amigos, ya no quería ver a esa chica triste nunca más por lo que juró ser su protectora cada vez que salga de su casa o de algún lugar, no deseaba verla sufrir. Pero había un detalle, tendría que contarle la situación a sus amigos no sabría como reaccionarían a la situación, eso lo vería al día siguiente ya que se hacía tarde y su madre llegaría pronto, dio un último vistazo a aquel sitio y se fue.
-Nota de la autora-
Como me encanta sufrir jajaja ya llevo nosecuantos fanfics y sigo sacando más ¿Algún día habrá un límite?, en fin disfruten de este capítulo.
-Nota de la autora x2-
Estoy poniendo los guiones largos a las historias ya que está app me los cambian por si lo ven distinto
-Nota de la autora x3-
Nuevamente estoy modificando esto al ver que tenía más faltas ortográficas, una disculpa.
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