Una vez te sentí y entregaste azares.
Te pusiste doloroso y meditante,
destruiste glorias mismas,
Argumentando confusión.
Hombre, no te vayas.

Te veías tan seguro, celestial,
que pensé sublime, ideal,
marchabas en caricias dulcificantes
marchabas con la fuerza del tesoro
eras así  y eras todo mío.
Pero argumentaste confusión.

Desperté y vi tú expresión calmada
entendí tu indiferencia,
senti tus manos aferradas al olvido,
fingidas confusiones.
Te fuiste en febrero
No volviste más.