Prólogo

Este es un suceso que la humanidad jamás olvidaría. A comienzos del siglo XXV, la humanidad logró pasar la barrera entre la realidad y la ciencia ficción. Los avances en tecnología marcaron el siguiente paso en la evolución humana. Se crearon artefactos que facilitaban la vida cotidiana, la rueda fue reemplazada por la antigravedad, hasta los viajes al espacio se habían vuelto algo ordinario. La civilización humana estaba en la cima de la escala evolutiva.

Pero no todo lo que empieza bien termina bien. En el año 3018 se presentó una crisis. Una llamarada solar que azotaría a la Tierra, ocasionando un apagón a nivel global, seguido de una serie de desastres naturales que cambiarían la estructura del planeta.

Para enfrentar esta crisis, se puso en marcha una idea para salvar a la especie humana. En menos de 3 años se construyó la clave de la supervivencia humana: Un Arca, situada cerca de la atmósfera de la Tierra, esperando por quienes la habiten. Todo estaba listo para el éxodo, pero había un problema y era que no todos podrían subir al Arca. El día de partida, los que fueron seleccionados abordaron las naves que los llevarían a su nuevo hogar. Durante el proceso se creó un caos por parte de los que se quedarían en el planeta. El pánico corría por las calles, había saqueos por todas partes, incontables crimenes en cada esquina. Cuando la última persona subió a su transporte, todos fueron en dirección al Arca. Tiempo después de eso ocurrió el desastre. A las 1700 horas del 3 de Julio del 3021 la llamarada solar arrazó con la tecnología del planeta. La tierra se movió, los mares arrastraron las ciudades, los volcanes estallaban sin control. Todo rastro de la civilización humana se había perdido, y la posibilidad de que una persona sobreviviera era muy escasa. La última esperanza para la humanidad era el Arca, donde empezarían una nueva vida.

Han pasado 500 años desde el éxodo. Lo que quedaba de la humanidad residía en el interior del Arca, orbitando alrededor de la Tierra. Allí la civilización humana logró prosperar. En ese lugar habitaba un hombre llamado Roger, él era uno de los encargados del área científica del Arca. Todos los días se levantaba a las 700 horas para continuar su labor. Al terminar se daba el lujo de mirar la Tierra desde el telescopio de la nave. Era algo que solía hacer desde niño, mientras lo hacía pensaba en las cosas que habían en la Tierra. Él tenía el sueño de visitar el planeta, pero ese sueño se fue con el tiempo.

Un día, mientras iba a su trabajo, un oficial del Arca le dijo que fuera a la sala de control con el resto del equipo. Allí el equipo se reunió alrededor de una gran mesa redonda. Pasaron unos minutos hasta que apareció el comandante del Arca. Él les explicó que hace poco se detectó una pequeña señal. Roger, así como el resto del equipo, quedaron impresionados al escuchar la noticia. La idea de que hubiera aunque sea una persona viviendo en el planeta les parecía interesante. El comandante mensionó que las condiciones de la Tierra habían mejorado después de 500 años y que quería que un equipo de busqueda fuera a investigar el lugar de la señal. Luego de decir eso, se empezó a formar el equipo de exploración. Antes de que terminaran se escuchó una alarma que desconcertó a todos. Al revisar las cámaras exteriores se logró divisar un gran número de asteroides que se dirigía en dirección al Arca. La nave podía resistir el impacto de los más pequeños, pero detrás de ellos se acercaba un asteroide tan grande que dejaría deshecha la nave. No tenían como evadir eso. Con la esperanza de que pudieran sobrevivir, el comandante ordenó que todos abandonaran el Arca y se dirigieran hacia la Tierra. Todo el mundo se dirigía hacia las naves de evacuación, mientras el gran asteroide se acercaba cada vez más. Roger era el único que no se dirigía hacia las naves. Él fue corriendo a su habitación. Allí había una caja, él la abrió y sacó una vieja foto que tenía la imagen de él y sus padres. Cuando siguió su camino se dió cuenta de que no había nadie a su alrededor y que todas las naves de evacuación se habían ido. Entonces se fue en dirección a la parte inferior del Arca, con la esperanza de que no se hayan llevado todas las naves. Al llegar allí, se puso felíz al ver que aún quedaba una nave individual. El asteroide estaba por golpear el Arca. Roger se subió de inmediato a la nave y logró salir segundos antes de la colisión.

Él sólo podía ver por una ventana como el gran asteroide chocaba con la nave, destruyéndola. Roger veía con tristeza lo sucedido, pero luego se percató de algo inquietante. Las naves de evacuación, al entrar en la atmósfera de la Tierra, se prendían en llamas y perdían el curso. Roger se dió cuenta de que estaba cada vez más cerca de la atmósfera, y al traspasarla, efectivamente pasó lo que temía. El exterior de la nave comenzó a incendiarse y los controles empezaron a fallar. Él estaba en curso de colisión con la Tierra. En un último intento trató de reparar los controles de la nave. Su tiempo se agotaba. Al fin lo consiguió y prosiguió a estabilizar la nave para poder estrellarse de forma segura. En ese momento la nave tocó el suelo, Roger trató de controlarla pero terminó por desmayarse. La nave siguió moviendose hasta que se estrelló con una gran pared de piedra. Al poco tiempo Roger empezó a despertar. Su vista estaba un poco borrosa, pero podía distinguir una extraña silueta que se asomaba. Pudo ver como ese extraño ser abría la compuerta de vidrio de su nave. Entonces el destello del sol cegó sus ojos y sólo podía oir el sonido de mil pequeñas campanas. Cuando sus sentidos se acostumbraron, pudo observar que ese ser se acercaba y decía:

-¡Wow, un alien!

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