Misión: Enamorando a Kanda.

(sorry este cap será un poco mas largo de lo normal)

Era un nuevo día para la Orden Negra. Todos desayunaban tranquilamente en el comedor, todos excepto uno.

-Les dije que no vendría.

-Anoche tampoco vino ¿Cómo puede aguantar tanto sin probar bocado?

-Porque a diferencia de ustedes dos él no es tipo parásito.

El nuevo trío de amigos se encontraba reunido comiendo con la única intensión de interceptar a Kanda, de alguna manera. No tenían una idea clara de cómo harían que Kanda y Suzuki se llevasen bien otra vez, pero al menos querían empezar por verle la cara.

Lavi había tenido la idea de darle celos, después de todo si había algo que el pelirrojo sabía de Kanda, era que Kanda resultó ser muy posesivo. Pero Allen se lo prohibió, sabía que eso sería para confusiones y peleas. Plan A, descartado.

Su segunda idea, tocar su orgullo. Sabía que Kanda tenía de orgulloso lo que él tenía de inteligente, pero jugar con el orgullo de un Kanda molesto era jugar con fuego. Plan B, descartado.

-¿Y si lo preocupamos? –mencionó Allen con algo de duda.

-¿Cómo? Ese tipo nos abandonaría en una misión si no fuera porque nos acompañan los buscadores. –respondió irónico Suzuki.

-Bueno, eso es verdad. Pero si le importas, instintivamente querrá ayudarte ¿no?

-¡Eso suena bien! Kanda es bastante instintivo, como un perro, si tiene que actuar lo hará. Su lado "samurái guerrero" es más fuerte, y si puede usar su katana aún mejor. –dijo el pelirrojo con un semblante pensativo. Definitivamente ayudar a esos dos sería bastante divertido.

-Evitemos los objetos cortantes mejor. –dijo Allen con nerviosismo.

-¿Y cómo planean hacer eso? No soy una princesa en apuros. Digo, por si no lo notaron.

-Creo que tengo una idea, acérquense.

Y así, los tres exorcistas dedicaron su mañana para pulir el Plan C "Rescatando a la Princesa", como lo había bautizado Lavi, a escondida de Allen claramente.

.....

Era la hora de entrenamiento, habitualmente los exorcistas utilizaban este tiempo para enfrentarse entre ellos, mejorar sus inocencias y todas esas cosas. Pero hoy, había algo un poco diferente. Una de las máquinas de Komui "ayudaría" en el entrenamiento.

Pero eso no era un problema, Lavi sabía de la existencia de ese aparatejo y también sabía que los experimentos de Komui no siempre funcionaban bien.

Aunque el pelirrojo no era mecánico, ni estaba muy interesado en las máquina ya que no era su área, sabía muy bien que girando un par de tuercas y desconectando algunos cablecitos de colores esa cosa empezaría a hacer mucho escándalo. Así que Suzuki solo debía mantenerse en el alboroto, no muy lejos de Kanda, para que actuara heroicamente salvándolo de la máquina asesina.

-Solo para que sepas, si esa cosa me mata.

-No lo hará exagerado.

-PERO SI PASA, ten por seguro que volveré para atormentar tu alma. –dijo usando sus dedos para señalarse los ojos y luego señalar al mayor con los mismos.

-Como sea, ve y actúa como damisela en peligro.

Los entrenamientos dieron comienzo. Mientras Komui le daba los últimos ajustes a su "Komurin Warrior", Lavi se escondía atrás haciendo sus propios "ajustes" para el Plan C.

-¡Bien! ¿Quién quiere ser la primera víctima de mi lindo Komurin? –dijo sumamente alegre Komui y con una sonrisa ligeramente...sádica.

Pero en cuanto todos pusieron atención al extraño aparato, que parecía una araña lista para boxear, Komui apretó unos botones en su control remoto y todo el lugar se volvió una lluvia de chispas y luces. Komurin Warrior empezó a hacer ruidos extraños y a caminar tambaleándose, todos los presentes en el lugar presintieron lo que vendría a continuación, caos y explosiones.

Y así fue.

El salón de entrenamientos era un desastre, volaba el polvo por todos lados y explotaban las paredes con cada golpe que el robot intentaba propinarles a las personas que se intentaban acercar a él para detenerlo.

-¡SE SUPONÍA QUE SOLO SUZU DEBÍA ESTAR EN PELIGRO! –le gritaba Allen a Lavi en medio del caos y las explosiones ocultos detrás de una columna derrumbada.

-¿¡Y YO COMO IBA A SABER QUE ESTO PASARÍA!?

-¡ARRÉGLALO!

-¿¡CÓMO!? APRENDÍ A DESCOMPONERLO, NO A COMO ARREGLARLO.

-¡AAAAAAH! ¡NO, NO, NO, NO, NO! –se podía oír en medio de la espesa cortina de humo y tierra que la última explosión había creado.

En cuanto alguien encendió la ventilación, se pudo ver al dueño de aquellos desesperados gritos corriendo en círculos para evitar que uno de los brazos robóticos de Komurin lo atrapase. -¡SUÉLTAME ESTÚPIDA PORQUERÍA! –hasta que finalmente uno lo alcanzó.

-¡LAVI AYÚDALO!

-¿¡YO!? ESTÁS LOCO SI CREES QUE ME ACERCARÉ A ESA COSA.

-¡FUE TU IDEA! –seguía gritando el albino enojado.

De pronto, se vio un destello caer sobre la cabeza del Komurin descontrolado ¿Podría ser que el Plan C resultó? ¡El plan funcionaria!

-¡SUÉLTALO! –gritó...

-Lenalee... –susurró sorprendido Lavi. – ¡OH MALDICIÓN! TENÍA QUE ESTAR EN LA RAMA ASIÁTICA. –gritó histérico el pelirrojo.

En cuanto el robot cayó derrotado gracias a la patada de Lenalee, todos corrieron a golpear a Komui por haber causado tremendo lío. Mientras, un pequeño albino y un pelirrojo caminaron en dirección a la pobre alma anteriormente atrapada por la garra de Komurin Warrior.

-¿Te encuentras bien? –preguntó el albino preocupado, retirando la garra que aun tenía apresado a su amigo.

-Todo me da vueltas. ¿Qué pasó? ¿Me salvaron?

-Bueno, sí te salvaron, el problema es que te salvó Lenalee. Eres muy malo actuando como damisela en apuros.

-¡LAVI!

-¿Qué?

-¿Podrían callarse y detener las paredes? Todo me da vueltas.

.....

Luego del pequeño espectáculo en el salón de entrenamiento, todas las actividades fueron suspendidas por tiempo indefinido, así que los tres amigos decidieron seguir con sus planes en una zona alejada dentro de la biblioteca.

-Bueno. Plan C falló ¿Ideas?

-¡MUÉRETE CABEZA DE ESCOBA!

-Tranquilo Suzu, pensaremos en algo ¡menos peligroso! –dijo mirando feo a Lavi.

-Bueno. Pero conste que así no es divertido. –dijo Lavi evadiendo un libro que voló a su cabeza de las manos del pelinegro.

-¡Oh, oh! –dijo Allen levantando su mano en alto.

-¿Si? Alumno Walker. –rió Lavi por el modo de su albino para pedir la palabra.

-¿Y si te desmayas frente a Kanda?

-Puedo hacer eso, sigo mareado. –dijo sentándose sobre los libros tirados en el suelo.

-¿Y eso cómo ayudaría? –preguntó Lavi.

-Sería igual que el Plan C, él se desmaya, Kanda lo ve y tiene que ayudarlo. Podrías desmayarte en los pasillos, todos están ayudando a limpiar el desastre de Komurin después de todo.

-Suena bien. De acuerdo, intentémoslo. Pero tienes que verte más creíble. –dijo el pelirrojo.

Una vez todos los detalles aclarados, salieron de la biblioteca para poner en marcha el Plan.

Primer paso: encontrar a Kanda.

Lo cual fue fácil, porque después del ajetreo había decidido tomar un baño en su habitación. Lavi estaba encargado de vigilar su puerta y al verlo salir llamaría con su golem al albino para preparar el siguiente paso.

Segundo paso: que el mareo fuese "real".

El pequeño asiático no mentía cuando decía que no estaba del todo bien después de la sacudida que le dio Komurin, pero podía estar de pie, lo cual debía cambiar; así que Allen era el encargado de darle vueltas y marearlo antes de toparse a Kanda.

El plan era sencillo. ¿Funcionaría?

-¡Salió! Repito ¡Kanda salió de su habitación! –susurraba Lavi desde su escondite a su golem.

-Entendido ¡Gira, gira, gira! –dijo el albino respondiendo la llamada y tomando a Suzuki de los brazos ayudándolo a girar sin caer en el intento. –Rápido, un poco más. Bien, ahora ve.

El albino empujó a su amigo en la dirección en la que debía caminar para toparse con Kanda, así que empezó a avanzar. Un paso, dos pasos, Kanda ya se encontraba en el otro extremo del pasillo, tres pasos...

Y cae como plomo.

-¡Oh hijo! ¿Te encuentras bien?

Y ahí estaba, el General Tiedoll. Interrumpiendo el Plan D.

Aunque en parte fue mejor así, el pelinegro había vomitado en cuanto intentó ponerse de pie. Y a Kanda no le hubiera gustado eso.

.....

Luego de unos medicamentos para el mareo y una bolsa de hielo para el chichón en la frente del pequeño asiático, los tres amigos volvieron a reunirse en la biblioteca para idear más planes.

Plan E: topárselo en los pasillos, otra vez. DESCARTADO, demasiadas personas en los pasillos.

Plan F: coincidir misteriosamente en la sala de meditación. DESCARTADO, por alguna extraña razón la sala de meditación estaba llena de cajas del área científica.

Plan G, K, M y muchas otras ideas frustradas después, los chicos estaban por darse por vencidos porque nada salía bien.

Ya había caído la noche y definitivamente las ideas se habían agotado. Aunque en realidad Lavi aún tenía algunas ideas, pero Allen las consideraba peligrosas como el fallido Plan C.

-Será mejor que se vayan a cenar. –dijo el pelinegro.

-Vamos juntos. Así podemos...

-No es necesario Allen. –interrumpió Suzuki. –Vayan ustedes, yo tengo sueño iré a dormir.

-Bueno, descansa entonces. Prometo mañana seguir ayudándote, vamos Lavi.

.....

Era muy tarde, los pasillos estaban casi vacíos y para suerte de Suzuki, algo helados por la nieve que traería el invierno.

El menor sentía su cuerpo arder más de lo normal, su temperatura siempre había sido elevada gracias a su inocencia pero últimamente la situación se le estaba saliendo de las manos, iba a controles todos los días con Komui pero no podían encontrar una solución, los portadores de la inocencia tipo parásito siempre fueron todo un misterio.

Suzuki caminaba tambaleante de camino a su habitación, su temperatura se estaba alocando de nuevo. El mareo por el calor fue tanto que lo hizo caminar a tientas un buen rato, logrando que girase mal en algunos pasillos y terminando perdido. Cuando estaba a punto de caer por el mareo, algo lo sostuvo desde atrás del cuello de su camiseta.

-Tsk, hasta que al fin te encuentras solo ¿ya se cansaron de sus jueguitos tontos?

-¿Kanda?

-Mira enano, tú y los estúpidos de los que te hiciste amigo ya me tienen harto. Será mejor que terminen con esto o les irá muy mal. –amenazó el mayor sin soltar al mareado chico.

-Tienes razón. Mejor terminemos con esto. –dijo ocultando su mirada bajo los cabellos sudados que caían sobre su rostro. –Suéltame, me largo de aquí. –dijo soltándose del agarre.

-¡Eso sí que no! Ven aquí y dime qué carajo te pasa. –amenazó comenzando a seguirlo.

-Dijiste que te dejara en paz ¡Y LO ESTOY HACIENDO! –gritó mientras aceleraba el paso.

Suzuki avanzó un par de metros, seguía tambaleante, su calor empeoraba. Y de pronto, negro.

-¡ENANO!

Kanda se apresuró a llegar donde había caído el menor pero en cuanto intentó tocarlo debió alejar sus manos, el cuerpo agitado yacía en el suelo helado pero parecía arder en llamas. Aunque no lo parecía Kanda estaba asustado, Suzuki no reaccionaba y podía sentir su cuerpo arder incluso sin tocarlo, rápidamente comenzó a mirar en todas direcciones en busca de algo o alguien, por suerte había un balcón unos metros adelante. Tomó al chico en brazos, intentando ignorar el fuerte calor que calaba hasta su piel, y corrió hasta el balcón. Tan pronto llegó abrió el ventanal de una patada y arrojó al pequeño Suzu sobre la pequeña montaña de nieve que se había formado con la silenciosa nevada.

-Carajo enano, solo me das problemas. –dijo Kanda, mientras cubría a Suzuki de nieve. –Anda reacciona, no estoy para estos juegos.

-¿Kanda? –dijo un voz que pasaba por el pasillo. – ¡OH POR DIOS! ¿¡QUÉ LE HICISTE!?

-Yo no le hice nada Moyashi.

Allen se acercó al chico con la intención de desenterrarlo pero en cuanto lo tocó...

-¡Ay! Quema. –dijo sorprendido alejando sus manos, viendo como la nieve poco a poco se volvía agua. -¿Qué le ocurre? Lavi ayúdalo.

Ahora no solo Kanda estaba preocupado, el albino no dejaba de recriminarle al azabache mientras Lavi sacaba nieve fresca de todos los rincones del balcón intentando ayudar al pequeño asiático.

-Parece que el mayor problema está en su pecho. –dijo de pronto Lavi moviendo un poco la nieve del lugar junto a la camiseta que llevaba. –Miren, es la marca que le dejó la inocencia en nuestra misión. Parece que tiene algo en ese corte pero esta demasiado caliente para tocarlo.

-Apártate, se lo voy a sacar.

Kanda se arrodillo en el frio suelo sacando a mugen, colocó la punta de su espada sobre el pecho de Suzu pero en cuanto su filo toco la piel un resplandor verdoso comenzó a cubrirle el pecho. Kanda sintió el rechazo de la inocencia pero aun así siguió empujando su katana lo suficiente para llegar a la herida y hacer presión para sacar lo que sea que hubiese en el corte.

El calor aumentó cientos de grados en un segundo, Kanda sabía que ninguno podría aguantar demasiado, así que uso más fuerza de la que le hubiera gustado y sacó lo que parecía un trocito de metal. Aunque ahora el chico tenía un corte más, al menos su temperatura bajaba.

-¡TODO ESTO ES TU CULPA! –gritó el albino empujando al japonés, al cual tomo desprevenido.

-¿¡Y AHORA QUÉ TE PASA MOYASHI!?

-¡ESA COSA ES UN PEDAZO DE LA INOCENCIA DE SU COLLAR! –siguió gritando. -¡TENÍAS QUE LLEVARLO A LA ENFERMERÍA ESE DÍA! SI LO HUBIESES HECHO NO TENDRÍA ESO METIDO.

Kanda no supo que responder, era verdad que ese día iba a llevarlo a la enfermería por la herida abierta en su brazo pero terminaron por hacer otras cosas.

-Métete en tus asuntos Moyashi. –dijo levantándose del suelo y tomando por la camiseta al chico aun inconsciente para arrastrarlo al pasillo.

-Yuu, hombre. Ya deberías parar con esto, el enano terminara muy mal. –dijo el pelirrojo con voz compasiva. –Si siguen así ambos terminaran mal y lo sabes.

-¿Cuántas veces tengo que amenazarte para que no me llames por mi nombre?

-Te estoy hablando en serio. Entiende, no puedes seguir así. Tú me ayudaste con Allen, –dijo tomando la mano del mencionado. –ahora yo quiero ayudarte, pero tienes que poner de tu parte. Vamos, si yo pude arreglar el tremendo lío de aquella vez tú también...

-¡CÁLLATE! NO NECESITO LOS ESTÚPIDOS CONSEJOS DE NINGUNO DE USTEDES. –gritó dándole la espalda a ambos. –No quiero oír nada de un cobarde como tú.

-¿Cobarde? –preguntó confundido.

-Todos en la Orden lo saben. Te arrastras tras el inútil Moyashi, pero tienes miedo y no eres capaz de reclamarlo. –dijo con sorna y una ligera sonrisa.

Lavi estaba tan rojo como su propio cabello o más, era cierto que aún no tenía el valor para dar el siguiente paso, pero lo haría, en algún momento. Tal vez antes.

-¡BI...BIEN! Si esa es tu estúpida excusa entonces lo hago. Allen... –dijo mirando frente al albino y tomando sus manos. – Si te soy sincero pensaba hacer esto mucho más adelante, cuando te sintieras más cómodo pero... el tiempo apremia.

-¿Qué quieres decirme? –preguntó algo confundido con la situación.

-Me gustas mucho, quisieras, si no es una molestia para ti, que nosotros... ¿Quieres ser mi novio? –preguntó rápido y con todas sus ilusiones a flor de piel.

-Sí, sí quiero. –respondió muy feliz aunque algo apenado con su cara roja y una sonrisa.

Kanda se sorprendió un poco por la espontaneidad del pelirrojo, sabía lo que sentía por el albino pero no pensó que llegaría a ese punto para solo meterse entre los problemas que cargaba con el muchacho.

De alguna manera estaba gratamente sorprendido, eso significaba que ya no lo molestarían con sus problemas, pero cuando giró su mirada pudo ver al pequeño pelinegro incorporándose lentamente en el suelo y quedar sentado. La cara del menor era un poema, un ligero sonrojo, cabello adherido a su frente por el calor sufrido antes y con sus ojos, "de bicho" como solía decirle Lavi, vidriosos apunto de derramar algunas lágrimas.

Tan concentrado estaba en ver su rostro que no pudo anticipar cuando se giró a verlo con ojos ilusionados a la espera de alguna palabra, solo una, que arreglara su herido corazón o terminara por romperlo.

Lavi y Allen miraban expectantes la situación, era un todo o nada. Suzuki se veía más vulnerable que nunca y sus emociones se podían palpar en el aire. ¿Podría caer Kanda ante ese pequeño manojo de emociones?

-No voy a decir eso. –se apresuró a responder señalando a la recién conformada pareja. Una respuesta bastante infantil ante la vista de todos.

-Eres cruel cuando te lo propones. –fue todo loque pudo decir antes de levantarse y salir corriendo de ese balcón helado.









Holaaa pequeños saltamontes. ¿Cómo están? espero que sigan cuerdos con la cuarentena no como yo. Siento que me enfermo de solo existir, no soy hipocondríaca por suerte pero supongo que el cuerpo ya sabe que estoy mas sacada de onda de lo normal XDD

Aquí otro bello cap, bueno se me pasó un poco la mano, amé este capitulo y sin darme cuenta escribí muuucho mas de lo normal, después lo edité y solo se pasó por dos hojas mas de lo normal. Me dejé llevar por el drama, sorry. Ojala les guste tanto como a mí.

Nos vemos! como siempre se aceptan comentarios, sugerencias, estrellitas, etc, etc y alcohol en gel :v esa mierda vale oro ahora (aunque yo tengo el mismo botecito de 75ml desde que empezó la cuarentena, no usé ni la mitad siempre prefiero el jabón)

Bueno Bye bye~💕

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