Más Que Caricias Al Viento.
-¡Felicidades chicos! Estoy feliz por ustedes. –dijo Johnny.
-Si les soy sincero no creí que lo hicieran público. –dijo Reever-san.
-Jeje, gracias a todos. –agradeció el pelirrojo.
Aun no era ni mediodía y ya todos en la Orden Negra sabían que Allen y Lavi se habían convertido en novios la noche anterior. Algunos se habían encargado de atiborrar a los menores con preguntas al respecto con su relación, otros se limitaban a felicitarlos y darles sus buenos deseos y una pequeña parte solo se dedicaba ocultar sus comentarios al respecto. Pero en general todo andaba bien. Bueno, al menos para la joven pareja.
.....
Mientras tanto, en una habitación en penumbras.
-Hijo, puedes explicarme que pasó. Sabes que no puedo enojarme con ustedes, pero necesito saber que los llevó a terminar así ¿Qué paso?
El General Tiedoll se encontraba en la habitación de Kanda, intentando sacarle alguna explicación a jalones o al menos una palabra al respecto. Suzuki había terminado en la enfermería porque alguien lo había encontrado desplomado en uno de los pasillos, Lavi tomó la responsabilidad de explicar lo ocurrido en la noche con el trozo de inocencia incrustado en su pecho, pero lo que Komui y las enfermeras no sabían era que Lavi había interceptado al General para contarle un poco lo que había ocurrido con Kanda, Lavi no le había contado todo realmente y por eso se encontraba allí.
-¿Por qué terminó en la enfermería? –preguntó Kanda ignorando la pregunta de Tiedoll.
-La inocencia de su collar. –dijo sentándose junto a Kanda en la cama. –Perdió su compatibilidad, por eso lo rechazaba. Hevlaska cuida la inocencia ahora.
-Mmh, sabía que el enano no podría con dos inocencias.
-Hijo por favor, sé que algo pasó entre ustedes y quiero saber que fue. Quiero ayudarte.
-No soy tu hijo... y él tampoco.
.....
-Lavi... ¿Crees que hicimos bien? En meternos y eso.
-Tranquilo Moyashi, tus intenciones fueron buenas. Kanda es el caso perdido.
-Ojala, todo termine bien. Por ambos.
.....
-Buenos días dormilón. –saludaba alegre Komui muy cerca de la cara de un dormido pelinegro.
-¿Qué pasó? –preguntó mareado y desorientado el chico, que se encontraba recostado en una camilla de la enfermería. –No me gustan los hospitales.
-Tranquilo, tranquilo estamos en la Orden aún ¿Cómo te sientes?
-Enfermo, mareado... y no tengo calor. Qué raro.
-Eso es bueno, podrás disfrutar de la nieve ¿No te parece genial?
-¿Cómo? No entiendo. –dijo intentando enderezarse de la camilla.
-No te muevas mucho, sigues débil. Tu inocencia, la del collar, perdió su compatibilidad contigo. Ahora solo te queda tu inocencia tipo parasito. El fragmento de inocencia que se incrustó en tu pecho era lo que te provocaba esos bochornos, ahora estarás mejor.
-¿Y eso es bueno?
-De alguna manera, sí. No quiero ni imaginar lo que hubieran hecho los Altos Mando si tu sincronización hubiera mejorado aún más.
-¿Los altos de quién?
-Nada, nada. Descuida, tú sigue durmiendo. –dijo inyectando un líquido verdoso en la intravenosa del menor. –El Inspector Link vendrá en unas horas, tiene que hacerte preguntas y... ya te dormiste. Mmh, esta cosa es buena.
.....
El día siguió su curso y el ambiente estaba ligeramente tenso. Los jóvenes exorcistas compartieron las áreas comunes como siempre, incluído Kanda, lo cual era extraño porque él nunca pasaba tanto tiempo con ellos. Su excusa era que, como el salón de entrenamientos seguía hecho una porquería y la sala de meditación no tenía nada de lugar, pues no tenía nada mejor que hacer ni donde estar.
Lenalee intentaba integrarlo a las conversaciones o a alguna actividad, como siempre, pero él simplemente desistía, digamos que era todo "normal".
Pero Allen no podía dejar escapar alguna que otra mirada acusadora hacia el azabache.
.....
Hijo, no puedes seguir así. –dijo Tiedoll a Kanda, cuando lo detuvo saliendo del salón de descanso. –Necesitas hablar.
-No molestes viejo. No quiero tener que golpearte.
-Kanda Yuu. –dijo con voz firme, como pocas veces había hecho. –Si no quieres hacer caso por las buenas, bien. –aseveró. –Entonces deberás hacerlo por las malas, soy tu General y tendrás que respetarme como tal. Inocencia, Maker of Eden. –gritó el general activando su arma.
El General Tiedoll ordenó a su inocencia humanoide tomar por la fuerza a Kanda y cargarlo.
Todos quienes se encontraban en los pasillos en ese momento no daban crédito de lo que estaban viendo, el General con su inocencia activada llevando por la fuerza a un Kanda furioso a-quien-sabe-donde. No era algo que pudieras ver todos los días... o mejor dicho nunca, si de algo era conocido Tiedoll era por su pacifismo y por tenerle paciencia a Kanda.
El pobre azabache intentaba con todas sus fuerzas zafarse del agarre de la entidad blanca pero era inútil, no solo llevaba apresado sus brazos con gran fuerza, sino que también iba cubriendo su boca por órdenes del General que dijo "Quiero silencio", así que Kanda no podría maldecir como normalmente haría.
Caminaron durante algunos minutos en completo silencio. El General iba adelante con paso firme y no mostraba arrepentimiento por sus actos, realmente era extraña la situación. De pronto, detuvieron el paso.
-Mira Kanda, he sido paciente con ustedes pero esto ya excede los límites de lo sano. Tienen que hablar y más les vale hacerlo.
La inocencia hizo crecer otra extremidad de su costado izquierdo abriendo la puerta a su lado y arrojó al japonés dentro de la habitación para después cerrar con fuerza.
-Y no intentes salir, porque mi inocencia no se moverá de aquí hasta que yo le diga. Kanda, debes ser más claro, ambos lo necesitan, no pueden vivir ocultándose para siempre detrás de falsedades, necesitan algo real.
.....
-Lavi, unos buscadores me preguntaron por el General Tiedoll y Kanda, dicen que el General parecía enojado ¿Sabes algo? –preguntó curioso el albino.
-¿El General Tiedoll enojado? Eso sí que es difícil de creer.
-¿Crees que este enojado por lo que hicimos?
-Creo que debe estar enojado con cosas peores. Nosotros solo intentamos ayudar, tú tranquilo.
.....
Ya había pasado un buen rato desde que el General había obligado a Kanda a hablar a la fuerza ¿Con quién? Pues con el pequeño pelinegro. Así que lo llevó a la fuerza hasta él ¿Hasta dónde? Pues la habitación del menor, encerrados.
Y ahí estaban, en la pequeña habitación. Suzuki estaba profundamente dormido recostado de lado sobre su cama y con una aguja incrustada en su brazo izquierdo, a pesar de tener el permiso de Komui para descansar en su habitación aún tenía que seguir con su tratamiento. Mientras tanto, Kanda se había rendido intentando abrir la puerta así que decidió sentarse a la orilla de la cama junto al menor que estaba totalmente desentendido de la situación actual.
-Todo es por tu culpa enano inútil. –susurró Kanda. -¿Por qué no despiertas?
Suzuki no emitió sonido alguno, estaba totalmente noqueado gracias a Komui, de hecho no sabía que estaba en su habitación, había llegado gracias a Marie, quien lo cargó hasta su habitación junto a una enfermera que tenía la tarea de suministrar sus medicamentos por la vía intravenosa que ahora llevaba bajo su piel.
Ya había transcurrido una hora desde que ambos muchachos estaban encerrados juntos. Kanda no se movió de su lugar y Suzuki jamás despertó. Kanda solo se había movido ligeramente un par de veces para asegurarse que el menor estuviese realmente dormido como parecía estarlo. Pero por un momento una idea cruzó su mente, tenía curiosidad al respecto, estaban solos y encerrados ¿Por qué no hacerlo? Así que lo hizo.
Acarició ese corto cabello negro a su lado.
El pequeño seguía sin despertar, a pesar de tener la mano de Kanda sobre su cabeza revolviendo sus oscuros cabellos no había cambiado para nada su acompasada respiración ni por un segundo. Realmente estaba noqueado ¿Qué le habría dado Komui? ¿O sería otra cosa?
-Tsk, estas durmiendo demasiado. –dijo elevando la voz y dándole un chascarrillo con los dedos en la frente con la clara intención de despertarlo al fin. Pero nada pasó.
Bueno, eso ya era tener el sueño demasiado pesado después de todo no le había pegado tan suave. Así que volvió a golpear su frente, pero nada, siquiera movió un músculo de su cara.
-Enano, esto ya no es gracioso. –dijo moviendo el cuerpo del chico. –Hey, enserio ya basta.
Kanda se comenzó a preocupar así que movió más bruscamente al menor y hasta pellizco su mejilla, sin resultados. Una vez harto se decidió por la opción que en ese momento le pareció más razonable, llamar al General.
-¡Hey, viejo! El enano no despierta y eso es raro, llama al complejo de hermana. –dijo Kanda subiendo el tono de su voz para ser oído tras la puerta. Pero nadie respondió. -¡VIEJO HABLO ENSERIO! –gritó, pero sin obtener respuestas aún.
El japonés miró a través de la cerradura intentando ver si el General solo lo estaba ignorado o realmente se había ido, pero solo logró ver a la inocencia parada frente a la puerta mirando atentamente en caso de que Kanda pudiera forzar la fuerte cerradura que trancaba la puerta.
-¡Inocencia, escucha! El idiota está mal abre hay que llevarlo a la enfermería. –pero la inocencia no se movió un centímetro. – ¡Llama a Komui al menos, maldición! ¡INOCENCIA!
Definitivamente la inocencia del General Tiedoll era muy obediente cuando se trataba de una orden de su portador compatible. Kanda sabía que no había nada más que hacer, ni siquiera le habían dado una habitación con ventana al menor para poder salir por ella. Era una jaula de cuatro paredes, con una puerta, él no tenía su espada, ni a Lavi; él seguro sabría qué hacer en una situación así.
Una vez cansado de pensar en opciones que no implicaran gritar como loco o intentar pasar por encima de la inocencia del General, decidió volver a sentarse junto al menor en la cama.
-Solo me causas problema ¿Lo sabias? –dijo posando su mano en la mano del menor.
Y ahí fue cuando lo notó, la intravenosa. Seguía en su brazo llenándolo de esa cosa verde.
Kanda de repente tuvo la fuerte necesidad de arrancar esa cosa de su antebrazo, no se detuvo ni a pensar si eso era una buena idea, solo arrancó la aguja del delgado brazo y vio como un hilo delgado de sangre comenzaba a caer de la herida hasta las sábanas manchándolas de rojo.
¿Habría hecho bien? No lo sabía y tampoco sabía cómo volver a colocarla en su lugar de todos modos. Estaba cansado. Demasiados problemas ajenos para su gusto.
Se volvió a acomodar en su lugar pero esta vez posó su cabeza entre sus manos, estaba empezando a sentir un fuerte dolor de cabeza por lo que se mantuvo así durante algunos minutos buscando sosiego. Pasado unos minutos, instintivamente buscó con su mano la negra cabellera del bello durmiente, antes pudo sentir que tenía un cabello muy suave, agradaba al tacto y por eso quería volver a sentirla para lograr calmarse. Pero no esperaba que el chico comenzara a despertar, al parecer sí había acertado con la intravenosa.
Poco a poco abrió sus extravagantes ojos, notando que la cabeza le daba vueltas pero sentía perfectamente algo sobre ella, también sentía su cuerpo como un bloque de concreto sumamente pesado y sentía algo de frio.
-¡Achís! –estornudó sorpresivamente.
Kanda rápidamente retiró su mano, no se esperaba que el menor despertara de ese modo. Lo observó unos momentos y notó que su nariz estaba algo roja además de que tiritaba un poco así que decidió ir a su armario para tomar un cobertor y arrojárselo encima cubriéndolo por completo.
-Do puero despidar... –se quejó el menor bajo el cobertor, aun no podía moverse bien gracias a que el líquido extraño de Komui aun hacia mella en su sistema.
-Cállate ruidoso. –dijo Kanda sentándose a su lado, descubriendo la cabeza del menor.
-¿Dónde estoy? ¿Qué haces aquí? Creí que ya no querías verme.
-Estás en tu cuarto. Para tu información estamos encerrados, no estoy aquí por gusto.
Ambos se quedaron en silencio, no sabían que más decir al respecto. El ambiente era tranquilo, un poco raro, pero tranquilo. Se sentían cómodos y tranquilos con la presencia del otro, hace mucho tiempo que no había paz entre ambos.
-Lo lamento. –susurró Suzuki.
-¿Qué?
-Lamento todo lo que pasó. Perdón por... ey.
-Cierra la boca enano, no sabes ni que dices. –dijo Kanda posando su mano bruscamente en la cabeza del menor otra vez.
-Deja de hacer eso ¡DEJA DE FINGIR QUE TE IMPORTO! –gritó intentando mover la mano de su cabeza en vano, después de todo apenas pudo mover su mano y removerse un poco.
-¡DEJA DE GRITAR! Me duele la cabeza.
Una vez más, el silencio inundó la habitación. Kanda retiró su mano del menor y este se ocultó bajo el cobertor. No pasaron ni cinco minutos cuando Kanda escuchó que Suzuki estaba gimoteando a su lado.
-No llores.
Pero el menor lo ignoró.
-Oye, te dije que dejes de llorar.
-Déjame en paz. No finjas que te importo.
-¡Si no me importaras no me hubiera metido en tanto problemas cuidándote! Enano estúpido.
-¡Lo hiciste por órdenes del General! Eso no cuenta.
-¡EL VIEJO NO TIENE IDEA DE TODOS LOS LÍOS EN LOS QUE TE METISTE!
¿No tenía idea? Entonces, todas las veces que Kanda lo llevaba de aquí para allá, que cuidaba de él o la vez que lo ayudó a llegar a tiempo a su primera Misión ¿no eran órdenes directas? Suzuki asomó apenas sus ojos por el cobertor, pudo notar a Kanda acariciando sus sienes con el ceño fruncido. ¿Realmente lo había cuidado todo este tiempo?
-Muévete, enano. –dijo Kanda apartándolo para recostarse en la cama dándole la espalda.
El menor obedeció y le hizo lugar en la estrecha cama, tal vez realmente le dolía la cabeza. Vio como Kanda seguía posando sus dedos en su sien así que no lo pensó mucho más; movió su mano derecha torpemente y controló el agua del suero que antes tenía en el brazo, no había mucha pero serviría, así que la atrajo hacia él y luego la posó sobre la parte trasera de la cabellera azabache frente suyo, ésta empezó a brillar lo cual no pasó desapercibido por Kanda. Pero no dijo nada, solo se dejó hacer.
-Te volverás a desmayar si sigues así. –dijo después de un rato.
El menor lo ignoró y siguió curándolo. Los siguientes minutos transcurrieron en absoluto silencio, ninguno estaba muy seguro de qué decir y tampoco querían seguir gritándose.
De pronto, Suzuki alejo con un movimiento de mano la pequeña masa de agua brillante hacia la pared mojándola y se abrazó fuertemente a la espalda del mayor. Ninguno dijo nada, solo estaban ahí, juntos.
.....
-Tiedoll me sorprende de ti. –dijo el General Cross. –Nunca actúas tan impulsivamente.
-También estoy sorprendida ¿Crees que todo salga bien? Podrían molerse a golpes. –dijo Klaud
-No lo harán. Confío en ellos. Aunque... puede que Kanda me odie durante un tiempo.
Holaa ~ yo de nuevo. Ay que emoción, ya está terminando la historia. Me da un no-sé-qué terminarla. Hace tanto tiempo que empecé en este mundillo de Wattpad con esta historia que me traje de Amor-Yaoi por los problemas con la seguridad de la página, es tan raro estar aquí ahora viendo su final. Pensar que ese suceso de "inseguridad" me trajo a Wattpad 💜 que nostalgia.
Bueno ojalá les guste. Se supone que el próxima cap es el final pero... me estuve planteando algún tipo de Extra o Epílogo, idk ya veremos. Ayúdenme a elegir plis.
¡Gracias por leer! se aceptan sugerencias como siempre, nos vemos en la recta final.
Bye bye~ 🌟
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