EXTRA: Las Mascotas
(PRECAUCIÓN: capitulo jodidamente largo, sorry.)
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Ya han pasado un par de semanas desde que nuestro pequeño albino es pareja de nuestro pícaro bookman en entrenamiento. De hecho, ya cumplieron un mes.
El día de su aniversario, Lavi se esmeró en organizar una cena romántica, seguido de un lindo paseo por la playa tomados de la mano juntando caracoles. A pesar de que los regañaron por escabullirse y usar el Arca para poder hacer esas cosas, todo había valido la pena.
Todo iba marchando bien, lento, pero bien. Lo más lejos que Allen le había permitido llegar en cuanto a contacto físico era el poder dormir juntos, pero durante las tardes. El albino no terminaba de sentirse cómodo dejando entrar al pelirrojo a su cuarto por las noches y Bookman tampoco estaba muy contento dejando entrar al menor al cuarto repleto de libros importantes.
Pero bueno, el resto era color de rosas. Bueno casi.
Hace un par de días, Allen había partido a una misión junto a Timothy al norte de Rusia. La misión salió bien, todos los akumas fueron exterminados y la inocencia recuperada. Pero habían regresado con algo más que solo un trozo de inocencia.
— ¡UN PERRITO! —chillaba con alegría Lenalee. — ¿De dónde lo sacaron chicos?
—Lo dejaron abandonado en la Estación de Trenes, todo el pueblo se mudó por el miedo. —respondió Allen. —Creo que es un labrador, pero no se le nota porque está sucio y despeinado.
—Esos malagradecidos nos dejaron solos en ese horrible lugar. —se quejaba Timothy. —Incluso a él lo abandonaron ¿verdad muchacho? Nosotros te vamos a cuidar claro que sí, claro que sí. —dijo acariciando al animal. —Ahora serás un perrito exorcista.
Todos estaban contentos con la llegada del desalineado cachorro, en especial el albino. Allen tenía un especial apego con el pequeño y éste también la tenía con él, ambos eran muy unidos por lo que todos asumieron que Allen terminaría siendo su dueño oficial. Pero alguien estaba un poco preocupado con la llegada del can.
—Nee, Allen. ¿Cuándo terminaras con él?
—Espera Lavi. Todavía tengo que enjuagarlo y después lo voy a cepillar~ y vas a quedar lindo~ y bonito~. Y muy muy esponjoso. —hablaba el albino melosamente para con el perrito que estaba metido en la tina, mientras le restregaba el pelo con jabón.
El pelirrojo estaba sentado en el suelo del baño mirando a su novio empapado dándole un baño a su nueva mascota. Desde el momento en el que el perro había entrado a la Orden, Lavi se sentía un poco relegado porque el albino pasaba mucho tiempo acariciando al can y jugando con él.
— ¿Cómo le vamos a poner?
— ¿Me preguntas a mí? Pero si es tuyo.
—No digas eso, quiero que sea nuestro. Anda, ayúdame. —dijo mientras secaba al cachorro.
—Pues no lo sé. ¿Qué tal Haba*?
—Ja, Ja muy chistoso. Ya le pregunté a Suzu y me dijo lo que significa Moyashi. —dijo haciendo pucheros. —Si vas a ayudarme hazlo bien.
—Jejeje perdón, perdón. Bueno ¿Qué te parece Lucky? Después de todo tuvo suerte de encontrarte.
—Ay sí, ese es muy bonito.
Y así comenzaron una vida de tres. Los tres en el comedor, tres en la biblioteca, tres en la cama. Bueno, tal vez solo dos. Desde que Lucky empezó a dormir en la cama con el albino, a veces ocupaba más espacio del que necesitaba, lo que terminaba con un pelirrojo en el suelo.
Sus tardes de siestas ya no eran lo mismo, en realidad, ya nada era como antes. El pequeño Lucky acaparaba toda la atención de su pareja, de hecho apenas y podían sentarse juntos porque el cachorro se sentaba entre ambos, incluso lograba separarlos estando debajo de la mesa.
— ¡Auch! Oye, tu perro me mordió.
—No digas tonterías Lavi, él no muerde. —dijo pasándole un pedazo de carne bajo la mesa. —Toma, toma chiquito.
—Lo digo en serio. Mordió mi pierna.
—Te debe de haber dado un calambre.
—Los calambres no tienen colmillos. —susurró haciendo pucheros.
.....
—Te lo juro hombre, ese chucho tiene algo contra mí. El otro día fui al cuarto de Allen a buscar mi bufanda y no me dejó pasar de la puerta con sus gruñidos ¿Puedes creerlo? ¡Yo le di su nombre! Me lo debe, maldito traidor.
— ¿Sí sabes que no me importan tus problemas con un perro verdad?
Lavi y Suzuki caminaban por los pasillos mientras el mayor intentaba desahogar sus penas con alguien más que no fuera su albino, después de todo siempre que salía el tema Allen solo decía que estaba exagerando.
— ¿Sabes que más hace? Intenta morderme cuando Allen no ve. Lo peor de todo es que lo hace a traición. Nunca puedo probarle a Allen que no miento. Es muy astuto.
— ¿Cómo diablos un perro muerde a traición?
—En silencio, es cauteloso. No te das cuenta que está ahí hasta que sientes sus dientes en tu piel.
—Bueno, por algo dicen que perro que ladra no muerde. —dijo aguantando la risa.
—No te burles, necesito ayuda. He intentado acercarme con comida y juguetes pero no funciona.
—Mira. Número uno, me parece una estupidez que estés celoso de un perro. Número dos, háblalo con Allen y ya, muéstrale tus mordidas o algo. Y número tres, ya no me molestes con tus inseguridades, nosotros también tenemos un hijo compartido y no peleamos por eso.
— ¿Tienen qué? No sabía que había más animales en la Orden. ¿Qué es? ¿Un gato, una rata?
—No dijimos nada porque pensé que no me dejarían quedármelo. Pero si ustedes pueden tener un perro que crecerá y será enorme, entonces nosotros también podemos. —dijo contento.
— ¿Y qué es? No me imagino a Kanda con la ropa llena de pelos.
—Un pichoncito.
.....
Luego de su charla con el pelinegro, Lavi se había decidido en hablar con Allen sobre el cachorro. Esperaba de ese modo al menos poder recuperar sus siestas con su novio y dejar de caer al suelo.
— ¿Allen? —dijo llamando a su puerta.
—Un momento. Abajo chico, abajo. —se escuchaba murmurar al albino dentro de su cuarto antes de abrir. —Listo, ya puedes pasar ¿Qué pasa? Creí que estudiarías. —preguntó abriendo su puerta.
—Quería hablar contigo un momento. —dijo pasando al interior y sentándose en la cama. —Veras, es sobre... el perro.
—Pero lo cepillo siempre, te juro que dejará de llenarte de pelo. —se defendió inocentemente.
—No, no es eso no. Ya estoy acostumbrado a parecer un puercoespín. Es sobre que no nos llevamos muy bien. Sé que no me crees pero es verdad que él no me quiere. —dijo señalándolo.
— ¿Por qué dices eso? Lucky es muy bueno, nunca te ha ladrado, eres un mentiroso.
—No he dicho que me ladre, hace otras cosas. Por ejemplo, me empuja de la cama.
—La cama es pequeña y te caes.
—Mi inocencia tiene marcas.
—Se las pudiste haber hecho en una misión.
—Allen, mi bufanda está hecha jirones. —dijo mostrándole lo que parecía ser un trapo rasgado.
—Eh... eso no quiere decir que haya sido él. —dijo sentándose en el piso abrazando al can.
—Allen, estas mirando pero no quieres ver. Mira tengo marcas de cuando me muerde bajo la mesa. —dijo mostrando su pierna izquierda con marcas rojizas. — ¿Qué crees que es esto?
—Piquetes de insecto.
— ¡Los insectos no tiene dientes! Allen hablo en serio. Tu perro no me quiere y si sigues apañándolo será peor. Ayer casi se come uno de los libros del viejo panda, ese libro era muy antiguo. De no haber llegado a tiempo hubiera terminado siendo su almuerzo.
Allen se quedó en silencio mirando el suelo unos momentos mientras acariciaba el pelo de su pequeña mascota. Le costaba creerle a su novio, porque para él su perro era muy bien portado pero la evidencia era bastante contundente.
—No me hagas abandonarlo. —dijo con tono triste abrazándose al perro.
— ¿¡Qué!? No, no, no. No podría pedirte que te deshagas de él, solo quiero que... bueno, que hagas algo. Me gusta verte feliz con él pero ya no quiero ponerme vacunas antirrábicas.
—Bueno, veré que puedo hacer. —dijo levantándose para abrazar a Lavi. —Perdón si no te creí. ¿Te duelen mucho? —preguntó mirando su pierna descubierta llena de heridas.
—Solo los de ayer y hoy. Oye, me está mirando feo, de seguro no le gusta que me abraces.
—Bueno, que sea su primera lección entonces. —dijo mirando al perro. —A tus papás les gusta hacerse mimos. —Allen se sentó sobre las piernas del mayor y empezó a acariciar su cabello mientras le daba pequeños besos en la cara. Consideraba esa su disculpa por no creerle antes.
De pronto, Lavi puso un grito en el cielo.
Lucky se había acercado a la cama para morderle la pantorrilla derecha a Junior. Al menos ahora Allen tenía pruebas visuales de que su novio no mentía.
.....
Mientras, en el comedor de la Orden.
—Hola. —saludó alegre Suzuki acercándose a la mesa donde estaban sentados Chaoji y Marie.
—Hola chicos ¿Quieren sentar...se? —dijo Chaoji sorprendido por lo que estaba viendo.
— ¿Qué pasa? —preguntó al ver la reacción de su compañero exorcista.
—Tienes un pájaro en la cabeza. —respondió Marie es su tono normal de siempre.
—Ah sí, es nuestro. Kanda y yo lo cuidamos, lo encontré herido hace algún tiempo. Lo sacamos a pasear, debe ser aburrido estar siempre en mi cuarto, ni ventanas tengo.
—Pero es un cuervo. No son mascotas. —dijo Chaoji desconfiando del animal. — ¿Sabes que pueden picarte los ojos?
—Eso no es verdad, él es bueno. Cuando buscábamos en la biblioteca cómo cuidarlo, Kanda encontró que son muy inteligentes, pueden aprender trucos por ejemplo.
— ¿En serio? Es impresionante. —opinó Marie sonriente. — ¿Ya sabe alguno?
—SÍ, mira. Está chiquito pero Yuu le enseñó a doblar ganchitos. —dijo poniendo a la avecilla en la mesa para darle un sujetapapeles, el cual empezó a doblar.
— ¿Cómo se llama? —preguntó Marie.
—Le pusimos Barry. Él lo eligió. —dijo señalando a su pareja.
— ¿Un homenaje? —dijo mirando a Kanda con una sonrisa. —Me agrada.
—No fue por él.
— ¿¡Qué!? —preguntó enojado. —Ah no, si mi hijo tiene el nombre de otro quiero saber quién es.
— ¿Tu qué? —preguntó Kanda sorprendido por oír la palabra "hijo" de la boca del menor.
— ¿Quién diablos es Barry?
—Tsk, no es nadie. No sé de qué te preocupas.
—Responde Kanda Yuu. —dijo autoritario. De un momento a otro el ambiente se había puesto ligeramente tenso entre los exorcistas.
—Kanda solo dile. —dijo Marie tocando su hombro.
—No te metas, te dije que no fue por ese idiota.
— ¿Quién? ¿Quién es ese? Quiero saber ¡MARIE! —gritó esperando tener respuestas del mayor.
—Ya, para de gritar. –dijo con desgano Kanda, quitándole importancia a la situación.
— ¡LE VOY A DECIR A TIEDOLL! —gritó para salir corriendo con Barry entre sus manos.
— ¡ENANO! —Kanda le gritó pero el menor no se detuvo.
—Te dije que le dijeras. —dijo entre risas Marie. —Es bastante volátil cuando se trata de ti.
—Tsk, cállate. Esto es tú culpa. —dijo mientras salía corriendo tras el menor para no ser acusado.
Desde que estaban juntos, Suzuki había encontrado como "arma de contraataque" y "barrera", usar el resguardo del General Tiedoll, ya sea para ganar una discusión o lograr convencer a Kanda de algo que el menor quería. Suzuki sabía que Kanda podía ser obstinado pero Tiedoll siempre lograba que diera el brazo a torcer cuando la pelea pasaba a mayores, era una especie de árbitro y consejero entre ambos. Y por el momento funcionaban así.
Kanda alcanzó al menor en los pasillos, pero no quería detenerse, entonces le quitó el ave que llevaba sobre su cabeza y caminó a paso presuroso hasta su habitación. Sabía que el menor olvidaba por donde ir en los pasillos cuando estaba enojado o nervioso, además de que caminaba mucho más rápido que él, así que adelantarle el paso no fue difícil. Para cuando el menor lo alcanzó, él había llegado y ya había puesto el ave a resguardo sobre un estate alto sobre su cama.
— ¡DAME A MI HIJO! —dijo al entrar corriendo a la habitación, mirando por todas partes para encontrarlo. —Dámelo ¡LADRÓN!
—No soy un ladrón, se supone que es de ambos.
— ¡DÁMELO! O le diré al viejo. —dijo subiéndose a la cama para intentar alcanzarlo.
Kanda también se subió a la cama al notar que el insistente chico intentaba trepar la pared. Sabía que terminaría por caer y lastimarse si seguía porque esos estantes no eran muy seguros.
—Te calmas y lo bajo. —dijo deteniéndolo con una mano en su frente para empujarlo hacia atrás.
— ¡NO! Me mentiste, no tienes derecho a tenerlo.
—Como molestas, ya te lo dije no elegí el nombre por nadie. —le dijo dándole un golpecito con sus dedos en la frente. — ¿Por qué no me crees?
— ¿De quién hablaba Marie entonces? —preguntó aun enojado.
—Maldita sea ¿No te vas a calmar hasta que te diga? —preguntó mirándolo, el menor estaba haciendo un mohín con la cara enfurruñada, parecía que estaba por empezar a llorar. —Bien, el idiota hablaba de Daisya, Daisya Barry. Un exorcista, también era un aprendiz del viejo.
— ¿Dónde está ese? No lo conozco.
—Muerto, lo mató un Noah. ¿Contento?
—Oh, perdón. —dijo bajándose de la cama algo nervioso. — ¿Era tu amigo? —preguntó con voz apenada. Definitivamente había metido la pata.
—Se supone que si te decía ibas a dejar de molestar. —dijo bajándose de la cama y caminando hasta su armario, quería cambiarse, sentía su ropa sudada por la carrera y la discusión.
Suzuki no dijo nada más y se sentó tranquilo por un momento en la cama. Sabía que había metido la pata muy feo, porque cuando Kanda realmente no quería hablar de algo le daba la espalda, así como lo estaba haciendo justo ahora.
Miró por un momento sobre el estante, Barry estaba dormido y quietecito en el lugar donde Kanda lo había dejado para que no lo tomara. Siempre se había preguntado porque Yuu había elegido ese nombre el día que le pidió su opinión para bautizarlo, pero nunca se le ocurrió que lo hizo por un amigo que ya no estaba. Definitivamente esa era otra faceta de Kanda que no conocía.
Sabiendo que su pequeño "hijo" estaba a salvo, fue a hacer lo que mejor sabía hacer para buscar su perdón. Se paró detrás del azabache y lo abrazó. Ya tendría tiempo para averiguar quien fue Daisya Barry para Yuu, pero por ahora solo quería dejar de pelear. Se sentía terrible.
.....
En la enfermería de la Orden.
—Quieeeto. Quieto. Ahí, sí. Ahí.
Se escuchaba a un albino dándole órdenes a su cachorro mientras una enfermera vendaba la pierna de un pelirrojo y se reía por la situación.
—Que se siente más lejos. —decía el pelirrojo mirando con desconfianza al can. —No confío en él.
—Tranquilo, yo lo vigilo. Lo voy a castigar luego.
— ¿Ah sí? ¿Cómo?
—No le voy a dar pollo en la cena.
—Que rudo. —se burló el mayor. Al parecer, educar al pequeño Lucky iba a ser difícil con un dueño tan amable y tierno como Allen.
.....
—Bueno, bueno. Ahora la mano, dame la mano.
Allen estaba en la Sala de Entrenamientos con Lucky intentando enseñarle trucos y a obedecer órdenes. Aunque el cachorro no entendía la mayoría de las ordenes que su dueño le decía al menos lo escuchaba atentamente, o eso pensaba el albino. Mientras Allen intentaba darle órdenes, Lavi se encontraba sentado en lo alto sobre su inocencia leyendo un libro sobre perros.
—Aquí dice que pueden aprender con premios. Siguiendo la premisa de Estimulo-Respuesta.
— ¿Qué es eso?
—Siempre que le digas algo, si él la cumple debes darle algo que quiera, comida por ejemplo. También dice que es bueno felicitarlo si hace algo bien, pero de igual modo debes reprenderlo cuando hace algo que no debe.
—Entiendo. Pero hasta ahora solo puedo hacer que se siente.
—Bueno, haz que se siente y dale su premio ¿Tienes comida?
—No, iré por un poco. ¡Cuídalo un momento! —dijo saliendo a toda prisa del lugar.
—No, no espera. ¡NO ME DEJES SOLO CON ÉL! —gritó para que el chico volviera, pero no lo hizo.
El pelirrojo observaba con desconfianza a Lucky, el cual lo miraba insistentemente. Por un momento había pensado en bajar de su martillo para intentar siquiera acariciarlo, pero descartó la idea al oírlo gruñir. No había pasado ni un minuto de la partida de su albino, que Lucky ya estaba atento en busca de una oportunidad para molestar al pobre de Junior.
—Te tienen a raya eh. —dijo una voz de la nada.
— ¡WAAA! Que susto, cabeza hueca. —dijo al notar que era Suzuki. —No vuelvas a hacer eso ¿Qué haces aquí? ¿Cómo llegaste? —preguntó atónito, porque él estaba en lo alto sobre Tetsui. Dirigió su vista para abajo y pudo observar que el menor estaba recostado despreocupadamente sobre una especie de pilar de hielo.
— ¿Estas muy ocupado siendo prisionero del "terrorífico Lucky" o puedo preguntarte algo?
— ¿Qué diablos quieres?
— ¿Sabes quién era Daisya Barry?
.....
Ya habían pasado un par de días desde que Allen se encargaba de educar al pequeño Lucky y desde que Kanda y Suzuki habían aclarado quien era el famoso "Daisya Barry". Todo parecía en orden, al menos en apariencias.
La relación entre Lavi y Lucky no había cambiado, el can seguía amenazando al pelirrojo cuando su dueño no los veía y Suzuki no entendía por qué recibían quejas sobre Barry, todos decían que el pequeño picaba sus cabezas mientras daba sus paseos vespertinos; pero una tarde descubrió quien le daba esas ideas a su criaturita. Lo que terminó con una pelea frente a Tiedoll.
Lavi había "solucionado" su problema apegándose a Allen para no resultar herido mientras que...
— ¿Así que pelearon por el pájaro? —preguntaba Lavi divertido. — ¿Y perdiste su custodia? Jeje
—Me dieron visitas programadas.
Ambos amigos estaban mentalmente agotados, las mascotas/hijos que compartían con sus respectivas parejas eran todo un caso. Uno era violento y desobediente, mientras que el otro era tan obediente que eso mismo había metido en problemas a su dueño.
— ¿Crees que se le pase pronto? —preguntó Lavi al ver que el pelinegro menor caminaba rumbo al comedor ignorándolos completamente a pesar de que ambos estaban en su camino.
—Ni idea. Hace todo lo que el viejo le aconseja. ¿Tú sigues peleando con el pulgoso?
—Sí. Sabe fingir demencia demasiado bien cuando estamos los tres.
Mientras los muchachos iban hablando de camino al comedor, a lo lejos un enérgico Lucky corría a toda prisa en dirección a ellos. Tan pronto el pelirrojo sintió su presencia, dio un salto para treparse a su azabache amigo para que lo cargue en sus brazos. En cuanto el can se alejó lo suficiente, Kanda soltó al asustado pelirrojo haciéndolo caer al suelo.
En definitiva, no parecía que resolverían pronto sus problemas. Y lo tendrían peor.
—Hola, chicos. ¿Lucky paso por aquí? —preguntó un alegre albino.
— ¿Tú que crees? —dijo Kanda pateando al chico aun sentado en el suelo para luego marcharse.
—Venimos de la Oficina de Komui. —dijo el albino mientras ayudaba a su pareja a levantarse. —Dice que tiene una misión para mí. Estaba pensando en que podrías cuidar de Lucky mientras no estoy, no quiero llevarlo a la batalla. Además ya se comporta, así que no tendrás problemas.
— ¿¡QUÉ!? Ah no, no, no. Eso sí que no. No puedes dejarme con él ¡ME VA A MATAR!
—Jeje no exageres Lavi. Lucky obedece ahora, tú tranquilo les irá bien. Vamos por sus cosas.
.....
—No quiero.
—Pues tendrás que hacerlo hijo. No puedes llevarte a mi nieto a una misión. Es muy peligroso.
—Ya oíste enano, él se queda. ¡DÁMELO!
.....
Tan pronto como Allen partió a su misión, Lavi se volvió el nuevo encargado de cuidar a Lucky. Y tan pronto como Allen partió a su misión, Lavi tenía mordidas nuevas.
—Estúpido perro ¡compórtate! —gritaba Lavi mientras tenía su arma activada en la boca del can.
Era un pelea entre hombre y perro, Lucky con sus filosos dientitos de cachorro y Lavi con su inocencia, que usaba principalmente para mantener esos dientes lejos de sus piernas.
—Allen no volverá hasta dentro de tres días, así que te aguantas. Ahora estate quieto para que te ponga tu estúpida correa. —dijo Lavi intentando convencer al animal.
Realmente no sabía cómo tratar con animales, mucho menos con la mascota de su novio. Luego de unos minutos forcejeando, el pelirrojo logró enlazar al perro de una buena vez, aunque en el proceso su inocencia también quedó enredada, al menos así podría usarla para alejarlo de él. Gracias a que el cachorro estaba amarrado y con su hocico lejos, Lavi podía llevarlo al comedor para darle de comer y también contaría como su paseo. Bajo esas circunstancias, ya tenía dos de sus responsabilidades cubiertas, lo difícil seria bañarlo y cepillarle su despeinado pelo. Pero ya lo resolvería luego con más tiempo y mucha más paciencia.
—Camina, vamos no tengo todo el día. —eran algunas de las cosas que le decía el pelirrojo al can para que caminara hacia la dirección correcta. Pero nunca se esperó que durante el forcejeo la correa se cortara.
.....
— ¿¡Y a ti que mierda te pasa!? Deja de seguirme. —se quejaba Kanda con un pequeño golem dorado, pero no se esperaba que éste le mostrara una grabación.
"—Allen, préstame a Timcampy para grabar a Kanda"
—Sí claro."
Era un vídeo de apenas cinco segundos que mostraban a su pelinegro junto al albino, pero era suficiente para informarle que sería vigilado en lo que durara la misión del menor.
— ¿¡ME ESTAS JODIENDO!? ¿Vas a molestarme todo el maldito día? Lárgate con el Moyashi. —le gritó al golem, quien le respondió con otra breve grabación donde se veía de cerca la cara de Suzu.
"—Si ves que deja solito a Barry me llamas. Y le digo a Tiedoll."—susurraba en la grabación.
—Maldito enano manipulador. Ya verás cuando regreses.
.....
Lavi corría a toda prisa por toda la Orden con Lucky persiguiéndolo. En algún momento de su carrera había perdido a Tetsui por lo que ya no tenía con que defenderse. Corrió de un extremo al otro durante horas sin parar, hasta que finalmente logró escabullirse en la Sala de Descanso y cerrar la puerta tras de sí para evitar el paso del cachorro. Estaba terriblemente cansado por todo el ejercicio así que se dejó caer al suelo alfombrado frente a la chimenea, no fue hasta que abrió sus ojos que pudo notar la presencia de otra persona en la Sala, logrando ver a Kanda sentado en uno de los sillones con cara de pocos amigos y con toda su cabellera hecha un desastre universal, con un pajarito negro posado sobre ella anidando.
— ¿Y tú por que traes eso en la cabeza?
—El enano fue de misión y me tiene vigilado. —dijo señalando a Timcampy en lo alto de una ventana. —Tu estúpido Moyashi se lo prestó.
Sí, definitivamente tener "hijos" con sus parejas era una tarea muy difícil.
🌱Haba: la traducción de Moyashi suele ser "Brote de Soja", "Brote de judías", "Brote de habas" depende donde lean lo traducen diferente. Quería jugar con esos significados.
Hola a todos. ¿Qué les pareció este eterno extra? Yo me divertí muchísimo escribiéndolo, de hecho lo pasé tan bien que no había notado lo extenso que se volvía. Literalmente es el doble de páginas que suelo subir.
Pensé mucho es acortarlo, después dije :v Nah, total la historia principal ya terminó y solo quedaban este extra y el futuro Epílogo, no tiene nada de malo alargarlo un poco más, por la nostalgia.
Bueno, ojalá les guste y nos vemos en el epílogo.💕
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