Celos, Lagrimas y Revelaciones.


Luego de la acalorada discusión entre Lavi y Allen, y de la acusación del pelirrojo que no aceptó negaciones, el albino debió de irse totalmente dolido y avergonzado a su cuarto.

Lavi no le permitió defenderse adecuadamente y tampoco quiso escuchar cómo había llegado a esa extraña situación con el pelinegro.

Una vez en su habitación, Allen solo se limitó a recostarse en su cama para comenzar a llorar desconsoladamente. Su corazón dolía, ardía. Era su primera pelea con un amigo y lo peor, el acusado, el culpable, el sentenciado y ejecutado fue solo él; y sin el privilegio de defenderse.

.....

Mientras en la División Científica.

-Entonces... tal vez a esto se refería Hevlaska. Controlas el Fuego y el Agua por igual, fuerzas opuestas, creando un...balance. Supongo también, que se refería a tu capacidad de crear Fuego cuando hablaba de las llamas del inframundo. –comentaba Komui-san.

-¿Curaste tus propias heridas? –preguntaba Johnny.

-Sí. Lo hice con parte del agua del florero y el suero que me habían colocado. –dijo Suzuki.

-Muy impresionante hijo. Eres una caja de sorpresas. –dijo el General para luego acariciar su cabeza.

-¿Eres capaz de utilizar tu otra Inocencia? –preguntó Reever.

-¿Se refiere al Collar Wenham-san? No, he notado que se ilumina de vez en cuando pero no hace nada más.

-Ya veo. Ah, y solo Reever está bien.

-No, gracias. Así está bien.

-¿Cuál es el problema, hijo? He notado que llamas a muchos por su apellido. –preguntó Tiedoll.

-¿Tienes un "hijo" japonés y no sabes porque hablo así? Es de mala educación llamar a las personas por apodos o su nombre de pila cuando apenas los conoces, no hay vínculos, cuando son sempais o no hay confianza suficiente, también cuenta con los honoríficos, Tiedoll-"san". –respondió de manera natural el pelinegro.

-¿Por eso a Kanda odia que lo llamen por su nombre? Pero... él siempre llama como le plazca a los demás ¿o no? Ni hablar del pobre Allen. –dijo Johnny.

-El no respetar las normas de cortesía al dirigirse a otros, es una manera de demostrar el desagrado u odio hacia los demás. –respondió Suzuki.

-Bueno, bueno. No hablemos de los malos modales de Kanda ahora y sigamos con este reporte. Suzuki-kun por favor, activa tus poderes cuando te lo diga para que la computadora lo registre. Johnny, pídeles a los Generales que se encuentren en casa que vengan a ayudar. –dijo Komui.

.....

Mientras tanto en la habitación de Allen, el General Cross Marian estaba tocando la puerta de su aprendiz.

-¡Baka Deshiiiii! ¡Abre! Ya me canse de esperar a que termines con la misión que te encomendé.

-Está abierto... –se escuchó el susurro del albino dentro de la habitación.

El General ingresó a la habitación y vio en la cama de su aprendiz un gran bulto bajo las sábanas. Cross se acercó a él y lo golpeó con su pie, recibiendo como respuesta una queja por parte del albino allí oculto.

-¿Y a ti que te pasa? –preguntó el General mientras se sentaba en la orilla de la cama.

-...Nada... –respondió desganadamente el menor aun oculto en las sábanas.

-A mí no me engañas. Dime ¿Qué demonios te ocurre? –dijo Cross intentando quitarle las sábanas de la cabeza al albino.

-Déjeme... sus cosas están en mi armario, solo me falta conseguir el anillo. –contestó Allen evitando que su maestro le retirase las sábanas.

Marian se levantó de la cama dirigiéndose al armario del menor y sacó la enorme bolsa con todas las cosas que le había pedido que buscase, tomó la bolsa con ambas manos y... golpeó al albino con ella, reiteradas veces.

-¡Me duele, me duele! –empezó a gritar el albino mientras su maestro lo golpeaba.

-¡Pues sal de ahí abajo y dime qué demonios te ocurre Baka Deshi!

-¡De acuerdo! ¡De acuerdo! Ya... deje... de... golpear...me...! –decía el albino mientras saltaba en la cama por los golpes que el General le daba.

El General Cross dejó de golpearlo y se sentó en la silla del escritorio de Allen mientras éste trataba de desenredarse torpemente de su nido de sábanas. Una vez fuera, el albino mostró su rostro, tenía grandes ojeras, sus ojos se veían tristes y acuosos, parecía un cachorro que habían abandonado bajo la lluvia y estaba a punto de llorar.

-Oí por ahí, que el chico nuevo de Tiedoll ha estado causando problemas ¿eso te incluye a ti? –preguntó el General.

-No es culpa de...Suzuki-kun, fue mía. He estado ignorando a Lavi y por eso él se enojó conmigo.

-Me enteré también que hubo una acalorada batalla en la sala de entrenamientos y que, tú saliste herido. –dijo Marian mientras encendía un cigarrillo.

-Sí, pero ya sanó. Lavi es quien se encuentra gravemente herido. –el albino comenzaba a dejar caer algunas lágrimas.

-¿Qué más fue lo que pasó? Estoy seguro que esa cara no se debe a una simple discusión. He estado observando al mocoso de Tiedoll y créeme cuando te digo que no es trigo limpio.

-Lavi... está enojado conmigo, porque cree que...yo...que nosotros... –Allen se removía entre sus sábanas mientras buscaba las palabras correctas. –No sé de dónde sacó que Suzuki-kun y yo nos...Besamos, y se enfadó conmigo porque cree que lo quiero más que a él.

-¿Ustedes se besaron? Ya veo porque su enojo. –dijo mientras le daba una calada a su cigarrillo.

-¡No me besó! Es mentira, sólo me besó la frente ¡y nada más! Pero Lavi no me cree, ni siquiera quiere oírme. –decía alterado y triste. –Es mentira...Shisshou. –Allen comenzó a llorar más audiblemente. –Yo...yo nunca...he besado a nadie, y es horrible que Lavi me acuse...de algo así ¡Es horrible!

El General Cross solo miraba la cara triste y llena de lágrimas de su aprendiz mientras él fumaba. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que había visto llorar a Allen tan desconsolado, muchas veces lo vio triste, afligido o melancólico, pero solo lo veía derramar lágrimas cuando hablaba de su padre Mana. Pero ahora, lloraba porque su mejor amigo lo acusaba de algo completamente falso, tal vez Lavi no era su padre, pero tal vez... solo tal vez, a Allen le dolía la acusación del pelirrojo solo por el hecho de que podría perderlo, como perdió a Narein en la India.

-Bueno...No soy tu padre y tampoco tengo idea como ser uno. Pero te diré algo... –Marian tomó la bolsa y se levantó de su silla. –No deberías de llorar siendo inocente, no sufras por acusaciones falsas. La próxima vez, mira a ese estúpido pelirrojo con la frente en alto, y dile que no tiene derecho a difamarte bajo ninguna circunstancia. Incluso si ese beso realmente hubiese ocurrido, no debería de meterse en tus asuntos, si no tiene un buen motivo para estar enojado pues que se meta sus opiniones en donde más le duela. Si tiene algo que reclamar, pues que sea hombre y que te lo diga a la cara. Ahora ya... deja de llorar. –dicho eso Cross abrió la puerta y se marchó.

Allen escuchó atentamente cada palabra de su maestro, era difícil de creer que aquel hombre que adoraba explotar al menor con el fin de conseguir mujeres y licor caro ahora le estaba dando un consejo, un consejo... aparentemente bueno. Luego de reflexionar sobre aquellas palabras, el albino limpió sus lágrimas y trató de calmar su agitado corazón. Tal vez el General Cross Marian no era...una buena influencia... la mayor parte del día, pero solo por hoy, le dio a su aprendiz una importante lección: No debía de llorar o sufrir, si era inocente.

Ahora, Allen sabía que quien debía disculparse era Lavi y no él. Estaba decidido, el albino le pediría a Lavi que se disculpara por tratarlo tan mal en la enfermería y por hacerlo llorar.

.....

Era pasado el mediodía y todos excepto Allen, Lavi, Suzuki y Kanda se encontraban en el comedor. Todos sabían que Lavi estaba en la enfermería, Krory había visto a Allen salir llorando de la enfermería por lo cual creyeron que tampoco estaría de ánimos para almorzar, pero... ¿Kanda y Suzuki? ¿Kanda estaba entrenando? ¿Suzuki estaría con Komui?

.....

Mientras la mayoría almorzaba, un pelinegro caminaba por los pasillos a paso lento pensando en todo lo que había ocurrido con el pelirrojo en la sala de entrenamientos. -*Tal vez me pasé un poco* -pensaba Suzuki. Aunque Lavi no lo quería y viceversa, y que lo provocaba constantemente, no justificaba la reacción que ambos tuvieron. El pelirrojo podría haberlo dañado gravemente, aunque bien sabía que en parte el fastidio de éste estaba proporcionalmente relacionado con su amistad con el albino, así que ambos tuvieron la culpa de que la pelea se tornara tan candente. Pero el único realmente herido fue Lavi.

Cuando Suzuki estaba por subir las escaleras, alguien lo jaló del cuello de su camisa arrastrándolo a un rincón bajo las escaleras y golpeando su espalda y cabeza contra el muro. Al abrir los ojos se llevó una gran sorpresa.

-¿Y a ti que te pasa? –dijo enojado Suzuki.

-Nada, solo vine aclarar un par de cosas con mí... "Ototo". –dijo para luego volver a golpear la espalda del chico contra el muro.

.....

En otro pasillo, un albino caminaba a paso firme y con un fuerte semblante hacia la enfermería. Al llegar, un pelirrojo estaba saliendo con un suero a rastras, vendajes en su espalda y sin su camiseta.

-Lavi, quiero hablar contigo. –dijo seriamente Allen.

Lavi miró de reojo al menor e intentó seguir su camino. –Quítate del camino, voy por ropa limpia.

-No me voy a mover. Quiero que hablemos. –dijo sosteniendo el suero para que no avanzara.

-Pues no me interesa, aléjate. Ve a molestar a otro. –Lavi intentó liberarse del agarre del menor pero sin resultados.

-¡NO! Vine a que te disculpes conmigo, no tenías por qué tratarme tan feo esta mañana, cuando yo no hice nada. Yo me he disculpado por ignorarte muchas veces, pero tú has decidido...

-¡No me disculparé contigo! ¡Es tú culpa! Toda tuya, no mía. –comenzó a gritar Lavi.

-¿De qué me culpas? ¿De ese supuesto beso? Ni siquiera ocurrió, jamás ocurrió... nada... parecido.

Allen luego de decir esas palabras comenzó a sonrojarse y aflojó su agarre liberando momentáneamente a Lavi, el cual aprovechó para alejar su suero de las manos del menor.

-Pues no pareces tan seguro de tus palabras ¡MIRATE! Estas rojo como un tomate de solo pensar en lo que ocurrió anoche.

-¡Que no pasó nada! ¡EL JAMAS ME BESÓ! Ni él...ni... –Allen analizó por unos segundos sus palabras y finalmente preguntó lo que tanto quería saber. -¿¡Por qué te importa tanto!? ¿Qué es...lo que...realmente te molesta de mí?

Mientras ambos exorcistas se gritaban mutuamente, desde el otro extremo del pasillo se acercaba un japonés que...traía a otro japonés, pero más bajito, a empujones y tirones.

-Camina más rápido. –decía Kanda mientras caminaba a paso veloz y empujaba al chico frente suyo. -¡Vamos, muévete!

-¡Deja de empujarme! No puedo caminar tan rápido, maldición. Tú tienes las piernas demasiado largas. ¡DEJA DE EMPUJARME, MALDITA SEA! –se quejaba Suzuki.

-¡Pues muévete más rápido enano endemoniado! –Kanda tomó al chico del brazo y lo hacía caminar casi sin tocar el suelo.

-¡Puedo caminar solo! ¡Suéltame, no puedes obligarme! ¿Qué culpa tengo de que sea un idiota?

-¡ES TODA TU JODIDA CULPA! ¡MAS TE VALE ACLARAR TODO! –Kanda detuvo sus pasos para sujetar al menor del cuello de su camiseta para que lo mirara a los ojos. –Escúchame bien pequeña molestia sin zapatos, o vas a la enfermería por las buenas y hablas con el baka usagui o te daré un buen motivo para que camines descalzo, ¡AUN MEJOR, NO QUERRAS VOLVER A CAMINAR! –Kanda había comenzado a sacudir al menor hasta marearlo.

De pronto, mientras ambos japoneses discutían, se comenzó a oír desde la enfermería las voces de Lavi gritándole a Allen muy enojado, aparentemente reprochándole todo lo ocurrido desde la llegada de Suzuki, su falta de atención hacia él y algunas cosas incoherentes más. Así que Kanda dejó de regañar al menor y comenzó a empujarlo nuevamente en dirección a la enfermería.

-¡Pero ya te lo dije! ¡Eso jamás ocurrió! –gritaba Allen al borde del llanto.

-¡Ooooh, por favor! ¿Acaso crees que soy idiota Allen? ¡SE LO QUE VI! –respondía brusca y fríamente Lavi sin importarle el estado del menor.

Por suerte para Allen, Kanda había llegado interponiéndose entre ambos evitando que el pelirrojo siguiera gritándole a la cara. -¿Qué demonios ocurre aquí? –dijo Kanda.

-¡DILE! –comenzó a gritar nuevamente Lavi. -¡TÚ TAMBIEN LOS VISTE YUU! ESTABAMOS JUNTOS. ¿Y tú que haces aquí? Vienes a fastidiarme tú también ¿eh? ¡RESPONDE! –le gritaba a Suzuki. ¡Admitan de una vez lo que ocurrió anoche! NO VENGAN AQUÍ A TRATARME DE IMBÉCIL.

-¡LAVI! –gritó el albino. –Deja de...decir eso...por favor... –Allen había comenzado a llorar. –Te lo juro, no pasó... ¡TE LO JURO POR PAPÁ QUE NO PASÓ! –gritó finalmente.

-¡AL DIABLO CON TU PADRE! –dijo Lavi, sorprendiendo a Kanda, el pelirrojo no era así. En ese mismo instante, la cara de Allen pasó de una de inmensa tristeza a otra de mucho dolor y odio.

-¡BIEN! ¡PUES SI ESO ES LO QUE PIENSAS ASI SERÁ! –Allen se dio la vuelta y tomó el cuello de la camiseta de Suzuki, se paró de puntitas y...lo besó. Dejando sorprendidos a todos. -¡AHORA SI PASÓ! Y PARA QUE LO SEPAS... ¡ESTE FUE MI PRIMER BESO...JAMÁS HABIA BESADO A NADIE VOLUNTARIAMENTE!* –dicho eso Allen empujó a Suzuki, que aún estaba anonadado por lo ocurrido, y se fue corriendo quien-sabe-a-dónde.

Suzuki miró a Kanda que estaba con el ceño fruncido mirándolo acusadoramente. -¡No me mires así! Esta vez no fue mi culpa... –dijo levantando sus manos intentando demostrar su inocencia.

En ese momento Lavi había vuelto a la sala de enfermería misteriosamente en silencio y Kanda se fue tras él. Suzuki lo miró dudoso de entrar, como se suponía que haría en un comienzo, pero el pelilargo le hizo un ademán con la cabeza para que se marchase, y así lo hizo.

.....

Luego de la acalorada discusión que tuvo con el pelirrojo y de su... reacción impulsada por el odio, Allen salió corriendo tan rápido como sus piernas se lo permitieron. Quería escapar, pero no escapaba de la pelea, tampoco de Lavi, Allen huía de la realidad. Había regalado su primer beso impulsado por una tonta provocación. En plena carrera el albino reconoce la sala donde su maestro solía pasar el día bebiendo y se aventó a ella; al llegar efectivamente se encontró con el General bebiendo sentado en un gran sofá pero no estaba solo, la General Klaud estaba con él. Sin importarle ese detalle, Allen se arrojó al regazo de su maestro a llorar.

-¿¡Qué te ocurre baka Deshi!? Suéltame. –Cross estaba por quitarse al chico de encima.

-¡Marian! –la General Klaud detuvo su mano y le lanzó una mirada de regaño pero también comprensiva, para que no hiriera más al menor.

El General no pudo negarse a la petición de su compañera así que se calmó, y en lugar de sacarse a su aprendiz de encima, solo se limitó a acariciar sus cabellos para tranquilizarlo.

.....

Cuando la conmoción de la enfermería había llegado a su fin Suzuki se había marchado rumbo a la biblioteca a perder el tiempo y a despejar su mente, después de todo la acción del menor no era algo que tenía previsto para el día de hoy. Luego de encontrar un lugar apartado y sin personas el pelinegro tomó asiento sobre unos libros que estaban en el suelo y comenzó a ojear un libro al azar. Cuando estaba por terminar de leerlo una enciclopedia voló hacia su cabeza fuertemente.

-Por alguna razón todos los problemas de la Orden giran a tu alrededor enano. –dijo Kanda.


Holaaaaas!! Espero que les guste esta nueva parte n_n

¿Dudas, comentarios, dinero? estoy abierta a sugerencias. jeje

Ah le aclaro el  * BESO VOLUNTARIO: Allen fue besado por la#%@!!/& de Road  cuando se encontraron en el Arca  (Sí, la Noah me cae mal) 

 Bueno, nos vemos la próxima mis beios lectores bye byee!

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