Capítulo 4
"Los veteranos"
El día empezó como cualquier otro, Wolfer estaba sentado al frente de la ventana mientras leía lenta y atentamente el libro que había encontrado en el preciso momento en que se despertó hace unos días, le parecía interesante... Pero su lectura se ve interrumpida por el golpeteo de la puerta, marcó la página y se levantó para abrirla, era el tabernero cuyo nombre todavía era un misterio que poco le importaba a decir verdad, traía en sus manos una bandeja con el desayuno y una taza de café negro.
— Seré viejo y en ocasiones gruñón, pero eso no me impide tratar con respeto a mis huéspedes.
Pasó y dejo la bandeja en la mesa de noche, para volver a salir de la habitación siendo interrumpido por una pregunta por parte de su huésped.
— ¿Usted duerme?
— Por poco que me crea si, y lo hago sabiendo que hago lo correcto día tras día.
— Enviar mercenarios para eliminar la escoria... Me parece bien.
— Nunca cambias.... Hoy te largas.
Y se retiró denuevo a su barra para atender a más clientes y posibles cazarrecompensas.
Wolfer se volvió a sentar donde estaba leyendo su libro pero está vez con la bandeja en manos quitándose la bandana hecha con un trapo y comenzando a comer pensando en que lugar lo aceptarían, no puede entrar a un hotel y decirle al recepcionista "En cuanto una habitacion" y no le gustan del todo los departamentos... Pero aparentemente es la única opción que tiene ahora mismo.
Salió de la habitación la cual estaba completamente ordenada y limpia, llevaba consigo un bolso alargado, cómo los que lleva la gente que va al gym, en el llevaba todo lo que tenia por ahora: El MP5 Swordfish, su pistola, unos cargadores llenos de balas cortesía del tabernero y su hacha; amaba esa cosa por alguna razon inexplicable. Se dirigió a la salida y fue detenido por el tabernero nuevamente, el cual le entregó un papel con una dirección anotada, una serie de números y un nombre; después volvió detrás de la barra y se sentó en su puesto como era costumbre.
Prosiguió su camino tranquilamente, con el bolso a su espalda y un cigarro en la mano, la gente lo miraba intrigada, sorprendida, asustada y asqueada. Muchas son las emociones de quién le pasa por al lado, algunos viendo un salvador, un angel caído del cielo que busca la redención mandando a los pecadores donde pertenecen, otros... Una terrible abominación, un monstruo con piel humana; una bestia que solo busca sangre que derramar y victimas que devorar, algo que no conoce la palabra piedad o misericordia, ya que no conjunta en su diccionario donde solo existen dos palabras: Guerra y muerte... ¿Que pensaba él de todo esto? Que le importa una mierda como lo vieran las personas, de todas formas ya verán quien les salva su miserable culo en el momento en que peligren, pero... ¿Que piensa el de si mismo? No sabía con exactitud todavía, su vida acababa de reaudarse después de quien sabe cuánto tiempo, ahora mismo solo le importaba asentarse en algún lugar, aunque sea momentáneamente para resguardarse y poder comunicarse con sus potenciales clientes y victimas, de todas maneras siente un incesante deseo por matar algo, cualquier cosa que no sea un civil o un inocente le vale para calmar esa voz que le exige derramar sangre descontroladamente, pero él solo lo ignoraba como podía y se centraba en encontrar el conjunto de departamentos.
Su búsqueda se vió interrumpida por un pequeño altercado, un sinvergüenza robándole a una chica en medio de un oscuro callejón que se le hacía familiar, se quedó inmóvil viendo la escena y lentamente se iba acercando; el cabron estaba muy ocupado intentando aprovecharse de la chica que no lo vió venir, un golpe justo en la nuca el cual se convirtió rápidamente en un agarré de su sudadera, siendo tirado al suelo y sometido con una patada.
— Fuera de aquí, si no quieres acabar en un basurero.
Wolfer se dió la vuelta dándole la espalda al ladrón, centrándose en la víctima; no parecía estar lastimada, así que solo se limitó a preguntar si estaba bien, la respuesta de la chica fue positiva y medianamente mejor que cuando estaba siendo atacada (con justa razón). Pero la calma dura hasta el momento en que el ladron se abalanza sobre la espalda de Wolfer; esté comenzando a sacudirse para quitárselo de encima, el contrario saca un cuchillo y se lo entierra en la espalda para mantenerse enganchado de alguna manera a él, este intentó golpearlo con el codo de manera brusca haciendo que el atacante se desestabilizara y casi caiga, aferrandose con el cuchillo el cual se movió debido al movimiento y fuerza de tracción hacia el suelo, en respuesta el mercenario movio rápidamente su torso anteponiendo el codo de su otro brazo para acertar un golpe directo a la boca del estómago; de está forma el ladrón calló al suelo con gran dolor y arrepentimiento por haber intentado acabar con alguien más alto que él.
— ¿Sabes? Todos tenemos una mala racha de vez en cuando, nos recuerda que la vida llega a ser una mierda y que las cosas no van a salir como las queremos... –Hizo una pausa y se agachó frente a su atacante mientras se quita el puñal de la parte trasera de su hombro– cómo a ti, pensaste que ella iba a ser una presa fácil, pero no contaste con el factor externo; osea mi persona... Y eso es lo que tiene la vida, su aletoriedad y su camino para cada uno... No te mato porque no se me da la gana nada más, además de que si lo hago en este momento mucha gente me acusaría de asesino cuando claramente estoy ayudando a alguien... El hombre indicado en el sitio equivocado puede traer consecuencias imprevistas... Ponte a pensar en eso -Wolfer se levantó y dejó caer el puñal cerca del tipo para darse la vuelta y dirigirse a la chica- y a usted le recomiendo andar con el resto de la gente así no eres un bocadillo sencillo para personas como está... Y si lo vas a intentar para acortar tiempo pues estate preparada para lo peor en todo momento, nunca sabes que pueda pasar.
Tomo el cuchillo del sujeto al cual acababa de humillar y se lo clavo en la mano dejándolo pegado al piso; entonces volvió a tomar su bolsa de lona, se lo colgó en el hombro que fue perforado y siguió su camino a ningún lugar específico, en busca de un techo que lo cubra durante algún tiempo hasta tener dinero para una casa propia;siguen sin gustarle los departamentos y no entiende del todo el porque, dejó el tema para discutirlo más tarde y siguió caminando mientras observaba algún hotel decente donde pasar la noche.
Después de una hora caminando se encontró con una casa de retiro de veteranos, iba a pasar de largo hasta que comenzó a escuchar algo sobre un soldado indetenible e invencible; se acercó lentamente para escuchar más acerca de ese misterioso personaje, se movió con cautela para evitar llamar la atención y se recostó en una pared lo suficientemente cerca del anciano para poder escuchar lo que iba contando con una discreción que se perdió al instante, el anciano sabía que él estaba ahí y sabía quién era pero lo dejó pasar y seguir contando.
— ¿Dónde nos habíamos quedado? –Preguntó el anciano a los jóvenes presentes– ah verdad... Su compañía estaba compuesta por unos cuatrocientos o quinientos hombres fuertemente armados, completamente fieles a su causa y obedientes a todo lo que decía sin rechistar u oponerse; decían que no eran órdenes, que solo eran los objetivos lo unico que les decía antes de entrar al campo de batalla en unas cápsulas enviadas por el cielo y envueltas en fuego; de las cuales salían soldados convertidos en tanques y detrás de ellos venía la infantería; armaduras negras, máscaras de gas y visores rojos que escupian plomo impulsado por la ira y venganza de sus hermanos caídos, junto con ellos los "Varones del fuego"equipados con lanzallamas y granadas incendiarias; entraban incinerando todo lo que se encontraban a excepción de los civiles y sus propios hermanos.
— Señor pero si todo esto es de verdad ¿Dónde está el registro de sus combates o alguna imagen? –Preguntó uno de los jóvenes, parecía de esos odiosos que quieren hacer creer que saben mucho, se notaba en su mirada–
— Claro que las hay –El anciano ni corto ni perezoso tomo un maletín que tenía a un lado de él, lo abrió y saco unas fotos plastificadas donde se veían los soldados que describía en batallas donde cumplían con sus funciones tal como lo había descrito y ahí estaba él; un soldado que destacaba entre los demás llendo en cabeza, dirigiendo la operación.... era Wolfer–.
Era como mirarse en el espejo, un espejo con tonalidad vieja que te abofetea en la cara buscando que despiertes, era Wolfer no cabía duda pero el problema comenzó cuando se percataron de su presencia y la incomodidad pega fuerte... Rápidamente el mercenario se retiró al baño, cerrandolo y se cambió el casco por una máscara blanca que tenía en el bolso, se miró en el espejo y se perdió en sus pensamientos; preguntas que no tenían una respuesta aún, algunas eran claras otra no tanto pero si había algo que le carcomía la mente de adentro hacia afuera ¿Quién era en verdad? Y con un fuerte dolor de cabeza, seguido por una fuerte caída al suelo fue lo que lo dejo inconsciente en el baño de un hogar de veteranos.
Después de un rato es despertado por el sonido de golpes a la puerta ¿Cuánto tiempo había pasado? Parecía que había dormido mucho tiempo, pero nada más había pasado media hora; en lo que se iba parando una ola de recuerdos lo golpeo fuertemente dandole otro dolor de cabeza, recuerdos de una batalla donde había participado él y esos soldados de la muerte ¿Quienes eran? Aún quedaban preguntas que formular, pero faltaban piezas en el rompecabezas... ¿Quien desechó esas piezas? Se apoyo en los lavamanos y se terminó de incorporar en si mismo, y se quedó viéndose en el espejo un momento perdiéndose en sus pensamientos, rápidamente fue sacado de los mismos por el golpeteo insistente en la puerta cada vez más impaciente; tomó su bolso y salió del baño quedándose viendo a quien tocaba la puerta con tanto desespero, despegó su mirada del pobre diablo y comenzo a buscar al viejo contador de historias pero resultó que él fue encontrado primero.
— Nunca fuiste el mejor escondiendote –Dijo el anciano detrás de él haciendo que se sobresaltara un poco– Jeje siempre fuí de los mejores sorprendiendolo.
— ¿Quién es usted y de que me está hablando? –Preguntó Wolfer buscando alguna pista en la apariencia del viejo, pero no encontró nada–.
— Veo que sigues siendo igual de investigador que siempre jeje –El viejo le pasó por un lado y le hizo unas señas con las manos– Venga, tengo algo que mostrarle.
Y el anciano se dirigió a una habitación que parecía ser la suya, la decoración era como cualquier otra: aburrida y sin vida; se agachó con algo de dificultad frente a la cama y saco de debajo de ella una caja con la capacidad suficiente para meter el cadáver de un cuerpo humano partido a la mitad con las siglas "H.H." en el exterior, al abrirla comenzó a sacar libros empolvados, álbumes de fotos viejas y cuadros con fotos de él junto a sus amigos o familia quería suponer; todo bien hasta que sacó un casco como el que veía en sus visiones y recuerdos, quedándose atónito y sin palabras.
— Mil batallas y creo que millones de muertos, muchos campos de batalla y algunos discursos –Comenzó a contar otra vez el anciano– Usted nos acogió en brazos y nos entrenó a los que queríamos una vida llena de aventuras y a los que no pues los acogió y enseño como a cualquier otro... Cumplió sus promesas, después de mucho tiempo y aún nos preguntaba "¿Quieren ustedes seguir luchando a mi lado o quieren elegir un nuevo rumbo para su camino?" Algunos se acercaban a usted pidiendo perdón y a entregar sus armas o cascos –Lagrimas comenzaban a brotar de los ojos del viejo y se sentó en la cama con la cabeza gacha– yo fuí uno de ellos cap, lo siento encerio... De haber sabido que ese día era la última batalla de nuestra manada no me hubiese retirado...
Wolfer no sabía que responderle, ni con que palabras comenzar a hablar para calmarlo, no entendía la situación ¿Última batalla, a que se refería con eso?; salió de su cabeza en un momento para mirar las cosas que el anciano había sacado de la caja: las fotos, los libros y el casco... Lo poco que logro comprender en ese momento era que fue parte escencial de una de las fuerzas militares más poderosas del mundo pero... ¿Cómo había conseguido eso? Ya armó una parte de este gran rompecabezas donde el era protagonista, todo giraba en torno a el y principalmente su pasado; comprendió la situación dirigiéndose al anciano, se sentó a un lado de él y le dió unas palmadas en la espalda.
— No me acuerdo de nada de lo que usted me dice y estoy dudando de que sea verdad pero estoy confiando en usted veterano, los soldados con ese casco en particular forman parte de algunas visiones y recuerdos –Comenzó a hablar Wolfer mientras miraba el casco y las demás fotos donde estaban esos misteriosos guerreros– tal vez si sea verdad, no tengo recuerdos de casi nada; ni de como llegué a esta región ni de como matar tan creativamente –De esa manera se levantó y se percató de más veteranos parados al frente de la puerta escuchando sus palabras– mm me imagino que ustedes también fueron parte de esa orden ¿Verdad?
La pregunta fue respondida simultáneamente de forma positiva por los veteranos sorprendiendolo un poco, se volvió en dirección al viejo con el que estaba hablando para hablar nuevamente.
— Y usted desapareció después de unos años más... Lo tomábamos por muerto y la orden se puso en "hibernación" para esperar su venida; la cual no tardará mucho por lo visto –Le dijo el anciano para tomar un viejo cuaderno con cubierta de cuero y entregárselo a Wolfer– Lea esto cuando encuentre su asentamiento temporal, ya sabrá que hacer capitán.... Le recomiendo irse, este lugar no es seguro –Y se levantó a recoger las cosas que había sacado de la caja para guardarlas y volverlas a esconder– hay oidos en todos lados, pero entre hermanos nos apoyamos.
Wolfer sin nada más que decir se despidió del viejo con un apretón de manos, mientras salía del cuarto los otros veteranos que estaban en el pasillo ponían las manos derechas cerradas en su pecho como una forma de despedida.
Al salir del establecimiento siguió su camino pensando en muchas cosas, había respondido a varias preguntas pero todavía tenía otras y su cabeza no dejaba que pasarán fácilmente; se metió a un callejón y se aseguró de que nadie lo viera entrar ni que hubiese alguien más ahí, se quitó la máscara y se volvió a poner el casco.
Al momento de salir del callejón miro al frente encontrandose con un hotel no tan lujoso pero tampoco de mala muerte, era como la carne en parrillada "a termino medio" aunque se veía bien por fuera era un enigma por dentro; se acercó y se detuvo al frente de la entrada mientras algún recuerdo le invadía la mente y lo consternaba momentáneamente.
Al entrar, el recepcionista un sujeto no tan joven que parece tener más de 30 lo vió un momento de arriba abajo y comenzó a murmurar algo; Wolfer se acercó a él para preguntar el precio por una habitación, pero antes de decir nada el tipo señalo a un aviso donde decía algo respecto a las cámaras, el mercenario se le quedó viendo indignado; cómo se atrevía este civil a pensar que un hombre de un metro ochenta y cinco, con una gabardina que termina con unas vendas en los antebrazos y un casco estilo medieval modificado tecnológicamente iría a robarle, era algo impensable.
Después de una hora de explicaciones y regaños por parte del jefe del recepcionista, Wolfer pasó al ascensor victorioso con una llave en la mano y el número de su habitación; al llegar al frente de la puerta se quedó paralizado viendo esta misma y el número, mientras que por su mente pasaban imágenes de un asesinato, se lo pensó y abrió la puerta para entrar en su hogar temporal quedándose nuevamente analizando lentamente el lugar, mientras que su cabeza le lanzaba imágenes rápidas de esa misma habitación con muestras de una pelea relativamente larga y el cadáver de una mujer sobre la pequeña mesa de vidrio rota y el cuello rajado.
Atónito se fue acercando lentamente al centro de la habitación, mientras su cuerpo dejaba de responder cayó de rodillas frente al inexistente cadáver, y sumido en una tristeza fugaz se quitó el casco con lentitud, dejándolo a un lado, para así corroborar que no es una ilusión creada por su yelmo.
— ... ¿Liz...?
Continuará ....
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