Segundo trimestre: Recuperando terreno
Notas:
*Estrellándose cómicamente en el suelo para pararse y sacudirse la mugre del suelo*
Hola (o^▽^o) Sé que me tarde mucho más que lo usual pero Vida-san como siempre está presionando, no tenía mucho tiempo para escribir, hubo fallas raras en Wattpad y luego era todo el tema de revisar la ortografía y el capítulo.
*Apenada de confesar algo pero lo hace*
He estado leyendo demasiado por necesidad muchas cosas y otras por gusto así que si hay errores de continuidad o cosas algo raras en mi estilo de escritura es porque mi cerebro se confundió con tantas formas diferentes de escribir ('。• ᵕ •。')
Necesito ubicarme como mistmint de nuevo xD
La canción de arriba la pueden reproducir cuando vean la nota musical en el texto :D
Ya no los interrumpo ¡Disfruten su lectura! Los leo abajo :3
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De acuerdo, tenía que admitir que la casa de Tsutako no era un mal sitio para pasar una temporada, menos con las cosas que se cruzaban destinadamente en su camino.
Los pasos por el pasillo de la escuela eran calmados, cada estudiante estaba perfectamente presentable de acuerdo al código de vestimenta. Las chicas conversaban con sus amigas de camino a sus salones y los chicos se saludaban con sus compañeros en medio de risas por lo que habían hecho en su fin de semana.
No había razón para temerle a la maestra de gimnasia si no estabas haciendo algo malo. Algunos tienen el coraje de los estúpidos para tratar de imponer sus reglas pensando que la delicada situación de su profesora le impediría meterlos en cintura como antes, pero uno a uno fueron corregidos.
Los ojos azules de la azabache se detuvieron en un alumno que llevaba unos llamativos piercings en la oreja derecha. Vaya, no los tenía antes del fin de semana... color morado, eran bonitos, dejó de caminar y se acercó un objeto a la cara, poniendo toda su concentración en el objetivo.
- ¿Crees que le gustarán a Koyuki?
- ¿Por qué me preguntas eso, quieres morir?
- Vamos Hakuji, tú y ella están prometidos ¿Qué podría hacer tu mejor amigo para arruinar eso?
El chico de pestañas claras gruñó y puso cara de irritación para aclararle las cosas por millonésima vez al rubio con poca saturación amarilla.
- No somos mejores amigos Douma, deja de decirle eso a todo el mundo. Y si aprecias tu vida guardarás esas cosas hasta la salida.
- Awww ¡Si te preocupas por mí! Pero ¿de qué me tendría que cuidar?
Un delgado objeto con punta dura golpeó la mejilla del chico, dejando salir un sonido de sorpresa, los ojos multicolor del alumno voltearon y en mal tiempo recibió otros dos golpes en la frente.
- Buen tiro maestra – exclamó Hakuji con una sonrisa satisfecha.
Tomioka no le prestó mucha atención al cumplido, abrió una caja que tenía en su chamarra recargando el arma de juguete con gises en vez de dardos y apuntó de nuevo. Si seguía encontrando cosas interesantes en el cuarto de Ash para mantener la paz en la academia y su reputación, no habría manera en que los alumnos se salieran con la suya.
- Los piercings no están permitidos en el horario escolar, Douma. Retíralos de tus orejas o tendré que tomarlos.
- Maestra – lloriqueó con quejidos el chico – ¿Al menos puedo ir a que mi preciosa mariposa los vea?
En respuesta, la mujer puso el dedo en el gatillo, apuntando a la frente de nuevo.
- Dudo que la enfermera tenga algo agradable que decirte – suspiró Hakuji.
Su chica llegó por fin y eso le puso una sonrisa en el rostro. Douma todavía sentía el impacto de los dardos de juguete y ya había sido víctima de los lanzamientos de gises por parte de la profesora de deportes en el pasado, por lo que fue sabio y decidió no arriesgarse.
- De acuerdo, esperaré para enseñarle a Shinobu lo que conseguí pensando en ella.
Se los comenzó a quitar con las risas suaves de Koyuki además de los reclamos de Hakuji por ser ciego a la irritación de la enfermera contra él y Tomioka bajó la guardia.
¿Qué? Puede que pareciera divertido y extraño cargar un juguete de disparos en vez de la espada de kendo pero no iba a arriesgar su salud ni la vida de su hijo al ponerse a correr como desquiciada detrás de los rebeldes escolares, además tenía una puntería perfecta y letal, había que utilizarla.
Inosuke vigilaba a su maestra de educación física con celoso cuidado, llegó mucho antes que la mayoría de los alumnos y llevaba siguiéndola desde que la azabache llegó a la academia. Kanao incluso se sorprendió cuando sintió su presencia sin la compañía de sus mejores amigos cerca.
- Inosuke ¿No es demasiado temprano para ti? ¿Dónde está Tanjiro?
Tsuyuri tenía un tono bajo y calmo por lo que el chico de ojos verdes no le dijo que guardara silencio o le vio mal.
- Estoy aquí porque la vigilo, y no sé dónde esté Tanjiro.
- ... Lo dijiste bien... - murmuró sorprendida.
- ¡Está en movimiento! ¡Vamos!
Todavía con su bolso escolar en el hombro, Kanao siguió a Inosuke más por inercia que por curiosidad.
Tomioka iba caminando hasta llegar a uno de los sitios más temidos por los estudiantes y revisó bien que no hubiera peligros en la costa de su misión.
- ¿Acaso entrará por algo ahí? – comentó la estudiante de coleta y broche mariposa.
- No puede ser tan tonta – respondió con una gota de sudor Hashibira.
Con el sigilo de un gato la vieron entrar sin temor a la muerte y poco después salir con una mezcla de alimentos bastante rara, pero más importante era que todo seguía tranquilo.
- Tapioka es increíble – murmuró el de puntas azules con brillo en sus ojos.
- No puedo creer que Haganezuka no se haya dado cuenta de que la profesora tomó alimentos prestados.
Los ojos azules se dirigían contentos a la sala de maestros con los frutos rojos en un pequeño plato y una botella de salsa picante en su otra mano junto con dos limones. Se sentó en su sitio y de su chamarra sacó dos sobres de azúcar que se robó de la casa de su hermana, Kanroji era la única ahí junto con Himejima y observó horrorizada como las fresas cubiertas de azúcar eran bañadas en salsa muy picante y todo el jugo que los limones tenían dentro.
Incluso Bombón tenía sus orejas hacia atrás y sus ojitos rosas tenían una enorme circunferencia mientras veían el alienígena platillo desde los brazos de su dueña.
- Tomioka ¿Realmente piensas comer eso?
La profesora se quedó viendo a la pelirosa con su seriedad de siempre pero su boca dejando escapar la saliva por las comisuras.
- ¿Quieres?
Mitsuri sintió el escalofrío y comenzó a negar rápidamente con la cabeza mientras reía.
- ¡Ah, no, no, no, todo tuyo! S-sólo quería asegurarme que sí se te antojaba.
Con su atención de nuevo en la comida, Giyuu tomó una de las frutillas y se la metió entera a la boca, dejando salir pequeñas estrellas de alegría a su alrededor.
"Tan bueno" Pensó rápidamente tragando la primera para ir por la segunda.
- Al parecer ya estamos en la etapa de los antojos – dijo el enorme maestro de cívica y ética.
- Y empezamos fuerte – murmuró la mujer de ojos verdes claros.
Shinazugawa entró al lugar en compañía de Kanae, sin embargo estaba curiosamente callado, eso le preocupaba a la mayor de las Kochou incluso si ya sabía la razón.
- Tú no eres de los que se da por vencido así, Sanemi.
- No se supone que debas estar motivándome.
La maestra de biología puso una mano sobre la de él. Sus escritorios en la sala de maestros estaban al lado y lo suficientemente lejos del de Tomioka para que ella no los escuchara.
- Eres mi amigo, Sabito también y no significa que lo abandonaré, pero ahora mismo tú eres mi prioridad.
- No entiendes – bufó el albino, abriendo su agenda para revisar sus clases.
La mayor de las Kochou cerró con cuidado el cuadernillo y ambos fijaron miradas.
- Entonces explícame, Shinazugawa.
No podía escapar de esa tranquila determinación, el profesor gruñó suavemente con exasperación pero accedió.
- Tomioka traicionó mi confianza sin importarle el cómo nos sentiríamos al respecto. Fue demasiado obvio como yo era el único que estaba poniendo de mi parte en confiar... Maldita sea, Kanae... Tomioka le tenía miedo a las reacciones de su familia que no sabían ¡Nosotros ya estábamos enterados de todo! ¿Cuál fue su excusa?
Lo último lo dijo con un susurro indignado para que la causante de su malestar no lo escuchara. La mujer iba a decir algo pero fue interrumpida de nuevo por el de cicatrices.
- Se estuvo poniendo en riesgo en su situación cuando pudo tener ayuda. Es demasiado orgullosa a veces...
- No creo que sea eso – murmuró Kanae.
- Tal vez no, pero no tengo intención alguna de tener una relación con alguien en quien no puedo confiar, por más que me guste.
Shinazugawa se puso de pie y cortó todo intento de su compañera de arreglar el problema o hablar de ello. La mujer de ojos lila alcanzó a ver como Giyuu seguía con la mirada al albino y suspiraba antes de ponerse de pie para tirar las hojas de las fresas que había devorado.
"Ay Sanemi, te arrepentirás si las cosas terminan así" Pensó la profesora de cabello lacio azabache, negando suavemente.
Los alumnos de la clase de química esperaban nerviosamente a que su profesor comenzara la clase, sin embargo Iguro hacía como que no existían, viendo su pizarrón repleto de palabras clave, ideas, soluciones y en medio tres signos de interrogación.
"Tiene que haber un modo de conseguir que Shinazugawa deje esa terquedad de lado. Según Shinobu, a menos que Tomioka se vea muy afectada, Kyojuro y Sabito no hablarán con él puesto que es su decisión retirarse de este asunto... Ese niño Genya que es su hermano podría hacer lo que ninguno de nosotros... es una de nuestras esperanzas"
Tomó el gis y escribió algunas palabras para posicionar la intervención del chico con corte mohicano en el pizarrón. Los alumnos estaban comenzando a aburrirse pero no se atrevieron a hacer un sonido, pues el mal genio del maestro con una serpiente como mascota era legendario.
Ash despertó con un gemido al sentirse como paleta derretida a mitad de un desierto. Se puso de pie y prendió la lamparilla portátil que su padre le había conseguido para que dejara de correr en medio de la madrugada gritando "¡La sangre de Cristo tiene poder!" cada que fuera al baño o a la cocina.
Con un bostezo se puso sus pantuflas amarillas de Pikachu y caminó rumbo a la cocina por un vaso de agua y de paso algo de helado que su tía había conseguido sin que su madre se diera cuenta.
Era el secreto de ambos, Ash le ocultaba a su madre la existencia de los botes de helado y como paga, Giyuu y él se la pasaban comiendo helado cada que les diera la gana. Tener a su tía embarazada en su casa estaba siendo de las mejores cosas de su vida ¡Debería darle primos más a menudo!
Como todo buen acalorado, le echó hielos al agua y regresó arrastrando los pies a su habitación. Era sábado y era demasiado temprano para pensar en otra cosa que no fuera su cama probablemente más fría ahora que no estaba acostado en ella. Ya estaba por llegar cuando escuchó un buen de notificaciones saliendo del cuarto de huéspedes dónde se quedaba Giyuu.
La curiosidad le dio orejas de gato y una mirada igual de curiosa, se acercó a la puerta y echó un vistazo. La joven estaba en el décimo piso de los sueños, abrazada al conejo de fuego que la mantenía de costado, su teléfono se estaba terminando de cargar a sus espaldas en el mueble de al lado de su cama y mostraba en la pantalla mensajes que no habían sido leído.
- Jejeje – rió el niño, dispuesto a descubrir si era uno de los candidatos que podían ser su tío.
Puntitas, puntitas, llegó al celular y con cuidado lo desconectó. Lo primero que le pidió fue un código de acceso, lo bueno es que Ash era un niño de la generación digital y Giyuu una adulta bastante predecible si la conocías bien.
El patrón de bloqueo brilló en verde en cuanto el niño colocó la fecha de nacimiento de su tía.
"Que raro, pensé que pondría su comida favorita" Se sorprendió al recordar su primer error para accesar al celular.
Abrió el servicio de mensajería y picó de inmediato en el perfil que había enviado los mensajes.
"Veamos... Kyojuro... Ese nombre no es muy común pero él se ve cool" Se dijo admirando al tipo de la foto "Se ve agradable ¡Tiene un cabello increíble! ¿Se lo teñirá? Wow, sus ojos son iguales a su cabello. Mhhh aunque sus cejas son rarísimas... ¡Me cae bien!"
La apariencia era un 10 definitivo, el niño casi avienta el celular del susto cuando Giyuu se movió inconscientemente para acomodar su circunferencia.
"Uy, pucha casi la cago" Pensó con gotitas de sudor antes de regresar a lo suyo.
"Un día de spa, yo digo que sí ¿No?"
Ash repasó como hablar como Giyuu, puso una cara inexpresiva, y trató de copiar la actitud de su tía para ponerse en papel. Pocas palabras y cero experiencia en emojis, lo tenía.
Por un momento temió haberlo echado a perder con el primer mensaje de parte del tal Kyojuro, el segundo le devolvió el alma al cuerpo.
El pequeño dejó el celular en el mismo sitio antes de leer el último mensaje que el rubio iba a enviar por el escribiendo... que había visto al final. Ash regresó a su habitación sin olvidar su vaso de agua, sonriendo por haber confirmado a otro de los candidatos de una manera tan fácil, de paso habiendo hecho algo bueno para Giyuu a quien quería tanto.
"Gente como yo va al cielo" Se felicitó mientras dejaba en su lugar la linterna y se cubría para retomar su sueño.
Unas horas después Tomioka Giyuu despertó con unas ganas absolutas de correr al baño. Regresó poco después tranquila por haber evitado un accidente, al menos hasta que vio el cargador de su celular en el suelo.
- Mierda, se desconectó.
Agacharse todavía no era imposible pero ya tenía que hacer divertidas maniobras para no sentir que el peso se interponía en su camino. Recogió el cable del cargador y lo reconectó al celular, se dio cuenta que tenía un mensaje sin leer y se decidió a verlo.
Eran muchos corazones de parte de Kyojuro, era algo dulce de su parte pero ¿Así de la nada? Abrió sus ojos de más cuando vio que había una conversación no registrada en su cerebro.
- ¿Eh? – comenzó a leer - ¿¡Eh!? – eso fue al llegar a la explicación de Uzui cargándose cuatro celulares de una - ¿¡EH!? – y eso fue al ver el compromiso que aparentemente había aceptado y que no tenía ni idea que lo había hecho.
Miró apresurada la hora y se tranquilizó, todavía tenía bastante tiempo. Escogió prendas cómodas para ponerse y fue a darse un baño rápido. Una pregunta le movía las neuronas causándole confusión.
¿Ya estaba empezando aquello que leyó en internet y que en otros sitios le llamaban Pregnancy brain? Sabito le recordaba que era despistada, si con el embarazo se ponía peor, Tomioka no estaba segura si podría sobrellevar ilesa esta aventura.
Salió del baño y comenzó a cambiarse para tomarse todo el tiempo que quisiera. Hizo esfuerzos por recordar cuando es que había respondido los mensajes de Rengoku, pero nada ¡Nada! Es cómo si su cerebro estuviera alzando los hombros y negando con la cabeza, realmente estaba en banco.
"Estoy condenada" Se lamentó la maestra de ojos azules mientras se acostaba en la cama unos momentos para descansar del esfuerzo que le costó ponerse el pantalón.
Que, por cierto, ya empezaba a apretar, era obvio que estaba aumentando una talla y que lo seguiría haciendo pero no solo era el relleno de su vientre, sus caderas estaban saltando más a la vista. No es como si Kyojuro, Sabito o incluso Sanemi se quejaran de ello, no, al contrario, pero ella temía que su poco contenido de guardarropa ya no le fuera a entrar en el futuro.
Fideo entró al cuarto y se acomodó en la cima del vientre de la azabache, ignorando la mirada incrédula de los ojos azules.
- No puedo creer que estés cómodo ahí.
El gato abrió uno de sus ojos como respuesta y lo volvió a cerrar para tomar una siesta en el cálido colchón de piel que la humana de coleta le había puesto tan amablemente a su disposición. Fideo sabía que estaba compartiendo el espacio, sentía la presencia de un ser vivo dentro, pero el felino todavía estaba descifrando que es lo que haría con esa información.
El sonido de un coche le dijo a la maestra que sus compañeros habían llegado. Se peleó con el gato para quitárselo de encima y se apresuró a irse para evitar las miradas decepcionadas de Fideo.
- ¿Vas a algún lado?
Tsutako estaba limpiando la sala junto a su hijo, quien sonrió un poco ya sabiendo lo que pasaba.
- Uzui y las chicas me invitaron a algo, iremos por ahí.
La mujer de trenza estaba por decir algo cuando los pitidos repetitivos los llevaron a los tres a abrir y asomarse por la puerta.
- ¡Hola Giyuu! – saludó Suma con demasiada emoción.
- ¡OI Tsutako, tiempo sin verte! – exclamó Uzui, quitándose los lentes de sol que traía puestos.
- Es cierto, hace mucho tiempo que no nos veíamos Uzui – sonrió divertida la mayor.
- Tu hermanita ya es una adulta pero, por los viejos tiempos, ¿Puede salir Giyuu a perder el tiempo con nosotros un rato? – respondió el peliplata con la misma especie de pregunta que él y Sabito hacían cuando eran menores de edad.
La joven estaba muy avergonzada, la cara roja sin creer que su amigo estaba haciendo eso, pero Tsutako comenzó a reír.
- Pensaba llevarla a dónde necesitara para evitar cualquier cosa, pero está en buenas manos con ustedes.
Ash conocía a Uzui, menos que a Sabito pero le caía muy bien. Se preguntó si él también entraría como uno de los candidatos de su tía, ahora tenía otro hilo de investigación.
Tomioka entró rápidamente al Mercedes del maestro de arte y le dijo que arrancara de una vez, causando la risa de Makio mientras Suma la abrazaba como podía desde la parte de atrás y Hinatsuru le daba palmaditas en la espalda.
- Es increíble pensar que hubo un tiempo en que ambos estaban casi del mismo tamaño – comentó Tsutako con una risita al verlos irse.
Incluso sentados, la diferencia de estatura era clara.
- Pero él es un gigante – respondió el niño confundido.
- Eran muy pequeños en ese tiempo – contestó su madre antes de cerrar la puerta.
La música era animada y totalmente controlada por las chicas que cantaban mientras ambos de enfrente conversaban en un buen ambiente.
- ¿Cómo demonios es que rompiste cuatro celulares?
Las chicas cantaban con fuerza Die Young y curiosamente a la ojiazul de coleta no le molestaba el griterío de voces, le divertía la energía con la que seguían la letra aunque su cara solo mostrara una pequeña sonrisa.
- Fue un accidente de cálculo – respondió Uzui con una gota de sudor antes de que su cara cambiara a una de indignación - ¡Y la transición de una cama a un maldito trampolín!
- ¿Eres estúpido?
- ¡Lenguaje! Que mal ejemplo le das a mi sobrino – regañó Tengen para molestar.
Giyuu hizo una cara por eso y se puso a escuchar la historia de como había aventado los cuatro teléfonos a la cama para no tener que entrar a la habitación, uno volando al techo, otro aterrizando contra la pared, otro saliendo en perfecto ángulo por la ventana y el otro cayendo al agua de la pecera de Hinatsuru, asustando al pobre pez dorado.
Al hombre más llamativo sólo los sucesos más extravagantes le sientan correctos.
Llegaron al lugar y entraron volteando a admirar lo que se veía. Era un sitio fresco y elegante, sonido de agua corriendo por una fuente central que mostraba un paisaje de bosque tropical en una estatua. Llamaba mucho la atención por lo que Hinatsuru y Tomioka se quedaron ahí, viendo los detalles de la fuente en lo que Suma, Makio y Uzui se encargaban de lo demás.
- Uzui nos dijo que tienes cinco meses – empezó la de ojos morados y coleta.
Era un silencio tranquilo, la conversación fue un poco inesperada pero no interrumpió nada. La maestra de deportes asintió, volteando a verla con una mano en su abdomen.
- No llevo muy bien la cuenta. Tengo cita pronto, de cualquier modo.
- Las revisiones son muy buenas – señaló Hinatsuru - ¿Has pensado en algún nombre?
Tomioka no supo muy bien que contestar, casi todos los nombres que había pensado eran de niña, tenía la esperanza de que eso fuera, pero ahora que sabía el sexo correcto se había quedado sin ideas.
- Los chicos están pensando.
Esa respuesta era un no obvio.
- Imagino que Tengen no ha dado propuestas decentes – murmuró con una gota de sudor la otra joven.
El recuerdo de la broma de pastel de tres leches le vino a la cabeza a la azabache y su mirada se oscureció con enojo.
- Ah, eso es una confirmación – se respondió a sí misma Hinatsuru – Bueno, todavía tienes mucho tiempo para pensar.
La mujer se dio la vuelta para regresar con los demás pero la mano insegura de Tomioka la detuvo e hizo que le pusiera atención de nuevo. Giyuu no sabía a quien preguntarle y le pareció que su compañera era una buena opción.
- Hinatsuru... Yo... Ahm... ¿Me puedes aconsejar?
Una flecha imaginaria atravesó a la joven de larga coleta y sintiendo un enorme sonrojo de ternura en su cara, le dieron ganas de abrazarla pero se contuvo.
- Por supuesto Tomioka, lo que necesites, puedes decirme todo lo que quieras.
- ¡Oigan, ya vamos a comenzar! – exclamó Suma haciendo señas.
¿Cómo es que nunca se había dado el tiempo de relajarse así? Era maravilloso, sentía todas las preocupaciones y tensiones de los últimos cinco meses desvanecerse con lo que se estaba consintiendo. El bebé seguramente se había calmado también pues absolutamente nada interrumpió su descanso.
Tuvieron varias cosas pero las favoritas de la azabache habían sido sin dudar el masaje que sus hombros recibieron y la manera en la que le habían lavado el cabello con un shampoo especial que olía delicioso. Incluso se sentía bien por lo que varias de las chicas que trabajaban ahí le habían dicho.
- Tiene una piel preciosa – comentó una de ellas mientras le ponía una mascarilla – Y las ventajas de su embarazo se ven en su cara, está casi perfecta.
- Giyuu siempre ha tenido una piel sin imperfecciones – aclaró el de cabello plateado tumbado en una de las mesas de masajes – pero hasta yo admito que tiene un brillo diferente y llamativo.
- Pues se ve usted muy bien señorita – finalizó la misma chica que atendía a Giyuu.
Por su embarazo, Tomioka tenía que estar en posiciones diferentes a las de los demás, claro, para no poner en riesgo a ninguno de los dos. Pero esto no le impedía recibir todo el poder de la relajación en ella.
- Yo digo que no lo pienses tanto y te quedes con Rengoku.
Makio estaba cubierta ahora hasta el pecho de barro dentro de una bañera rectangular de piedra, una mascarilla de lo mismo en su cara y dos rodajas finas de pepino cubriendo sus ojos.
Las chicas se habían separado del profesor de artes que decidió quedarse más tiempo en el sauna, Suma escuchaba atentamente mientras una chica le pintaba sus uñas color azul brillante y Hinatsuru junto a Giyuu se remojaban un rato en agua burbujeante, fresca y perfumada.
- Si fuera tan fácil para Tomioka, ella misma habría decidido ya Makio – respondió la mujer de ojos morados con una sonrisa tranquila.
- Los tres son buenas opciones – añadió Suma, cambiando de mano para el esmalte – pero personalmente me da miedo el maestro Shinazugawa, no me da la impresión de que tenga mucha estabilidad emocional.
- Es mucho más inteligente que tú – respondió la de flequillo amarillo.
Suma se empezó a quejar y Makio abrió fuego directamente para contestarle, las otras dos las escuchaban discutir, dos gotas de sudor bajando por los costados de su cara.
- ¿Cómo se toleran la una a la otra?
- Creo que es porque nunca se pelean en serio. Pero dejémoslas en lo suyo un momento... veamos Tomioka ¿Qué es lo que buscas en un hombre? Podemos empezar por ahí.
La maestra de deportes hundió su cabeza hasta la altura de la nariz y se quedó pensando en la respuesta.
¿Qué es lo ella quería? Nunca pensó que tendría que sintetizar la imagen de un chico perfecto en su mente.
"Supongo que me gustan los hombres más altos que yo, me puedo proteger sola pero con algo de músculos no estaría mal... Llevarnos bien es algo importante, incluso si peleamos en algunas ocasiones. Una persona amable pero que pueda ser atrevido e intenso cuando sea adecuado...Que no le importe si hablo mucho o poco, y que tenga ciertas atenciones conmigo, pero no demasiadas, eso sería incómodo... ¿Estaré pidiendo demasiado?"
El silencio de la azabache y un color rojo en su rostro le dijo a su compañía que ya tenía una idea pero que probablemente prefería no decirla en voz alta.
- Si ya pensaste en lo que te gusta, ahora compara esa idea con los tres ¿Hay alguno que se acerque más a esa expectativa?
Tomioka lo pensó un momento, Hinatsuru se acercó moviendo el agua y aprovechó para hacerle un masaje con sus finos dedos en su melena negra, Giyuu cerró los ojos con satisfacción y le fue más fácil darse cuenta de la respuesta.
- Maldita sea, todos.
- ¿Eh?
- Todos encajan... a su modo.
- Oh vaya, creo que no nos movimos del inicio entonces.
- ¿Tú crees?
Ambas suspiraron justo cuando Makio y Suma terminaban su pelea para unirse de nuevo en el chisme que tenía Tomioka, enterándose de lo distante que se estaba portando cierto peliblanco después del suceso con Tsutako.
Uzui por fin había regresado después de varias cosas que se había hecho después del sauna, los cinco ahora se realizaban una manicura, Suma concentrada en no arruinar sus uñas en lo que los demás terminaban con las suyas.
- Si la situación no cambia pronto, los candidatos se reducirán a dos, querida.
- Debo estar de acuerdo con Makio, no tiene sentido que sigas considerando a Shinazugawa si mantiene la actitud de alejarse de ti – comentó Hinatsuru.
Tal vez tenían razón. La profesora de gimnasia se centró en el degradado de uñas que Uzui había insistido en pagarle, de zafiro pasaba a celeste y cambiaba a blanco en las puntas, haciendo referencia al mar.
"Tal vez Sanemi se dio cuenta que no soy alguien adecuada para él, supongo que, así como ellos respetarán mi decisión, yo debo respetar la de ellos."
Sin embargo, aunque ya se había hecho a la idea de no seguir considerando al joven de cabello blanco y cicatrices, su cara mostraba tristeza. Los sentimientos que nunca habían muerto realmente desde aquella vez cuando eran más jóvenes estaban doliendo un poco por todo lo que habían vivido hasta la desastrosa entrada de Tsutako en la ecuación. Tengen se dio cuenta de las pequeñas expresiones en la cara de su amiga y decidió animar los espíritus de todas al llevarlas a uno de los mejores restaurantes de la ciudad acabando toda su sesión de cuidado y relajación.
- ¡Todo se ve riquísimo! – babeó Suma con las imágenes al lado de los platillos en el menú.
- Cierto, hay muchas cosas que quiero probar – añadió con brillo en sus ojos Hinatsuru.
- ¿Qué estás esperando entonces? ¡Hay que ir encargando! – Makio dijo con una sonrisa mientras le hablaba al mesero.
- Todo tiene nombres extravagantes y deliciosos.
- Yo no tengo mucha hambre – murmuró Tomioka después de ver el precio de la comida.
El bebé parecía llamarle mentirosa y haberse indignado porque su tripa se sintió incómoda con sensaciones casi de movimientos.
- Tienes que comer algo – dijo Uzui con las tres mujeres diciendo que sí al mismo tiempo.
La azabache volvió a leer el menú y con vergüenza se rindió por las quejas de su panza e hijo.
- Bueno, tal vez un poco de arroz.
- Eso está me...
- No, mejor esta ensalada de manzana con jarabe y picante.
Tengen esperó un poco antes de volver a hablar.
- ...De acuerdo en ese ca...
- No, espera, ya decidí. Pan con salsa de tomate y queso.
Otra vez un silencio, la mujer de ojos finos y azules se quedó viendo al peliplata que le devolvía la mirada pacientemente.
- ¿Qué?
- Nada, sólo me estoy asegurando.
...
- Muy bien, en ese caso será una or...
- Pizza... mejor quiero pizza.
El profesor sintió una vena en su sien por las risas de las otras tres chicas que veían bastante divertida la situación.
- ¿De qué va a ser la pizza de una maldita vez, Tomioka? – preguntó el joven de ojos granates, cuidando bien de sonreír para no obtener un cambio de humor de su amiga embarazada.
- De lo que sea.
- ¿Segura?
- Ya te dije que sí – gruñó la maestra, a una pregunta más de entrar a su fase agresiva.
Uzui no se iba a arriesgar por culpa de algo de comer.
- De acuerdo, pediré eso y espero que no te arrepientas.
Las risas que las otras estaban aguantando por fin decoraron los próximos minutos en lo que les traían su comida.
Shizu estaba preocupada por su hijo mayor, ya había pasado mucho tiempo desde la última vez que le había contado sobre como iban las cosas en la escuela y con Giyuu. Si sus demás hijos lo notaban, sólo Genya mostraba la preocupación como ella, pues todos seguían comiendo como si nada mientras el joven con cabello blanco masticaba en extremo silencio, sin importarle mucho que Shuya y Teiko estuvieran lanzándose verdes chicharos entre ellos.
Algo poco común en Sanemi, realmente. A fuerza de miradas, madre e hijo con mohicano comenzaron a comunicarse telepáticamente.
"¿Qué le sucede a tu hermano?" Preguntó, señalando dos veces con la mirada al mayor.
"Tomioka Giyuu" El chico parpadeó tres veces, referencia a los ojos de su profesora, una de las cosas que más le encantaban a su hermano.
La pequeña mujer mostró sorpresa y para no verse sospechosa se llevó a la boca una cucharada de comida.
"Necesito saber que pasó, afuera, cuando esté lavando los platos"
Genya sabía que su madre haciendo esos gestos que indicaban la puerta de entrada y los platos eran solo para enterarse por él todo lo que estaba sucediendo entre su hermano mayor y su maestra de deportes.
Shinazugawa lavaba lo que habían usado para comer como siempre hacía, su mente estaba ocupada con recuerdos nada agradables de su viejo. Las cosas serían diferentes para su madre, sus hermanos y él si ese viejo estúpido hubiera confiado en su familia y hubiera pedido ayuda en su momento.
El maestro de matemáticas recordaba bien lo mucho que deseaba ayudar a su padre cuando regresaba con olor poco agradable que ahora reconocía como alcohol. Cada noche Shizu le decía que su padre los quería mucho y la preocupación de no poderlos cuidar al haber perdido su trabajo era lo que lo estaba llevando a la desesperación.
"No era más que un niño pero me molestaba tanto que el viejo no confiara en su propia familia aún cuando nos tenía en frente. No era estúpido, no había mucho dinero para la comida y mamá trabajaba mucho más que antes. Si tan solo nos hubiera dicho lo que le angustiaba... yo hubiera hecho lo imposible por aligerar su carga aunque fuera un poco, y estoy seguro que Genya habría hecho lo mismo... pero no, nunca confío en nosotros... regresaba cada día peor y poco sabíamos de los peligros que aceptaba para aumentar el dinero que le daba a mamá..."
Los recuerdos de la última vez que vio a su padre venían con las cicatrices que él y su hermano tenían en el cuerpo.
Ninguno de los dos entendía que estaba pasando, incluso después de seguir a su padre y ver por unos minutos una pelea peligrosa y sangrienta. Al ver a su padre herido de gravedad, ambos hermanos pensaron poco en las consecuencias y corrieron a ayudar al adulto, su madre ya estaba desgastada como trapo viejo por el exceso de trabajo, incluso después de la violenta manera de hablar de su esposo cuando estaba borracho de más, ella no dejaba de amarlo y preocuparse por su bienestar ¿Qué le sucedería si veía a su pareja en tan mal estado?
"Al final el tipo escapó para ser atrapado por la policía, tsk, el desgraciado estaba metido en algo turbio, se tuvo lo que se merecía. El viejo fue al hospital por las heridas y nosotros recibimos regaños de todos los malditos lados posibles, de cualquier modo fue inútil. Él terminó dejándonos solos en esta vida y tuvimos que ingeniárnoslas para salir adelante."
El joven de ojos ciruelas cerró el grifo y recargó sus manos en el borde cerca del trapo que usaba su madre para limpiar el polvo. Tomioka no era como su padre, lo sabía bien, pero lo que había pasado con su familia y lo que le había ocultado eran cosas que no podía dejar pasar fácilmente.
Mientras el profesor de matemáticas meditaba todo eso, su señora madre y hermano que le seguía estaban afuera al lado de la puerta de entrada, terminando de armar planes que propondrían al equipo de bandera verde de inmediato para evitar que se siguiera desarrollando un desenlace trágico para su corredor.
Hakuji buscaba a su maestra de educación física para preguntarle sobre algunas cosas del club de kendo en las cuales le había estado ayudando. Alcanzó a ver a su profesor de historia, quien de pronto se vio mucho más feliz que lo usual en cuanto vio a la misma mujer que casualmente el mismo estaba buscando, y una sonrisa determinada en su cara combinó con sus pestañas rosadas.
- ¡Giyuu! ¡Qué bueno que te encuentro! Me estaba preguntando si...
La azabache estaba por ponerle atención a su compañero de ojos citrinos pero un par de orbes celestes reclamaron su atención a mucho menos distancia que el otro.
- Oh, maestra Tomioka, que bueno que la encuentro. Me surgieron algunas cuestiones sobre las clases de kendo, estoy seguro que usted me lo puede resolver.
- Hakuji – comentó Giyuu algo sorprendida por habérsele aparecido de la nada – Sí, claro.
"Buen intento profesor Kyojuro, pero mejor suerte para la próxima" Pensó socarronamente Soyama, siguiendo a Tomioka y sonriéndole de forma triunfante al profesor siempre alegre que no mostraba otra cosa más que cómica confusión en su cara.
Kyojuro se quedó con la boca ligeramente abierta por unos segundos y la cerró al quedarse solo en el pasillo dónde fracasó en hablar con Giyuu.
¿Qué había sido eso? Su dinámica con el joven Soyama jamás había tenido ese tipo de actitudes. Era casi como si hubiera disfrutado interponerse en su camino, incluso juraría haber visto algo amarillo en la mirada desafiante del chico.
- Debo estar viendo cosas – comentó el rubio algo confundido por su forma de fracasar en la invitación.
Además, acababa de confirmar los rumores sobre el nuevo instructor de kendo que sustituiría a su compañera en las clases que ya no podía dirigir con cada día que crecía su cuerpo.
Ya no tenían tiempo libre en común así que tendría que intentar invitar a Tomioka a una cita con el plan B, el único peligro del plan era uno: La hermana mayor de Giyuu, que la recogía en punto, nunca un minuto tarde. No era algo imposible pero realmente esperaba no tener que recurrir a este plan, cada que veía las frías miradas que congelaban a Sabito cuando se llegaban a encontrar, no podía evitar tragar pesado y preguntarse como reaccionaría con él.
Una mano en su espalda cuando estaba a punto de entrar a su clase del momento lo detuvo.
- Profesor Rengoku.
- Hakuji, ¿Qué necesitas? Creí que estabas con Giyuu.
- Ah, eso. Ya terminé de preguntar lo que necesitaba, algo sobre la organización de los alumnos y esas cosas.
Agitó un poco sus manos como si eso no importara mucho. Kyojuro seguía sonriendo tranquilamente al menos hasta que le cayó la sorpresa con las palabras de Soyama.
- Espero sinceramente que no le moleste mi presencia ocasional en su vida, profesor. Realmente quiero que el acuerdo con su familia funcione – comentó el chico alejándose después de dos palmadas amigables en su espalda.
Rengoku parpadeó un par de veces sin entender absolutamente nada.
- ¿Eh?
Los gritos de Uzui al enterarse de las cosas causó que viniera Himejima a la sala de maestros a pedirle un poco de silencio por los alumnos que estaban tratando de concentrarse en el resto de las clases.
- ¡¿Cómo que ese mocoso y tu padre tienen un acuerdo en beneficio mutuo?!
El rubio no necesitaba que su amigo representara sus nervios en ese momento. Al igual que el peliplata tenía la sensación que un nuevo obstáculo les había surgido.
- Mi padre no es una mala persona pero estoy seguro que mi madre no le ha dicho nada sobre Giyuu por como reaccionaría – dijo el profesor de historia con preocupación detrás de su aparente calma.
- Amigo te va a desheredar si se entera lo que está pasando.
- Mi madre no le permitiría eso. Él siempre toma los asuntos que cree importantes en sus manos, y eso es un problema.
Uzui se jaló la cara hacía abajo con las palmas, muy pero muy irritado.
- Si al pestañas de chicle se le ocurre decir algo frente a tu padre, Tsutako Tomioka podría dejar de ser el problema actual para nosotros.
La cabeza de Rengoku asintió y dejó salir un suspiro mientras arreglaba los papeles con calificaciones en su escritorio.
- Si no está enterado que mi padre desconoce nuestra situación, lo hará pronto, de eso estoy seguro.
- Ni hay que dudarlo, me dijiste que te vio a punto de preguntarle algo a Tomioka y se adelantó valiéndole tres hectáreas de berenjena. Mierda, tendremos que enviar a alguno de los chicos encubierto al dojo de tu familia para asegurarnos que no arruine nada.
- No es mala idea – opinó el de ojos dorados.
- Ya sé que no, pero olvídate de eso tigre – Uzui se acercó para agarrarlo del hombro y picarle varias veces en el pecho – Enfócate en invitar a la emo a otra cita, tu equipo técnico se encargará de esto.
- ¡De acuerdo!
Kanae aprovechaba su hora libre para pasar tiempo con su hermanita ahora que estaba de un humor más tenebroso por culpa de su corredor en la apuesta.
- Supongo que no has conseguido que Shinazugawa y Tomioka se arreglen.
La Kochou menor farfulló una respuesta mientras escribía con su peor letra de doctor, cuando eso pasaba significaba que estaba muy molesta.
"Shinobu odia perder, y más si es contra alguien como Uzui" Recordó la de ojos lilas, la nota de su hermana le fue entregada y el broche morado con verde azulado salió rápidamente en búsqueda del profesor de química.
La maestra de biología echó un vistazo a la nota para encontrar muchas anotaciones dirigidas a Tomioka.
- ...Oh Shinobu... si no supiera leer notas así de feas realmente pensaría que me estás gastando una broma – murmuró la mujer con una gota de sudor bajando al lado de su cabeza.
No podía darle eso a la pobre de su compañera de gimnasia, ya tendría muchas confusiones con lo que le seguía a su embarazo, así que sacó una hoja de papel y se puso a copiar en limpio la información para la azabache de coleta. Cuando acabó fue a buscar a la mamá en espera, Kanae se acercaba al gimnasio cuando escuchó una canción que estuvo de moda un tiempo entre las chicas, de puntitas se acercó sigilosamente y se asomó apenas un poco para ver que sucedía en el lugar.
- ¡Mhhh! – Sabito quería hablar pero Tomioka le tapo la boca para que tragara primero – Vamos, no puedes decirme que no recuerdas esta.
- La recuerdo, pero sabes bien que no era como el resto de las chicas, nunca me emocioné como ellas por esos cantantes – respondió tranquilamente la azabache, dándole una mordida al pan de uva que se había conseguido.
Sabito puso una sonrisa que hizo de inmediato que una de las delgadas cejas de la ojiazul se alzara.
- No me digas que estás a punto de...
La mano del maestro apretó el volumen y el celular ahora reproducía la siguiente canción por todo el gimnasio.
♫
Sabito no cantaba como un profesional pero su voz era bonita, algo que siempre le había gustado a Giyuu desde niña, sin embargo ahora mismo no sabía si sentir pena o vergüenza desde la banca donde estaba sentada, con el maestro de cabello melocotón cantando de memoria la letra de aquella canción.
- You're insecure, don't know what for,
Bien, Giyuu ya se había decidido.
- You're turning heads when you walk through the do-o-or,
Vergüenza, estaba roja pero de vergüenza.
- Don't need make-up to cover up; Being the way that you are is enou-ou-ough,
Sabito aprovechó para guiñarle un ojo y la azabache se ruborizo más.
- Everyone else in the room can see it; Everyone else, but you, ooh,
Kanao reía silenciosamente cuando el joven se puso de pie para interpretar más a gusto la canción a pesar de la cara de su amiga cuando fingió tener en su mano un micrófono estilo en el karaoke.
- Baby, you light up my world like nobody else! The way that you flip your hair gets me overwhelmed! But when you smile at the ground, it ain't hard to tell, you don't know, oh-oh; You don't know you're beautiful!
Podía culpar al bebé por las malditas mariposas que tenía en el estómago pero la diversión y calidez que sentía dirigido hacía ella desde los ojos de intenso lavanda le hacían imposible mentirse a sí misma.
- If only you saw what I can see, You'll understand why I want you so desperately; Right now I'm lookin' at you, and I can't believe, you don't know, oh-oh; You don't know you're beautiful, oh-oh, that's what makes you beautiful.
Mucho menos ahora que se daba cuenta que su compañero había escogido esa canción a propósito, tenía muchas cosas que el de cabello de color alguna vez le había mencionado y eso no podía ser coincidencia.
- So c-come on, you got it wrong; To prove I'm right, I put it in a song; I don't know why you're being shy; And turn away when I look into your eye-eye-eyes...
Demonios, no puso evitar hacer exactamente lo que estaba diciendo la canción ¡Con tanta atención que le estaba dando era imposible! Giyuu ya había perdido el apetito, dejando su bocadillo de lado, ahora el de cicatriz en la mejilla estaba de nuevo en las partes del coro, sin dejar que la conexión entre sus miradas se perdiera.
- ... and I can't believe; You don't know, oh-oh, you don't know you're beautiful, oh-oh; That's what makes you beautiful.
Las entonaciones con ritmo de los cantantes comenzaron y el joven dejó de cantar un momento para sonreírle suavemente. Sabito sólo cantaba cuando estaban en un karaoke del tipo al que los arrastraba Uzui de vez en cuando.
"Pero ahora... Ahora es como si..."
El maestro de geografía volvió a visualizar un micrófono imaginario en su mano y se preparó para el final, mientras un enorme carmín se estaba poniendo en su rostro.
"Como si estuviera probando algunas cosas... que nunca se había animado a hacer en el pasado."
- Baby, you light up my world like nobody else – Se acercó un paso - The way that you flip your hair gets me overwhelmed – uno más - But when you smile at the ground, it ain't hard to tell... - se agachó para quedar a la altura de los apenados ojos azules.
(You don't know, oh-oh)
You don't know you're beautiful
En ese instante, con el mismo incremento de energía en la canción, el joven tomó el rostro de Tomioka y la besó de una manera completamente sorpresiva.
Baby, you light up my world like nobody else (...)
Los ojos zafiro se abrieron todo lo que podían y Tomioka sentía su rostro paralizado por el calor de la sangre subiendo de golpe. Tantas sensaciones y no se podía decidir con ninguna, al final decidió cerrar los ojos y dejarse llevar por el ritmo dulce y demandante que estaba marcando el joven con su boca.
Nunca se había aprendido la letra de la canción, el inglés nunca había sido su punto fuerte como materia, pero mientras se derretía por la manera en la que Sabito le estaba demostrando sus sentimientos, escuchó las últimas palabras como si las estuviera diciendo el mismo hombre que no dejaba de besarla.
You don't know you're beautiful, oh-oh
You don't know you're beautiful, oh-oh
That's what makes you beautiful.
Kanae estaba con una enorme sonrisa, a punto de girar para entrar a uno de los pasillos de la escuela cuando se encontró a Murata siguiéndola con la mirada.
- ¿Salió bien?
- Eres un genio, no sé cuando se pusieron de acuerdo para pensar en eso tú y Sabito pero fue algo sumamente brillante y hermoso – exclamó más que feliz la mayor de las hermanas mariposas.
Su rostro era toda la felicidad y brillo del mundo, el maestro de literatura tuvo que reír con esa preciosa muestra de alegría y ambos se alejaron para celebrar el éxito del plan con un buen café y unos dulces que la mujer había preparado para los tortolos del gimnasio.
Aunque ya no los necesitarían más con todo el dulce ambiente que tenían por el momento.
Mientras el equipo del agua podía descansar después del golpe que Tsutako había causado en sus avances, Iguro y Shinobu estaban con la típica representación de un personaje deprimido en el anime: una nube morada y oscura rodeándolos y líneas verticales que iban hasta abajo al igual que sus ánimos.
Aoi y Kanao no sabían que hacer así que solo comían en silencio sus aperitivos en la mesa de la cafetería que habían alcanzado a reservar para la reunión de emergencia que tenían con todo el equipo del viento. Esperaban que llegara la esperanza de todos ellos con el nombre de Genya Shinazugawa, aunque sinceramente ambos cortos de estatura ya estaban masticando su derrota.
- Nunca pensé que perderíamos de una forma tan humillante – murmuró Kochou, viéndose rara sin sonreír, con expresión vacía y cansada de la vida.
- Todo terminó, sólo un milagro podría ayudarnos ahora – Obanai arrastró las palabras sin ganas.
- ¿Qué demonios fue lo que sucedió? ¿Tan malo fue? – preguntó Aoi en voz baja.
- Mi hermana le mandó al profesor Shinazugawa un vídeo que tenía guardado para alguna emergencia – respondió con susurros Tsuyuri – No sé bien lo que era, pero por el sonido al enviarlo creo que era de una fiesta.
- Eso no fue todo ¿Verdad?
La chica de coleta ladeada negó y continuó la explicación.
- El profesor Iguro estaba con el profesor Shinazugawa cuando el vídeo le llegó. Dice que vio el vídeo, suspiró y después de unos segundos lo vio borrarlo de su celular.
La chica de coletitas abrió su boca sin creérselo.
- ¿Q-Qué hizo que cosa? ¿Lo borró? ¿El profesor Iguro no le dijo nada?
- Le dijo a mi hermana que estaba tan impactado que no pudo decir nada al respecto, después parece ser que ya no tuvo oportunidad, el maestro se fue a dar las clases de matemáticas de los de último grado y sabes que ellos tienen las últimas de día.
Ahora entendían todo, regresaron a ver a los adultos, ahora con la cara pegada a la mesa, con la misma aura de depresión que antes encima de ellos.
La decisión de Sanemi y su necedad era el problema, ambos sabían que el albino era sensible pese a como se veía y que se preocupaba mucho por aquellos que le importaban, probablemente había otras razones pero lo que Tomioka le ocultó por miedo a su hermana le había herido mucho.
Y no estaban seguros si realmente podían hacerlo entrar en razón con su corazón.
El chico de cresta como peinado por fin llegó y contempló el lamentable paisaje de adultos deprimidos y sin ganas de vivir.
- ¿Hablaste con el profesor? – preguntó la chica de coletas con un suspiro.
- No... hacer eso ahora no es conveniente – comentó Genya – pero hablé con mi mamá y se nos ocurrieron algunos planes que podemos intentar para salvar la situación amorosa de Nemi.
Kochou y Obanai levantaron su cara fantasmal y se miraron entre ellos ¿Qué podían perder ahora con intentarlo?
Por fin era la salida y Tanjiro hablaba animadamente con Tomioka.
- Oh, eso no es mala idea.
- ¿Verdad? Nuestra madre dice que eso le puede ayudar mucho cuando se le olvide algo – explico Kamado con una sonrisa.
"Al menos me alegra comprobar que todo esto de olvidar cosas y actuar raro es normal" Se tranquilizó Giyuu en su mente, el chico manteniendo la plática con ella como distracción.
Un par de ojos verdes y miel calculaban la distancia a la que el objetivo estaba. Hashibira se había asegurado de crear el caos necesario con otros alumnos para que el maestro de geografía tuviera que atrasarse, ya que casi siempre era el que acompañaba a la mujer de coleta desordenada al final del día. Ahora estaba masticando una barra de cereal dulce que se había robado de algún sitio.
- Tanjiro la está trayendo, estará aquí en dos minutos – murmuró Zenitsu, molesto por los granos que Inosuke le estaba dejando en el cabello, ambos asomándose detrás de una pared.
Mitsuri asintió con energía y terminaba de motivar a Kyojuro como su coach en el amor.
- ¡Vamos Rengoku! ¡Esta es tu oportunidad, ve allá y llévala a una cita mejor o igual que la primera que tuvieron!
- ¡Umu! ¡Estoy listo!
- ¡Ahhh! ¡Ya está aquí! – señaló el chico salvaje a los gritos.
- ¡Cállate, me gritas en el oído! – se quejó Zenitsu dándole un coscorrón y empezando una pelea con él.
A la pelirosa le importó poco el desastre de esos dos, empujó a su compañero rubio con una sonrisa y alzó ambos pulgares en apoyo.
"Tú puedes ¡Te he influenciado con el poder del amor!" Chilló la tierna joven por dentro al ver al estudiante con cabello burdeo despidiéndose para ocultarse con ellos y a la maestra de deportes observando que Kyojuro se acercaba a saludarla.
Tsutako llegó a recoger a Giyuu a tiempo para captar con su vista de hermana mayor a uno de los tres sospechosos en su lista de futuro padre de su sobrino. Entrecerró sus ojos dejando salir un suave gruñido inconforme mientras su hijo abría la ventana para asomarse a ver el chisme.
- ¡Ah! Es pelo de fogata – dijo Ash con sorpresa.
- Mhh, así parece... espera ¿Pelo de fogata?
- Niégamelo.
La mujer de trenza abrió la boca pero la volvió a cerrar para ver al atractivo joven que reía al lado de su hermana. Pelo a la altura del hombro con un color rubio brillante acompañado de mechas rojas.
- No le digas así... pero no puedo negarlo.
- Él me cae bien, se ve como un buen tipo.
- Tal vez – aceptó la Tomioka mayor sin dejar por ello de juzgar al joven rubio con la mirada.
Giyuu escuchaba atentamente a Kyojuro, por el comienzo de lo que decía y el cómo sostenía sus manos, estaba segurísima que estaba tratando de invitarla a otra cita, peeero...
- ¡Yuu! – exclamó Tsutako, haciendo sonar el claxon de su vehículo.
- Oh, es tu hermana – señaló Kyojuro, preguntándose si ir a saludar o mantenerse al margen.
Tomioka mostró un tic en el ojo y Rengoku se alejó unos cuantos centímetros al sentir el aura irritada de la maestra de deportes. La ojiazul respiró profundamente para no dejar que el enojo hormonal la dominara y de un segundo a otro tuvo un cambio de humor.
- Esto es vergonzoso – murmuró con clara evidencia en el rojo de su pálido rostro.
- ¡No hay porque avergonzarse! Vamos, te acompañare hasta la puerta.
"¡Santos cachorros, no puede ser!" Gritó en su interior Mitsuri, el plan B había fracasado.
- Parece que sí tendremos que utilizar el plan C después de todo – murmuró Zenitsu.
- Maestro Rengoku... el realmente se está esforzando – añadió Tanjiro con comprensión.
- No pongas esa cara Gonpachiro, esto todavía no ha terminado, está por enfrentarse a un jefe final – le regañó Inosuke.
Kyojuro y Giyuu llegaron al lado del vehículo. Tsutako sonriendo tranquilamente desde el asiento de conductor y su hermana desviando la mirada, sabiendo que en el fondo tenía intenciones de interrogar a su compañero de trabajo al gusto.
- ¿Quieres que te dejemos por ahí? – ofreció la profesora para disminuir la tensión.
Ash abrió la puerta y se recorrió hasta la esquina, mostrándoles a ambos maestros una cara que había aprendido a usar por los memes de un personaje de sus animes favoritos: Anya Forger de Spy x Family.
"Otra vez está con sus caras raras." Pensó Giyuu, dándose una fuerte palmada en la cara mientras Rengoku le devolvía la sonrisa al niño, algo extrañado por la peculiar expresión sonriente que tenía.
- Eres amable como siempre Giyuu, pero yo creo que tu hermana no quiere llevarme.
- ¿Quién, yo? Oh que tonterías dices, todo lo contrario, sería un placer llevar al posible tipo que embarazó a mi hermanita menor – dijo alegremente Tsutako, apretando el volante con fuerza.
"¿Enserio?" Se preguntaron ambos jóvenes con una gota de sudor con las emociones contrarias que demostraba la mujer.
- Sin embargo, tenemos cita para revisar cómo va el pequeño.
- ¿Eh? ¿Enserio? – preguntó Kyojuro viendo el vientre de la azabache.
- ...Lo había olvidado... - confesó Giyuu sorprendida del descuido.
- Ah, ya está comenzando – murmuró Tsutako con varias risas queriendo salir de ella.
Iban a suceder escenas cómicas en los momentos más x del día, ya podía visualizar lo confundida que su hermana menor iba a estar.
- No las retrasaré más.
- Pero, Kyojuro...
El rubio le dejó un beso en la mejilla sin importarle que Tsutako estaba enfrente.
- No te preocupes, sabes que no me rindo fácilmente. Tal vez te haga una visita pronto.
- Oh, eso, eso estaría bien – aceptó Giyuu, sin saber que más decir.
"Tiene agallas... ¡Fogatín me agrada cada vez más!" Pensó el niño tratando de no decirle algún comentario de burla a su madre que le causara un regaño.
Rengoku estaba por despedirse formalmente de Tsutako para causar una buena impresión cuando dos brazos se engancharon en cada uno de sus lados.
- ¡Profesor Rengoku! Es coincidencia haberlo encontrado aquí y ahora.
La inocente mirada floral de Koyuki por su izquierda desarmó por completo el reclamo del profesor de historia.
- Una magnífica coincidencia – completó Hakuji, del lado derecho – pensábamos visitar el dojo que tiene su familia y de paso hablar de ciertas cosas importantes con el señor Shinjuro.
La sola mención del nombre provocó que la eterna sonrisa de Kyojuro temblara mientras sus ojos dorados se abrían aún más.
- ¿De qué exactamente necesitan hablar con mi padre, chicos? – preguntó Rengoku, volteando a ver a Tomioka se despedía de él con la mano y la expresión de siempre mientras los estudiantes lo iban arrastrando en una nueva dirección.
- Vaya profesor, lo siento muy nervioso – obvió el chico de ojos celestes – Sólo tenemos la intención de mejorar los lazos de amistad que tenemos con los Rengoku.
- Después de todo, nuestras herencias han encontrado un acuerdo que nos beneficia a ambos al respecto de los estudiantes que desean aprender nuestras artes – añadió Koyuki con una encantadora sonrisa.
- Será una conversación normal, quizá hablemos un poco de los estudiantes que enseñaremos, o de los planes del futuro, nada extraño... A no ser...
Otra vez a Kyojuro le pareció ver ese brillo amarillo en los ojos de su estudiante, sinceramente le dio mala espina aunque conocía al chico y sabía que era alguien bueno.
¿Hay algo de lo que su señor padre no esté enterado? – murmuró Hakuji, revelando el pequeño tono juguetón de amenaza que tenía escondido mientras Koyuki reía suavemente por esos toques determinados e impulsivos que tenía su prometido.
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Nota:
¡Espero que les haya gustado este capítulo! :3 <3 <3 <3
Si hay varios anuncios de actualizaciones de esta historia en este mes, probablemente es porque seguiré corrigiendo algunas cosas, a partir del 28 si actualizo será porque es nuevo capítulo (No creo que actualice por esa fecha porque Vida-san me tiene hasta el tope de cosas T-T)
Como siempre los amo, muchas gracias por votar y comentar (っ◔◡◔)っ❤
Tomen mucha agua, cuiden su salud física y mental y recuerden que nunca hay que perder la fe de que las cosas pueden encontrar una forma de mejorarse °˖✧◝(⁰▿⁰)◜✧˖°
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