Segundo trimestre: Los costos suben cada día

Notas:

(ノ ◕ ᴗ ◕ )ノ ¡Hola! Espero que se encuentren bien y a salvo, me he tardado en actualizar pero sabemos que la vida de adulto es complicada xD

Tuve un golpe de inspiración con tantas actualizaciones de mis historias favoritas (. ♥ ᴗ ♥ .) Espero que la tardanza se compense con el largo del capítulo

No los entretengo ¡Disfruten su lectura!

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- Mamá...

- ¿Qué sucede?

Giyuu esperó un poco, sintiendo los dedos de su madre acariciar con amor sus mechones de la cara.

- ¿Por qué mi hermana cambia tanto cuando se enoja?

Las caricias se detuvieron, volteando a ver a su madre la vio haciendo un gesto pensativo.

- Tsutako es una chica muy amable y dulce. Las personas así aman mucho y con mucha fuerza, y ese amor a veces puede aumentar otras emociones como la tristeza o el enojo.

- ¿Por eso Tsutako les habló así de feo a esos niños?

- Nunca fue grosera... pero sí. Ella se molestó mucho de que se burlaran de ti.

Hubo silencio, la pequeña pegó su cabeza todavía más al regazo de su madre.

- Tsutako me da miedo, verla enojada me da miedo.

Una risa delicada salió de su madre y un beso le sacó una sonrisa a la pequeña Tomioka.

- No debes tenerle miedo mi Yuu, tu hermana solo quiere protegerte.

- Protegerme.

Dejó que las caricias ahora en su mejilla la dejaran dormir. Los ojos de Lyra se desviaron a las gotas de las bolsas con líquido que se conectaban a sus brazos antes de regresar sus orbes grises a su pequeño tesoro durmiente y sonreír de nuevo.

El esposo de Tsutako y su hijo habían huido con la excusa de que algo se les había olvidado en casa de los abuelos paternos cuando vieron llegar a la azabache de trenza muy seria seguida de tres hombres y su hermana menor que además de estar sudando mucho estaba considerablemente...

"¿¡Embarazada!?" Gritó para sí mismo el esposo sin creer lo que veía.

"Gorda... ¿Cuándo mi tía comenzó a comer tanto?" Pensó inocentemente el niño.

El niño abrió la boca y su padre se la cubrió de inmediato, sintiendo la tensión dejaron a todos solos en poco tiempo.

Tsutako los invitó a sentarse en el comedor y fue por un poco de agua para ellos y café para ella. Sabito ya se veía siendo velado, Shinazugawa estaba nervioso pero estaba más molesto por otra cosa y Kyojuro que era el menos asustado trataba de calmar a Giyuu que estaba entrando en pánico.

La maestra sabía que su hermana estaba MUY enojada, la primera señal había sido cuando se quedó en blanco y dejó de sonreír al ver su abdomen de embarazo cuando llegó de sorpresa a la academia.

Salir temprano del trabajo nunca tiene queja, pero Giyuu hubiera deseado seguir dando clases que estar sentada en la silla de un extremo de la mesa, temblando y sin saber que decir. Sólo esperaba no vomitar de nuevo del susto, al verla en la escuela a pocos segundos de descubrir todo lo que le había ocultado, las náuseas pudieron más y Sabito lo había pagado con su camisa del momento aunque más o menos habían conseguido limpiar el desastre.

La segunda señal era que no los hubiera invitado a la sala, sino a la mesa del comedor. ¡La mesa del comedor! Dios mío, ella solo hacía eso cuando tenía algo muy serio de que hablar y no estaba contenta. Ella y su sobrino sabían que si te hacía sentar ahí, las consecuencias no serían lindas.

Uno de los motivos por los que Tomioka temía decir algo era porque su hermana probablemente agendaría una cita con Dios para enviar allá a los tres hombres involucrados. Las hermanas mayores pueden resultar unas fieras sanguinarias si sus hermanitas menores se encuentran en un embrollo.

Tsutako todavía estaba procesando las noticias mientras su café estaba listo, no muy segura como sentirse principalmente.

Su hermana menor estaba embarazada, 19, 20, 21 semanas, tal vez más, tal vez menos. Si el bebé era pequeño o grande no podía saberlo... no podía saberlo... eso le quemaba el corazón con varios sentimientos. Lo peor ni siquiera era eso, cuando le preguntó quién era el padre, Giyuu se puso pálida y roja al mismo tiempo... pero no dijo nada.

Embarazada, sin padre a la vista, pero tres hombres sentados a su mesa. El mejor amigo de siempre, el ex-novio, y una fogata atractiva que cobró vida. No era estúpida, pero se enteraría de todo si mantenía la calma.

- Entonces... Vamos por el comienzo – dijo metiendo una cuchara para menear su café - ¿Sabito?

- ¡Es una cosa divertida, ay Tsutako, mi querida amiga! L-lo que pasa es...

La mujer carraspeó y él se calló de inmediato con obediencia extrema.

- Iba a decir que el baño es la puerta negra con estampado de burbujas. Toma alguna ropa de Tadano y date un baño.

- Ah, sí claro que sí, muchas gracias Tsutako.

Ninguno de los otros dos había visto al joven de cabello melocotón tan sumiso y dispuesto, el maestro se fue rápidamente y poco después preguntó desde el baño.

- ¿Cuál llave era la fría y cual la caliente?

La Tomioka menor abrió sus ojos y gritaba en su interior como gato de memes por lo que había dicho el idiota de su amigo.

"¡ERA! ¡¿Era?! ¡Nunca has estado aquí en esta casa para saberlo, simio estúpido, hijo de tu...!"

Afortunadamente nadie sabía la cascada de insultos para Sabito y Tsutako no se dio cuenta de ese comprometedor detalle.

- La de arriba es la fría y la de abajo la caliente – indicó en voz alta la mujer de trenza.

- ¡Gracias!

Tsutako suspiró y vio seriamente a su hermana que no se atrevía a verla a los ojos.

- Creo que ya es tiempo de ser sinceras ¿No crees Giyuu Tomioka?

- ...Lo siento... No sabía cómo decirte...

- Puedes empezar explicando cómo o más bien cuando llegó mi sobrino al mundo.

Un grito desde el baño los hizo dar un brinco en sus sillas y comenzaron a sudar los tres invitados al escuchar a Sabito reclamar.

- ¡ERA LA OTRA!

- Lo sé – dijo sin culpa dándole un sorbo a su café.

La maestra de deportes respiró para encontrar valor. Sabito había sido la primera víctima de su hermana, esperaba que la última pero su cerebro silbaba sabiendo que no era posible.

- Yo...digo... ahm... La fiesta de Shinobu fue en febrero y bebimos de más.

- ... O sea... ¿Qué no estabas consciente de lo que hacías?

Mierda. Si detrás de Tsutako pudiera haber alguna imagen de fondo, un monstruo aterrador estaría de buena representación por la ira de la joven.

- ¡No! – las caras asustadas de Kyojuro y Sanemi le indicaron que no era la respuesta - ¡Digo sí! ¡Quiero decir...! ¿Un poco?

- Giyuu...

- Sabía lo que hacía, yo pasé la noche voluntariamente con ellos.

- Mhhh... ¿Los tres?

Giyuu subía y bajaba el cierre de su chamarra para mantener sus dedos ocupados y con la mención de aquella noche aumentó la velocidad de la acción.

- No lo sé... pero creemos que no.

- Vaya, tan mal estaban ¿Eh?

Rengoku no tenía cara para ver a nadie y no perdía de vista sus pulgares con una cara avergonzada, no se enorgullecía de lo que había pasado pero como le gustaría recordar. Shinazugawa estaba de brazos cruzados y viendo a cualquier lado menos a la mujer que interrogaba a su compañera, si le preguntaban estaba listo para echarle la culpa a Sabito y reducir la sentencia para Giyuu, Kyojuro y él.

Siendo honestos, tenía un punto de razón en su compañero de ojos lavandas sin saber.

Tsutako esperó respuesta pero los que estaban frente a ella estaban callados como momias en tumbas.

- ¿Entonces es seguro decir que podría ser cualquiera?

Admitir que ninguno recordaba nada sería un nudo más en la cuerda del ahorcamiento de sus compañeros, por lo que Tomioka meditó rápidamente una explicación menos directa.

- Sólo fue uno. Mis recuerdos son confusos...

"Por no decir casi inexistentes." Pensaron los dos hombres callados.

Giyuu no tenía experiencia sexual de ningún tipo antes de la noche dónde uno de los tres le había plantado la semilla de la vida en su vientre. Pero el borde de su conciencia le recordaba que no tuvo que limpiarse mucho a mitad de su baño... claro que pudieron haber participación de otras maneras, pues la cantidad de marcas en su cuerpo eran muchas pensándolo bien, pero eso era algo que la mini Tomioka en su mente le rogaba no intentar recordar, su carita chibi al rojo vivo.

- Los tres me dijeron que... que quieren estar conmigo, y yo aún no tomo una decisión.

- Bueno, estando dispuestos a apoyarte en este enredo, es un inicio – Tsutako dejó su café en la mesa, sus ojos fijos en el líquido oscuro, dolidos más que enojados - ¿Cuándo te diste cuenta... que estabas embarazada?

- ... Yo no quería...

- ¿Hace cuánto?

La tensión era horrible, ambos profesores escuchaban la cuerda de confianza estirarse peligrosamente.

- ... Los primeros síntomas...

- Ya veo.

Tsutako estuvo embarazada, sabía muy bien a que tiempo solían llegar.

El rubio cerró sus ojos con pesar y el albino apretó su mandíbula con inquietud, la cuerda tensa se había partido en dos y el sonido había sido agobiante para ellos que tenían hermanos.

El silencio se hizo más notable al detenerse el sonido de la ducha que había ayudado durante ese tiempo, ahora solo se concentraban en el cierre que subía y bajaba con ansiedad, no era un sonido relajante en ningún sentido.

Sabito salió del baño con su cabello húmedo y ropa del esposo de Tsutako, el ambiente era mucho peor de como lo dejó. Giyuu tenía comienzos de lágrimas en sus ojos mientras hacía una de sus manías para calmarse, Kyojuro estaba más callado que nunca, Sanemi veía a la pared más cerca demostrando su estado de ánimo con el movimiento de su pierna a pesar de su cara seria. La mujer de trenza que los enterraría a los tres cerraba los ojos con fuerza, probablemente procesando que hacer a continuación, con sus dedos del medio y pulgar dándole un masaje a sus delgadas cejas negras.

Sólo se sentó de nuevo en la silla y le rezó a todas las deidades de cada cultura en el mundo que les mandaran un héroe.

- Bueno – suspiró Tsutako – Ha sido un largo día lleno de sorpresas, hablaremos más sobre esto en otro momento. Lamento haberlos retenido aquí tanto tiempo.

Se pusieron de pie y la mayor de los Tomioka los dejó con una expresión sorprendida con la seriedad en la que indicó sus instrucciones.

- Usarás el cuarto de huéspedes, Sabito te traerá las cosas que necesitas de tu departamento y le explicará al dueño que no estarás ahí por un tiempo. Te llevaremos y recogeremos todos los días de la academia para que no ocurran accidentes de ningún tipo y en cuanto vuelvas del trabajo mañana iremos con la doctora que te haya estado atendiendo estos meses para pedir una revisión completa.

La maestra de educación física no podía creer lo que estaba escuchando ¡No podía hacer eso! ¿Verdad? Ella era una adulta independiente, reconocía que la había cagado en grande, pero ¡No tenía derecho de decidir sobre su vida!

- Tsutako, creo que estás...

- Giyuu por favor... no quiero hablar de eso ahora... ¿Sí?

Esas palabras le causaron un nudo en el corazón. Se lo tenía merecido por haber sido una cobarde de primera con la persona a la que más confianza en el mundo le tenía, aunque darle razones a su hermana no le ayudaba a que doliera menos.

Giyuu no se sentía la víctima, sabía los errores que había cometido y estaba dispuesta a aceptarlos, el problema con ella era que muchas veces buscaba pagar "justamente" por sus ofensas contra los demás. Sus hormonas en constante columpio entre estables e inestables no eran las indicadas para ayudarle, por lo que se quedó callada.

El de cabello melocotón les aseguró que tendría todo listo en unas horas, se despidió de Giyuu bajo la atenta mirada de la Tomioka mayor y con una sonrisa nerviosa abrazó a la mencionada, que respondió con una sonrisa forzada.

Sí, él era el sospechoso número uno en la lista de la mujer.

El rubio no prestó atención a la mirada de aquellos grandes ojos azules y tomó con cuidado la mano de la azabache. Ella la retiró, con expresión triste y culpable, como si no mereciera ser comprendida por haberse equivocado, el profesor de historia volvió a tomar su mano y no le permitió escapar.

- Todo estará bien, confía esta vez en el lazo que comparten ¿De acuerdo?

Giyuu frunció un poco su semblante como si estuviera aguantando el sentimiento, dijo que sí con la cabeza y Kyojuro sonrió un poco más tranquilo. Después se acercó a Tsutako para estrechar su mano y despedirse con su típica aura amigable que parecía no vacilar incluso siendo juzgado por la joven con trenza de cabello negro.

El golpe final a la conciencia de la maestra de deportes lo dio el maestro de matemáticas, se acercó a despedirse de Tsutako y clavó su mirada en Giyuu, estrechando la mano de su hermana mayor.

- El cariño no evita que se expongan y te mientan ¿Verdad?

- Supongo que no... cuando eres el hermano mayor a veces sucede...la confianza no es suficiente.

- No sólo entre hermanos – murmuró el albino antes de salir de la casa.

Tsutako no comprendió la razón de la irritación del ex de su hermanita pero la azabache sí que lo hizo y sigilosamente se metió en la habitación que su querida familiar le había asignado obligatoriamente.

"Lo siento Shinazugawa... Tenía miedo... pero yo sola arruine todo..." Se dijo a sí misma, acostándose en la cama para reflexionar "Sabito...Kyojuro...Ninguno de los tres debería querer estar a mi lado, soy una tonta, cobarde, miedosa, mentirosa."

Se castigaba por sus decisiones cuando un maullido sonó al lado suyo.

- ¿Eh?

El gato naranja atigrado de su hermana estaba sentado y sus orbes amarillos esperaban alguna reacción de parte de la mujer yacida de costado con evidentes olores de angustia.

- Hola ¿Cómo has estado Fideo?

Pelo de gato pronto estuvo sobre su rostro, el animal ronroneaba restregándose cariñosamente en ella.

- ...Oye...quítate de mi cara... - masculló Tomioka con los ojos cerrados por el pelo cuya presencia no quería dentro de su boca o en otra zona de su piel frontal.

Fideo se acostó a pocos centímetros frente a ella, el silencio con el delicioso ronroneo del animal relajó a la joven y le permitió dormir para recuperarse de los sustos y nervios que había pasado en compañía del trio de compañeros suyos.

Sabito batalló bastante con las cajas que había llenado con objetos de su mejor amiga. Pensó demasiado sobre si debía llevarle o no el conejo que por el diseño debía ser de Kyojuro, pero al final decidió que si estaba en su cama debía ser importante para ella, Giyuu no tenía peluches en su almohada desde los 15.

- ¿Giyuu está bien?

El señor que respondía a la renta era una persona amable que veía por el bien de sus inquilinos. Su voz inquieta parecía querer preguntar más sobre su estado.

- No se preocupe, ella está bien pero va a quedarse en casa de su hermana por un tiempo.

El profesor bajaba con cuidado los escalones, agradeciendo por un lado que Tomioka ya no tuviera que subir y bajar esa empinada estando embarazada. Las cajas apenas le permitían ver y el hombre lo seguía con el resto del equipaje con el que había querido ayudar.

- ¿Su bebé está bien? – dejó ir la duda que quería concluir.

- ¿Le dijo? – respondió sorprendido Sabito.

- No me lo dijo, pero en muchas veces que la vi salir noté que está más rellenita de lo usual. Es imposible no notar los cambios físicos en la señorita Giyuu ahora.

"Yuu siempre ha estado delgada, supongo que era algo que todos notarían tarde o temprano." Pensó el joven para después preguntarse por qué clase de ejercicio estaría sustituyendo su anterior rutina activa.

Agradeció la ayuda del otro, metió las cajas dentro y por falta de espacio colocó al conejo en el asiento delantero, graciosamente abrochándole el cinturón de seguridad mientras dejaba salir sus pensamientos.

- No puedo creer que vayamos a morir ahora ¡Pensé que moriríamos cuando supiéramos por fin quien embarazó a Giyuu! – dijo suspirando antes de ponerse en movimiento, hablando con el atento copiloto de largas orejas – Creí que ya le había dicho, Yuu confiaría su vida a su hermana, no entiendo que sucedió. Kyojuro no sabe mucho de Tsu pero pensaba que para ahora ya estaría enterada, el gremlin de Sanemi la sobreprotegía en la escuela desde el casi accidente que tuvo ¡Pero se relajaba cuando iba a su casa! Es un estúpido pero no imbécil...

Sintió como si el peluche lo estuviera juzgando por lo tonto que sonaba lo último. Bufó desviando la mirada para revisar si venían coches por el lado izquierdo.

- Dije lo que dije, me refería a que Shinazugawa no tenía razones para dejar de ser sobreprotector si sabía que Giyuu estaría completamente sola en su casa. Conociendo al estúpido habría sido capaz de mudarse con ella... cosa que nos hubiera ahogado a Kyo y a mí, pero si el bienestar del chiquillo y ella estaba en riesgo, eso no nos hubiera importado.

Los ojos bordados de canica estaban al frente, tranquilos, el suavecito sonriendo al escuchar todo el desmadre que tenían.

- Esto es terrible ¡Tsutako me dijo a propósito la llave equivocada para que me quemara!

Se detuvo en un alto y zarandeo al peluche, con marcas cómicas de preocupación bajo sus ojos.

- ¿Tienes idea de lo que eso significa para mí? ¡Tendré suerte si mi cuerpo logra llegar al funeral!

Dejo de gritar y volteo lentamente al frente, una mujer de apariencia elegante con un sombrero discreto y una niña de trenzas con moñitos rosas lo miraban con extrañeza mientras cruzaban aprovechando el alto.

El hombre de cabello tono cálido, se avergonzó y carraspeó regresando sus manos al volante.

- Tsutako me conoce el mismo tiempo que Giyuu, tiene mucha confianza en mí. Siempre la dejó venir a mi casa cuando éramos niños, incluso si solo estábamos ella y yo, esa mujer sospecha de mí demasiado ahora y no la culpo. No recuerdo mucho pero seguramente yo tuve que ver en que Giyuu se acostara con uno de nosotros.

Silencio por unos segundos y luego parecía como si algo de humo saliera por sus orejas.

- Bueno... creí que era un sueño pero los tres la consentimos mucho esa noche... ¡Maldita sea porque recuerdo eso y no lo importante! – exclamó dejando caer su cabeza en el claxon del carro.

A diferencia de algunos otros, su versión chibi estaba sentado en un sillón jugando con una Nintendo Switch, completamente ignorando si Sabito tenía pensamientos poco morales.

Recordaba cosas difusas y la mayoría de ellas físicas, el calor del cuerpo cerca, sus dedos tocando piel suave y fresca, algunos delicados pelos de largo cabello negro estorbándole para disfrutar de la sensación de su boca invadiendo la otra.

Estaba seguro de recordar cabelleras amarilla y blanca en diferentes sitios, pero toda la atención de los tres centrada en su mejor amiga. Él o uno de los otros dos, tuvo la fortuna de derramar más que amor en la hermosa azabache que tanto querían llamar suya, pero no lo recordaba.

Al llegar a la casa de los Tomioka, sintió un nudo en el estómago con ver al marido e hijo de Tsutako sentados en la calle comiendo un helado, sin atreverse a entrar.

- Buenas tardes Sabito.

- Hola Tadano.

- ¿Son las cosas de Giyuu?

- Sí, le traje la poca comida que tenía para que no se le consuma, las cosas de su trabajo, su ropa, algunas cosas personales y así.

Ash se metió al carro al acabarse su barquilla de chocolate y de inmediato le llamo la atención el gran peluche con fueguitos. Sí que era lindo.

- ¿Giyuu todavía no ha conseguido nada para el bebé? – preguntó Tadano intrigado al no escuchar algo de ese estilo en el listado de Sabito.

- No, estaba emocionada por saber si iba a ser niño o niña y no tiene nada para el bebé aún, pero todavía hay tiempo no tiene mucho de comenzar los cinco meses.

El padre abrió sus ojos e incluso palideció un poco, dándole una terrible sospecha al mejor amigo de su cuñada.

- ¿Cinco meses?

- ¡Pero no lleva mucho!

Tadano mostró una sonrisa poco convincente, lo cual se representó con la misma cara que el emoji de dientes apretados.

- Sólo, mide bien que decir y que no cuando estés allá adentro.

- Ay no... - murmuró el de cabellos rosas-naranjas.

- Ay sí... - confirmó el esposo mientras el niño regresaba a su lado abrazando el peluche recién robado.

Le desearon suerte y ahí fue Sabito, todas las cajas encimadas en un intento de cubrir su cara. Caminó con sigilo y dejó todo en uno de los sillones de la sala, giró para irse sin hacer ruido pero a pocos segundos de escapar, la puerta se cerró y mostró a Tsutako detrás que ya esperaba una movida como aquella.

- Sabito... ¿Cómo estás?

- Muy bien Tsutako... - estaba sudando pero no había marcha atrás - ¿Y tú?

- Hoy descubrí que mi hermanita menor lleva cinco meses de embarazo y nunca me dio ni siquiera una pista de que tendría un sobrino. ¿Tú como crees que estoy?

Caminó lentamente al sillón individual de la habitación y se sentó, esperando que el amigo de su hermana hiciera lo mismo.

- Ehhh ¿Confundida? – probó su suerte, sentándose con un mar de miedo encima.

- Eso queda corto en realidad, creo que no estás tan lejos, pero dejemos mis sentimientos de lado, que evidentemente esos no importan en este cuento.

"Dioses del Olimpo por favor ayúdenme" Suplicó el joven al sentir el dolor envuelto en enfado de aquellas palabras.

- Se supone que eres su "mejor amigo"... ¿Qué pasó ahí amiguito?

- Tsutako yo te juro que...

- ¿Realmente crees que te voy a creer si me dices que nunca harías nada con Giyuu? Por favor... yo ya no tengo 18 para creer tus santas intenciones ni tú 13 para mentir así cuando por muchos años ha sido obvio lo contrario de amigos como definición del diccionario.

- ¡No! Yo nunca mentiría así, eso negaría lo que siento por ella y jamás lo permitiré. Nunca de nuevo...

- ¡Muy bien! Entonces tú, un hombre, estás hablando conmigo, una hermana mayor, a la que engañaron perfectamente por un buen periodo del año. Dejaremos las formalidades de lado y como el mejor amigo de Giyuu, me vas a decir todo lo que recuerdas hasta el día de hoy.

Las pupilas de Sabito se hicieron pequeñas de poco a poco, recordando tantas cosas que harían las tumbas de sus muertes más grandes.

Los dioses del Olimpo lo habían abandonado.

La mujer se había levantado de su asiento y aprisionó a Sabito en su asiento, ambos brazos a los lados de su cabeza, la cabeza ligeramente agachada para estar más cerca suyo con la trenza cayendo sobre su hombro, haciendo que se sintiera pequeño y tragara grueso.

- Te lo advierto... Giyuu puede esconder lo que quiera de mi... lo único que eso hará es lastimarme. Pero tú atrévete a hacerlo y te garantizo que lo lamentarás.

"Ambas hermanas Tomioka son malditamente aterradoras y atractivas." Se dijo el maestro un poco apenado por la cercanía de la mujer y sumamente asustado por la amenaza.

- ¡Ya entendí, ya entendí!

Giyuu se había despertado bien descansada, una siesta hace maravillas. Lo primero que vio fue al minino dormido felizmente frente a ella, con una pequeña sonrisa acercó su mano a las orejas para rascarlas con suavidad. Fideo estiró adorablemente sus patas delanteras sin despertar, ronroneando entre sueños.

La azabache escuchó claramente a Sabito hablando, y recordando que estaban en casa de su hermana, la tranquilidad que sentía se fue directo a la basura solo saber que el profesor de geografía estaba ahí. Se puso de pie rápidamente, sorprendida de sentir como el peso de su vientre la había empujado un poco por la repentina velocidad.

- Lo siento pequeño – se disculpó, con una mano en la parte más baja de su abdomen.

Lo bueno era que el niño estaba flotando en la protección del saco amniótico o para él hubiera sido como el frenón de un coche dentro de su misma casita.

Pegándose a la puerta, la profesora de gimnasia puso toda su atención en escuchar mientras abría sutilmente una rendija para enterarse lo que sucedía.

- ¿Y fue a revisarse después de eso?

- Tiene una cita en poco tiempo, pero Shinobu y Kanae la revisaron y le dijeron que todo estaba bien.

Un suspiro, sonidos del reloj en la casa que parecían eternos antes de oír la voz de Tsutako de nuevo.

- ¿Y están seguros de que es uno solamente?

- Sí, al menos eso dice la ecografía.

- ¿De...casualidad tienes alguna contigo?

Oh no, oír la voz herida de su hermana golpeó fuertemente su pesar de culpa. No la había escuchado tan triste desde la vez que su padre les dijo que las tendría que dejar solas por irse a trabajar a otro país.

Cientos de disculpas e insultos a sus decisiones inundaron la cabeza de la joven de ojos azules mientras los sonidos de la inconfundible cartera de Sabito se escuchaban. A Tomioka siempre le pareció dulce que los tres llevaran a todas partes aquella primera foto.

En la sala, el joven maestro le entregó la laminilla del recuerdo a la mayor de las hermanas y se sintió mal por ella cuando después de verla un minuto le ganó el sentimiento, poniendo la fotografía monocroma a un lado y cubriendo sus ojos para que el otro no la viera llorar.

Sabito sabía que estaba feliz de tener un sobrino, pero conociéndola, se sentía fatal de pensar que quizá había hecho algo terrible para que su hermanita le ocultara la verdad por tanto tiempo. Estaba lastimada, incluso asustada de no haber estado ahí para ella.

- No lo entiendo – dejó salir en volumen bajo, confirmando lo que el de cabello melocotón pensaba - ¿Qué fue lo que hice? ¿O-o lo que no hice? No lo sé... ¿Pensó que me enojaría con ella? ¿Qué odiaría a su bebé?

Tomó un poco de aliento ya que su llanto siempre había sido silencioso pero ahora estaba hablando, y llorar no se lleva muy bien con hablar sin nudos en la garganta.

- Admito que me hubiera puesto algo molesta p-pero no por ella o el pequeño. Sería por el lado del padre... bueno e-en este caso entre los tres.

- No te culpo por ello – murmuró Sabito.

La mujer hipó un poquito antes de revelar el estado perlado de sus enormes ojos azules junto a la causa resbalando por su piel.

- ¿Será que me olvidé de decirle que la amo? ¿Es eso? ¿Le hubiera dicho a mamá si siguiera viva? ¿Soy yo el problema? S-Sé que no soy ella pero no pensé que...

Apagados, como alguien que trata de reprimirlos. Sabito escuchó sollozos inconfundibles además de los de la mujer frente a él.

"No eres la única que se está torturando en estos momentos" Pensó el joven con cabello de color.

El lila azulado de sus ojos quedó fijo en la dirección del cuarto de huéspedes, dónde el gato se había despertado y restregaba su cabeza en las piernas de una joven con cabello azabache en una coleta, tratando de que las lágrimas de arrepentimiento cesaran.

Después de un tiempo Sabito tuvo que irse, preocupado por lo que sucedería cuando las hermanas tuvieran que enfrentar el problema de comunicación de cara.

Tadano entró en el instante en que el muchacho salió, diciéndole pronto a su hijo que lo ayudara a abrir las cajas que eran de la azabache. Mientras tanto su esposa ya se había recompuesto de su interrogatorio con el hombre menor, el sonido sutil de la puerta abriéndose hizo que la mujer de trenza prestara atención a la persona que ahora esperaba para hablar.

- ...Lo siento...

- ...

- Tsutako lo siento... de verdad lo siento.

La mencionada siguió callada, tenía mucho en que pensar y muchas dudas sobre ella misma estaban pegoteadas en su mente bastante desordenadas. Quería decirle que todo estaba bien, reconfortarla y abrazarla como siempre hacía para que no se dejara consumir por la culpa. El crujido de su corazón por otro lado le recordaba que la había lastimado mucho y había subestimado el amor que tenía por ella. Su pecho quería preguntar con temor si había hecho algo para llegar a este momento.

Demasiado. Demasiadas cosas para asimilar.

- Ve a descansar Giyuu.

- No es razón que valga, pero tenía miedo de lo que pensarías.

- Giyuu.

- Me equivoqué, lo reconozco pero de verdad lo siento.

- Ahora no quiero hablar de esto.

No le gustaba eso, la joven maestra de gimnasia quería abrazar a su hermana mayor y preguntar que podía hacer para que la perdonara, pero no se atrevía a hacerlo, se abstiene de eso desde sus 13 años.

Incluso si a veces lo necesitaba.

- ¡Lo lamento, perdóname! – exclamó Giyuu, no muy alto pero lo suficiente para sonar angustiada.

Tsutako conectó las miradas azules y le dolió verla tan, asustada, con ese aspecto lloroso que detestaba por significar tristeza. Pero ahora cuando las consecuencias del silencio estaban aquí y ya no había mucho que decir, no podía dejar ir sus sentimientos como si no los tuviese.

- Toda la academia en dónde trabajas sabía esto, hablamos de la academia, Giyuu. Yo soy tu hermana.

- Por eso no me atrevía... ¡Podía aceptar cualquier juicio de extraños a mi vida pero no de ti!

- Mira, esto no va a terminar bien – la mayor tomó una pausa para acomodar algunos mechones largos de su flequillo - yo tengo muchas cosas que pensar y según entiendo, tus cambios de humor son un poco más drásticos de lo normal.

Los únicos que hacían ruido eran los hombres de la casa, el padre tratando de fingir sordera ante el problema y el niño abrazando el peluche, ojos bordados y ojos infantiles fijos en la escena incómoda y tensa frente a ellos.

- Así que ve a descansar ¿De acuerdo?

- ¿Pero cuando me perdonarás? – preguntó la menor en un susurro.

- No te preocupes por eso, ahora ve.

Los ojos delgados de océano estaban amenazando con llorar de nuevo pero pudo más el arranque de nervios que le llegó de repente y se fue a la habitación, cerrando con fuerza la puerta.

Tsutako tocó el hombro de su pareja para que no se preocupara por ninguna de las dos y salió a la calle un momento para reflexionar sobre lo que era mejor hacer ahora. Ya tenía una idea, por eso tenía el celular en la mano, lo pensó cuidadosamente mientras apretaba los números de la pantalla y siguió considerándolo cuando la voz al otro lado de la línea respondió.

- ¿Tsutako? ¡Me alegra mucho que me llames, aún no es fin de mes!

- Hola papá. Lo sé es solo que... quería hablar contigo.

- Tienes suerte, acabo de terminar una reunión con varios empresarios y tengo casi 30 minutos libres ¿Qué sucede?

- Verás...

La joven maestra tranquilizaba a Tengen y Shinobu por mensaje. Se preocuparon al momento en que escucharon al profesor de geografía gritar en medio de la alegría por saber el sexo del bebé y encontraron a su compañera pintando de vómito la camisa del infortunado, seguido de la visión de una Tsutako Tomioka pálida y con los ojos muy abiertos.

Cuando se enteraron que en realidad nunca le había revelado a su hermana que había quedado premiada desde hace varios meses antes, le dieron zapes virtuales por sus errores, sin embargo no tardaron en tratar con cariño de amigos los golpes de mollera que le habían provocado en la consciencia.


"Sabito diría que empezó antes" Se dijo Tomioka, recordando la información equivocada que le dio su hermana a Sabito para que se quemara en la ducha "Además ¿Qué clase de gustos tienen las personas hoy en día con esas caras raras?"


Torció su boca con el comentario y cambió de chat para seguir hablando con la chica mariposa.


Quiso demostrarse a sí misma que sabía usar las caritas del teclado pero el golpe le rebotó encima cuando aparecieron las opciones y hasta se mareó con la cantidad de emociones que mostraban.

De pronto sus ojos se abrieron al darse cuenta que había muchos pero MUCHOS más de los que creía había en una sola bandeja. Puso uno neutral y decidió esperar a la reacción de la enfermera.


"Mhhh, no puede ser que Uzui tenga razón... le preguntaré a Kyojuro mañana, el nunca miente"

Si le preguntaba a Sabito él podía decir cualquier cosa, podría ser Shinazugawa gracias a su honestidad pero no se atrevía a hablar con Sanemi después de la insinuación que le hizo por ella haberle mentido sobre que ya le había dicho a su hermana lo del embarazo. Prefería esperar a que se calmaran las olas.


Le divertía hablar con Kochou, es cierto que la molestaba y en ocasiones se burlaba de ella pero su amistad era preciada y sabía que podía contar con ella para lo que necesitara. Shinobu era capaz de ponerse seria o más bien tranquila, por lo que los agradables momentos juntas no eran raros.

- ¿Tía?

La voz infantil la distrajo de su celular y giró de la posición acostada en la que estaba para poder verlo. ¿Cómo había llegado el conejo de Rengoku a sus manos? Se tardó un poco para sentarse en la cama pero al hacerlo dio unas cuantas palmaditas al colchón para que se uniera a ella, el niño sonrió y sorprendió a la azabache cuando corrió para lanzarse en lugar de subirse como una persona normal.

Niños, aunque le divertían mucho por dentro.

- Sabito tenía esto con tus cosas y lo tomé prestado un rato.

Acomodó el peluche en la almohada y le contó como ambos se habían hecho amigos y que, como su papá le había dicho que ella ahora estaba delicada, los dos cuidarían de ella y la protegerían de cualquier persona que quisiera hacerle daño.

"Es mucho más probable que aún estando embarazada sea yo la que te proteja a ti" Pensó Giyuu al escucharlo, recordando claramente todas las veces que sus compañeros y alumnos fueron víctimas de sus cambios de humor, aún con la panza restándole agilidad.

Pero todavía no estaba en verdadera circunferencia, eso era algo que hasta este momento pensaba ¿Todavía se suponía que su abdomen crecería más? ¡Imposible! ¡Si ya le pesaba en ocasiones, tenía que ir al baño más que antes y cada vez más dormir cómodamente se volvía misión imposible!

"Bien dicen que el embarazo no es un paseo por un campo verde y lleno de flores" Se dijo, suspirando mientras buscaba pegarse al respaldo de la cama y evitar un pequeño dolor en la espalda.

゚・゚❂ Se abre la cuarta Pared・゚❂・゚

La autora tiene varias marcas negras de sueño bajo sus ojos mientras bebe un café bien cargado.

- Pobre mujer ingenua, pero bueno debemos perdonar su ignorancia, es madre primeriza. Estar embarazada es una experiencia única y la mayoría de las mujeres dicen que hermosa ¿Pero fácil? – niega con la cabeza y mueve el dedo índice de un sitio a otro en negativo - No, no, no, no, a la mujer que le haya resultado sencillo necesitamos su secreto si nos hace favor.

Busca entre sus papeles y saca información mientras le da otro sorbo al café.

- Nuestra hermosa maestra de deportes espartana todavía tiene mucho por lo que pasar. El peso no hace más que aumentar, los dolores del cuerpo, las molestias de tener los pulmones y casi todos los órganos más comprimidos, junto a otras situaciones difíciles pre y post parto. Verdaderamente ser una mujer embarazada es toda una batalla con cicatrices de combate en más de un sentido.

Sonríe por recuerdos de mujeres cercanas a ella que ya son madres.

- Pero eso sí, lo bueno y lo malo vienen en el mismo costal. Dejemos que nuestra diosa Giyuu viva su experiencia en esta historia, volvamos al drama.

゚・゚❂ Se cierra la cuarta Pared・゚❂・゚

El niño la observó con cuidado para luego mandar su atención al vientre de la azabache.

- ¿Ahí está mi primo?

- Sí.

Con delicadeza, posiblemente con temor de hacerle algún daño, la mano de Ash tocó la pancita de Giyuu. Dejó salir un sonido de sorpresa y apretó más con confianza.

- ¡Está duro! No tanto pero más de lo que creí ¿Realmente se puede mover ahí dentro? Debe estar muy apretado.

- No realmente.

- Yo no quepo ahí.

- Eso es porque ya estás grande.

Tomioka sonrió suavemente con el puchero de su sobrino que intentaba comprender como funcionaba eso de tener un ser humano dentro de tu cuerpo y que creciera todos los días.

- ¿Dónde está mi tío? No lo conozco, eres muy cruel tía ¡Nunca hemos jugado juntos! ¿Por qué no lo dejas venir?

Oh por todos los cielos ¿Cómo podía explicarle a un niño que su "tío" ni siquiera estaba definido aún?

- Lo averiguarás en un tiempo.

- ¿Será un juego?

- Ehhh... sí. Hay tres hombres que pueden ser tu tío, el día en que te lo presente veremos si acertaste o no.

Brillante, sumamente brillante, se felicitó Giyuu con sonrisa astuta escapando en su rostro.

- ¿Y...? Puedo decirte mis opiniones ¿Verdad?

La maestra le dio un golpecito en la frente y su sobrino trató de evitarlo sin éxito.

- Si te digo algo sería trampa.

- No importa ¿puedo? ¡Porfa, porfa, porfaaa!

- Oh bueno, de acuerdo.

Con la presencia del pequeño en su más reciente habitación, Giyuu olvidó un poco de la situación con el resto de su familia.

Tsutako repasaba el abasto de flores que necesitaba en la florería, terminó de hacer el pedido y suspiró antes de abrir una aplicación de notas en su teléfono para anotar todo lo que tendrían que hacer en los próximos días para su hermanita menor y su sobrino sorpresa.

La plática con su padre le seguía resonando en la cabeza, ayudando a sus sentimientos pero ni un poco a sus pensamientos.

- Verás... es sobre Giyuu.

- ¿Sobre Giyuu? ¿Ella está bien?

- ¿Algo te preocupa? ¿O porque dices eso?

- No realmente, pero sabes como es ella, muchas veces se piensa las cosas antes de decir lo que le pasa. No me sorprendería que a veces tenga ideas muy alejadas de la realidad por pensar de más – la risa melancólica de su padre la dejó con una sensación de culpa – Lyra me decía que yo era demasiado dramático, pero ella no salió sin culpa jajaja, siempre pensó mucho las cosas, no tienes idea de como se torturó pensando si su pedida de mano fue por presión, obligación o porque realmente quería casarme con ella.

- No nos salvamos de ningún lado – rió la Tomioka mayor.

- Lo lamento, pero no. Tu hermana se parece mucho a tu mamá, sé que Giyuu ya no es una niña pero me sigue pesando que las tuve que dejar solas para poder mantener nuestra familia en pie, me preocupa que se sienta sola por sus pensamientos aunque no lo esté.

"Sola ¿Realmente podría pensarlo?" Se cuestionó Tsutako, frunciendo con tristeza.

Pensó un poco nerviosa que ni siquiera le había preguntado sobre como se sentía al respecto de tener tres pretendientes con deseos de tener y cuidar una familia con ella.

Oh maldita sea, de acuerdo, entendía que si no dices las cosas tienes que lidiar con eso por tu cuenta, eso numeraba como estar sola en cierto sentido.

- Pero basta de esto, tenías algo que decir de tu hermana ¿Qué ha pasado?

Tsutako tuvo una corta crisis ¿Decirle a su padre y acabar con los secretos de una vez? ¿Dañar a su padre como Giyuu la había dañado a ella? Ninguna de las dos le gustaba.

- ... Giyuu, ella está... Está viviendo con nosotros por un tiempo, quería decirte para que vengas directamente a nuestra casa cuando vengas.

"Bueno, realmente no se si soy mejor o peor tomando decisiones que Yuu..." Pensó la mujer, suplicando que no se hubiera equivocado.

- ¡Excelente! Digo, planeaba sorprenderla llegando a su departamento pero esto es una agradable sorpresa. Déjame contarte esto, han estado comentando que habrá promociones de puesto, mi jefe me dijo que mi trabajo ha sido sobresaliente desde el inicio así que me buscará un sitio aún mejor del que ya tengo.

- Felicidades papá, te lo mereces más que nadie.

- Ay Tsutako, daría todo lo que he logrado aquí si me pudieran regresar el tiempo que tuvimos que perder al estar lejos, como sea, eso incluye más vacaciones y mucho antes de lo que esperaba.

- Oh ¿Te tendremos aquí antes?

- Sí, y probablemente consiga un segundo periodo de vacaciones a mi elección.

Esa si que era una buena noticia, la azabache de trenza hizo cálculos veloces. Fiesta de Shinobu, ella cumple en Febrero... nueve meses de embarazo pero siempre se adelantan... entonces...

- ¿Crees posible que puedas contemplar venir acá en alguna de las semanas de Noviembre?

- Noviembre... extraña fecha pero no veo porque no, lo tendré en mente.

- Muchas gracias papá, debo irme, pero todos te mandamos saludos.

- Por supuesto, yo también los saludo a todos, dile a tu hermana que la amo.

- Claro que sí, nos veremos.

- Nos veremos hija, te amo.

El té de manzanilla que había preparado por fin estaba listo para ser disfrutado, Tsutako tomó la taza y revolvió el líquido para que no estuviera tan caliente. Se acercó a la habitación de huéspedes y tocó la puerta.

- ¿Puedo pasar?

Dos voces respondieron al mismo tiempo

- Es tu casa.

- ¡Sí mamá!

゚・゚❂ Se abre la cuarta Pared・゚❂・゚

゚・゚❂ Se cierra la cuarta Pared・゚❂・゚

Tsutako sabía bien cuando el tono de su hermana era normal o enojado, no puedes engañar a alguien que te conoce toda la vida atrás.

Entró para encontrarse a su hijo explicándole a Giyuu el uso de los emojis en el celular, era tan gracioso ver la ceja alzada de su hermana mientras el niño le explicaba profesionalmente el mundo de las emociones virtuales que no era capaz de comprender.

Giyuu le puso atención al detectar el olor del té, murmuró un gracias al tomar la taza y se lamió los labios después de los primeros sorbos. Tenía un gran antojo de manzanilla y no se había dado cuenta hasta ahora, curioso.

"¿Será el comienzo de los antojos de los que me habló Kamado?" Se preguntó, recordando lo que su estudiante le había contado de su experiencia con su madre cuando estaba embarazada de sus hermanos, mientras le ayudaba a guardar los materiales de la clase de ese día.

- Ash ¿Podrías ayudarle a tu padre a traer y acomodar las cosas de tu tía?

- Ay pero ¡apenas le iba a explicar el uso de stickers, mamá!

- Sti- ¿Qué?

- Giyuu tendrá mucho tiempo disponible, estoy segura que podrás terminar de mostrarle pronto.

El niño refunfuñó, pero aceptó y fue a lo que le habían dicho. Ambas se quedaron solas, la azabache de coleta mordiendo su labio inferior con ansias de saber que era lo que quería decirle su hermana mayor.

- Deja de torturarte, ya asimilé las cosas mejor.

La respuesta la hizo poner una cara en blanco, pero con mucha incredulidad en sus ojos.

- ¿Entonces ya me perdonaste?

Tsutako acarició su cabello, con su cara mostrando resignación y una amable sonrisa.

- Aún me duele – observó la mirada bajar con culpa de la otra – pero sé que lo último que querías era herir mis sentimientos. No es una situación fácil la tuya, comprendo porque te lo pensaste mucho... eso no quita que la liaste en grande ¿Verdad?

Ah, como le divertía ver la cara de Giyuu avergonzarse con un adorable rosa. Su hermanita podía ser adulta pero era demasiado linda para este mundo.

- No te preocupes más, ya pasó.

- ¿Me dejarás volver a mi lugar?

- Ehhh, no.

- ¿Por qué?

- Vivir sola en un lugar como tu departamento es peligroso estando embarazada Giyuu. Podría ocurrir un accidente que te pusiera en riesgo a ti o a mi sobrino, si me hubieras dicho que estabas embarazada, aún así te habría insistido para que vinieras con nosotros un tiempo.

- Estoy aquí casi por orden tuya.

- Eso me lo debes por lo que me hiciste.

Tomioka abrió la boca pero la volvió a cerrar lentamente.

- ...Cierto, perdón...

La mayor rió suevamente como siempre y le dijo que se apurara con el té o se le iba a enfriar. Pronto llegaron padre e hijo para ayudar con la mudanza express, Tsutako aprovechó para indagar más sobre como iba su sobrino y en que situaciones había puesto a su madre hasta ahora.


La noche llegó en cuestión de horas y dos técnicos tenían videollamada urgente con todos los integrantes del equipo.

- Mi hermano no me dijo nada pero ha estado bastante enojado desde que llegó a casa.

Genya explicaba todo desde la seguridad de su habitación, Shinobu sonriendo asesinamente con Kanao a su lado tratando de relajarla e Iguro con una mano en la frente no eran buenas señales.

- ¿Entonces nuestra apuesta con el profesor Shinazugawa y la maestra Tomioka se está yendo por la borda? – preguntó Aoi con cepillo en mano.

- Si conseguimos que su hermano se enfríe, todavía tenemos oportunidad – comentó Kochou con una mano en la frente y Kanao dándole palmaditas en la espalda.

- Lo cual es complicado, Tomioka le dijo a Sanemi que ya había hablado con su hermana mayor y que no debía molestarse en ver por ella después de clases. Le mintió y no una simple mentirilla blanca.

Todos se sorprendieron cuando Shinobu estampó su cara en la superficie de la mesa frente al celular desde donde la veían por las palabras de Iguro.

- Y como si no fuera suficiente Tsutako ahora realmente entró a la ecuación, pensé que Tomioka ya le había dicho y se lo había tomado bien... No quiero ser la esclava personal de Uzui... Siempre me recordará esa humillación si perdemos.

- Kanae también está en esto – recordó el maestro de química.

- Ella no entró en la apuesta, está completamente a salvo – gruñó la cabeza de Shinobu haciendo gestos con las manos con poca energía de vida.

- Pero el maestro Sabito es el mejor amigo de la maestra Tomioka ¿No?

Las suaves palabras de Kanao hicieron reír a la enfermera mariposa y al maestro con ojos de dos colores.

- Cierto, Sabito está condenado – se burló el de cabello negro liso.

- No me gustaría ser Kanae en este momento – dijo con una risa entre dientes Shinobu.

- Creí que ya habían hecho las paces – dijo Aoi con una gota de sudor.

- Puede ser competencia entre hermanas – le aclaró Genya sonriendo con un poco de culpa por la risa de sus superiores ante la desgracia de la maestra de biología.

Al fin y al cabo el chico Shinazugawa sabía que entre hermanos existen las burlas amigables.

Kanae escuchaba la risa de su hermana en su habitación. Mantenía su rostro dulce y gentil pero por dentro sudaba a montones con la discusión que tenían en su equipo.

- Te lo juro Murata, no escuché mal, me dijo la llave incorrecta para que me quemara ¡En este momento estoy en el blanco del huracán!

- Se dice ojo del huracán – respondió el maestro de literatura.

- Estamos condenados – gruñó Hakuji con una mano en la cara.

- Justo cuando las cosas ya no parecían poder salir mal – suspiró Makomo en la cama de Sabito.

A la azabache de cabellera corta no le interesó unirse a la llamada y mejor invadió el lugar de su vecino, la cama de Sabito era súper cómoda. El joven de ojos lavanda le lanzó una cobija y cómicamente la atrapó dentro con los demás viendo la escena.

"Si el profesor pierde con la señorita Tomioka veo una posibilidad ahí" Pensó Koyuki con una sonrisa discreta.

- Sabito ¿Te importaría no asfixiar a Makomo por favor?

El pobre Murata hacía esfuerzos por ser una buena persona y no morir de risa con los movimientos de la joven diseñadora dentro de la bolsa-cobija que el maestro de geografía tenía en su espalda.

- No se va a asfixiar, hace falta más para matarla – comentó, tomando una cinta para atar la bolsa mientras su amiga luchaba - ¡AUCH, me mordió!

Hakuji no aguantó la risa al ver a su maestro sobando su dedo mientras la chica salía de su prisión y se lanzaba encima del otro.

- Tendremos que limitar el peso de nuestras acciones cuando su hermana esté cerca.

Kanae retomó el tema, ignorando el audio de su compañero gritando y exigiendo que se le liberara.

- Es increíble como ahora Kyojuro es el que tiene más oportunidades de avanzar, Tsutako no lo conoce y será precavida. Shinazugawa está en zona de riesgo y Sabito por ser el mejor amigo está...

- En un buen lío – le completó Makomo a Murata, apretando la tela que amordazaba al hombre de cabello melocotón.

Sabito mordía la tela y trataba de liberar sus manos de la espalda, todo inútil contra la mejor anudadora en la región, no por nada la chica de ojos acuosos había sido la más veloz en conseguir las insignias de nudos cuando estuvo en un club de niñas exploradoras.

Makomo lo vio con una sonrisa de burla como retándolo a deshacer sus nudos, una vena se mostró en la frente del maestro y ahí estaba luchando sin parar.

- Uzui no va desperdiciar una oportunidad así, no sabemos lo que puede estar planeando en este momento – murmuró Kanae preocupada.


- Si yo estuviera en la situación en la que están, invitaría a la chica a una cita.

Los del equipo naranja escuchaban a la madre de Kyojuro, tuvieron una junta urgente y estaban buscando la mejor manera de empezar con el pie derecho cuando Ruka Rengoku se unió a la conversación aprovechando que su hijo mayor estaba a su lado izquierdo mientras ella calificaba trabajos y ayudaba a Senjuro a su derecha.

- No es mala idea – dijo Tanjiro que se veía cocinando algo.

- Ya has tenido una cita antes con Tomioka y salió muy bien - añadió la pelirosa con su conejita en las piernas y un cepillo cuidando su pelaje.

- Kanroji tiene razón Kyojuro, hazte cuenta que estás en el periodo de prueba de un antivirus.

Uzui estaba ocupado con el cabello de Hinatsuru, cuidando de este como si fuera el más maravilloso tesoro. El ejemplo del antivirus tuvo a todos imaginando a los profesores como pequeños virucillos huyendo de un lado al otro.

- Ella te ve como potencial amenaza pero si consigues darle una buena impresión...

- El maestro siempre da una buena impresión – suspiró Zenitsu – por eso siempre recibe tantos chocolates en San Valentín.

- Que raro hermano, nunca llegas con tantos chocolates a casa – molestó Senjuro, con un comienzo de sonrisa en la cara de su madre.

- ¡Ser compartido es algo bueno! No le veo nada de malo.

Su familia rio con sus motivos y nadie se dio cuenta de las caras de adorable culpa que tenían Tanjiro y Mitsuri, evidenciando algunos testigos de lo que le hacía al exceso de chocolates.

- Como decía, si te juzga bien podría incluso estar inconscientemente de nuestro lado, imagínate tú tener a Tsutako Tomioka como aliada.

Por fin terminó la trenza de Hinatsuru y su pantalla se movió para llevarlo al baño dónde se comenzó a limpiar el rostro.

Inosuke no decía nada por estar cenando pero escuchaba todo con atención.

"Patrañas, si creen que el cicatrizudo y el maestro durazno se van a quedar como perros con rabo entre las patas entonces los están viendo menos."

- Mamá dice que pronto vendrán las dificultades de memoria y los antojos, podemos hacer algo con eso.

La voz de Tanjiro fue un poco difícil de entender pues estaba lejos del celular para meter la comida al horno.

- No puede ser, vamos a morir todos si la maestra no se toma un descanso pronto – gimió el chico pelirrubio del comité que la maestra de educación física supervisaba.

- A mí me preocupa que siga asistiendo a clases con tanta normalidad ¿No es eso arriesgado?

Las preocupaciones de Kanroji estaban justificadas por la forma en la que alumnos y profesores vivían sus vidas en la academia. La locura quedaba un poco corta en ocasiones.

- Tapioka es una mujer fuerte, si ella se siente bien deberíamos dejarla seguir con su rutina – dictó Hashibira azotando el plato perfectamente limpio en la mesa.

- Estoy de acuerdo con Inosuke, Tomioka no es ajena a la seguridad del pequeño por lo que no la imagino haciendo cosas que los pongan en riesgo a ninguno de los dos – apoyó Kyojuro con sus brazos cruzados como siempre.

Ruka los escuchaba hablar y se concentró en su trabajo de nuevo con interesantes recuerdos de la vez que por fin conoció a la persona que tenía a su hijo mayor en una travesía de conquista.

- ¿Entonces tu compañera se queda en la sala de maestros incluso cuando ya acabaron las clases?

- No siempre pero le gusta esperar que terminen los talleres para asegurarse que todos nuestros alumnos vuelven bien a casa.

La mujer de ojos rojizos no mostraba mucha reacción pero le pareció muy dulce de parte de la profesora de gimnasia el ver de esa manera por sus estudiantes.

- Es por eso que el día que me dijiste de su embarazo también mencionaste un modo en que podría conocerla.

- ¡Sí! Creo que Tomioka te agradará madre. Se parecen mucho en varias cosas.

- No estoy segura si la he llegado a ver en alguna ocasión, nuestras secciones de trabajo están académicamente lejos.

- Lo recordarás pronto ¡Porque ya estamos aquí!

Entraron a la sala de maestros y Rengoku que estaba a punto de gritar un saludo calló sus intenciones al ver a la azabache de coleta rebelde recostada en su escritorio, un libro en una de sus manos y respirando a paso tranquilo.

El rubio se acercó y con cuidado le dio toquecitos en la espalda para despertarla.

- Tomioka, despierta... No te puedes quedar aquí.

La mujer despertó pero todavía estaba atontada por el sueño, gruñó suavemente y se acurrucó en el pecho de su compañero. Kyojuro hizo una mueca nerviosa y con cuidado pasó sus manos por el cabello negro, sintiendo su corazón latir con fuerza y reprimiendo sus ganas de besarla en la coronilla.

Eso fue suficiente para la madre del profesor de historia, se puso una mano en el pecho y se alegró mucho de los sentimientos que tenía su hijo mayor. Para todo había una primera vez, con suerte sería la primera y última pero no podía dar por seguro nada.

Tomioka despertó más y se alejó rápidamente con vergüenza.

- Lo siento.

- ¡No lo sientas! Me gusta tenerte cerca.

Se dio cuenta de la presencia de alguien más de inmediato, con cuidado se levantó y saludó.

- Es un placer conocerte Tomioka ¿Puedo dirigirme así a ti?

- Por supuesto, es un placer conocerla señora Rengoku.

- Por favor dime Ruka.

- Oh claro.

- Veo que te gusta leer.

- Sí, es algo que me gusta desde pequeña.

- A mí igual ¿Cuáles son tus géneros favoritos?

Kyojuro casi no habló durante la conversación ni falta le hizo, no hacía más que sonreír con alegría al ver a ambas maestras conversando con naturalidad de años en unos minutos. No se había equivocado con su expectativa de que se entendieran bien pronto. Al principio Giyuu se rehusó a que la llevaran hasta su departamento pero la maestra de caligrafía insistió y por el tono que uso más de hecho que de petición, la pelinegra no tuvo más opción que agradecer y escuchar los consejos y anécdotas de Ruka sobre sus embarazos con ambos hijos.

"Tomioka es una buena persona, espero que el hombre que termine eligiendo la haga muy feliz. Haré lo que pueda para apoyar a Kyojuro desde luego, y espero que ese pequeñito nazca sano y lleno de fuerza." Pensó la mujer con cabello sobre el hombro.


La primera noche en casa de su hermana la recibió con un ataque de calambres nocturnos que la despertaron de inmediato por el dolor. Ahí estuvo por varios segundos maldiciendo en silencio, estirando las piernas como podía y apretando los dientes hasta que pasó. Viendo el techo en la oscuridad le dieron ganas de ir al baño y ya después volvió a su posición de lado para seguir durmiendo, Fideo entró aprovechando que la puerta no estaba completamente cerrada y no le pareció que había mejor cama que el cabello desordenado de la nueva integrante de su hogar.

Cuando Giyuu despertó, lo primero que los orbes azules vieron fue una cola peluda casi rozando su nariz. Con dificultad por su creciente abdomen se sentó antes de ponerse de pie con un bostezo, ignorando al felino que dormía todavía en su cabeza.

Tsutako y Tadano ya estaban despiertos y preparando el desayuno, la azabache y su sobrino abrieron las puertas de sus cuartos y salieron empijamados todavía para sentarse uno al lado del otro con pocas ganas de vivir la vida en sus caras.

- ¡Buenos días!

"Demasiado buen humor." Se quejaron en sus mentes tía y sobrino cuando la mujer de trenza les llevó con una sonrisa amable un plato con panqueques y fruta recién preparada.

- Gracias.

- Gracias mami.

- El buen humor es contagioso hoy – comentó con un poco de burla y sarcasmo el esposo, volteando los círculos de esponjosa masa en la estufa.

Su mujer resopló divertida y aprovechó que aún no estaba su desayuno para despertar al gato y quitárselo de encima a su hermana.

- ¿Qué tal pasaste la noche Yuu?

- Bien, un calambre pero bien.

O eso quiso decir pues su mala costumbre de hablar en ocasiones mientras comía no les dejó entender algo fuera de calambre.

- Ah ya, eso pasa a veces. Aunque me sorprende que todavía no te quejes de tener que ir mucho al baño.

El resto de los panqueques estaba listo, Tsutako preparaba los suyos como le gustaban y su esposo tenía tanta hambre que ni se fijó que no tenían nada para acompañar. La Tomioka menor tragó y pensó un poco sobre las idas al baño.

- Voy más que antes pero no es para quejarse tanto.

Su hermana tuvo ganas de reír, pobre inocente madre primeriza.

"Veremos si opinas lo mismo cuando crezca más." Se dijo, recordando como el baño casi se volvió su segundo hogar cuando estuvo en cinta.

Se prepararon para irse, la maestra no se sentía muy cómoda con la dinámica de ir y venir con ellos, principalmente porque se sentía como peso extra en la rutina de la familia, al menos la dejarían primero en la academia.

El rostro en blanco se relajó al ver un par de ojos lavanda esperándola. La ventana del carro se abrió en cuanto Giyuu se bajó del vehículo y una Tsutako Tomioka vio fijamente con los ojos entrecerrados al joven para apuntar sus ojos con sus dedos y luego a él.

Sabito tragó con alarma tratando de mantener una sonrisa para su mejor amiga. El vidrio volvió a subir lentamente pero bien sabía que detrás todavía era vigilado por la mayor.

- ¿Moriste? – preguntó casi en un susurro.

Tomioka le respondió con la mano abierta y girándola un poco.

- ¿50/50?

La azabache asintió y lo jaló de la mano para entrar de una vez y que su hermana se pudiera ir. El niño observaba con cuidado desde la ventana y rápidamente hizo sus notas en una libretita que tenía a la mano.

"Sabito es uno de ellos, es demasiado obvio. ¿Realmente tiene competencia? Lo conozco desde que nací, no lo veo tanto como a mi tía pero es un amigo de la familia... aunque mamá está molesta con el...F... yo le doy un 80% de probabilidad."

Ambos entraron para encontrarse con el maestro de matemáticas. Su compañero de cabello salmón se sorprendió al ver como los ojos azules y ciruela se encontraron unos momentos pero ni una sola palabra se intercambió entre ellos, ni siquiera un buenos días, el profesor albino siguió su camino y ellos también.

- Yuu ¿Qué fue eso?

- Tenemos algunas... complicaciones... por mi culpa.

Su expresión era de arrepentimiento y tristeza, Sabito ya no profundizó más en el asunto. No solamente porque le convenía, si no porque no le gustaba esa expresión en su carita. El chico Kamado pasó alegremente con sus amigos y hermana, como si le hubieran dado a un botón de cambio, la azabache puso una cara seria y molesta fue a intentar quitarle como siempre los aretes hanafuda al chico.

El profesor de geografía le dio la bendición a Tanjiro a lo lejos mientras el chico de cabellos burdeos trataba de negociar con su profesora de gimnasia, sus amigos despidiéndose de él con una sonrisa nerviosa, yendo a clases antes de que su maestra vertiera su cambio de humor en ellos.

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Notas:

¿Sabían que la palabra pelirrubio existe? Pensé que era un pleonasmo y tal vez lo sea hoy en día xD pero me enamoré de la palabra :3

¡Gracias por leer, los leo en el siguiente capítulo!

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