(2) Segundo trimestre: Obstáculos a la vista


Un nuevo grupo había sido creado hace algunos días para tratar el asunto del cual no todos estaban enterados, de eso se encargó Uzui y estaba inmerso en ello mientras sus tres chicas planeaban el siguiente almuerzo con emoción y discusiones sobre ingredientes y platillos.


Comenzó a reír por eso y todavía en medio de la risa siguió con la broma.


No era difícil de explicar todo esto pero le traía malos recuerdos con Tomioka, escribió sin darle muchos rodeos y sintió su cara amargarse sin intención.


Makio les hizo una señal a las otras dos y voltearon a ver al hombre de cabello plateado. Tenía su clásica postura de que estaba pensando en algo que no le gustaba, y tomando en cuenta la fecha ya sabían de qué se trataba.

- Tomioka es fuerte, pudo con ello y no pasará nada ahora – trató de distraerlo Hinatsuru.

- Todos perdemos a alguien importante en algún momento – siguió Suma, entendiendo sus propias palabras.

- Es sólo cuestión de tiempo – finalizó Makio con golpes cariñosos en la espalda ancha de Uzui.

El profesor suspiró y les agradeció antes de expresar sus sentimientos.

- Sabito y yo nunca podremos olvidar lo mucho que le dañó eso... solía ser más risueña, siempre ha sido adorable pero se hizo mucho más seria pero eso no fue lo peor, era normal. Lloraba tanto que dormía del cansancio en las clases, no se podía mover en clase de deportes de lo débil y delgada que estaba, aunque siempre le ha gustado. Cuando faltó y supimos que era porque su hermana le consiguió ayuda nos preocupamos por ella demasiado – negó al recordar con claridad su deprimente aspecto – Ahora que está embarazada sus sentimientos se van a incrementar.

- No creo que llegue a un extremo así.

- Yo tampoco Hina, pero no quiero quedarme con la duda.

- ¿Quieres que la acompañemos al cementerio?

- No, Suma. Yo me hare cargo, además es posible que Sabito también vaya de encubierto.

- Si lo pensamos es el único de los tres que se puede permitir eso – murmuró Makio pensativa.

- Cierto, pero mientras Giyuu sepa que tiene amigos con los que puede contar, no me importa.

Los mensajes entraban y salían sin cesar de su celular mientras Giyuu estaba tirada en su cama, suspiró con uno de los mensajes y pensó calmadamente antes de responder.


"Lo siento Tsutako, Sabito tiene razón pero no tengo el valor ni la menor idea de cómo decírtelo."


Esa pregunta no era para distraerla, al principio estuvo a punto de bloquear el número pensando que uno de sus alumnos egresados había conseguido su teléfono, no sería la primera vez.


Cierto, eso dejaba otro enorme obstáculo en su pequeño problemita triple.

"¿Qué diría papá si se entera que me embaracé después de tomar y que ni siquiera sé de quién fue?" Pensó y casi inmediatamente después se avergonzó por lo mal que sonaba eso sin contexto.


"Otra vez con esa dichosa bromita, maldigo a Shinobu por haber dicho eso enfrente de mi hermana aquel día del proyecto final."


Hubiera aventado el celular al lado de su cama pero Tsutako no era la única con la que llevaba un buen tiempo hablando.


Sanemi estaba hablando en un idioma que no entendía y no tenía muchas intenciones de poner empeño para descifrarlo. Hubo más mensajes y decidió ir a la cocina por algo secreto que había guardado celosamente de los ojos que la vigilaban casi veinticuatro/siete para que comiera saludable.

Trajo su celular con ella y volteó a todos lados con recelo antes de abrir el congelador y sacar un bote de helado comprado ilegalmente bajo las narices de la policía Kanroji.

Una vibración se escuchó pero estaba ocupada llenando la superficie del helado con toda clase de cosas, era raro que quisiera tanto helado pero si esos iban a ser sus antojos, que vinieran los que quisiera. Tomó el dispositivo y el helado se derritió en su boca, olvidando tragarlo.


El sabor de vainilla con chocolate derretido le recordó que traía algo delicioso y se olvidó por un segundo de lo que decía su celular, pero no por eso dejaba de sentirse nerviosa.


 No era mentira que conocía bien a la señora madre de su ex novio. La mujer se enamoró de ella y todo el tiempo hablaban, Shizu le decía cada vez que la veía que era una hermosa y adorable jovencita para su hijo y por su parte Tomioka recordaba que incluso los hermanitos pequeños de Sanemi se burlaban de su hermano porque cada vez que iba a su casa pasaba la mitad del tiempo con su madre, un cuarto con ellos y el otro cuarto con el mayor de los Shinazugawa y su novio en aquel entonces.


"Primero Sabito y luego Sanemi, realmente no me sorprendería si Kyojuro me mandara un mensaje confesándome, qué sé yo, que se puso celoso sin razón, que ha amenazado a alguien o incluso que ha estado enamorado de mí desde que nos conocimos." Dijo para sí misma sin sospechar que la vida se burlaba de ella una vez más.


Eso era cierto, sus sentimientos por el chico gruñón de cabello blanco nunca murieron realmente, solo fueron enterrados y dejados atrás porque ya no les correspondía estar en su corazón.

"Ahora que lo pienso... fue una verdadera estupidez... realmente no podemos defendernos por ser idiotas."


- Esa chica que te besó...

- Giyuu ya te lo dije tres veces, ¡la loca se me declaró y me besó a la fuerza! Sabes que jamás te engañaría.

Nadie los estaba viendo y deslizó con cuidado su mano para tomar la de su novia. El pasillo estaba muy solitario pero sus compañeros seguían en clase.

- Te amo.

- Lo sé.

- ¿Entonces? No entiendo porque estás con esa cara y actitud.

El chico de cabello blanco se confundió al sentir como Tomioka retiraba su mano y lo veía con tristeza y enojo en sus ojos.

- ¿De verdad no lo entiendes?

- Si son malditos celos lo que tienes entonces no.

- ¡¿Qué?! ¡¿Celos?!

- ¡Tomioka tú eres con quien quiero estar, no es necesario que te preocupen esas cosas, no voy a engañarte!

- ¡Claro, como todo gira a tu alrededor!

- ¡¿Qué?! ¿De qué mierda estás hablando?

Comenzaron a discutir en volumen demasiado alto, provocando que varios alumnos se asomaran a ver y murmurar sobre el posible resultado del encuentro.

- ¡Hay chicas mucho mejores que yo!

- ¡¿Y eso qué?!

- ¡Deberías escoger a alguien más bonita, más inteligente y mucho más amable! ¡Alguien como ella!

- Por supuesto, porque besar a alguien a la fuerza es lo más amble del mundo – contestó con sarcasmo sin pensar.

Siguieron la discusión hasta que todos los que veían el problema estuvieron de acuerdo que la separación era inminente.

- ¡Eres un ciego!

- ¡Tú una terca!

- ¡Sólo quiero lo mejor para ti!

- ¡No tienes derecho a decidir qué es lo mejor para mí!

- ¡Entonces si dejo de ser tu novia encontraras a alguien mejor!

- ¡Lo que tú necesitas es aumentar tu puta autoestima!

- ¡Ya lo sé, Shinazugawa! ¡Otra perfecto ejemplo de porque soy una basura para ti!

- ¡Estoy harto de que no veas lo especial que eres!

- ¡¿Entonces que estamos esperando?!

- ¡¿Realmente quieres que terminemos?!

- ¡Si!

- ¡De acuerdo!

Shinobu escuchaba el drama desde su pupitre y tomando en cuenta que los profesores pronto regañarían a los que deliberadamente estaban distrayéndose, se lamentó que las cosas terminaran de esa manera pero no podía hacer mucho al respecto.

Aún.


La azabache sentía claramente como su corazón se achicaba con el recuerdo y se sintió molesta con su yo del pasado por esa idiotez.


Le escribió un gracias rápido pero de la nada el miedo a lo desconocido se agolpó en su interior, tener un bebé implicaba muchas cosas y aunque le entusiasmaba la idea había ocasiones como esta que no podía evitar aterrarse de todo el dolor que le causaría su hijo o hija cuando saliera al mundo y la inexperiencia de ser madre.

A todo esto no era muy alentador estar en medio de una pelea de cortejamiento, a veces quería hacer o decir algo con alguno de los tres pero tenía miedo de darles falsas esperanzas a los que fueran a quedar fuera de la decisión por lo que ya iban varias ocasiones en las que se reprimía.

Pero esta vez no fue una de ellas.


La respuesta de alguna manera la calmó un poco, se acomodó mejor y sonrió al pensar en todas las cosas buenas que también vendrían a la par con unas cuantas malas.

"Para un día de dolor, en perspectiva no se va nada mal." Razonó con cariño, pensando en varios escenarios familiares en su cabeza.

Y uno en particular que tenía muchas ganas de intentar, ¿Quién dijo que el embarazo no podía tener cosas interesantes en ello?


Con el último mensaje se dispuso a dormir, se despidió deseando buenas noches y se colocó una adorable ropa de dormir con diseños de pequeños daikon que le había regalado mucho tiempo atrás Sanemi.

¿Que?Era linda y hubiera sido un desperdicio tirarla, además de que era calientita ytenía un ingrediente fundamental para su comida favorita.

...

Continúa en la parte (3) Segundo trimestre: Obstáculos a la vista

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