EPÍLOGO
—¿Cómo está tu día? —Nemo preguntó al ver mi cara de cansancio.
—Agotador. No pensé que dirigir dos cafeterías al mismo tiempo sería tan complicado. —Me quejé sentada en la parte de atrás de la caja registradora del nuevo local.
—Te extraño. —Sus palabras de repente me pusieron melancólica.
—Yo también te extraño. —Contuve las lágrimas y es que hacía alrededor de un año que nos vimos por última vez desde que se fueron de casa.
—Esperamos tener tiempo para descansar e ir, pero la presentación de nuestro nuevo material y la salida del ejército de nuestro pequeño Kyuhyun nos tienen trabajando como locos. —Se quejó—. Quiero verte y no a través de una pantalla. —Hizo un pequeño puchero con esa boquita que yo moría por comer.
—Yo también, pero sabíamos que esto pasaría. —Era claro que la que mantenía la cordura en la relación era yo, si fuera por él no se hubiera ido directamente.
—¿Tus amigas? —Buscó cambiar el rumbo de la conversación sabiendo que ambos terminaríamos llorando. Lo se: somos extremadamente sencibles. En mi defensa diré que él siempre fue así y yo pues, terminé por contagiarme.
—Quiero creer que están trabajando en el otro Café. —dije apoyando mi codo sobre ma barra para apoyar mi mentón en la palma de mi mano—. ¿Y tu amigo...? —Sabía que todavía estaba celoso de Zoran pero él ya estaba en una relación con Mila, o bueno algo parecido.
—Deja de estar celoso de él, ya sabes que está con Mila. —reproché su actitud infantil—. Además tiene sus propios problemas para que mi pequeño repollo lo acepte. —expliqué divertida.
—¿Y eso? —Nemo no entendía el porque si Alai era muy sociable.
—No lo se. Mila me contó que no quiere que él la sostenga en brazos y que por el contrario extraña a Teukie. Cada vez que oye una canción de ustedes baila y si ve un vídeo lo reconoce al instante, así que siempre que puedo hago una videollamada para que esté feliz mi bebé. —Terminé de explicar en tanto me ponía de pie para dirigirme a la cocina por un café.
—¿Así que hablas seguido con Teuk hyung? —Se notaba celoso y no lo podía ocultar por lo que me dio risa—. No te rías que bien sabes sus sentimientos hacia a ti. —Cuando se trataba de inseguridades mi novio era el rey.
—Eso fue hace más de un año. —Iba a seguir reprochando su accionar cuando la puerta del lugar se abrió dejando ver a un nuevo cliente—. Salvado por la campana porque entró alguien, más tarde te vuelvo a llamar. Te amo. —dije mirando la pantalla de mi teléfono.
—Te amo aún más. —Y tras decir eso corté la videollamada para atender al cliente.
El primer mes desde que dejaron la casa me sentí tan deprimida que mis sesiones con la psicóloga aumentaron. Las chicas se preocuparon mucho por mi por lo que las dos, junto con mi pequeña, se hospedaron en mi casa hasta que me vieran recuperada. Eso duró alrededor de dos meses más.
En ese transcurso la psicóloga me suguirió que retomara alguna actividad pendiente para mantener mi cabeza ocupada y fue así que recordé el proyecto del segundo Café.
Con la ayuda de Yeye fue todo mucho más fácil. Cuando tenía alguna duda acudía a él. Las chicas quedaron de encargadas del primer local mientras yo me enfocaba en la construcción del nuevo.
Los chicos llamaban todos los días, y cuando digo todos los días eran todos los días, no había excepción alguna. En la mañana generalmente era Teuk, Siwon y Yesung los que llamaban, en la tarde Shindong, Eunhyuk y Ryeowook, mientras que en la noche lo hacía Heechul. Mi novio me llamaba más de tres veces al día, de esa forma no nos extrañábamos tanto.
La hora del almuerzo como era costumbre la pasaba con las chicas así que dejé a uno de los meseros de encargado, era el más responsable y desde que entró siempre se destacó por estar al pendiente de todo por ese motivo lo dejaba a cargo del local.
—¡Buenas! —grité a penas había entrado para que mis amigas supieran que había llegado y la primera en recibirme fue la pequeña Alai que caminaba hacia mi estirando sus bracitos.
—¿Puedes llamar a Leeteuk? Está muy llorona, debe extrañarlo. —Mila apareció desde la cocina.
—¿A quién extraña? —Lena hizo su aparición, mi amiga se había vuelto más despampanante desde que quedó a cargo.
—No entiendo por qué lo extraña a él y no a mi. —Zoran llegó hasta nosotras con una bandeja en la mano.
—Porque Teukie es todo amor. —Reí mientras me ubicaba en una de las mesas para llamarlo y que pudieran verse, conociéndolo él también la extrañaba.
Estuvieron un rato interactuando, era impresionante ver como Alai parecía entenderle y eso a Zoran le hería el orgullo. Cuando las chicas estuvieron listas nos fuimos a comer afuera en tanto Zoran se quedaba a cargo del local.
—¿Cómo va tu relación con Zoran? —pregunté mientras pedíamos la comida.
—Entre nosotros bastante bien, el tema sigue siendo Alai que no lo termina de aceptar y no entiendo porqué tanto amor por Leeteuk... ¿lo pronuncié bien? —preguntó preocupada.
—La cuestión aquí no es si lo pronunciaste bien sino si ya te acostaste con él. —Lena fue directo al grano logrando que Mila se enrojeciera.
—¿No me digas que todavía no? —pregunté preocupada.
—Ya ha pasado casi un año desde que se están conociendo, ese chico se va a volver loco si no se la muestras al menos. —Ante la exageración de Lena no pude hacer más que reír, pero en parte tenía razón.
—¿Qué sucede? —pregunté al notar la tristeza en los ojos de Mila.
—Entiendo lo que quieren decir, y en verdad también me gustaría estar con él de esa forma. Zoran es un buen hombre, algo infantil, pero bueno al fin. Mi problema es que si mi hija no lo acepta no puedo estar con él. —dijo con el semblante triste.
—Bueno será cuestión de esperar un poco más. —Traté de calmarla.
—Cambiando un poco de tema, ¿tienes todo listo? —Mila preguntó haciéndose la tonta.
—Si ¿y ustedes? —Las miré con picardía.
—Ya tenemos todo listo, no es necesario que te preocupes por nosotras. —Lena me recriminó mis palabras.
El almuerzo llegó y seguimos con las charlas. Mientras comíamos los chicos me llamaron, habían terminado de ensayar. Las puse a las chicas en la pantalla para que saludaran y no pasó por alto el cruce de miradas entre Yesung y Lena, algo había entre esos dos, hasta Mila se había dado cuenta.
Después de comer cada una volvió al trabajo y del trabajo a la casa. Nemo me llamó antes de que me acostara a dormir para desearme las buenas noches.
(...)
—¡Por fin contestas el teléfono! ¿Sucedió algo? ¿Sabes acaso lo preocupado que estuve estos tres días sin saber de ti? Ninguno de los chicos se pudo contactar contigo. ¿Qué pasó? ¿Estas bien? ¿Por qué no puedo hacer una videollamada? —Donghyeo no dejaba de preguntar por lo que no me daba tiempo a responder absolutamente nada.
—Hola, yo también te extrañé. Te amo. —dije irónicamente para bromear con él pero seguía con el rostro serio, estaba enojado.
—No estoy de humor para bromas, estuve muy preocupado por ti. —Sus palabras eran sinceras.
—Estoy bien, es solo que se me rompió el celular y no tuve tiempo para comprarme uno hasta hoy. —explicaba tranquila—. ¿Dónde estas? —pregunté curiosa, extrañaba hablar con él.
—Estoy saliendo de la empresa para ir a comprar el almuerzo, perdí una apuesta con los chicos y me tocó pagar la comida hoy. ¿Dónde estas tu? —preguntó, al parecer su enojo se había calmado un poco.
—Aquí. —contesté conteniendo la risa.
—Aquí ¿dónde? Sabes que no te puedo ver. —refunfuñó algo frustrado.
—¿Seguro que no puedes verme? — Vi a Hae salir del edificio y levantar inmediatamente la vista encontrándose con mis ojos y mi sonrisa.
Donghae cortó la llamada y acortó la distancia que nos separaba para envolverme en un abrazo y hacerme girar. La gente a nuestro alrededor nos miraban, nos sacaban fotos y filmaban, claramente lo reconocían por lo que llamaba la atención.
Después de que declaró abiertamente nuestra relación solo nos vieron públicamente unas tres o cuatro veces más, debido a eso comenzaron a circular rumores de nuestra separación que él mismo se encargaba de desmentir en cada rueda de prensa que tenía.
—¿Qué haces aquí? ¿Cómo llegaste? ¿Cuándo? —Él seguía sosteniéndome en sus brazos mientras no paraba de hacer preguntas.
—Te extrañaba y no aguantaba más tiempo sin verte. Primera pregunta en responder. —Besé sus labios suavemente, solo Dios sabe cuánto los extrañaba—. Llegué hoy con las chicas y la ayuda de los chicos. —respondí sus otras preguntas a lo que él volteó para darse cuenta de que todos estaban viendo desde la entrada.
Hae saludó a las chicas y yo corrí a abrazarme con los chicos, extrañaba cada una de sus locuras.
Todos nos dirigimos a almorzar a un sitio privado que su mánager ya había reservado para todos nosotros. En nuestros ojos brillaba la amistad que habíamos forjado.
—¡Hola pequeña! —Teuk saludó a la pequeña Alai que de inmediato se lanzó a sus brazos para llenarlo de besos y caricias.
—Veo que la idiota gruñona esta aquí. —Yeye murmuró mientras tomaba asiento.
—Y veo que sigues igual de asustado como siempre. —respondió ella dejando a todos sorprendidos y con la boca abierta.
—¿Soy yo o ella me entendió y habló en coreano? —preguntó a Shindong que estaba a su lado.
—Si, ahora no podrás hablar mal de mi a mis espaldas, así que yo que tú me cuido. —amenazó mirándolo fijamente a los ojos.
—¿Y eso? —Hae me preguntó asombrado.
—Aprendimos pensando que nos seguiríamos reuniendo en ocasiones y no queríamos quedar fuera de las conversaciones y tampoco perdernos la oportunidad de que nos conozcan. —Mila respondió pero sus ojos ligeramente se dirigieron a Teuk cuando mencionó el hecho de conocerse.
—¡Oh! Ya veo. —dijo Teuk algo abrumado por la respuesta y con mi niña en brazos.
—Hablando de presentar y conocerse nos olvidamos de nuestro recién salido del ejército Kyuhyun. —Él se encontraba al lado de Teuk en silencio observando toda la situación y de la emoción que traía no lo había notado.
Nos presentamos como era debido pero Hae dejó muy en claro que era su novia. El almuerzo continuó entre risas y anécdotas para el maknae no se perdiera de los detalles de la estadía de los chicos en casa.
Cuando anocheció las chicas se dirigieron al hotel mientras que yo me hospedaría claramente en la casa de mi novio.
—Te he extrañado en demasía. —Donghae abrazaba mi cuerpo desnudo aferrándolo al suyo, en contacto de nuestra piel después de hacer el amor era algo obligatorio y necesario para nosotros.
—Yo también ¿sino por qué crees que recorrí tantos kilómetros hasta aquí? —dije besando su pecho que se recuperaba de la agitación de hacía un momento.
—Te amo. Has movido cada molécula de mi ser y has cambiado cada rincón de mi vida, ahora en todos lados solo eres tú. —confesó para luego besarme con devoción.
—Te amo porque me haces vibrar con cada beso, me haces vivir con cada caricia. Te amo porque eres solo mío. —afirmé y selle nuestros labios con otro beso.
Nuestra relación era así, una montaña rusa de emociones con kilómetros por recorrer, imponiendo nuevas reglas que ambos tendríamos que aprender a vivir. Pero así nos amábamos, locos y rebeldes.
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