Capítulo XXXVIII
Ahora si estaba completamente jodida, esperaba que no abrieran la boca o mejor dicho que no abrieran el pack de datos para publicar las fotos. De todos los momentos en que decidieron aparecer estas pendejas lo vienen a hacer justo ahora que me animo y lo beso, mi vida es una mierda.
—No se si decirte buenos días o darte el pésame. —Lena comenzaba a bromear desde detrás del mostrador.
—No es gracioso. —contesté dirigiéndome hacia el locker para dejar mis cosas.
—¿El que te trajo es Donga...? —Me dió risa ver cómo Mila trataba de aprender sus nombres para poder diferenciarlos, era muy tierno de su parte aquel gesto.
—Es Donghae, vas por buen camino. —Le ofrecí una sonrisa.
—Entonces ese es uno de los que te tiene confundida. —Lena se acercó hasta nosotras—. Aunque no parecías muy confundida cuando lo besaste. —Había corroborado mis sospechas, ellas habían visto todo.
—Si es uno de los que me confunde, pero el hecho de que esta mañana Eunhyuk hubiera estado casi desnudo sobre mi y Yesung se hubiera animado a besarme no es tan importante como el hecho de que lo han descubierto. —dije horrorizada terminando de acomodar mi delantal para empezar a trabajar.
—¡¿Qué quién estuvo casi desnudo sobre ti?! ¿El tímido te besó? —Ahora Lena volvía a hacer un escándalo.
—Ese no es el punto. —Caminé hasta la entrada para abrir a los clientes que ya esperaban ansiosos.
—¿Y el hecho de qué los vieran besándose lo es? —Mila sabía la respuesta pero aún así se animó a preguntar.
—¡Buenos días! Adelante. —dije con una sonrisa en el rostro al abrir las puertas para los clientes.
—Buenos días. —Mila también saludó con una sonrisa cálida en su rostro, amaba de sobremanera la dulzura de mi amiga.
—Claro que es importante, no el hecho de que nos hallan visto besándonos sino por el hecho de que lo han visto a él. —Retomé el tema de conversación mientras nos dirigíamos hacia la cocina en búsqueda de nuestras bandejas para preparar los primeros pedidos—. Todavía no sale la noticia oficial de que están aquí por lo que si lo publican en sus redes sociales todo se volverá un caos. —De verdad me estaba volviendo loca.
—No creo que lo publiquen y se pierdan de ganar algo por guardar el secreto. —Era astuta.
—Él les prometió entradas para el concierto, además se sacó fotos con cada una de ellas y firmó sus remeras. —expliqué mientras tomaba el primer pedido que Lena nos había dejado anotado.
—¿Lo ves? Si ellas suben las fotos se pierden de ir al concierto y de seguro conocer en persona al resto del grupo. —Sus palabras lograron tranquilizarme bastante por lo que estaba muy agradecida con ella.
—¿Será que no piensan trabajar por conversar toda la mañana? Porque les informo que yo comencé a trabajar hace rato. —Lena hablaba desde el mostrador celosa por no poder participar en la conversación.
—No seas celosa, de nada te servirá ya que soy la preferida de Aysel. —Mila se burló de ella y escapó tras haber armado la bandeja con su primer pedido.
Comenzábamos el día con todo, solo rogaba porque en verdad no dijeran nada esas niñas o sino yo misma las busco, las mato y me mato por inútil.
Con Mila tuvimos realmente una mañana muy ocupada, muchas personas se acercaban hasta el Café por lo que estaba agradecida y a la vez pensaba en que iba a necesitar contratar al menos una persona más, ya que las tres no podíamos sola.
—Creo que voy a poner un aviso para contratar a una o dos chicas más. —dije dejando mi bandeja vacía sobre el mostrador.
—¿Estas segura? —Lena preguntó sabiendo que he sido bastante reacia a contratar a alguien que no conozca y le tenga confianza.
—Necesito hacerlo, son demasiado clientes para nosotras dos, esperan mucho por sus pedidos, sin contar que debo empezar a mirar los currículum para los meseros del nuevo local. —dije recordando que aún tenía que continuar con ese trabajo.
—En eso tienes razón ¿y cómo vas con el nuevo proyecto? —preguntaba mientras yo me hallaba preparando mi próximo pedido.
—Gracias a Yesung voy bastante encaminada, debido a que él también abrió un Café para su familia está bastante familiarizado con todo. —respondí acercándome ya para irme.
—¿Y ese es...? —Me había olvidado de que no se sabía los nombres.
—Al que tu llamas tímido. —Y en eso que estaba por irme apareció la niñera de Alai con la pequeña en su carreola.
—Buenos días. —Lena saludó a la mujer de cincuenta años que se paraba frente a nosotras con un rostro alegre.
—Buenos días. —La saludé y me agache hasta mi repollo para saludarla—. ¿Cómo se ha portado el día de hoy mi bebé? —pregunté haciéndole cariño a lo que ella respondía con una tierna carcajada al tiempo que tomaba mis dedos.
—Buenos días. —contestó la mujer con una voz muy jovial y con un tono alegre que la hacía muy agradable a primera impresión—. Se ha portado excelente como todos los días. —Alai al escuchar su voz la buscó mirando hacia arriba.
—Tome, esto es por cuidar de mi pequeño repollo. —Me moví hasta la caja registradora y saqué algo de dinero para darle por su trabajo, de vez en cuando me gustaba ayudarla con algo de plata porque era consciente de que su situación no era muy estable.
—Muchas gracias señorita. —dijo aceptando humildemente, las personas así merecían el cielo.
—Voy a entregar el pedido y a avisarle a Mila que su bebé ya llegó. —dije tomando la bandeja para desaparecer por las escaleras.
Subí las escaleras hasta la terraza en donde el cliente me esperaba y en mi camino de regreso me topé con Mila así que ambas bajamos juntas.
—¿Cómo está mi bebé hermosa? —Mila corrió en busca de su hija pero se detuvo en seco al notar que estaba en brazos de un extraño para ella pero no para mi, esa altura, esa contextura y ese corte me eran familiar en demasía.
—¡Oh por fin llegas! —Lena me hizo señas sin que Leeteuk se diera cuenta.
—Hola. —Mila lo saludó con la mano para que pudiera entender su saludo a lo que él contestó de la misma forma, pero Alai parecía entretenerse con los aros de él.
—¿Qué haces aquí? —pregunté algo desorientada.
—Dije que vendría a buscarte a la hora del almuerzo para ir con los demás. —Me dedicó una rápida sonrisa para seguir jugando con la pequeña Alai, y es que al parecer a mi pequeño repollo también le gustan los coreanos como a la tía.
—No he comprado el almuerzo de las chicas todavía. —Me excusé mirándolas para que entendiera mis prioridades.
—Podemos ir juntos y llevarla, todavía no me quiero separar de ella y es que es tan tierna. —sugirió apretando los cachetes de mi niña.
—Se ve que la niña tiene los mismos gustos que la tía. —Lena se burló de Mila que no apartaba la vista pero no se si de Leeteuk o de su hija.
—Él es sobre el que les hablé ayer. —dije un tono más bajo y señalándolo por delante de mi cuerpo para que no me viera.
—¡Oh! —La cara de Mila creo que se ensombreció un poco.
—Pregunta si podemos ir con Alai a comprar la comida, le agarró cariño y ahora no quiere dejarla ir. —dije rascando mi nunca sin saber qué hacer o qué decir.
—Por mi esta bien. —Mila me autorizó y yo le hice señas a Teuk para que esperara mientras iba por mi mochila.
—Ya volvemos. —Por alguna razón estaba alegre de estar a solas con él.
Antes de salir subió su máscara para que no lo descubrieran y caminamos hasta el auto.
—¡Hola mi pequeño repollo! —La saludé llenándola de besos por todos lados mientras ella reía sin parar.
—¿Te gustan los niños? —preguntó arrancando el coche.
—No. —contesté mirándolo unos segundos para volver mi atención hacia mi niña.
—¿Cómo es posible que no te gusten los niños y estés con Alai de esa manera? —Estaba confundido por mis palabras y mis acciones.
—Nunca me he imaginado con niños, no me gustan, pero por alguna extraña razón todos los niños que conozco terminan aferrándose a mi. Sin embargo, este pequeño repollo que tengo aquí es especial, diferente. No sabría cómo explicarlo pero en el momento en que conocí a su madre, su historia y a ella, me robó el corazón. —La pequeña ahora se estaba acurrucando en mi pecho para dormirse.
—Pienso que serías una buena madre, o al menos la mejor madre para mis hijos. —declaró todo sonrojado mientras que yo casi muero ahogada y con Alai a punto de dormirse.
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