Capítulo XXXV

Me dejé llevar por el fresco del aire acondicionado, tanto que no me di cuenta de que ya era de noche.

Había dormido como un oso en plena hibernación culpa de que no pude pegar un ojo en toda la noche.

Lentamente me fui incorporando hasta quedar con la espalda apoyada en la cabecera de la cama, cerré los ojos y me puse a meditar: era totalmente irracional que en siete días, o sea una semana, porque ese era el tiempo que los chicos llevaban viviendo conmigo, pudiera tener sentimientos tan fuertes por dos de ellos.

Por más que pensara y pensara hasta que saliera humo de mi pobre cerebro era imposible, si bien no era amor porque estaba más segura de que no podía serlo, el hecho de que sentimientos tan fuertes surgieran en mi por dos de ellos al mismo tiempo me llenaba de temor y angustia.

Si hubiera sido cualquier fan, de esas locas que hay en todos los fandom, me hubiera acostado con cualquiera o hubiera estado en una aventura y ninguno lo sabría, que más daba si luego ellos volverían a su vida normal en Corea y yo me quedaría aquí sola sin ellos; y es por esa misma razón que no quería desarrollar ningún tipo de sentimiento romántico por ninguno, pero todo fue en vano.

Me levanté de la cama y me dirigí hasta el baño para darme una ducha rápida, y es en estos momentos en los que agradezco por traer en mi mochila una muda de ropa interior, así podría ducharme tranquila sabiendo que tendría ropa limpia para usar después.

El agua fría contrastaba con mi calor corporal haciendo que me relajara completamente, por lo que me quedé bastante tiempo debajo del agua disfrutando de la sensación de que corriera por mi cuerpo.

Tras salir y cambiarme calenté la comida que me había dado la señora del puesto de comida y comí en silencio aturdida por el bullicio en mi cabeza.

Ordené todo menos mis emociones, tomé mis cosas y me marché. Volví a la ciudad y observé una vieja plaza bastante triste y miserable al igual que yo por lo que automáticamente estacioné mi moto y me senté en uno de sus viejos bancos.

La poca iluminación la hacía ver algo lúgubre, eso me encantaba aún más. Se notaba por la pintura desgastada y algunos fierros rotos que los juegos no habían sido utilizados en mucho tiempo. El césped bastante crecido se aferraba a los troncos de los árboles que dejaban ver en lo alto sus frondosas copas.

Una oleada de aire fresco llegaba hasta allí para consolarnos, era como si la brisa nos dijera que no estábamos sola por lo que me permití disfrutar de aquél pequeño regalo, cerré los ojos e incliné mi cabeza hacia atrás.

Nadie pasaba por aquel lugar tan remoto, eso hizo que me relajara, pero me vi sorprendida cuando unos brazos me envolvieron haciéndome saber que el dueño tenía el corazón agitado y la respiración entrecortada.

Asustada hice el intento desesperado por deshacerme de su agarre pero el sujeto solo me aferró más a su cuerpo, iba a gritar pero su voz entrecortada hizo que el alma de repente doliera un poco más.

—¿Tienes... —Le costaba pronunciar las palabras— idea de lo asustado que estamos todos y de lo mucho que te he buscado? —Donghae hablaba con palabras atropelladas, el aire no llegaba bien a sus pulmones ¿es qué acaso estuvo corriendo?

—Yo... —Quise separarme para hablar mejor pero él no me lo permitió.

—Estábamos tan sorprendidos esta mañana que no nos diste tiempo siquiera a preguntar qué habíamos hecho mal, porque todos estamos seguros de que algo hicimos mal para que te fueras de esa manera y no contestarás ni llamadas ni mensajes. —La respiración de Donghae se estaba regulando pero su corazón no parecía querer dejar de latir tan rápido.

—Yo... Lo lamento. —Es lo único sincero que podía decir por el momento.

—En verdad me asusté al pensar que algo te había sucedido. —Sus brazos cedieron un poco el agarre permitiendo que pudiera ver su rostro.

A pesar de que la luz era tenue, era lo suficientemente clara para ver las lágrimas en sus ojos. El verlo así tan vulnerable solo hizo que yo rompiera en llanto, un llanto que me estaba obligando a guardar.

Donghae comenzó a soltar lágrimas en silencio mientras limpiaba con delicadeza las que caían por mi rostro. Sostuvo mi rostro entre sus manos y me besó.

Los labios de Donghae sabían a lágrimas mezclados con angustia. El baile lento de sus finos labios sobre los míos me demostraban cuánto disfrutaba de este pequeño gran acto, era su forma de hacerme saber que me quería, que las palabras que me había dicho la noche anterior no eran palabras vacías, me decía con ese beso que me quería.

—Tu me gustas, y es un sentimiento más grande el que va creciendo tomando el control de mi cabeza y de mi corazón. —dijo con una voz muy suave tras separarnos debido a la falta de aire—. Se que suena algo loco pensar que tan solo en una semana uno puede enamorarse, pero es lo que siento en este momento. El tiempo no determina la intensidad ni la veracidad de un sentimiento. —Al escuchar esas últimas palabras volví a romper en llanto y él volvió a consolarme con un beso.

Por unos minutos me mantuve aferrada a su espalda en un abrazo que no deseaba romper. El silencio se volvió cómplice de los sentimientos que estábamos viviendo en aquel loco instante.

—Por cierto... —dije sin romper el abrazo y con la voz entrecortada debido al llanto—, ¿cómo fue que me encontraste? —Era una pregunta que seguía dando vueltas en mi cabeza.

—Con los chicos al ver que no venías a ordenar las cosas en el Café ya no podíamos seguir esperando así que salimos a buscarte por todos los lugares cercanos, corrí tanto hasta que de casualidad vi tu motocicleta estacionada aquí, y aquí estabas. —Me separé sobresaltada al saber de que todos estaban buscándome a esta hora de la noche.

—¿Y corrías sin la mascarilla? —pregunté al observar que no la traía puesta.

—En realidad si la tenía pero al empezar a correr me dificultaba respirar con ella por lo que me deshice de ella. —explicó de lo más tranquilo lo que hizo me volviera loca al pensar que alguien los había reconocido.

—¿Estas loco? ¿Y si alguien te ve y te reconoce? —preguntaba mientras lo golpeaba en sus fuertes brazos.

—¿Piensas qué a alguno de nosotros nos importaba en ese momento? Lo único que teníamos en mente era encontrarte. Pero al ver como me golpeas veo que has vuelto a ser la vieja tu. —Me mostró una amplia sonrisa.

—Espera un segundo. —dije cayendo en cuenta de que el resto todavía me estaban buscando, alguien podría reconocerlos y eso sería un caos total—. Llama a los otros y dile que nos vemos en la casa ahora mismo. —exigí antes de que lo matara por ser tan inconsciente.

—Listo. —Donghae dijo tras sacar su móvil y escribir algo en él—. ¿En qué nos vamos? —preguntó algo curioso, lo obvio.

—¿Tu qué crees? —dije sacudiendo las llaves en mi mano—. ¿Alguna vez alguna mujer te dio un paseo en moto? —En realidad no me interesaba mucho la respuesta, solo quería que se hiciera la idea de que no iba a dejar que manejara.

—Siempre hay una primera vez para todo. —Sonrió algo nervioso.

—Tu lo usas y no quiero sentir objeciones. —ordené mientras extendía el casco en su dirección.

Nos montamos en mi bebé y a penas comencé a andar su agarre se hizo presente en mi cintura. En el medio del camino me detuve para comprar algo de comida ya que sabía que no habían cenado, luego seguimos por la ruta hasta mi casa.

Las luces estaban encendidas y el auto estacionado haciéndome saber que ya estaban allí. Paré el motor de la moto y esperaba que Donghae se bajara para dar media vuelta e irme, aún no sabía qué diría, entonces una mano cálida me detuvo.

—No necesitas decir nada si no estas preparada para hablar, ellos lo entenderán pero al menos quieren verte y saber que estas bien y que nada te ha pasado. —Donghae lograba sorprenderme con su madurez de vez en cuando.

Junté coraje tras reflejarme en sus bellos ojos y caminé decidida hasta la puerta. Por un momento dudé en si debía girar el picaporte pero él no me dejaría retroceder por lo que lo hizo por mi y me empujó levemente hacia dentro.

Puse un pie dentro de la casa y cuando estaba por recriminarle por su accionar me vi rodeada de brazos, los seis me envolvieron en un cálido abrazo.

—Lo siento. —dije avergonzada aguantado las lágrimas que amenazaban con salir en cualquier momento. Al escuchar mis palabras poco a poco me fueron soltando para darme espacio para estar más cómodos.

—Si te estamos haciendo sentir incómoda con nuestra presencia podemos ir a un hotel. —Leeteuk fue el primero en hablar.

—Podemos llegar a ser algo densos a veces. —Eunhyuk trataba de hacerme sentir bien con sus palabras, pero el hecho de que fueran tan comprensibles conmigo al punto de culparse ellos mismos solo hacía que me sintiera peor.

—Para nada tiene que ver con el hecho de que se estén quedando aquí, quiero que sigan aquí. —Al escucharme decir eso todos suspiraron aliviados, era evidente que ninguno quería irse de casa y eso me hacía feliz—. Es solo que me abrumaron un montón de emociones que estaba guardando y como les dije una vez, tiendo a querer estar sola cuando eso sucede. Me disculpo por haberlos preocupados. —dije sin poder levantar la vista del suelo.

—Levanta la vista que no has hecho nada malo. —Shindong se movió hasta mi lado levantando con delicadeza mi barbilla.

—Shindong tiene razón, ahora que todo está aclarado cenemos antes de que esto se enfríe. —Donghae habló dejando lo que habíamos comprado sobre la mesa.

La casa volvió a ser tan ruidosa como había comenzado a ser hace una semana. Se que todos querían saber los verdaderos motivos de mi pequeña fuga pero nadie preguntaba y en verdad lo apreciaba.

Después de cenar los chicos no me dejaron hacer nada, así que me dirigí a mi cuarto y tras cambiarme y mandarle un mensaje a Ryeowook de que me encontraba en casa caí profundamente dormida, el cansancio mental por fin se dejaba ver.

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