Capítulo XXI

El día había sido totalmente agotador, gracias a Dios que Lena me envió un mensaje para decirme que ella se encargaría de todo, en verdad no daba más del dolor de pie.

—Podemos irnos a casa después de comer la hamburguesa. —dije a Siwon que iba devorándose la segunda.

—¿Y el café? —A penas si le pude entender con la boca llena comida, por momentos era un dios griego todo sexy y por otros, se volvía un niño muerto de hambre.

—Lena me escribió que por hoy ella y Mila se harían cargo de todo. —Por fin di el último bocado, mis ojos se cerraban del sueño.

El camino a casa fue mucho más corto, había pasado bastante desde que montaba mi motocicleta por tanto tiempo, por lo que el cuerpo, por no decir mi trasero, dolía bastante.

—Entra primero, deja que yo me encargue de esto. —Siwon señaló la moto.

—Bueno. —contesté ya sin emoción, realmente anhelaba una ducha rápida y la suavidad de mi cama, me sentía morir.

—¡Aysel! —me llamó y me detuve volviendo mi rostro hacia al suyo—. Gracias por el día de hoy. —Rápidamente dejó la moto a un lado y corrió a besarme, solo lo correspondía estaba muerta del cansancio por lo que no podía ni retarlo por besarme frente a mi casa.

Después del beso sonrió encantadoramente y volvió hacia la moto para guardarla en el garaje.

Llegué hasta la puerta de la casa y me extrañó no sentir ruido, por lo general eran bastantes alborotados, por el contrario la risa de un niño pequeño se dejaba escuchar, de seguro estaban viendo una película.

—¡Llegamos! —grité juntando la poca energía que me quedaba para saludarlos, en algún punto los extrañé al no verlos en todo el día.

Nadie respondió mi saludo y eso me alarmó así que de manera acelerada levanté la vista dejando de hacer lo que estaba haciendo y casi caigo muerta.

—Hola Aysel ¿Qué tal tu día? —Lena se encontraba sentada en el sofá de piernas cruzadas con una sonrisa asesina en el rostro.

Los chicos estaban parados detrás de ella con los rostros más blancos que lo habitual, en especial Yesung.

Al lado de Lena estaba Mila que no apartaba la vista de la cocina, cuando giré en su dirección vi a Donghae jugando con la pequeña Alai en brazos.

—¡Hola! —Siwon entró a los gritos desbordante de energía hasta que se topó con la situación—. ¡Oh! Hola. —dijo en español y sin más siguió hasta el cuarto sin importarle la situación. Leeteuk se encargaría de matarlo más tarde.

—Ho..ho...hola chicas. —saludé dejando mi bolso sobre el pequeño modular de la entrada.

—Resulta que esta mañana te fuiste con el extraño de recién —Ella comenzó a hablar pausadamente mientras se ponía de pie hacia mi, mientras los chicos retrocedían—, quién, si mal no lo recuerdo, dijiste que era solo un amigo, pero los vimos a los besos.

—Pue...puedo explicarlo. —Traté de calmarla pero se que nada funcionaría.

—No intentes hablar pequeña. —Así me llamaba cuando estaba enfadada—. Nos preocupamos por el estado de tu pie por eso decidimos con Mila encargarnos de todo y venir a ver cómo estabas y resulta que al tocar la puerta no fuiste tu quien nos recibió sino aquél chino de allá muy alegremente como si fuera el dueño de casa. —dijo señalando a Leeteuk que miraba confundido al verse repentinamente señalado con el dedo.

—Que no son chinos son coreanos. —Las palabras salieron de mi boca automáticamente, me había hartado de explicarles la diferencia.

—¡Me importa un demonio si son chinos, coreanos o africanos! —¡Dios! Estaba tan molesta—. Pero no termina ahí, resulta que pasamos con Mila y automáticamente pusimos un pie dentro de la casa Alai, a quien no le gustan los extraños, se lanzó a los brazos de aquél extraño de allá, el mechudo. —Ahora fue el turno de Donghae de ser señalado—. Pensé: "Ok, solo son dos chinos de seguro se olvidó de contarnos que tendría visitas, nada fuera de lo normal", pero después más de ellos siguieron apareciendo por distintas partes de la casa. —Ya me tenía acorralada contra la pared.

—¿Aysel está todo bien? —Heechul me tomó de la mano y me atrajo hasta donde estaban ellos dejando a Lena con la mandíbula en el suelo, nadie antes la había ignorado de esa forma.

—Si no se preocupen. —Traté en verdad de calmarlos pero parece qué nada iba a hacer efecto—. Lena, Mila vamos a mi cuarto a conversar para explicarles mejor todo. —Ahora me dirigía a mis amigas que no me quitaban los ojos de encima.

—Vamos Lena, deja que ella hable, de seguro tuvo una buena razón para no habernos dicho. —¡Mila tienes el cielo ganado amiga!

Cuando nos dirigíamos a mi cuarto Siwon salió del baño envuelto en una toalla en su cintura dejando al descubierto su torso bien trabajado después de haber obtenido un baño. La boca de las chicas literalmente estaban el suelo derramando toda la saliva existente.

—¡Tú! —Llamé su atención en un tono enojado—. Regla número ocho. —Al decir eso Eunhyuk corrió hasta él y mientras lo tomó del cuello lo arrastró hasta el cuarto, después hablaría seriamente con él.

Tuve que chasquear mis dedos enfrente de la cara de las dos para que reaccionaran y entraran a la habitación, pero en ese momento Lena vio uno de los posters dónde estaban los chicos y sin decir ni una palabra se dirigió hasta el recibidor y trajo consigo, casi a la rastras nada más ni nada menos al pobre de Yesung.

—¿No se parece a él? —Le preguntó a Mila mientras sus ojos iban desde la pared hasta el rostro horrorizado de Yesung.

—La verdad es que si, el color de su cabello nada más es distinto. —respondió ella algo confundida.

En eso Shindong iba pasando a la cocina en busca de algo para comer seguramente pero se vio interceptado por Lena que nuevamente lo arrastró con ella.

—Un momento... —dijo pensativa—. ¡Éste también se parece! —Al decir eso en voz alta pareció que su cabeza ató todos los cabos sueltos.

—Mejor entremos. Va a ser larga la charla. —dije suspirando, ya me había resignado a no descansar hoy.

—¿Y bien? —Lena soltó a penas puso un pie dentro de la habitación y una vez que se sentó sobre mi cama. ¡Oh mi cama! Cuánto anhelaba estar entre sus sábanas.

—Resulta ser que ellos son los miembros de mi grupo favorito de k-pop, Super Junior. —Solté, ya no importaba nada.

Tuve que contar con lujos de detalles cómo fue que ellos aparecieron en casa, que fueron ellos los que fueron al café ese día que estuvimos en la terraza, tuve que explicar que Donghae fue quien sostuvo a Alai ese mismo día mientras hacía las compras del almuerzo. También expliqué por qué razón me tomaba los almuerzos y las tardes libres y cómo fue que en verdad me lastimé el tobillo.

—Y bien ¿Con cuál de los seis te acuestas? Estoy segura que con el de la moto de esta mañana. —dijo Lena algo más relajada.

—Con ninguno. —Estaba demasiado cansada como para armar un alboroto —. Por cierto ¿o no aprendiste matemáticas o eres ciega? No son seis son siete. —Le señalé a lo que Mila asintió con la cabeza.

—Si, pero no creo que te quieras acostar con el gordito. —dijo menospreciando a Shindong y eso me hizo enojar.

—¡No te pases! —Le advertí—. Que no tenga un buen cuerpo no quiere decir que no sea guapo o que no sea atractivo, hay personas que no nos fijamos solo en el exterior. Shindong es un hombre apuesto, con algunos kilos de más, pero eso no quita que sea talentoso, atento y dulce. —No me había dado cuenta de que había comenzado a levantar el tono de voz, tanto que hasta me había puesto de pie.

—Tranquila ¡ya entendí! —Trataba de calmarme—. Lo siento. —Pero cuando estaba por tomar asiento comencé a sentirme mal.

De un momento a otro mis piernas comenzaron a flaquear y mi vista se volvió borrosa. Lo último que recuerdo fue a Lena corriendo hasta donde yo estaba y a Mila gritando por ayuda.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top