Capítulo XVIII
—¿Cómo fue que terminaste viviendo aquí? —Siwon seguía recostado sobre mi falda mientras preguntaba con sincero interés.
—Bueno —Me quedé por un segundo en silencio mientras apreciaba el lago—, la verdad es que después de cumplir la mayoría de edad quise dejar de vivir a costa de mis padres por lo que empecé a tener trabajos de tiempo parcial hasta que di con el café que dirijo. —Hablar de aquello me hacía reflexionar por todo lo que tuve que pasar para llegar hasta donde estoy ahora mismo—. Cuando empecé a trabajar ahí la paga era buena, y porque tuve una buena relación con el dueño anterior y por mis habilidades en el trabajo fui subiendo de puesto y pude ahorrar más hasta poder comprar una casa.
—Eso significa que trabajaste duro y ahora estas viendo tu recompensa. —Su voz gentil era reconfortante.
—En vez de comprar la casa compré la cafetería y como se hizo popular rápidamente con mis arreglos pude seguir juntando plata. Al principio no estaba del todo segura de dónde debería vivir, si cerca del trabajo o en un lugar más tranquilo, pero cuando vine a conocer este lugar me enamoré a primera vista por lo que ofrecí una buena cantidad de dinero por la casa y acá estamos. —Sonreí mientras lo miraba comer un bocadillo.
—Creo que es la mejor inversión que has hecho. —Me dejó ver una vez más esa sonrisa brillante que tiene.
—Yo también creo lo mismo. Es bueno poder estar tranquila sin nadie alrededor y respirando aire puro.
—En eso estoy de acuerdo. A Donghae realmente le encanta la naturaleza para poder inspirarse en las canciones, siento que tiene una conexión especial con ella. —Tomó otro bocadillo que me ofreció haciendo un gesto para que dejara que me alimentara, solo lo complací—. En cuanto a mi, prefiero los lugares tranquilos para correr o hacer ejercicios, no se si me animaría a vivir así como tu.
—Ya veo —Asentí moviendo lentamente mi cabeza—, debes querer buscar algo alejado de tantas fans locas. —dije sonriendo.
—No me molestaría si fueras tu la que me acosa. —En ese momento su rostro se inclinó hasta el mío tan rápido que pensé que me besaría, pero en lugar de ser interrumpida por sus labios fuimos interrumpidos por la alarma de su celular—. Salvada por la campana. —dijo poniéndose de pie.
—¿Qué sucede? —pregunté confusa.
—Hora de irnos, tienes que cambiarte para que te lleve al trabajo. —Lo había olvidado por completo, al principio me sentía insegura y a la defensiva pero a medida que la conversación se tornaba agradable me olvidé por completo del tiempo.
—Esta bien. —respondí ayudando a acomodar las cosas.
Una vez que guardamos todos nos montamos en la motocicleta y emprendimos el camino de regreso.
Al entrar ya estaban todos despiertos y desayunando, pero al pasar la puerta de entrada todas las miradas se dirigieron a nosotros volviendo el ambiente un tanto tenso.
—Bue... Buenos días. —Terminé de saludar entre tartamudeos.
—¿Dónde estaban ustedes dos? —Heechul fue el primero en preguntar.
—Le pedí a Aysel que me acompañara a un lugar. —respondió tan tranquilo dejando el casco sobre el modular que se hallaba a su izquierda.
—¿Tu pie sigue doliendo? —Leeteuk se acercó cariñosamente hasta mi para corroborar mi estado.
—No tienes porqué preocuparte no duele tanto como anoche. —Le mostré que al menos ahora podía apoyarlo en el suelo a lo que él sonrió.
—Ve a cambiarte o se te hará tarde para el trabajo y tienes que indicarme como llegar. —Siwon habló sin importarle lo que los demás pensaran, eso me molestó un poco pero aún así tenía que cumplir con mi palabra.
—¿Perdón? —Eunhyuk se levantó de su silla mirándolo desafiante.
—¿No irán a comenzar una pelea? —Me interpuse entre ellos—. Espero que recuerden la regla número tres que mencioné ayer. —Miré a ambos con mis manos a un lado de mis caderas—. Ahora si me lo permiten tengo que cambiarme. —Tras decir eso me dirigí a mi cuarto dejando que arreglaran sus problemas entre ellos en buenos términos.
Me di una ducha rápida como pude, tratando de evitar que se mojaran las vendas, pero fue imposible, tenía que lavarme el pie. Tomé las vendas junto con las tablillas y las dejé a un lado, luego le pediría a Leeteuk que volviera a vendarme.
Me vestí simple, un top con tiras blancas, un jean celeste claro con aberturas en las piernas y unas simples zapatillas, debido a mi esguince tuve que renunciar a mis preciados tacos.
—Leeteuk podrías... —Al salir de mi cuarto cuando terminé de cambiarme él ya me estaba esperando con vendas nuevas y un par de tablillas—. Definitivamente eres el mejor. —dije sonriendo caminando en su dirección.
—Es bueno saberlo. —respondió mientras tomaba con cuidado mi tobillo para vendarlo.
Ver como me trataba con tanto cuidado y con tanta delicadeza hacía que mi corazón se llenara de ternura. Me di cuenta de que cada uno de ellos provocaba una emoción diferente en mi despertando reacciones que no esperaba tener.
—¡Listo! —dijo colocando mi pie sobre el suelo luego de haberme puesto incluso la zapatilla—. ¿Cómo se siente? —preguntó algo dudoso.
—¡Perfecto! Como siempre. —sonreí mientras tomaba mi bolso y el casco, el rugir de mi bebé me hizo saber que Siwon ya me esperaba afuera.
Me despedí de él porque no logré ver a ninguno de los otros, cosa que me pareció raro pero no tenía tiempo de indagar, luego en el almuerzo preguntaría.
—Tardaste una eternidad. —Siwon bromeó conmigo.
—Leeteuk estaba vendando mi pie porque mojé las vendas mientras me bañaba. —Le explicaba mientras subía y tomaba su cintura tras colocarme el casco.
—Bueno, solo porque es Teuk te perdono. —Estoy segura de que sonrió detrás del casco. Arrancó la moto y nos marchamos.
Gracias a Dios no fue difícil explicarle por dónde teníamos que ir y dentro de todo llegamos a tiempo.
Siwon estacionó la moto en la entrada del café haciendo que me pusiera más que nerviosa a que alguien lo viera, sin pensar que las chicas podrían vernos.
Mientras me arreglaba el cabello algo paranoica mirando hacia todos lados, no me había dado cuenta de que él también lo había hecho.
—Vendré por ti a la hora del almuerzo, vamos por nuestra segunda parte de la cita. —dijo sosteniendo una sonrisa pícara.
—¡¿Qué haces?! —dije casi gritando horrorizada—. ¡Cúbrete con el casco! Pensé que estabas con una mascarilla, inconsciente. —Lo reté como si fuera un niño pequeño y yo su madre.
—No hay nadie mirando alrededor. —No podía creer cómo le divertía esta situación.
—Me voy antes de que alguien nos vea, y tú ponte de una vez ese casco. —dije muy seria y comencé a caminar lentamente a causa del pie.
—¡Aysel! —gritó él corriendo en mi dirección y al voltearme me envolvió en sus brazos tomando mis labios sin permiso y con urgencia.
Una de sus manos acercaba mi cuerpo hasta el suyo desde mi espalda baja mientras que la otra sostenía mi nuca profundizando el beso. Al principio me sorprendí por su actitud rebelde y hasta me enojé pero finalmente terminé cediendo a sus encantos y me aferré a su cuello.
—Nos vemos más tarde. —dijo aún con nuestros labios juntos formando una sonrisa en los míos.
Una vez que corroboré que se fuera entré sin notar que las chicas estaban de pie detrás del mostrador con los brazos cruzados.
—¡Buen día chicas! —Saludé alegre, después del beso de Siwon no me podía sentir de otra manera.
—Serán buenos días para ti. —Lena me respondió un tanto irónica, lo normal por lo que no presté mucha importancia y me dirigí al vestidor a dejar las cosas y colocarme el delantal para empezar a trabajar.
—¿Estuvo linda la despedida? —Mila preguntó divertida.
—¿Qué despedida? —pregunté extrañada mientras me volteaba a verlas terminando de arreglarme el delantal del café.
—Por cierto... —La voz de Lena se volvía intensa con cada palabra que pronunciaba—, ¿cómo te lastimaste el pie? ¿No habrá sido por tener una noche de sexo salvaje con el chico de la moto? —Ambas se acercaban cada vez más a mi hasta dejarme acorralada.
Ahora comprendía que habían visto todo y solo un milagro podría salvarme.
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