Capítulo XII
La verdad era que no eligieron un lugar tan alejado, evidentemente no les gustaba el ejercicio a todos por igual por lo que al pensar solté una leve sonrisa pero que no pasó desapercibida.
—¿Y esa risa se debe a...? —Eunhyuk me miró demasiado cerca, un tanto incómodo porque me resultaba atractivo, bueno en realidad todos tenían lo suyo.
—Nada me acordé de la pequeña Alai esta mañana. —Fue lo primero que se me ocurrió, no puedo ser tan mala para mentir, deberían ofrecer ese tipo de curso a las personas, al menos para salir de apuros.
—¿Alai? —Leeteuk se acercó hasta donde estaba, por lo visto no había reparado en mi traje o si lo hizo fue más considerado que el resto—. ¿Cómo está la pequeña? Ojalá podamos volver a verla, es muy tierna. —Sonrió y sin darse cuenta volvió a lo suyo junto a Shindong.
—Aysel, ese traje de baño te queda precioso, aunque es demasiado revelador. —Shindong al decir eso todos me miraron y asintieron con la cabeza.
—De acuerdo muchachos, no pensé que tendríamos que llegar a esto pero va a ser fundamental para nuestra convivencia. —hablé mientras dejaba las toallas a un lado y me sentaba en una de las reposeras que los chicos habían llevado.
—En este momento das miedo. —Heechul apareció sentándose a mi lado.
—Pues deberían de tenerlo. —Sonreí maliciosamente—. Estoy al tanto de que en las empresas donde trabajan tienen reglas que cumplir, al igual que cada grupo tiene sus propias reglas a parte de las que la empresa los obliga a llevar a cabo ¿Estoy en lo correcto? —Dirigí mi vista a Leeteuk ya que era el líder del grupo, y estoy segura de que ese tipo de cosas siempre llegan a él primero antes de que a los demás miembros.
—Correcto. —Su mirada tierna y sincera por poco y me hace cambiar de parecer, pero respiré profundo y me mantuve firme.
—Bueno, he pensado nuevas reglas para cumplir. —Crucé mis piernas ante la atenta mirada de todos.
—Pensé que estábamos de vacaciones. —Eunhyuk se quejó.
—Y lo están, pero como es la primera vez para ambos conviviendo es necesario dejar en claro ciertos puntos. —Estaba totalmente confiada.
—Suena bastante lógico. —Siwon apareció con refrescos para todos, pero en especial para Shindong y Leeteuk que se estaban muriendo de calor en la parrilla.
—Regla n°1: Llamar si algo sucede. Esto en caso de que algo pase si estoy fuera de casa, o si se encuentran en apuros cuando están fuera. —La verdad esta regla la pensé más por ellos que por mi, conociendo que hay algunos miembros bastantes tercos y se que no llamarían hasta resolverlo solos.
—Es una buena regla, más bien diría que es una ayuda para nosotros. —Yesung buscaba esconderse del sol bajo la sombra de un gran árbol.
—Regla n°2: Ordenar y limpiar lo que se usa. No es justo para Leeteuk que se encargue solo de la limpieza cuando todos ensuciamos. —Soy una persona justa, pero no me quejaría si quisiera limpiar mi habitación.
—Puedo hacer un cronograma de limpieza ya que conozco las debilidades y los ritmos de todos. —Sonrió mientras daba vuelta la carne en la parrilla que ya estaba tomando color y un olor irresistible.
—Regla n°3: No usar la violencia bajo ninguna circunstancia. Estoy más que segura de que todos son tranquilos, pero también se de algunos bastantes temperamentales. —dije mirando a Heechul, Eunhyuk y extrañamente a Donghae.
—Hasta ahora es la que más me gusta, aunque no entiendo porqué miraste en mi dirección. —Donghae fingió no entenderlo, pero se que en el fondo sabía porque lo había hecho.
—Regla n°4 Respetar mi privacidad. Es quizás la más obvia, pero no por eso la menos importante. Como todos tengo mis días buenos y mis días malos en lo que prefiero estar sola.
—Entendible. —dijo Shindong y todos movieron sus cabezas asintiendo.
—Regla n°5 No hacer escándalo por mi ropa. Creo haberles dicho que la mayoría de mi armario tiene este tipo de ropa, de hecho soy del estilo provocativo para vestirme. Entiendo que les cuesta aceptar por las diferencias culturales, pero han decidido venir de vacaciones aquí y no en Corea. —Era algo que tenía que dejar bastante claro, de lo contrario terminaría por irme a trabajar envuelta en una manta.
—No es que nos desagrade, solo que no queremos que los demás te vean así. —La sinceridad de Heechul era brutal—. Puedes decir que somos bastantes posesivos. —Nadie dijo nada y eso hizo que me ruborizara.
—Tengo una pregunta. —Eunhyuk se dirigió a mi con curiosidad— ¿Cuántas reglas más hay? Estoy muriendo de hambre y la comida ya va a estar lista. —Rascó suavemente su nuca.
—Son diez, pero en realidad la décima es más para mi que para ustedes. —Y es la que más debía cumplir a como diera lugar—. Regla n°6 Avisar si van a aparecer en mi trabajo, no quiero ser descubierta por las chicas y tener que explicarles cómo es que terminé viviendo con ustedes siete. Regla n°7 Avisar si piensan salir y esa va unida a la regla n°8 Usar siempre las mascarillas, no es que los quiera tener vigilados.
—No me importaría que lo hicieras. —Heechul me interrumpió, simplemente a veces no sabía si hablaba en serio o no.
—Como decía —Volví a hablar ignorando su comentario—, es preferible que sepa si van a salir para estar atenta por si sucede algo, lo mismo pasa con el uso de las mascarillas, quizás piensen que nadie los va a reconocer pero nunca se sabe, y si de verdad quieren seguir quedándose aquí lo mejor es prevenir. —Terminé por explicar.
—Puedes decir la próxima mientras nos sentamos porque esto ya está listo. —Shindong gentilmente nos invitó a sentarnos a la mesa, toda la comida se veía deliciosa.
—¡Esto huele increíble! —expresé saboreando todo lo que estaba allí, desde la carne hasta los acompañamientos con las ensaladas.
—Lo dices como si no lo hubieras hecho nunca. —Donghae se sentó a mi lado.
—De hecho es mi primera vez comiendo aquí afuera, debido al trabajo nunca tengo tiempo de volver a casa, mi prioridad son Lena, Mila y la pequeña Alai, yo me dejo para el último sin importar qué. —Al hablar de ellas me extrañó que mi teléfono no hubiera sonado todavía, la única vez que las dejé solas fue un caos total.
—¿Y los fines de semana? —Yesung preguntó mientras llenaba su plato con carne y ensaladas.
—Generalmente me levanto bastante tarde y como vivo sola pido comida, casi nunca cocino. —Me encogí de hombros.
—Lo siento querida. —Shindong pareció sufrir con mi trabajo.
—No es muy distinto de lo que ustedes hacen, sólo nunca se ha dado la oportunidad de hacerlo. —Traté de que no se sintieran mal pero no estaba funcionando.
—¿Y cuál sería la regla nueve? —Siwon supo leer el ambiente y fue rápido para intervenir.
—Regla n°9 No andar desnudo ni en ropa interior por la casa. No es necesario que explique el por qué.
—De seguro porque tienes miedo de caer ante nuestros encantos. —A Heechul se le ocurrió bromear cuando estaba metiendo un bocado de carne a mi boca por lo que me atraganté, logrando que todos se alarmaran.
—¿Te encuentras mejor? —preguntó Leeteuk tras darme un vaso con agua que lo bebí como si hubiera estado en el desierto.
—Si, gracias. —Sonreí tras devolverle el vaso vacío.
—Mejor sigamos llevando la fiesta en paz. —Shindong le dio una mirada seria a Heechul, una que jamás había visto.
El resto del almuerzo comimos casi en silencio, nadie se animaba a decir algo, creo que nadie había visto tan enojado a Shindong en mucho tiempo por lo que su gesto logró enternecerme.
—Voy a lavar los platos. —Me adelanté a todos, necesitaba un poco de espacio—. Ustedes pueden terminar de ordenar aquí. —Y antes de que pudieran decir algo tomé entre mis manos los platos sucios y me fui.
Al llegar a la cocina y sentir el silencio largé todo el aire que guardé inconscientemente en mis pulmones. Coloqué las manos sobre la mesada de la cocina y dejé correr el agua hasta que saliera caliente, de esa manera saldría más rápido la grasa.
Estaba a punto de meter mis manos al agua, cuando alguien se puso detrás mío envolviendo con sus brazos mis cuerpo, bueno en realidad solo pasó sus brazos por mi cintura hasta que sus manos tomaron la esponja y comenzaron a lavar los platos en silencio dejándome completamente atrapada y muda.
—Es una situación a la que me podría acostumbrar. —La voz de Siwon resopló suavemente en mi oído haciendo que toda mi piel se erizara—. Aún no has dicho la regla diez. —A pesar de que no podía verlo sabía que estaba sonriendo.
No podía moverme, no podía hablar, mi corazón latía a mil por horas, y yo dentro mío pensaba: regla n°10 NO ENAMORARSE.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top