Capítulo LIV

ESPECIAL 3/3

—Ya firmamos ¿será que ahora nos podemos ir? —Hee preguntó impaciente.

—¿No tienen primero que empacar sus cosas? —contesté divertida sabiendo lo impaciente que era.

—¿Quién dijo que desempacamos? —Hyuk me observaba muy serio.

—Ninguno se animó a abrir las valijas después de que salimos de tu casa, hacerlo era como olvidarte. —Leeteuk explicó lo que los chicos callaban pero expresaban con sus miradas.

—Sino las han abierto ¿esa ropa de dónde salió? —pregunté curiosa, no creo que hayan usado la misma ropa por días.

—Eso lo puedo explicar yo. —De repente el mánager que aún estaba a nuestro lado habló—. Tuve que comprar un guardarropa nuevo para cada uno. —Terminó suspirando.

—A ustedes si que les sobra la plata. —dije totalmente asombrada.

—¿Nos vamos o no? —Siwon ahora se había vuelto algo impaciente.

—¿Pueden? —pregunté mirando al mánager sabiendo la respuesta.

—No debieron haber venido aquí en primer lugar. —Al decir eso los chicos corrieron a su encuentro y lo envolvieron en un caluroso abrazo.

—Dejen respirar a ese pobre hombre que ya ha tenido que sufrir bastante estos últimos días por culpa de ustedes. —dije sacando a uno por uno de alrededor de ese hombre—. Se merece esto y mucho más. —Me acerqué y le di un beso en su mejilla, se que ellos no están acostumbrados al contacto físico de esa manera pero era mi manera de agradecerle por sacarme del pozo en el que estaba cayando.

—¡Usted si que tiene suerte! —Heechul refunfuñó como un niño pequeño mientras que su mánager se puso de todos colores.

—¿Nos vamos? —pregunté apresurada, la verdad es que estaba muriendo de hambre en este momento ya que no había desayunado muy bien que digamos y la charla con los chicos se había extendido bastante.

—El personal ya tiene sus cosas en la camioneta para que no pierdan tiempo. —El mánager nos sorprendió a todos con su comentario por lo que me hizo pensar que él ya sabía cómo iba a terminar todo desde el momento en que llamó esta mañana a la puerta de mi casa.

—¡Eres el mejor! —Eunhyuk dijo todo emocionado.

—Obviamente yo conduciré, ni loco dejo a Teuk hyung que maneje si queremos llegar vivos. —Shindong bromeó con él mientras todos caminábamos hacia la salida de aquella habitación.

Al salir el guardia nos miraba asombrados y quizás se debía a que los chicos se despedían de él agitando sus manos muy divertidos, al parecer tampoco les caía muy bien.

En el momento que pusimos un pie en el estacionamiento una llamada llegó hasta mi celular y noté que era de Mila por lo que atendí rápidamente mientras le hacía señas a los chicos para que se adelantaran.

—Mila ¿está todo bien? ¿mi pequeño repollo esta bien? —Fue lo primero que pregunté mientras atendía la llamada.

—¿A ti te parece que está todo bien? —Muy pocas veces había sentido a mi amiga enojada.

—Si es por lo de Lena ¿podemos hablar en otro momento? Ahora estoy algo ocupada. —dije mirando a los chicos que a lo lejos me hacían señas para que me apresurara.

—¿Qué es más importante que una amistad? —Eso me dolió porque nada era más importante que eso, pero ella fue quién se lo buscó.

—¿Me hablas a mi de amistad? Creo que le estas hablando a la persona equivocada, y lo siento pero de verdad estoy algo ocupada. Más tarde paso por el Café. —Y tras decir eso colgué la llamada y me dirigí hasta la camioneta donde Shindong ya me esperaba con la puerta del copiloto abierta.

—¿Qué te llevó tanto tiempo? —Donghae preguntó curioso.

—Nada, Mila me llamaba para implorar perdón por Lena. —Resté importancia a la conversación mientras abrochaba mi cinturón de seguridad.

—Cosas de chicas. —Yesung trató de cambiar la dirección pero la curiosidad de Nemo no se saciaba con tan poco.

—¿Pasó algo entre ustedes? —Volvió a preguntar.

—Nada, solo la despedí. —Ya habíamos salido del estacionamiento y nos estábamos encaminando a casa mientras yo no quitaba la vista de la ventana.

—¡¿Qué tu hiciste qué?! —Leeteuk preguntó muy sorprendido y era la reacción más natural ya que nadie se lo esperaba, ellos se habían marchado de casa y yo tenía una buena relación con ella en ese momento.

—La despedí, en realidad le di un mes para que buscara otro trabajo. —dije restándole importancia, todavía estaba enojada con ella.

—¿Y por qué si se puede saber? —Yesung preguntó con mucho cuidado.

—Porque habló de mi vida privada con Elian. —admití.

—¿Quién es ese? —Shindong preguntó mientras me dedicó una breve mirada tierna mientras seguía manejando.

—¿No es acaso el miembro del personal del día de la entrevista? —Yesung parecía atar cabos.

—Ese mismo. —confirmé sin mirarlo.

—Pensé que ya me había encargado de ese asunto. —Al escuchar aquello recordé lo que Elian me había dicho por lo que prácticamente me sentí la niña del exorcismo al girar mi cuerpo sobre el asiento.

—Eso me recuerda... —Lo miré fijamente a lo que él, junto a los otros, contuvo la respiración—. ¿Cómo es eso de que lo amenazaste? —pregunté sin rodeos.

—Nuestro querido Yesex se puso posesivo. —Eunhyuk comenzó a molestarlo, solo Dios sabía cuánto había extrañado sus incansables peleas.

—¿Y qué querían que hiciera si le estaba coqueteando? —dijo levantando sus hombros a la par que me miraba fijamente—. Además, solo le dije que estabas fuera de su alcance. —La verdad es que no esperaba que esas palabras salieran de su boca.

—¡Wow! Yesung ha crecido y se ha vuelto todo un hombre. —Hyuk seguía molestándolo.

—Al menos dije algo, tu no hubieras sabido qué hacer. —Y con esa frase dio pie a una interminable discusión, menos mal que faltaba poco para llegar a casa, moría de hambre.

Por los próximos diez minutos el auto no tuvo ni un momento de silencio, y la verdad es algo que extrañaba mucho, las conversaciones interminables.

Shindong estacionó el auto a un lado de la casa mientras buscaba las llaves del garaje para que pudiera entrarlo, y es que mi bolso tienen un mundo de cosas dentro.

—¡Hogar dulce hogar! —Fue lo primero que dijo Siwon al poner un pie en casa y eso me emocionó mucho, tanto que tuve que contener mis lágrimas.

—¿Tanto nos extrañaste qué dormiste aquí? —La pregunta de Teuk me recordó que no había movido las cosas del comedor a mi cuarto, solo diré en mi defensa que tenía que ir por ellos.

—Lo que pasó fue que después de que ciertos personajes fueran a hablar con las chicas ellas vinieron y como no les abrí la puerta de mi habitación, Lena no tuvo la mejor idea que agarrar y romper el ventanal de mi cuarto con un hacha. —explicaba mientras dejaba mi bolso sobre la isla que separaba el comedor de la cocina.

—¿Y por qué no les abriste simplemente? —Donghae preguntaba mientras acomodaba su valija a un lado de la pared.

—Porque quería estar sola. —Y era verdad, no tenía ganas de hacer nada y menos dar explicaciones de porqué razón estaba encerrada en mi cuarto.

—Ahora tienes que dormir aquí. ¿Por qué simplemente no dormiste en alguno de los cuartos en dónde estábamos? —Shindong preguntó lo más obvio.

—Porque los extrañaba demasiado como para dormir en alguna de sus camas, el solo hecho de abrir la puerta me volvía melancólica y no quería llorar más de lo que ya lo había hecho. —No terminé de hablar que nuevemente se abalanzaron sobre mi y caímos sobre el colchón que había dejado en el suelo por si caía mientras dormía—. ¡Mi bebé! —grité de la nada recordando que había quedado en el hotel.

—No te preocupes, le diré al mánager que mande a alguien con ella. —Leeteuk dijo muy seguro.

—El problema es que yo tengo las llaves. —dije con ellos aún sobre mi.

—Ese no es problema, más tarde alguno te acerca. —Heechul hablaba con algo de dificultad—. El problema es que si no se quitan ahora mismo de arriba mío me temo que tendré que usar silla de ruedas. —bromeó.

Poco a poco se fueron levantando hasta que me pude mover, ya que Hee y yo estábamos abajo de todos.

Mientras ellos ordenaban sus cosas de nuevo en sus respectivos cuartos llamé para pedir la comida porque como ya había mencionado moría de hambre.

Estaba arreglando algo en mi cuarto cuando el timbre se dejó oír y con los chicos nos acercamos a la cocina para preparar las cosas para poder comer.

—¿Cómo te atreves a colgarme? Tú ténme a la niña. —Mila entró abrúptamente y le dio a mi pequeño repollo a Donghae que era quien había abierto la puerta, pero al parecer ella no había caído en la cuenta de que los chicos estaban de nuevo en casa.

Si Mila había llegado hasta aquí sola y con la niña debía de estar muy enojada.

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