Prólogo
El trabajo en la cafetería a veces se hacia muy pesado, especialmente con el turno de tarde y siendo viernes pues toda la gente que salía de trabajar acudía allí. El sitio era humilde, no demasiado grande pero con una variedad de pasteles y acompañamientos para el café bastante buenos, algunos incluso los había hecho yo.
El lugar estaba un poco oculto pues en otras zonas el alquiler era demasiado caro para poder mantener una serie de beneficios. La jefa y encargada era una mujer mayor muy inteligente, con saber estar y hacer las cosas pese a la edad. Me había dado trabajo a pesar de mi escasa experiencia, ella dijo que había visto algo en mí que la recordó a ella en sus tiempos de juventud. Por ello, estaba muy agradecido por la oportunidad.
Mis padres no me podían costear la carrera así que trabajaba duro para poder ahorrar lo suficiente y no depender tanto de mis padres.
—Mañana no abriremos—dijo la mujer—quiero descansar y tampoco pasará nada por cerrar un día.
—Entendido—por dentro estaba feliz, no tendría que trabajar, necesitaba parar un poco.
No faltaba más de una hora para terminar mi jornada, lo miraba en el reloj de la pared. Por dentro era todo de un tono marrón con ciertos adornos acogedores como flores o figuras de porcelana. Además de unos cristales que daban vistas a un parque no muy lejos.
Fui a la cocina a terminar de limpiar unas cosas cuando sonó la campanita de la entrada, algún cliente. Aunque por las voces, supe que se trataba de un grupo de personas.
—¿Puedes salir a atender?, ya me encargo yo de esto—preguntó ella.
—Ah, claro.
El grupo se sentó en la mesa y se quitó las bufandas que llevaban encima pues ese era un día de mucho frío. Al quitarse aquellas capas de ropa, mis ojos se abrieron como platos, ¡era el elenco de actores de la serie Miércoles!.
Mi cuerpo empezó a sudar y con la mejor sonrisa, tratando de controlar los nervios, les di la bienvenida y les pregunté que querían tomar. Aún iban maquillados, Jenna con sus trenzas y Emma con su peluca rubia.
—Pues...—comenzó Jenna mirando al resto.
Todos pidieron un café caliente para entrar en calor. Estaban Jenna, Emma, el actor de Euguene y Ajax. Pude anotarlo todo con cierto temblor.
—¿Qué tienes de acompañante?—preguntó sonriente Emma.
—Pues hoy tenemos...de todo; tarta de manzana, limón, chocolate...—empecé a enumerar todo lo que teníamos.
Se quedaron pensativos unos segundos.
—¿Qué nos recomiendas?—preguntó el chico que hacia de Euguene.
—¡Eso!—siguió el actor de Ajax.
—Pues la tarta de manzana está muy buena, la he hecho yo mismo—respondí aguantando como podía los nervios.
—Pues eso, un trozo para cada uno—dijo Jenna.
Verlos tan de cerca era irreal y la jefa se dio cuenta de que eran ellos.
—Cuidado de no tirar nada—me comentó algo nerviosa también.
Coloque todo en una bandeja y con sumo cuidado, como si mi propia vida dependiera de ello, logré llevarles los cafés.
—Aquí tienen, ahora les traigo la tarta—por poco tartamudeé.
Volví con el pedido y repetí la acción.
—Que aproveche—ellos agradecieron y empezaron a comer.
Yo tuve que ir al baño a lavarme la cara y tranquilizarme, estaba sudado a pesar del clima.
—Vale, ya está, ahora a limpiar.
Pase el trapo a las mesas mientras escuchaba las risas y comentarios de ellos al fondo. Eran los únicos clientes del lugar. La jefa terminaba de repasar unas cosas para la semana que viene y de reojo miraba a los jóvenes.
Terminé de hacer mis obligaciones y lo único que quedaba era esperar a que terminasen de tomarse el café y la tarta.
El tiempo pasó muy deprisa y los vi levantarse para ir a pagar. Yo aproveche para recoger la mesa y me alegre de que se comieran todo, eso era buena señal. Mientras pagaban, dejé las cosas en la pila para lavarlos antes de cerrar.
—Ey—escuché decir a Emma. Volteé a mirar—la tarta estaba muy buena.
—Gracias
—Sí, volveremos otro día a probarla, espero que haya—comentó Jenna.
—Claro—sonreí.
Y así se marcharon y nosotros cerramos tras terminar todo.
—Nos vemos el lunes—me dijo la jefa—menuda sorpresa eh.
—Sí, no esperaba verlos pero me ha alegrado la semana.
Nos despedimos y volví a casa. Desearía poder compartirlo con mis amigos, pero son escasos y todos trabajan y tienen pareja así que no nos juntamos desde hace tiempo.
Después de hablar con mis padres, me tumbé en mi cama a ver el teléfono. Seguía a los actores de Miércoles y vi que subieron una historia. Era de la cafetería aunque no se veía el nombre del local. Pero Jenna y Emma compartieron una en la que salían ellas dos en el rodaje y con una frase acompañando.
—Después de recargar las pilas con café y tarta de manzana, toca volver al trabajo.
Sonreí cual idiota al ver la foto.
El lunes volví al trabajo y sobre la misma hora aparecieron Jenna y compañía.
—Hola, ¿tienes de esa deliciosa tarta de manzana?—preguntó ella con una sonrisa.
—Hemos terminado de rodar por hoy y tengo hambre—dijo Emma tocándose la barriga.
—Claro, tomen asiento y les tomo nota—dije algo más calmado que el otro día.
La jefa estaba muy contenta de ver a celebridades en el lugar.
El grupo al igual que el otro día comieron relajados, riendo y disfrutando de la tranquilidad del lugar mientras se tomaban el café. De cierto modo me daban envidia pues hacia mucho tiempo que no salía con mis amigos. Les echaba de menos.
—Disculpa, ¿queda más?—preguntaron alzando sus platos.
—Claro, enseguida voy—respondí saliendo de mis pensamientos.
Se comieron dos tartas ellos solos.
—Seguro que debían tener mucha hambre después de haber trabajado tan duro—pensé.
Igual que la otra vez, se levantaron y pagaron. Pero en está ocasión fue diferente.
—Disculpa, sino recuerdo mal dijiste que hacias tú mismo las tartas, ¿no?—preguntó Jenna.
—Esto...sí...las hago yo.
—Les hablamos a las personas de nuestro equipo de rodaje sobre tus tartas y han insistido en probarlas, ¿podrías hacer más para pasado mañana?
—Por supuesto—dije super nervioso—¿cuantas necesitas?.
Jenna se llevó el dedo a los labios. Con el pelo suelto y algo arreglada estaba muy guapa al igual que Emma. Iban vestidos con abrigos y les quedaba muy bien a todos.
—Diría que unas treinta estaría bien—yo abrí los ojos.
—¿Treinta?
—Sí, sino hay problema claro...—dijo al verme la cara que ponía.
—¡Oh claro que no hay problema!—intervino mi jefa—las tendrán.
El grupo se miró y sonrió.
—¡Perfecto!—dijo Jenna.
Anotaron en un papel el número de uno del equipo y la dirección. También una nota para el guardia firmada por ellos para que me dejasen pasar.
—Nos vemos en dos días—dijo ella sonriente.
Se despidieron y marcharon alegres.
—Ya tienes faena—me dijo la jefa.
—Si, mañana a primera hora me pondré a ello—ellas asintió.
Y así empezó el cambio en mi vida.
Continuará...
Espero que les haya gustado :)
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