the end


Ryder

Hace dos horas que se llevara una especie de cuartos, estoy realmente preocupado por ella. La mujer tenía marcado el odio en su rostro.

Un hombre se acercó a mí.

- ¿le ha supuesto las manos encima a Lucia? – mierda.

- No es algo en lo cual debería estar usted interesado, de todas maneras nos van a asesinar, por ende no le veo la necesidad de decirle- el señor me golpeó fuertemente y yo simplemente sonreí. - debo suponer que es el padre de Lucia

- Supones bien basura. – sonreí

- Gracias, es un don. – sentí las ataduras un poco flojas, así que. comencemos mi plan de ataque.

- ¡cielo! – la voz de la mujer de hace unos minutos se escuchó estruendosamente. – ya puedes entrar y hacer lo que querías con nuestra hija, yo ya hice todo lo que debía hacer.

El hombre sonrió y me guiñó un ojo.

- Me divertiré lo suficiente con Lucia. Tranquilo, podrás verla antes de que la dejé irreconocible. – rio – disfrutaré tanto de estar tan cerca de esa perra como lo estuviste tú, pero al que le va a ir peor, es a ti asqueroso cerdo.

- ¿y por qué? – pregunto, necesito ganar tiempo, o si no a mi Lucia le harán daño. – a lo que me refiero es que, bueno, yo fui su primera vez y todo eso.

- ¡¿qué?! – su rostro estaba tan cerca del mío que podía sentir su asqueroso aliento en mi nariz.

- Si, lo hicimos en el avión, y ambos lo disfrutamos – sonreí – porque es obvio, somos el uno para el otro.

- ¡cielo! Si no quieres que la mate primero, te conviene que vengas.

- ¡estoy ocupado mujer! – está perdiendo el control.

- Ambos nos queremos con locura, es normal que eso suceda – mis manos estaban a punto de estar libres.- supongo que aunque te diga esto lo harás de todas maneras. Quiero verla antes de que la dañes.- el asintió y me levanté de la silla con ayuda del hombre.

Entramos a la habitación sucia y llena de sangre. Lucia estaba en un rincón y con los ojos fijos a la puerta.

- ¿podrías dejarnos solos? No creo que podamos huir, estoy atado y ella traumatizada. – el tipo asintió, imbécil. Me acerqué a Lucia y ella comenzó a llorar.

- Lo siento mucho Ryder, lo lamento demasiado. – su cara se clavó en mi pecho y comenzó a sollozar descontroladamente.

- No tienes por qué disculparte

- Claro que sí, tu familia fue un daño colateral. Tu familia está muerta por culpa mía.

- N-no es tu culpa. – mi familia.

- Yo lo siento muchísimo, ellos estaban allí en ese preciso momento, perdóname – sus manos estaba llenas de sangre y su rostro tenia cortadas profundas.

- No es tu maldita culpa. Ellos no son tus padres, no pueden tener el honor de ser eso. – ella seguía llorando. Tenía heridas múltiples en su torso y estaba sangrando demasiado.

- si no te hubiese reclutado para averiguar quién mató a nuestras familias, no estaríamos aquí, seria yo la que estaría aquí. – agarré su rostro y la besé, sabia a sangre. Pero poco me importó.

- No vuelvas a decir eso, vamos a salir de esta mierda y ...

- ¡eres un imbécil! ¿Cómo se te ocurre dejarlos solos? – la señora se acercaba con una especie de arma blanca

- Preciosa necesito que reacciones y pelees – Lucia seguía con su rostro clavado en mi pecho, hasta que la mujer me alejó de ella.

- Que tierno, me volveré diabética- sentí como clavaba el cuchillo en mi omoplato izquierdo, el dolor era insoportable, mis músculos se desgarraban y ella reia.

Lucia

¿Por qué no me despierto y ayudo a Ryder? Sus gritos me duelen. Me duele todo. ¿Voy a permitir que la persona que quiero sufra? No lo creo.

Alcé mi vista y Ryder estaba tendido en el suelo en un charco de sangre, lo están pateando. Se escuchó un crack, volvió a gritar. Mierda, ¡haz algo!

Mi cuerpo se mueve automáticamente, agarro la navaja que estaba en mi tobillo y se la incrusto en el ojo al hombre que antes era mi padre. La mujer paró por un breve momento para apreciar mi obra maestra en curso. Volví a incrustar el cuchillo ahora en el orificio ocular vacío.

- Oye mami ¿quieres batido cerebral? – movía el cuchillo dentro, no era una navaja corta, pero era disimulada. – aunque creo que así no terminaré nunca. Presioné un botón que me ayudaba a expandir la hoja. Mi padre gritó pero después fue ahogado con un silencio sepulcral. Agarré la navaja y la lamí, ya no soy dueña de mi cordura. La hoja me corto ligeramente. Saboreé un poco – creo que no era muy inteligente mi padre ¿o si madre?

La mujer agarró a Ryder de su cabello. Él estaba demasiado débil para defenderse.

- Suéltalo – escupí.- si quieres tener algo normal para enterrar es mejor que lo sueltes ahora. – ella sonrió y pegó el cuchillo en la yugular de Ryder, el había perdido la conciencia. -¡tú maldita pelea es conmigo perra, no con el! – estoy empezando a desesperarme -¡suéltalo! – seguía sonriendo. Lo hizo. Pero clavó el cuchillo en su tórax.

- Aquí lo tienes, como la rata que es – me abalancé sobre ella y comencé a golpearle.

Golpeaba su boca quería que su maldita sonrisa se fuera.

- Creo que esto no es suficiente – no sé si fue la adrenalina, pero mi fuerza era descomunal, comencé a arrancarle diente por diente – juguemos algo para hacer tu muerte más divertida. Por cada respuesta correcta te arrancó un dientecito ¿te parece? ¿no? ¡me importa una verga! ¿por qué me odias?

- Fuiste producto de una violación – dijo como pudo. Comencé a ablandar un diente.

- ¿por él? Señalé a mi padre – ella asintió y yo le arranqué el diente frontal. Crucé mi mirada con Ryder, él estaba perdiendo demasiada sangre. Tengo que acabar con ella. ¿mataste a nuestras familias?

- Si – tenia las uñas un poco largas, así que aproveché y las enterré en sus ojos. Gritaba muchísimo.

- No sabes cómo disfruto esto. – agarré la cabeza y empecé a golpearla contra el suelo hasta que se hizo papilla.

Corrí hacia Ryder y agarré el teléfono del hombre. Llamé dos ambulancias.

- Ryder quédate conmigo- dije mientras el daba bocanadas

- Lo siento, te estoy haciendo llorar – dijo con dificultad – te quiero mucho Lucia, pase lo que pase, quiero.... quiero que seas feliz.

- Vamos a ser felices, Ryder por favor te quiero, no te mueras.

- Te quiero – murmuró.

Nueve años después

Lucia.

Salí de mi turno en el hospital, pero sé que nadie me espera en casa. Me cambie y fui de nuevo a la clínica.

- Doctora Evans ¿de nuevo por aquí? – sonreí.

- Vengo a ver a mi paciente favorito - todos rieron - ¿Qué es tan gracioso? – pregunté confundida.

- Absolutamente nada doctora. – asentí. Caminé hasta el asesor y alguien paró las puertas.

Presioné el piso de Ryder - ¿a qué piso va? – pregunté sin mirarle.

- A ninguno en especial. – vi como uno de sus largos dedos presionaba el botón rojo y luego agarró mi rostro y me besó.

Esos labios que tanto había anhelado por tres años estaban allí.

- Doctora Evans, es un gusto volverla a ver – Ryder tenía su radiante sonrisa en su rostro.

- Ahora si soy feliz – exclamé mientras lo abrazaba con fuerza.

- Ahora si estoy en casa.

^tbX


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