𓍢ִ໋🌹 ͙𝆬𓂃̇ ⸼ 𝗡𝗨𝗘𝗩𝗔 𝗢𝗣𝗢𝗥𝗧𝗨𝗡𝗜𝗗𝗔𝗗 ❜ ࣪˖ ִֶָ

˚˖𓍢ִ໋🌹˚ NUEVA OPORTUNIDAD 𐚁๋࣭
a miraculous one shot

No jures por la luna, es tan inconstante que podría dejar al descubierto tu amor tan variable. Al menos ese era el pensamiento que cierto personaje shakesperiano tenía respecto a los juramentos de los amantes.

No habían pasado más que unos minutos desde que dejó a Kagami en la puerta de su casa. Después de lo sucedido con Oni-chan, regresó a la solitaria habitación que compartía con su kwami y se dejó caer sobre la cama.

Necesitaba pensar, todavía no lograba descifrar aquella sensación que recorría su piel y aceleraba su corazón. Cerró los ojos y tan pronto como lo hizo el recuerdo de su tímida sonrisa apareció en su mente. Quería entender, ¿era Ladybug o Kagami?

Si bien admitía que la confundió con la heroína moteada aquella vez de su primer encuentro, no significaba que sus sentimientos hubiesen cambiado de la noche a la mañana, pero tampoco podía negar que fue rechazado no una, sino varias veces por aquella a la que veía como su único amor.

Más él no podía hacer nada. Forzarla a amarlo no era una opción, mucho menos dejar que eso se interpusiera en su amistad, porque, eso era lo que él significaba para Ladybug, un amigo. Cruel y tajante verdad, pero debía acostumbrarse al hecho, ella no tenía sentimientos hacia él.

Adrien abrió sus ojos y posó aquella mirada esmeralda en el techo de la habitación. Pronto, tres imágenes llegaron a su mente, los rostros de Kagami, Lila y Ladybug.

La primera, la joven japonesa era una amiga muy cercana a él, casi como Chloé lo ha sido durante todos esos años, aunque no podría decir que su relación fuera igual. Admitía que tenía mucho más en común con Kagami que con la chica rubia. Ambos se sentían prisioneros dentro de una jaula de oro, no tenían la comprensión de sus padres y debían cumplir con las expectativas de ellos. Sólo en sus pequeños encuentros podían sentirse libres, y ni siquiera podían demostrarlo estando frente a ellos, guardar las apariencias no era nada sencillo, pero tampoco tenían opción.

«Te protegeré de cualquiera que intente hacerte daño», fueron sus palabras cuando estaba bajo el control de akuma.

Fue un poco lento en ese momento, pero ahora comprendía perfectamente la razón por la cual había sido poseída. El objeto donde el akuma se posó fue una rosa roja. Él la recordaba. Tiempo atrás, cuando se encontraba devastado tras el rechazo de su Lady, ella estuvo ahí para escucharlo, para darle ánimos y ayudarle a darse cuenta del objetivo que perseguía. Si bien en un primer momento la rosa estaba destinada para ser entregada a la heroína, cambió de parecer al dársela a ella, como símbolo de su amistad, de su agradecimiento por estar con él cuando lo necesitaba y apoyarlo.

En efecto, Kagami estaba con él cuando lo necesitaba y solía escucharlo. Ahora sabía que esa rosa significaba su amistad y creía que peligraba por una foto que le dio a entender que estaba siendo desplazada y por eso se sintió herida, al punto de caer bajo el hechizo de Hawk Moth.

La segunda, Lila Rossi. Sólo era amable con la joven italiana. A pesar de que Lila solía mentir para convivir, Adrien comprendía que ella lo hacía porque se sentía sola, quizás no era la mejor forma para hacer amigos, pero él no era quién para juzgarla. De hecho, él mismo ha mentido en varias ocasiones, aunque fuera para encontrar alguna excusa con tal de ir a salvar el día, no lo exentaba de su culpabilidad.

No importaba la intención con la que lo hacía, al final de cuentas eran mentiras después de todo.

—¡Te digo que ella buscaba algo! —había dicho Plagg horas atrás mientras se comía otro trozo de Camembert, su debilidad.

—¿Qué podría buscar? —respondió el rubio encogiéndose de hombros.

El kwami no respondió.

Aunque lo negara ante su kwami, él pensaba igual que él. Lila no dejaba de buscar en sus cajones, quién sabe con qué intención, por lo que descartó cualquier probabilidad donde la chica quedara mal parada y se fue con la idea de que tenía curiosidad o simplemente por aburrimiento.

Adrien negó con la cabeza, volvió en sí cuando el fétido aroma del queso inundó sus fosas nasales.

—¡Agh! No comas eso frente a mí, mejor ve hacia allá —dijo tapándose la nariz y apuntando hacia el otro lado de la cama con la mano libre.

—Si tanto insistes, pero no me vas a negar que no dejas de pensar en tu novia —respondió la pequeña criatura negra.

—No tengo novia, Plagg.

—¿Y entonces porque le diste la rosa?

—Bueno, yo... —Se detuvo. No quería decir lo que estaba a punto de soltar.

Entonces, la última imagen llegó a su mente, el hermoso rostro de la heroína, cubierto por una máscara roja con puntos negros.

Ella, Ladybug, a quien amó desde el primer momento. Su valentía, su iniciativa y bondad eran algunas de las cualidades que tanto admirada.

—¿Amar y admirar es lo mismo? —susurró sentándose de golpe en la cama.

Miró en dirección a la pequeña criatura, pero Plagg no le escuchó ya que estaba absorto disfrutando de su enorme trozo de queso, mientras se acomodaba dentro de uno de los calcetines sucios de su dueño.

—¡Por supuesto que no! —Se respondió a sí mismo.

Ladybug no le ha correspondido y no la culpaba. No se puede forzar al corazón. Él mismo lo había dicho y entonces, sólo entonces llegó a una simple conclusión.

¿Podría ser que no fuera amor, sino admiración lo que sentía por ella? La chica era muy inteligente, astuta y valiente; y aunque se sintiera cómodo con ella, aunque deseara cada segundo del día poder verla de nuevo, sabía que su corazón sufría día con día a la espera de un «sí».

Una palabra que no estaba seguro de que pudiese llegar a escuchar de sus labios en algún momento.

Y, aunque le doliese saberlo, aunque no pudiese siquiera pensar en ella de la forma en la que él pensaba, sabía que en cualquier momento el sentimiento pudiese ser correspondido. No le quedaba de otra. Su corazón decía una cosa, pero su mente otra.

Entonces, recordó a Kagami. Cómo con tanta dulzura había tomado el recuerdo de aquella vez, esa rosa que sostenía contra su pecho con ternura.

Ella era la que estaba con él. Ella no lo rechazaba.

¿Pero cómo rechazarlo si ni siquiera conocía la otra parte de su vida? Si conociera su secreto, ¿aún estaría a su lado?

No quería engañarse, pensar que ella podría ser diferente y aunque alguna vez pudo serlo, no estaba convencido de que ahora pudiera suceder. Ella era una gran amiga, su conocida. Significaba mucho para él, más que cualquier otra persona en el mundo, incluida Chloé.

Su relación podría ser diferente, sólo si se lo proponía.

¿Qué tal que todo resultaba mal? No quería siquiera pensar en ello.

Solo pensaba en ser feliz.

Amar y ser amado.

Tal como diría aquella canción que en algún momento escuchó: "Lo más importante es amar y ser amado".

Pero sabía que eso no podía ser, no al menos junto a Ladybug. Ella ni siquiera lo miraba. No pasaba ni un segundo en que ella no hiciera algún gesto o lo ignorara.

Ella era la que más trabajo tenía, o eso es lo que pensaba. Mientras que él, a su lado, sólo era la "carnada". ¿De qué servía sacrificarse por alguien que ni siquiera lo agradecía?

Al menos eso lo pensaba de vez en cuando.

Llegó un momento en que incluso pudo pensar en dejarlo todo. Irse, después de todo, nadie le extrañaría. A excepción de una criaturita negra adoradora del queso.

Fue por él por quien se abstuvo de renunciar a todo. Él era Chat Noir, el compañero de Ladybug. Ambos eran los superhéroes de París.

Pero no había lugar para otro sentimiento que no fuera el compañerismo, la fraternidad, la cooperación y la lealtad. ¿En dónde quedaba entonces el amor? La amistad sí era segura, pero ese sentimiento más allá de una amistad, de un simple amigo, no lo veía ni cercano.

Suspiró.

¿Pudiese ser que...? ¿Si tan solo...?

—¿Sabes? —habló, pero no obtuvo la atención de su kwami.

Al menos eso creyó cuando lo vi degustando otro trozo de queso.

—Creo que siempre es bueno un cambio de aire. —Se levantó de la cama y buscó su teléfono.

Ya sabía qué era lo que debía hacer.

Si con Ladybug no funcionó, tampoco iba a dejar que eso afectara su vida. Tenía que continuar y aceptar de una vez por todas que ella no lo amaba. Quizás nunca lo vería como él a ella.

También deseaba ser feliz. Un clavo saca a otro. Pero tampoco quería jugar con ella, ni mucho menos hacerla sufrir.

Pensaba que si convivía más tiempo con su más reciente amiga se podría dar a la tarea de abrirse a nuevos horizontes. De comprender exactamente qué era lo que sentía por Ladybug y descubrir, de una vez por todas, lo que su corazón tanto había guardado durante mucho tiempo.

Cogió su teléfono y marcó al número.

Sus manos temblaron y tragó saliva. Se relamió los labios mientras escuchaba como descolgaban el teléfono al otro lado de la línea.

—Kagami... —Su voz salió temblorosa—. Soy yo, Adrien.










. ༘⋆🌷🫧 NOTA DE LA AUTORA ₊˚ෆ

Este One-Shot es participante del concurso "Fix Miraculous Awards" de -JAZVAL- y fue escrito a partir del final del capítulo Oni-chan.

¡Espero les haya gustado!

-Mary ♥

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