Visita familiar
Visita familiar
Al día siguiente Lucí despertó abrazada por los brazos de Kevin, una sensación extraña de total felicidad se apoderó de ella. Tuvo pensamientos que nunca antes había tenido, cosas raras para ella pasaron por su mente.
¿Estar dos personas solas y desnudas como para que? No tenía sentido para ella jamás le habían explicado esos detalles de la sexualidad con una pareja, todo era nuevo para ella, hasta esos sentimientos, no comprendía, solo tenía el deseo, el impulso de besarlo por tan solo instinto.
Entonces sucedió, acarició sus mejillas y le dio un beso en los labios sin saber exactamente que hacer, sintió una calidez, eso le gustó a Lucí pero tuvo que alejarse para no despertarlo.
Se puso de pie saliendo de su habitación topándose con Mía que estaba sentada en el sillón, se miraron por un largo tiempo y Lucí se sentó junto a ella.
—Nunca te pregunte pero quiero saber ¿Porqué me ayudaste y a Kevin ese día? —. Preguntó observándola con interés.
—Debo decir que fue algo que no quería hacer, para mí solo eras una cosa que debía llevar de vuelta de donde escapaste pero papá me rogó que te ayudará y así lo hice —, Se detuvo un minuto para suspirar y continuó, —Para serte sincera no me agradabas pero ahora no se... la cosa cambió, eres una persona diferente a como yo creí que eras y me agradas pero ten por seguro una cosa no dudare en matarte si vuelve la otra...
—A eso voy Mía... quiero pedirte un favor, si algo pasa con ya sabes matame sin pensarlo. No quiero herir a nadie más, algo cambió en mí, algo bueno y no quiero perderlo pero sobre todo no quiero que Kevin me tenga miedo —. Interrumpió Lucí sabiendo que tarde o temprano sucedería y si tenían que matarla para detenerla lo harían y aunque eso es lo que ella también quería.
—Buen día —. Saludó Kevin recién levantado con sus cabellos enmarañados.
Se estiró y con sus manos aplaco un poco de su cabellera usando sus dedos como cepillo.
Desayunaron algo ligero y Kevin comenzó hacer el aseo, Lucí quiso ayudar y el chico le enseño todo. Con Mía pasó lo mismo solo que a ella no le salia muy bien al principio, se le habían caído unos cuantos platos de las manos rompiendolos todos en mil pedazos.
—Tranquila Mía fue un accidente, vamos haber que otra cosa puedes hacer —. La tranquilizó Kevin.
Después de un rato habian terminado y al escuchar el timbre de la puerta Mía abrió dejando entrar a María.
Pasaron veinte minutos más y los cuatro jóvenes salieron de casa dejando cerrado con llave, entraron al vehículo y Kevin dio marcha acelerando a la velocidad permitida.
Dieron como cuatro o seis vueltas antes de llegar se detuvieron como tres veces cuando el semáforo cambió a rojo. Tanto Lucia como Mía veían por la ventanilla las calles repletas de personas, mientras que Kevin y María platicaban sin perder la vista al frente.
Al llegar divisaron una casa pintada de rosa en la parte baja y de azul en todo lo demás, un pequeño espacio donde había algunas que otras plantas y flores.
—Aquí es, esta es la casa de mis padres, no es gran cosa pero es acogedora —. Dijo Kevin frenando y mirando la casa donde ocurrió todo.
Todos bajaron y Kevin tocó el timbre que había a un lado de la puerta café saliendo una señora como de unos cuarenta años o más.
—Oh, chicos pasen, pasen están en su casa —. Habló la señora amablemente con una voz dulce.
Entraron todos y Lucí como Mía se preguntaban ¿Cómo era que decía que estábamos en casa si no era así? Pero en fín no le dieron importancia.
Lucí iba a sentarse con Kevin pero María se sentó junto a él impidiendoselo. Por alguna razón Lucí se molestó dejándose caer al lado de Mía.
La casa por dentro era sencilla pero acogedora era de un solo piso con su cocina, comedor, sala, un baño y tres recamaras.
En la sala había una alfombra roja y sobre ella una mesita circular con un florero, los sillones de piel color negro acomodados en diagonal. También una televisión pequeña.
En el comedor había una mesa rectangular era un poco grande y tenía un vidrio encima, siete sillas de madera alrededor de este.
La cena fue rápida y silenciosa con una vibra pesada, Lucí no dejaba de ver a María conversar y reír con Kevin eso era molestó, si hubiera sabido ella jamás le hubiera dado la idea de invitarla.
Kevin dejó el comedor desapareciendo unos minutos. Lucí fue en su busca sin importarle que estaba en una casa ajena después de todo le habían dicho que estaba en su casa ¿No?
Lo encontró en una habitación pintada de rosa y habían muchas muñecas bonitas con sus vestidos. Una cama tendida con una colcha de imágenes de princesas de Disney. Un mueble con libros de cuentos infantiles, todo ordenado y acomodado parecía no pasar los años en el cuarto que no era ocupado por nadie.
—Este era su cuarto, muy bonito ¿Cierto? —. Kevin no pudo ocultar su tristeza.
—Muy bonito, tú hermana tuvo suerte en tener una familia que la quiere tanto —. Mencionó con pesar.
—Quisiera saber más cosas de ti Lucia, si pienso bien no se nada sobre tu vida —. Hablo serio y con curiosidad queriendo saber.
—Algún día te diré todo lo que quieras pero por favor ahora no —. Pidió con voz débil queriendo hasta llorar conteniendose de no hacerlo frente a él.
—No quise presionarte, puedes contarme cuando te sientas lista —. Dijo con una visible sonrisa.
Salieron de la habitación y se reunieron con los demás, hablaron y reían a todo pulmón, ya había oscurecido, el viento era fuerte, las ramas crujían. Ya era tiempo para regresar a casa esta vez les tomó más tiempo por el tráfico.
Pasaron a dejar a María despidiéndose de ella y cuado llegaron a casa Lucí parecía más sería, no habló para nada solo se limitó a irse a su habitación y acostarse sin despedirse de nadie.
Mía no sabia que pasaba aunque lo intuía, ya iba conociendo a Lucia más que ella misma y le pareció con gran sorpresa que estaba celosa... ¿En verdad ella estaba celosa?
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Un capítulo un poco largo que los demás espero les guste y mil disculpas por la demora no tuve Internet en todos estos días por lo que tengo listo otros dos capítulos más que iré publicando luego de un par de horas, gracias por sus comentarios me animan a continuar. Que disfruten la lectura.
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