Epílogo

Después de todo lo que había sucedido, Jane no sabía a dónde pertenecía realmente. Pensó en pasar una temporada bajo el cuidado de Luke, pero le pareció un poco abusivo de su parte. La verdad era que había vivido más en los últimos días que en toda su vida. Pero después de haber vivido todas esas experiencias, después de que sus ojos presenciaran los más sublimes delitos y los más maravillosos milagros, nunca más podría volver a su antigua y ordinaria vida.

Tomó aire y se dejó caer sobre el colchón de su cama. Con los azules ojos clavados en el techo, no podía dejar de preguntarse qué vendría a continuación.

Simon había terminado con Clary, lo cual le había parecido totalmente extraño hasta que su mejor amigo le contó que había comenzado a sentir cosas por Maia, la chica lobo. En el Instituto las cosas aún estaban un poco revueltas, pero al menos Jace era bienvenido nuevamente. Isabelle estaba recuperada casi por completo, y Max había creado un vínculo muy grande con Jane. Por otra parte, las cosas con Alec aún eran algo confusas. Estaban en ese punto intermedio del cual parecía que jamás podrían salir del todo.

Unos suaves toques en la puerta la hicieron volver a la realidad. La rubia se puso de pie y fue corriendo a atender.

Ahí estaba él, con su perfecto pelo negro y su hermosa sonrisa brillante. Alec no sonreí mucho, pero cuando lo hacía era la cosa más adorable del mundo. Entre sus manos, el chico sujetaba una bandeja de plata. En esta había café, tortitas y frutas.

— Te he traído el desayuno — dijo algo nervioso — ¿ Puedo pasar ?

Jane asintió despacio, haciendo su mayor esfuerzo para no dejar salir la cruel sonrisa que se quería apoderar de su rostro.

— Espero que te guste — comentó Alec — Lo preparé yo mismo.

— Muchas gracias, Alec — sonrió la rubia — No tenías que haberte molestado.

— Para mi es un honor — aseguró — Además, quería aprovechar para hacerte una pregunta .

— ¿ Cuál pregunta ?

— ¿Te irás a vivir con Luke por culpa mía ?

La pregunta la tomó por sorpresa, siendo la única cosa que ella no pensaba que fuese a salir de los labios del chico.

— Alec, no me iré a vivir con Luke — dijo sin poder evitar reír — Lo pensé por un tiempo, pero luego no le hallé el sentido. Me quedaré aquí en el Instituto, y no obstante, si me fuera a vivir con Luke, no sería por tu culpa.

— Entonces, ¿ te quedas ?

— Me quedo.

Una sonrisa gigante se plantó en la cara de Alec, haciendo que Jane también sonriera. Dejando la bandeja de lado, y sin que la rubia lo esperase, Alec la agarró por ambos lados de la cara y unió sus labios en un fuerte beso. No era un beso tierno y dulce, era un beso cargado de necesidad, de añoranza, de desesperación. Jane sentía que sus pies no tocaban el suelo, y no era menos cierto. Alec la había cargado y ella se encontraba con las piernas envueltas en la cintura del chico. Antes de que pudiesen llegar a la cama, llamaron a la puerta y ambos se separaron de forma brusca.

— Hola, chicos — dijo Jace cuando Alec abrió la puerta — Espero no interrumpir nada.

— No, no ¿ como crees ? — se apresuró a decir Jane.

— Bueno, genial — se volteó hacia su Parabatai — ¿ No me ibas a acompañar a Taki's ?

— Lo siento, Jace, lo olvidé por completo.

— ¿ Vienes o no ?

— Ya voy.

Alec se volteó en dirección a Jane y le regaló una sonrisa antes de salir de la habitación. La chica se sentía en las nubes, casi flotando. Ese era el efecto que tenía Alec sobre ella. Alexander Lightwood era una maldita droga.

Con pasos torpes y entretenidos caminó hacia la cómoda y vio sobre ella aquel hermoso broche que Maryse solía utilizar, pero que ella había encontrado tirado en el pasillo hacia cosa ya de un día. Lo agarró con una mano y jugueteó con él entre los dedos hasta que una profunda presión en el pecho la hizo gemir de dolor.

— Janeeeee — canturreó Isabelle entrando en la habitación con una sonrisa.

La cara de la chica se tornó confundida, he inmediatamente dejó de sonreír .

— ¿ Mamá ? — dijo la pelinegra — ¿ Qué haces aquí ?

— ¿ Mamá ? — repitió Jane sintiendo su voz ajena.

Entonces ocurrió. La chica caminó hacia el espejo y cuando se vio, pudo entender el desconcierto de su amiga. Jane era consciente de que era ella, pero a quien proyectaba su reflejo era a Maryse Lightwood.

Continuara...

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