14
Una figura encorvada iba saliendo con dificultad de la sepultura. Unos dedos que parecían garras arañando la tierra se abrieron paso. Los brazos desnudos estaban cubiertos de una mezcla asquerosa de sangre y mugre. La figura se liberó, gateó unos pocos metros y se desplomó en el suelo.
- Simon - susurró Jane.
La rubia corrió hacia él, con las botas negras hundiéndose en la húmeda tierra del cementerio.
- ¡ Jane ! - gritó Jace - ¿ Qué haces ?
La chica lo ignoró por completo y continuó su camino hasta caer de rodillas junto a Simon, el cual parecía estar realmente muerto. Tenía el cabello cubierto de tierra, no tenía sus tan icónicas gafas, la camisa estaba desgarrada y la sangre se veía bajo ella.
- Simon - dijo ella alargando la mano para tocarle el hombro - ¿ Estás bien?
El chico movió la cabeza y la miró con los ojos carentes de expresión, de vida. Con un grito agudo, Simon rodó sobre sí mismo y saltó sobre ella.
- ¡ Simon ! - chilló la rubia.
Cuando el chico se preparó para atacar, Jane pudo ver los afiliados colmillos abriéndose paso entre las encías. Aterrada, lo pateó, pero el la inmovilizó agarrándola por los hombros. Era fuerte, incluso más fuerte que ella siendo una cazadora de sombras.
Entonces fue arrancado de allí y lanzado por los aires. Jane se puso de pie de un salto, con la respiración agitada y el corazón latiendo con fuerza, y se encontró bajo la mirada de Raphael.
- Te dije que te mantuvieras lejos de él - la riñó éste para luego ir a arrodillarse junto a Simon.
- No me conoce - dijo Jane con la voz rota.
- Te conoce - aseguró Raphael - Pero no le importa. Está hambriento. Necesita sangre.
Jace se adelantó y le tendió la bolsa de plástico en silencio. Raphael la cogió y la desgarró. Varios paquetes de plástico más pequeños cayeron fuera, portando un líquido rojo.
Simon, como si olfateara la sangre, se hizo un ovillo y lanzó un gemido. Raphael alargó el paquete de sangre, dejando que un poco gotera sobre el rostro de Simon.
- Ahí tienes - dijo con voz melodiosa.
Entonces la boca de Jane se quedó abierta sin poder cerrarse cuando Simon arrancó el paquete de sangre de la mano de Raphael y lo desgarró con los dientes. Consumió la sangre a toda velocidad y lanzó el paquete vacío para luego soltar un gemido de doloroso.
Raphael le alcanzó otro paquete.
- No bebas demasiado deprisa - advirtió - Te entrarán ganas de vomitar.
Simon, ignorando por completo la advertencia, abrió el otro paquete y devoró con glotonería su contenido, mientras que la sangre le corría por las comisuras de los labios y le salpicaba las manos.
Jamás en toda su vida Jane pensó ver a Simon Lewis en una situación como aquella. El chico vegetariano, el chico que se desmayaba con tan solo unas pocas gotas de sangre. Ahora ese chico estaba engullendo esa sangre que lo había hecho desmayar, la engullía casi como una venganza, a la vez que se volvía más y más fuerte.
Clary abandonó el claro caminado con dificultad, ignorando el llamado de Jace. Echó a correr hasta llegar a los árboles y cayó de rodillas. Tal vez Clary no lo supiese, pero eso era exactamente lo que necesitaba Jane. Tal vez por orgullo o por falta de tiempo, se negaba a salir corriendo y vomitar todo el contenido de su estómago, pero lo necesitaba, y mucho.
Sin previo aviso, el cuerpo de Jane cayó hacia el suelo como si fuera un saco de patatas. Las cosas hubiesen ido a mejor si no hubiera sido porque su cabeza impactó contra una piedra al caer. Los gritos desesperados del resto de los presentes fue ahogado por un ensordecedor pitido que invadió sus oídos. Fue consciente de lo que estaba sucediendo, aunque no podía moverse. Entonces sus párpados se volvieron pesados y la vista se le nubló hasta que todo se volvió negro.
Cuando despertó, se encontraba en su habitación, completamente sola y con un dolor de cabeza terrible. Miró hacia todas partes, solo para estar segura de que nadie más la acompañaba, y luego intentó sentarse, pero un mareo demasiado fuerte se apoderó de ella, obligándola a quedarse quieta.
Cuando la puerta se abrió, realmente esperó encontrarse con Isabelle o con Jace, pero en su lugar entró Alec. Traía la cabeza gacha y una bandeja con comida entre las manos.
- Te he traído la cena - informó con la voz apagada, sonando casi apenado - No sabía si ya habías despertado.
- Ya desperté - respondió ella con la voz fría - Gracias.
Alec dejó la bandeja sobre la mesilla de noche junto a la cama de Jane, y lanzó un suspiro pesado para luego sentarse en una silla junto a ella.
- Por favor, perdóname - pidió - Sé que no he sido el mejor novio.
- ¿ Novio ? - rió con amargura - No has sido ni siquiera un amigo, Alec. No creo que novios sea la palabra correcta para referirte a lo nuestro.
- ¿ Qué quieres decir ?
- Sabes lo que quiero decir - replicó enojada - Me tratas como si fuéramos desconocidos ¿ Cómo crees que me siento, Alexander?
- Ya sé que he metido mucho la pata, muchísimo, pero te amo - tomó aire - Han pasado muchas cosas últimamente, y a pesar de que sé que no es una excusa válida, es la verdad.
- No puedo pensar en esto ahora mismo - dijo la rubia masajeandose las sienes - Simon acaba de convertirse en vampiro, está pasando por un mal momento.
- Claro, Simon - dijo con amargura - Últimamente todo gira alrededor de Simon.
- No seas injusto - exclamó - Todo estaba muy bien entre nosotros hasta que decidiste que querías que yo fuese solo tu pequeño secreto. No intentes culpar a Simon. Es mi mejor amigo.
- Del cual has estado enamorada toda tu vida.
- Al menos él no me oculta.
- Porque no te ama.
Jane pareció dolida, casi como si Alec acabase de lanzarle una daga directo al corazón. Desvió la mirada y apretó los dientes, tan fuerte que temió romperlos, pero no dejó de apretarlos.
La puerta volvió a abrirse y Jane pudo ver a Isabelle entrando en la habitación con una bandeja llena de medicamentos y un vaso con agua.
- Hola - saludó con una sonrisa.
- Ya me voy - anunció Alec secamente.
Isabelle miró con extrañeza a su hermano mientras salía por la puerta, y luego se acercó a Jane y le ofreció la bandeja.
- Éstas las manda mi madre - dijo sonriente - Son para el dolor de cabeza.
- Muchas gracias - le devolvió la sonrisa.
- ¿ Qué sucedió con Alec ? - preguntó la pelinegra - ¿ Se vuelven a llevar mal ?
- Eso creo - respondió la rubia encogiéndose de hombros - ¿ Sabes dónde está Simon ? ¿ Cómo está?
- Simon está bien, algo confundido y hambriento, pero está bien - respondió - Jace y Clary lo han llevado a casa de Luke.
- Debo ir a verlo - dijo la rubia intentando ponerse de pie, pero Isabelle se lo impidió .
- No,no, de eso nada - negó moviendo la cabellera negra - Necesitas tomar tus pastillas y cenar. No has comido nada. Si te vas ahora lo más probable es que te desmayes a medio camino.
- Pero necesito verlo, Izzy.
- Ya lo sé, y lo vas a ver, pero no hoy.
- Lo necesito.
- Lo único que necesitas ahora mismo es descansar.
- Vale - dijo rendida - Pero mañana iré a verlo y ni tú ni nadie podrá impedírmelo.
- Como quieras - sonrió - Mañana será un nuevo día.
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