Capítulo 68: El descenso de los grandes

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+++ Anteriormente +++

Su mirada se volvió más fría que el hielo.

"Ahora, estoy segura de que todos ustedes desean saber sobre él o la responsable de tal horroroso acto", Amelia no pudo evitar gruñir. Su mirada finalmente se encontró con un muy pálido Cornelius Fudge.

"La responsable de esto es nada más y nada menos que la nueva profesora de defensa contra las artes oscuras, Dolores Umbridge. Quien fue contratada este año por nada más y nada menos que por nuestro estimado ministro Cornelius Fudge", Amelia finalmente reveló el nombre.

Silencio.

Silencio absoluto.

Amelia se aprovechó de este silencio antes de que el caos reinase.

"Por lo presente, solicito formalmente a los señores y damas del honorable Wizengamot que me apoyen en mi recomendación de obligar a Cornelius Fudge a dimitir de forma inmediata como ministro de magia", Amelia solicitó.

La información finalmente fue procesada por todos.

Y el caos se desató.

+++ Actualmente +++

En el lugar donde se estaba desarrollando una reunión donde estaba reunido todos los miembros del Wizengamot, solo podía ser descrito de una sola forma... puro y absoluto caos.

Todo el lugar era ruidoso. Amelia se estaba comenzando a arrepentir de desatar tanto caos, pero luego se recordó que era por el bien de su sobrina y de la nueva generación.

"Parece que la mayoría olvidaron que son adultos y se transformaron en niños que pelean por un dulce", pensó una ceñuda Amelia al ver a varias brujas y magos gritarse.

Algunos se habían puesto de pie. Otros aún permanecían sentados, pero también estaban gritando. Y unos muy pocos permanecieron sentados en silencio mirando el caos provocado. Entre estos últimos se encontraba Madame Longbottom. 

Amelia estaba comenzando a sentir un ligero dolor de cabeza por todo el griterío. Su irritación comenzó a aumentar y sabiendo que no se callarían hasta que alguien los hiciera callar, se puso de pie, levantó su varita y un fuerte estruendo se escuchó en todo el lugar que provocó que todos se sobresaltaran y de inmediato la miraran.

"Es suficiente. Estamos en una importante reunión. Supuestamente aquí todos somos adultos. Así que aquellos que olvidaron eso, actúen como tal", los reprendió fríamente Amelia.

Hubieron varias reacciones. Vergüenza e ira eran las más comunes. Pero afortunadamente nadie volvió a gritar. Volvieron a sus lugares correspondientes y de manera unánime todas las miradas se dirigieron de forma acusatoria hacia un muy pálido Cornelius Fudge.

Madame Longbottom se puso de pie con toda la elegancia de una dama y con su potente y antigua voz, habló.

"Respaldo la solicitud de Madame Bones. Llamo a juicio a Cornelius Fudge por corrupción y negligencia. Todos los que estén de acuerdo conmigo, levanten sus varitas", dijo Madame Longbottom mientras levantaba su propia varita.

Sorprendentemente, todos menos Fudge por supuesto, levantaron sus varitas. Incluso Lucius Malfoy, de quien Amelia sospechaba que estaba sobornando a Fudge.

"Vaya. Definitivamente Lucius Malfoy sabe elegir sus batallas. Después de todo, sabe que Cornelius Fudge está arruinado", pensó Amelia mientras miraba a Lord Malfoy.

Al ver las varitas levantadas, Fudge parecía que anhelaba que su propia silla se lo tragase. Su cara decía lo que realmente pensaba.

"Al parecer no es tan tonto. Sabe que es su fin", pensó Amelia al ver el rostro de Fudge.

"Aurores. Lleven al imputado a su correspondiente silla", ordenó Amelia.

De inmediato, dos aurores estaban al lado de Fudge, le quitaron su varita y lo llevaron a la silla donde se sentaban los acusados.

Amelia, como jefa de los aurores, comenzó el juicio. 

"Cornelius Fudge. Estás acusado de corrupción, encubrimiento de acciones no legales y poco éticas, abuso de poder y negligencia. ¿Cómo te declaras?", le dijo Amelia con frialdad, pero por dentro se regocijaba. Había soñado con hacer esto desde hace mucho tiempo.

Pero Cornelius Fudge, a pesar de saber que no tenía escapatoria, no dijo ni una sola palabra. Su cabeza estaba inclinada para no ver a nadie.

Y de pronto, levantó la cabeza y habló con una mirada tan desesperada que rozaba la locura.

"¡Yo no sabía nada!, ¡Todo fue planeado por la profesora Umbridge!", gritó Fudge con desesperación.

Amelia parpadeó con desconcierto ante la inesperada acción. No entendía porque a pesar de no responder su pregunta, de pronto dijo algo que no se le había cuestionado.

"¿Por qué de pronto llama a Umbridge con el título de profesora en vez de secretaria como siempre lo ha hecho? ", se preguntaba una extrañada Amelia.

Comenzó a analizar las acciones de Fudge y finalmente llegó a la única conclusión lógica.

"Lo más probable es que esté tratando de separar a Umbridge del ministerio. Al llamarla 'profesora' en vez de 'secretaria', está dejando en claro de que las acciones de Umbridge fueron realizadas de forma apartada del ministerio. Por lo tanto, la responsabilidad no es de él como ministro, sino que es de Dumbledore como director y de los otros jefes de casa ya que ellos tienen un rango superior al de una simple profesora", concluyó Amelia mientras su rostro no mostraba ninguna emoción.

Amelia entrecerró los ojos. Necesitaba que Fudge fuese quitado del camino. Y para eso, necesitaba que Fudge confesara. Y solo había una forma de hacerlo. Abrazó a su Slytherin interior y preparó el escenario de la caída de Cornelius Fudge.

"Bueno, ciertamente la profesora Umbridge actuó bastante fuera de su posición. Ya que ella era solo una profesora, y estaba bajo la autoridad de los jefes de casa y del director", habló Amelia con un tono suave.

Fudge, en toda su desesperación, no se dio cuenta de lo que Amelia realmente estaba haciendo. Y no fue el único. Varios otros la miraron de forma extraña. Sin embargo, habían otros como Madame Longbottom y Lucius Malfoy que la miraran con absoluto respeto, el último a regañadientes, pero reconoció lo que estaba haciendo.

"¡Exactamente! Los primeros que debieron haberla detenido son los jefes de casa. Incluso Dumbledore debió de haberse involucrado, pero no lo hizo. Por lo tanto, no se me informó de nada. ¡Así que yo no sabía nada!", trataba de excusarse Fudge con un tono lleno de desesperación en su voz.

"Pero resulta, que se descubrió, que los cuatro jefes de casa estaban bajo una poción muy ilegal del ministerio llamada Liberum Tenementum. Y para conseguirla, se debe tener permiso explícito del mismo ministro de magia. ¿Y saben a quién estaba conectada la poción? A nada más y nada menos que a Dolores Umbridge", informó Amelia con una sonrisa depredadora.

De forma bastante impresionante, Cornelius Fudge palideció aún más de lo que ya estaba.

Los murmullos de descontento y sorpresa de inmediato comenzaron desde el instante en que Amelia pronunció el nombre de la poción prohibida.

"Entonces díganos ministro, ¿Qué tiene que decir en su defensa?", cuestionó Amelia.

Cornelius Fudge no pudo decir nada más. Bajó su cabeza en resignación y esperó el veredicto.

"Por lo presente, Cornelius Fudge, eres retirado de tu cargo como ministro de magia. Serás llevado a Azkaban para cumplir condena por 5 años por conspiración. También se revisarán tus finanzas, si se encuentran irregularidades, serás llevado a un nuevo juicio y condenado en consecuencia", declaró Amelia, "Aurores. Llévenselo", ordenó.

De inmediato los aurores acataron sus órdenes y Fudge fue sacado del lugar.

Madame Longbottom una vez más se levantó de su asiento, atrayendo de inmediato la atención hacia ella.

"Como ya no tenemos ministro, solicito una inmediata votación para que alguien de los presentes ocupe el cargo. Y recomiendo a Amelia Bones para el cargo", habló Madame Longbottom. 

Amelia parpadeó con desconcierto ante el repentino cambio de tema y la inesperada recomendación para ser ministra.

Y de pronto varios, por no decir todos, estuvieron de acuerdo con ese hecho. Algunos a regañadientes, pero no iban a ir en contra de la corriente después de ver como Amelia sacó a Fudge.

"Está decidido. Madame Amelia Bones, usted es nuestra nueva ministra de magia", dijo una sonriente y satisfecha Madame Longbottom.

Amelia aún seguía desconcertada por la aparente repentina promoción. Pero afortunadamente su cuerpo se movió en piloto automático y se sentó en el asiento que anteriormente había sido de Fudge.

Obligándose a salir de su desconcierto, Amelia se aclaró la garganta. 

"Agradezco a todos los miembros del Wizengamot que votaron por mi ascenso", habló Amelia sin mostrar sus verdaderos sentimientos de desconcierto.

"Y como primer mandato, deseo traer a juicio a otro de los responsables que a subienda a lastimado gravemente a nuestra joven descendencia", dijo Amelia mientras miraba con seriedad a todos.

Una vez más los murmullos comenzaron.

"¡Llamo a juicio a Albus Dumbledore!", Amelia alzó la voz.

Los sonidos de incredulidad y quejas se elevaron, pero todos fijaron su mirada en las puertas cuando estas se abrieron y dejaron entrar a Albus Dumbledore, quien era escoltado encadenado por los dos aurores de confianza de Amelia.

"Antes de expresar sus opiniones sobre este juicio, por favor, escuchen esto primero", dijo Amelia mientras usaba su varita para reproducir a todo volumen la grabación del juicio personal hecho con anterioridad.

Mientras la grabación de voz se reproducía, Amelia, quien sabía todo lo que había ahí decidió ver las reacciones de los presentes. Todos los rostros pasaron por diferentes etapas. Las más comunes era el desconcierto, la incredulidad y la total furia.

Al final de la grabación, incluso los más discretos estaban furiosos.

Mientras todo esto pasaba, sentado tranquilamente en la silla de los acusados y a pesar de estar encadenado, Albus Dumbledore tenía una sonrisa de abuelo amable. Realmente se les hacía indiferente sus acciones.

Después de finalizar completamente el interrogatorio grabado, las caras de los presentes se dividían en varios tipos de niveles de horror, ira, enojo, enfado, indignación y frustración. Incluso los mejores en el arte mental estaban teniendo bastantes problemas con mantener su cara sin emociones.

El rugido de furia de varios era ensordecedor. Todos escupían a Dumbledore. 

Pero a Dumbledore parecía no afectarle. Seguía teniendo su falsa expresión de amabilidad y miraba a todos como si fueran simples niños haciendo un berrinche. 

Amelia apretó sus dientes ante la indiferencia de Dumbledore.

"Con cada segundo que pasa, más me convenzo de que Albus Dumbledore tiene serios problemas mentales", pensó una furiosa Amelia.

"¡Silencio!", ordenó Amelia.

De inmediato todos se quedaron en silencio.

Amelia miró a Dumbledore y parecía que recién se había dado cuenta de que había un nuevo ministro. 

"Si, definitivamente tiene serios problemas mentales", pensó una ahora segura Amelia de su pensamiento anterior.

"Albus Dumbledore, tal y como te dije con anterioridad, eres acusado de de negligencia infantil, ser cómplice de la persona que estaba dañando a los estudiantes a su cargo y no informar a los tutores legales sobre este hecho, así como no informar sobre los nuevos cambios que estaban ocurriendo en Hogwarts que afecta directamente a menores de edad. Una vez más te pregunto, ¿Cómo te declaras?", Amelia una vez más le dijo sus cargos.

"Ahora, Amelia. Esto es innecesario. Termina este pequeño juicio para que pueda volver a Hogwarts y terminar mi trabajo como director", fue la respuesta de Dumbledore.

"Es ministra Bones para usted, señor Dumbledore. Y estoy bastante segura de que terminar el trabajo de director debe ser la última de sus preocupaciones", gruñó Amelia, "Preguntaré una vez más. Albus Dumbledore, ¿Cómo te declaras?", cuestionó.

Dumbledore suspiró como si estuviera decepcionado de Amelia, "Inocente, por supuesto. Después de todo, todo lo que he hecho ha sido por el bien común", Dumbledore respondió.

Y con esa respuesta, el caos se volvió a desatar.

Amelia se masajeaba su adolorida cabeza.

Y así, el juicio de Albus Dumbledore duró más de una hora por el simple hecho de que todos gritaban. Se solicitó el uso de Veritaserum, lo cual suministraron, y se interrogó con profundidad a Dumbledore por varias de sus acciones pasadas. Cuando todas las respuestas siempre tenían el agregado 'es por el bien común', casi todos los presentes rugirían de indignación. 

Al final, se decretó que Albus Dumbledore sería encerrado de por vida en Azkaban. Fue retirado de forma inmediata de todos sus puestos. Sus títulos y logros fueron eliminados. Su reputación quedó completamente arruinada. Y todos escucharon los codiciosos planes de Dumbledore que a pesar de que proclamaba que eran 'para el bien común', solo eran para su propio bien y que usaba esa frase como una simple excusa de sus acciones.

Dumbledore fue sacado a rastras del lugar, ya que estaba en estado de shock ante el repentino cambio de su vida. Trató de decir algo, pero rápidamente fue enmudecido con un hechizo ya que nadie quería volver a escuchar que 'todo era por el bien común'.

Una muy alegre Amelia fue la que cerró la sección de ese día y fue la primera en salir porque sinceramente su dolor de cabeza era demasiado fuerte. Aunque avisó el motivo de su repentina retirada, la cual afortunadamente fue respetada por todos y pudo salir sin ningún problema del lugar.

De inmediato fue hacia la chimenea más cercana, dijo la dirección de su casa, salió a tropezones, le pidió a uno de sus elfos una poción para su dolor de cabeza y se durmió de inmediato en su cama luego de usar su magia para ponerse su piyama.

Había sido unos duros días para Amelia. Ya mañana debería acostumbrarse a sus nuevos deberes. Elegir un nuevo jefe de su antiguo departamento, visitar a su sobrina, preocuparse de la búsqueda de Umbridge y preocuparse de los otros problemas que aparecerán.

por ahora, solo necesitaba dormir. 

¬¬¬ Al mismo tiempo que comenzaba la sección en el ministerio ¬¬¬

En Hogwarts se había designado varios escuadrones para la protección de los estudiantes, profesores y demás trabajadores junto con la búsqueda de Dolores Umbridge. Los aurores habían sido divididos en parejas y patrullaban por distintos sectores de Hogwarts, ya sea dentro del castillo o los alrededores.

Las clases se habían suspendido por tiempo indefinido. Los profesores (menos los jefes de casa) y el personal (con excepción de Madame Pomfrey) se encontraban en sus oficinas o en sus dormitorios.

Los alumnos se encontraban en sus salas comunes y no se les permitía salir por su seguridad. Aunque se les permitió ir por sus lechuzas a los que tenían para que pudiesen comunicarse con el exterior. 

Se habían mandado comunicados masivos a los padres o apoderados de todos los alumnos presentes en Hogwarts.

Los tutores de los alumnos lastimados por Umbridge que eran mágicos ya se encontraban en la enfermería. A los que eran muggles, se les mandaría cada día un reporte del estado de salud del estudiante junto con una carta escrita por el mismo estudiante hasta que saliera de la enfermería.

Las nuevas reglas de Umbridge ya habías sido retiradas y llevadas para ser destruidas por los estudiantes que estaban en el curso de auror y que practicaban su puntería. 

También la oficina que pertenecía a Umbridge está siendo completamente vaciada y revisada por completo por los aurores.

Fue por esa razón que cuando dos de los aurores que cargaban cajas llenas de fotos de gatos salieron de la oficina para llevar y apilar todas las pertenencias de Umbridge en el exterior, comenzaron a caminar por el pasillo, uno de ellos se detuvo.

"Oye Henry, ¿Está puerta siempre estuvo ahí?", le preguntó el auror que se detuvo.

El llamado Henry se detuvo y giró un poco su cuerpo para ver a su compañero.

"No seas tonto Alex. Esto es Hogwarts, las puertas aparecen y desaparecen todo el tiempo", le regañó Henry.

"Puede ser. Pero esa puerta tiene un sentimiento extraño", le dijo Alex a Henry.

Sin que ninguno de los dos lo supiera, antes de irse, Merlin había puesto una compulsión en la puerta para que el interior fuese revisado.

"Bien, veamos que hay en el interior y luego continuemos con nuestro trabajo", dijo Henry mientras dejaba su caja a un costado y se acercaba a la puerta. 

Su acción fue rápidamente copiada por un ansioso Alex.

Henry tomó el pomo de la puerta y sin dudarlo la abrió. Un extraño olor de inmediato asaltó sus olfatos, pero Henry lo ignoró y abrió de par en par la puerta para mirar el interior.

De inmediato se arrepintió.

Era un aula, pero a diferencia de las aulas normales, esta tenía sangre que cubría una buena parte del suelo.

"Ese debe ser el horrible olor", pensó Henry en shock.

Luego su mirada se dirigió hacia el escritorio del profesor y deseo nunca haber entrado a esa habitación. Un chillido a su lado le avisó que Alex acaba de ver lo mismo que él.

En la silla del escritorio se encontraba una desplomada y definitivamente muy muerta Dolores Umbridge. Pero eso no era lo que hacía que el estómago de Henry deseara vaciarse. Sino que el estado en que se encontraba el cuerpo de Umbridge.

Su cara llevaba una expresión eterna de puro dolor. Tenía horribles quemaduras que destrozaron su piel.

Con vacilación Henry se acercó. Distraídamente escuchó a Alex vomitar todo lo que había comido hoy junto con lo de ayer. Arrugó la nariz mientras más se acercaba, incluso tuvo que usar sus dedos para tapársela. El olor a descomposición y quemaduras era horrible. Usó su otra mano para sacar su varita y ponerse un hechizo en la nariz, el cual filtraba todos los olores.

Se dio cuenta que la parte más dañada de Umbridge era su mano dominante por lo que podía ver a primera vista.

Sus años de experiencia fueron lo único que mantuvieron en acción a Henry. 

Miró el escritorio y vio bastantes papeles apilados, al ver el que estaba encima y el que parecía inacabado, se dio cuenta de que estaban escritos con sangre.

Miró al rededor y en el suelo cubierta por bastante sangre de forma irónica, había una muy ilegal pluma de sangre.

Henry se enderezó y se giró para mirar a un muy pálido Alex. Su vomito había sido desaparecido y ventilado por el propio Alex. 

"Necesitamos informar a los otros aurores", le dijo Henry. Luego miró a Umbridge, "Al parecer encontramos a Dolores Umbridge", dijo con sarcasmo mientras miraba lo que quedaba de la ex secretaria del ministerio de magia y ex profesora de defensa contra las artes oscuras.

Continuará...

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Holi~. Bienvenidos al primer capítulo de esta historia del año 2024. Espero que les guste.

Quería publicar esto antes, pero con todo lo que me pasa en mi vida personal, no tenía la inspiración para escribir. Pero afortunadamente he logrado crear este capítulo.

Y... finalmente terminé con estos capítulos llenos de asuntos legales. En serio, fueron un dolor de cabeza crearlos para que se vieran lo suficientemente reales. O al menos espero haberlos podido hacer lo suficientemente realistas.

Como siempre, me disculpo por los errores ortográficos y espero sus opiniones, sugerencias o comentarios.

Y sin nada más que decir, por ahora, me despido.

Nos vemos, bye bye.

P.D: Para los curiosos, el 23 de enero, es decir, el martes, fue mi cumpleaños. (≧◡≦)

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