Capítulo 25

El plan de Sara y Eduardo.

Javier y su actual pareja Camila Quiroga llegaron a la casa de Minerva para ajustar cuentas del pasado, pero apenas salieron ambos, lo que no se esperaba era un recibimiento hostil de su esposo.

- Mi amor... ¿Todo está bien? (La cachetea)

- Quiero el divorcio...

- ¿El divorcio? Pero, ¿qué te pasa, idiota?

- Pasa que me cansé de ser tu plato de segunda mesa. Ahora que vino Javier a la casa con su pareja, se ve que no dejaste de pensar en el. Y tampoco de amarlo...

- Si, es cierto, no dejé de pensar ni de amarlo. Desde que se lo quité a Ludovica, mi intención era tener ojos para el y al final no los tuve porque apareciste tú y me cambiaste el chip por completo.

- O sea que... Me usaste. (Asiente) No sabes cuánto me arrepiento de haberte conocido, sabiendo que pude haberte amado como amaste a Javier en su momento, pero no... Nos usaste a los dos vilmente y por tu culpa, haces que Javier se interponga en nuestro camino.

- Si, pero el vino a la casa solo para aclarar las cosas. Eso no cambia nada.

- Las cosas volvieron a cambiar desde que metiste de vuelta a Javier. Por eso, ya no quiero que sigamos juntos...

- ¿Cómo dices?

- Lo que escuchaste... Quiero terminar contigo y que me des el divorcio...

- ¡Eres un estúpido! (Lo empuja y llora) Tu no me puedes dejar así, tenemos una hija de por medio que no podemos dejarla sola. ¿Quién velará por ella?

- Ella misma. Es su problema si no se independiza siendo una adulta. Por lo menos, yo no lo haré. ¿Tu si?

- Jajajaja, qué risa... ¿Sabes qué? Patty ya sabrá cómo matar sus pulgas, no nos vamos a entrometer en sus asuntos. Algún día ya no dependerá de nosotros... Ahora vete, no quiero hablar contigo.

- (la sujeta del brazo) Que ni se te ocurra mencionar a Javier cuando yo esté presente. Hazte a la idea que el no existe... Solo estamos los tres. ¿Estamos?

- Está bien, pero suéltame... (La suelta)

La relación de Minerva y Evaristo no pasa por un buen momento ya que ella no deja de pensar en Javier y en el modo de como quitárselo a Camila para de nuevo formar la familia que siempre soñó. Con razón, era ese motivo por el que, desde que era niña, me hizo la vida imposible. El pasado la atormentaba, no la dejaban en paz, sus dolores de cabeza empezaban a surgir cada que recordaba la última visita de mi padre a su casa y con el tiempo, eran más intensos. Pero debía fingir que no existe el dolor para complacer a su marido y su hija.

Por otro lado, Marion llora en su cama al sentir el rechazo de Sara después de menospreciarla por su discapacidad. Felizmente que siente el apoyo de su amigo Diego, pero aún así quiere que su madre la escuche para no sentirse sola después que me fui de su casa.

- ¿Marion? ¿Puedo pasar?

- Adelante... (Se seca sus lágrimas y Valeria abre la puerta) Mamá...

- ¿Estabas llorando? ¿Qué tienes?

- Es Sara... Mi hermana... Finalmente se reveló ante mi y Diego. Me ofendió por mi condición y no quiere que esté con nadie, ni siquiera como amigos.

- Pero, ¿qué? Está chica se está pasando de la raya. O sea, no quiere que nadie sea feliz, a excepción de ella misma. Es una egoísta, una déspota... Que solo trató de separar a Catalina de Victor. Eso creo.

- ¿Cómo sabes? ¿Te lo contaron?

- Si, Antonia me lo dijo cuando la trajimos del hospital. Por eso, ella se fue de la casa porque no quiere ser estorbo de nadie. Ay hija... Se que estás triste por las cosas que están pasando, pero no te preocupes, yo cuidaré de ti como siempre. Ya Catalina volverá pronto.

- ¿Cómo sabré que ella volverá?

- Porque mi intuición me lo dice... Y porque ella ama tanto a Víctor y no pueden vivir sin tenerse el uno del otro. Acá el problema es Sara... Desde que Catalina llegó a esta casa y regresó a la vida de Víctor, se está dedicando a evitar que sean felices. Tu sabías de eso, ¿no?

- No entiendo porque Sara está empecinada en ser la única persona que alcance su felicidad, a costa de la de otros. Víctor ni siquiera la quiso, pero ella anda arrastrándose por el suelo y suplicando de rodillas que vuelva a su lado. Esta tirando su dignidad a la basura.

- Lo se, pero Sara es tan obsesiva que ni al caso viene que estemos al pendiente de ella, pero... hay que hacerlo.. (Se sienta en su cama) Marion, esto no te lo dije antes, pero... En el hospital, el doctor que la atendía me dijo que tu hermana tiene desordenes mentales y que, en cualquier momento, podría perder la cordura si no actuamos a tiempo. (Sara escucha la charla en un rincón del cuarto)

- Y, ¿qué podemos hacer por ella? Suponiendo que Sara está por perder el control porque no obtiene lo que quiere.

- Lo menos que podemos hacer por ella es que sea feliz. Y por eso, aunque él no quiera hacerlo y aunque me duela, haremos que Sara se case con Víctor.

La alegría de Sara era evidente. Su plan estaba funcionando a la perfección y no podía esperar a contarle cuanto antes la noticia a Víctor para avanzar con los preparativos. Por otro lado, mientras caminaba por la calle y encontré un banquito para sentarme, un joven me vio a lo lejos y me hizo compañía.

- Hola. ¿Te importaría si me siento a tu lado y nos hacemos compañía? (Niego) Por tu cara se nota que estás triste.

- ¿Cómo sabes? ¿Me conoces?

- No, pero suelo conocer la psicología de la mujer a través de su rostro y sus ojos. Y por tu cara de pocos amigos, pienso que no la estás pasando bien. Cuéntame, ¿qué es eso que te tiene triste?

- Es Víctor. Terminé mi relación con el. Fue tan corto el tiempo en el que anduvimos, ni siquiera pasó un día y todo salió mal. El no deja de pensar en Sara, una chica que no lo ama, a pesar de que estuvieron juntos por tres años.

- Qué lástima... ¿Sabes una cosa? Mi hermano Víctor es tan tarado que no aprovecho la oportunidad de estar con una hermosa mujer como tú.

- ¿Víctor es tu hermano? ¿Quién eres?

- Soy Eduardo. Mucho gusto... (Nos estrechamos las manos) Soy el hermano de aquel joven que mi padre lo considera como un bastardo y marginal.

- ¿Un bastardo y marginal? ¿Por qué?

- Porque hace años, mi madre Antonia le puso los cuernos a mi padre Gilberto con otro y la echó de su vida.

- No. Lo que cuentas no es verdad. Hace años, Antonia narró su versión de los hechos y te puedo asegurar que nada hace más daño que los celos y el machismo de un hombre que no ama más que a si mismo. Así que, ¿para que tengo que creer a un extraño como tú?

- Ya no somos extraños...

- Si, pero igual no es de fiar. Así que, si me disculpas, me largo. (Me retiro)

- Muy bien... (Me persigue y me abraza)

- Oye, ¿qué tienes? ¡Suéltame! ¡Suéltame! No me abraces... (Me suelto) ¿No te das cuenta que recién nos conocemos y estamos bastante lejos para tener algo? (Me sujeta otra vez) ¿Acaso no entiendes que me debes soltar, por favor? Ya... (le cacheteo) Estamos en la calle, ¿que va pensar la gente si nos ven?

- Me da igual lo que piensen ellos. Y en cuanto a lo otro, pues... Tienes razón, recién nos conocemos, pero debes saber que este loco extraño estará al pendiente de ti. Así que, la próxima vez que nos veamos, te conviene que no te resistas ante mi. Adiós, preciosa...

- No soy tu preciosa, soy Catalina...

Apenas me alejé de Eduardo, el joven esbozo una sonrisa maléfica y tocando su rostro, sintiéndose satisfecho por conocerme y mostrarse tal cual es, sin pretensiones ni caretas falsas. El tipo era todo lo contrario a lo que es Víctor, un hombre con tatuajes alrededor de su brazo, de actitud rebelde, agresivo y es muy enamoradizo al extremo. Su fama de conquistador también incluye a Sara, la novia de su hermano, Patricia y otras conquistas pasajeras.

- ¿Alo, papá? Ni te imaginas lo que me pasó en la calle. Conocí a una chica...

En la casa...

- ¿Como que conociste a una chica?

- Si. Una chica demasiado sencilla, tierna y sincera. Por supuesto que no perdí el tiempo y comencé a... Tu sabes. Pero esa chica no se dejó y me pegó en la cara. Mira cómo terminó tras la bofetada...

- Vaya, esa chica por más tierna que sea, también es muy ruda. Mira nada más, como está tu cara de colorada.

- Si, papá, pero cuando me encuentre con ella de nuevo... Apuesto que no se resistirá ante mis encantos y terminará por acostarse conmigo.

- ¿Y qué hay con Sara?

- Sara... Yo le voy a dar un hijo y luego, Sara le hará creer a mi hermano que está esperando un escuincle suyo. Todo con la consigna que ella se quede con Víctor y yo con Catalina.

- ¿Ese es tu plan? Vaya, hasta que por fin piensas en algo por tu cuenta. Me siento muy orgulloso de ti, hijo.

- Gracias, pa. (Se abrazan) Pero no es mi plan, era una idea que Sara tenía en mente. Y de todas maneras, se hará.

Eduardo tiene muy claras sus intenciones de querer mantenernos separados, a mí y a Víctor. Justamente, este se encuentra con Sara en la calle para revelar el plan que le contó a su padre aunque trate de controlar su instinto carnal cuando esta con ella.

- Mi querida Sara... ¿Cómo has estado?

- He estado mal. Me llevaron al hospital porque me atropellaron y me golpeé la cabeza, pero después ya estoy bien.

- Y por tu mirada, diría que estás más que bien. ¿Lograste hablar con Víctor?

- Si. El fue a verme al hospital... Y nos reconciliamos. De nuevo volvimos a ser pareja... (Se ríe) Hubieras visto la cara de la mustia de Catalina al verme cerquita de el. Fue todo un poema...

- ¿En serio? Yo pensé que ellos eran pareja porque la última vez que me llamaste, estabas que echabas humo cuando supiste que ellos estaban juntos. ¿Cómo cambió esto tan rápido? De la noche a la mañana se reconcilian...

- Jajajajaja... (Sujeta su rostro) Las cosas cambian, tarado. Víctor volvió a ser mío y ahora sí no habrá nadie que evite que se haga mi boda con el. Por si no te enteraste, escuché a mi madre y mi hermana decir que me casaré con Víctor. O sea, más feliz no podía estar.

- Que bueno... Mi hermano por fin podrá estar contigo y yo podré estar con Catalina. Por si no lo supiste, hace poco conocí a esa chica... Es simpática, pero al mismo es ruda. Me tiró una bofetada porque simplemente no perdí el tiempo al tratar de acercarme a ella.

- Esa chica es una ordinaria... Puede parecer ofensiva, pero aún con eso, no se deja de nadie. Ni siquiera de mí... Oye, eso de conocer a Catalina, debiste hacerlo antes, cuando estaba a punto de perder a Víctor. Era parte de nuestro plan para alejarlos definitivamente...

- ¿Estás loca? (La sujeta de su rostro) Varias veces has fracasado en tus planes para separar a mi hermano de Catalina y ahora dudo que este te funcione porque ahí si no tengo porqué ayudarte. (Se aparta)

- Quítate... Si no me ayudaste en mis planes es porque no me sirves de nada, ni siquiera hiciste ese pequeño trabajo que te mandé hace... No sé que tanto tiempo. Siempre te consideré como un estorbo y aún así te sigo usando... (Se acerca) Porque me encantas y más aún cuando sabes cómo calentarme en la cama... (Se besan) Si, en eso, eres bueno...

- En dónde sea, yo te caliento.

Eduardo acorrala a Sara en la pared del callejón más cercano que encontraron y continuaron dándose besos, mientras se quitaban la ropa y de a poco se dejaron llevar por la pasión aunque dicha acción no pasó por alto por el público que vio atentamente la escena y de inmediato lo publicaron en redes.

- Catalina, mira lo que me llegó en X. Un vídeo que se volvió viral... Checa.

- Descubren a famosa modelo teniendo relaciones íntimas con fan en la calle... (Hace zoom a la pantalla y detiene el vídeo) Pero esa... ¿Esa no es Sara? (Raquel asiente) Tiene el pelo negro, largo con rayas moradas. Y esta semi desnuda con un hombre cuyo rostro no se ve bien.

- ¿Tu crees que sea Víctor?

- No te atrevas a mencionarlo. No hagas que esa herida en mi corazón sea más profunda y el dolor sea aún peor.

- Pero hermana... ¿Qué te hace pensar que Víctor aparece en ese vídeo?

- Porque se que Sara está con el. Y de seguro que le obligó a que haga en el amor en la calle, como parte de sus artimañas que usa para retenerlo como sea y no quiere que se fije en otra que no sea ella. Y mientras el siga arruinando su felicidad a su lado, no volveré con el.

- Pero el te ama, Catalina. ¿No me contabas contenta de las veces que Víctor te beso a pesar que fueron pocas?

- Si, pero siento que ahora debo dejarlo de querer. Ya no sentiré eso que sentí cuando nos besamos por primera vez. Ya no quiero ser su amiga, ya no quiero nada que venga de el. Quiero ser una mujer capaz de resistirme al amor, que el caparazón en mi corazón se cierre y nunca más me enamore. 

- ¿No crees que estás siendo demasiado dura contigo misma? Ese malentendido no fue nada. Lo que tú sientes son celos porque tú aún lo amas. Ahora, si tú te resistes al amor, vas a perder. Será mejor que vuelvas a foja cero y pienses de nuevo en regresar con Víctor.

- Es difícil. Siento que cuando quiero pensar en Víctor, la primera imagen que se me viene a la mente es verlo con Sara, abrazados y besándose. Necesito borrar esa imagen de mi mente, de olvidar lo que fuimos y pensar en otra cosa.

- No. Hermana, todos tenemos una chance más para enamorarnos aunque las cosas ya no sean las mismas. Date una oportunidad con el, sabes que lo amas, en tus ojos se te nota.

- Y todavía tú me lo dices. Tu que eres mi hermana, pero que nunca se enamoró.

- No me hace falta un hombre en mi vida.

Y mientras Catalina y Raquel sonreían y conversaban, Sara regresó a su casa sin imaginar que la noticia de su intimidad con Eduardo inundaba las redes y debía hacer algo para que nadie lo sepa. Se metió de lleno en su pc portátil, entró a su red social y mandó un hilo explicando la situación y negando ser la que sostuvo relaciones íntimas en la calle.

No crean todo lo que dicen las redes. Ustedes tomaron las fotos o grabaron videos para enviarlos a las redes, pero no es verdad, la chica que hacía el amor con otro hombre no era yo sino era otra muy parecida a mi. Además, yo no sostengo relaciones íntimas en la calle porque sería una falta de respeto total hacia mi integridad personal. Quiero que me vean como un modelo a seguir para muchas jóvenes mujeres que quieran ser modelos como yo, así que, por favor... No vayan a divulgar esa noticia porque es 100% falsa. Muchas gracias.

Tras el extenso mensaje que público en sus redes, Sara recibió la llamada de Eduardo, pero la rechazó en una. Estaba inquieta. Tenía miedo de Víctor supiera de la noticia de su infidelidad con su hermano. Así que, volvió a salir de su casa sin que nadie la viera, pero Diego la vio salir a lo lejos y pensó lo que se traía entre manos. Sara compró unas pastillas para tranquilizarse y una de ellas se la tomó con una botella de agua que también compró. Se sentó en una banca del parque, pero en eso, aparecí para de nuevo confrontarla.

- Sara... ¿Estás nerviosa?

- ¿Acaso tu pregunta sonó a burla? (Lo niego) Ah, pensé que si. Y sobre tu pregunta... No... no estoy nerviosa, al contrario, estoy feliz porque volví con Víctor. Creí que mis tres años de relación se irían a la basura, pero no fue así.

- Qué bueno que aclares tu intención de retomar tu relación con el porque otra vez, marcaré mi distancia y no me interpondré en lo que hagan ustedes.

- Una muchacha que miente... Eres de lo peor. Has dicho lo mismo cuando nos vimos por primera vez y al poco tiempo, te vi besándote con Víctor. Así que, ahora no te creo. No voy a caer en tu jugada.

- Qué lástima que no me creas... Porque igual voy a respetar su decisión y seré testigo de cómo Víctor arruina su vida estando con la mujer más intrigosa que jamás conoció... Y que eres tú.

- Perfecto. Haces bien. No me convendría que entrometas para arruinar mis planes. Dado que Víctor volvió conmigo, nada evitará que haga mi vida de nuevo con el. Está vez... Te gané...

- Tal vez ganaste la batalla, pero no la guerra. Pronto Víctor se dará cuenta que no debió estar con una mujer que se vende al mejor postor y se ofrece para hacer travesuras a sus espaldas. Y que su lugar está con alguien como yo.

- Eres una estúpida. ¿Qué le vas a ofrecer a Víctor? Nada... Yo si se ofrecer el amor que tú nunca te atreviste a dar.

- ¿Ah sí? ¿Eso lo harás? Lo dudo... (Se retiro, pero me volteo) Porque... ¿qué tal si te digo que tú le eres infiel a Víctor? Le estás viendo la cara de idiota...

- Miserable... ¿De dónde rayos me sacas esos inventos que le fui infiel a Víctor?

- Las redes no mienten, Sara... (Saco mi celular y le enseño el vídeo) Claramente se ve que tú te diviertes de lo lindo en la calle y con la grata compañía de un hombre que no es Víctor. (Lo guardo) Ahora, ¿qué vas a decir en tu defensa?

- Borra ese vídeo... (Se queda mirándome sin que yo haga nada) Te lo imploro... Mi relación con Víctor depende de ti.

- No, no va depender de mi, sino de ti. Estás jugando con fuego, Sara... Te lo diré otra vez. Víctor no va estar con una mujerzuela que fácilmente se refugia en los brazos de otro y de la noche a la mañana, finge ser feliz con el hombre que supuestamente ama.

- Si crees que con esa prueba, vas a lograr separarme de Víctor, estás muy equivocada, Catalina. Yo no soy la chica que está teniendo sexo con un extraño en la calle. ¿O me vas a decir que si?

- Para mentir y llenar tu boca de puro veneno para lanzarlo hacia mi o hacia los demás, eres grande. Pero vamos a ver cuánto dura tu mentira, mientras le muestro esto a todo el mundo.

- (me pega una bofetada) Has llegado a mi límite, Catalina. De mi cuenta corre que no le muestres el vídeo a nadie y que, por tu culpa, sea en el hazmerreír de todo el mundo porque ahí si que te meto presa por difamación.

- ¿Ah sí? (le tiro una bofetada) Me podrás meter presa, pero tengo cero miedo de ti, Sara. Esto te enseñará a no jugar con los sentimientos de nadie. Ambas sabemos que no importa cuál de las dos llegue a la meta primero, a la larga, la verdad se conocerá. Al final, no tendrás otra opción más que soportar cuando te humille y en tu misma cara te diga: "te gané". No te resistas, así son las cosas.

- (me retiro) ¡Maldita sea! Me encargaré que te pudras en la cárcel. No te desharás de mi tan fácilmente, Catalina.

Sara está furiosa porque yo fui la única que sabe de su secreto y teme que, con solo revelarlo, su relación con Víctor se terminaría para siempre antes de su boda, pero igual está confiada de que ella no es la chica que sale en el vídeo teniendo relaciones con Eduardo.

- Minerva, soy yo, Sara... Estoy en graves problemas. Mi boda con Víctor está en riesgo por culpa de tu estúpida sobrina.

- ¿Qué dices? ¿Qué pasó?

- Ella tiene un vídeo donde salgo yo con Eduardo, hermano de Víctor. Ahí sostengo relaciones íntimas en la calle.

Por otro lado, Eduardo está feliz de haber cumplido parte de su objetivo, pero ahora espera que Sara anuncie su embarazo y le haga creer a todos que está esperando un hijo de Víctor para así tener el camino libre para conquistarme.

- Como se nota que estás feliz, ¿no?

- Si. Estuve con Sara... Y tuvimos sexo.

- ¿Qué? ¿Tuviste eso con Sara? Cuida que Víctor no lo sepa porque te matará...

- Tranquilo, eso no sucederá, papá.

- Y, ¿qué pasará con Catalina?

- Pues, igual la pienso tener solo para sacar celos a mi hermano y dejar que disfrute su paternidad con Sara. Lo malo es que la mentira no tardará en ser revelada, pero igual vamos paso a paso.

- Víctor te odiará más de lo que te odia ahora, si se entera de esto. Cuida que no se arme el apocalipsis en el pueblo...

- No te preocupes... Antes que eso pase, Sara se casará con Víctor.

De nuevo con Sara y Minerva...

- ¿Qué hago, Minerva? No puedo dejar que tu sobrina me venza. Quiero ganar, pero no tengo ideas fijas en mi cabeza.

- Vas a tener que ser prudente, Sara. Por ahora, estás dejando que Catalina dé un paso adelante y tu no puedes quedarte atrás. Tu boda con Víctor se tiene que realizar cuanto antes.

- Si. Escuché a mi mamá decir que, por mis supuestos problemas mentales, están buscando la forma que me haga feliz y por eso, quieren que me case con Víctor que es mi idea principal.

- Pues, haz caso a eso y cásate con el. Ya luego Catalina se dará cuenta que Víctor es un hombre prohibido para ella. (El carro de Víctor se detiene cerca de donde está Sara) Total, tienes el camino ganado. Además, el no se dará cuenta que tienes problemas mentales.

- Espero que no ocurra. Bueno, te dejo, me regreso a la casa. Y gracias por tus consejos, Minerva. Si, adiós. (Cuelga la llamada, voltea y ve a Víctor) Mi amor...

- ¿Qué haces en el parque al atardecer? Y con los ojos llorosos... ¿Qué ha pasado?

- Nada. No, si, es que... Estoy feliz...

- ¿Feliz? ¿A qué se debe tu felicidad?

- Pues, es que no quiero que te separes nunca de mi. Nuestro destino de estar unidos para toda la eternidad está por cumplirse... (Lo abraza) Quiero proponerte otra vez que nos casemos y no quiero que me pongas excusas para negarte hacerlo. (Se aparta)

- ¿De qué se trata todo esto?

- Mi mamá quiso que nos casemos por el simple hecho de querer verme feliz. Así que, espero una respuesta tuya de tu parte. Vas a decir que si a nuestra boda.

Víctor se siente en la obligación de casarse con Sara aún cuando ignora que tiene problemas mentales y que ella le está poniendo los cuernos con su hermano. Tendrá que pensarlo mucho porque no quiere perderme y tampoco quiere perder el cariño de la familia de Sara, pero estará condenado a vivir infeliz por siempre. No tiene una respuesta fija, lo cual acrecienta la angustia de la modelo. ¿Será capaz de escuchar ese tan esperado "si, acepto"?

Continuará...

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