Capítulo 21

No te resistas y confiesalo todo.

Gilberto visita a su ex mujer Antonia con la intención de poner en marcha su plan para arrebatarle a Nisa y mandarla a prisión por intento de secuestro.

- ¿Quién es? (Abre la puerta) ¿Tú?

- Si, ¿a quién esperabas ver si no es a mi?

- Claro, el típico guión de un cobarde que viene a la casa como si nada. ¿Qué te traes ahora? ¿Vienes a fregarme la vida como siempre lo has hecho?

- No. Vengo para dejarte esto... (Se lo da)

- Es un sobre y en ella está mi nombre. (Lo abre) Es una carta de demanda.

- Así es. Vengo a cobrarme lo que me debes. Si no me regresas a Nisa, terminarás en la cárcel por toda tu vida.

- Eres un desgraciado... Tienes la maldita osadía de denunciarme cuando en realidad, quien debería hacerlo soy yo porque tú me quitaste a mi hija cuando era más joven y con el tiempo me has visto como la mala de la historia.

- Una historia mal contada... Pero al fin y al cabo es una historia.

- Una historia que, por lo visto, todavía no encuentra un guión adecuado para redactar ese final, al contrario, le da muchas idas y vueltas al asunto. No le encuentro sentido a esta demanda...

- Yo si. Y eso se terminará contigo en prisión si no me devuelves a Nisa.

- No lo haré. Más bien, te agradezco por traerme de vuelta a Nisa conmigo después de tiempo. Quizá ella aún esté un tanto confundida, pero con el tiempo, entenderá que su lugar es conmigo. Así que, la demanda no viene al caso.

- Claro que sí. No porque te crees la superpoderosa, la heroína de tus hijos, no te da el derecho a que me devuelvas lo que, por ley, me pertenece. 

- A ti no te pertenece nada, excepto la casa y a tu hijo Eduardo. Tú lo criaste como a ti te dio la miserable gana y a Víctor lo declaraste como el hijo prohibido dado que nació fruto de la violación que tú lo causaste hace años.

- No... Víctor no nació fruto de una violación, ¿cuándo lo vas a entender, ah? ¿Dónde está el hombre que te embarazó y que, supuestamente, se encarga de apoyarte? ¿No está, verdad?

- ¿Quieres saber dónde está? Pues... Aquí está. Esta parado frente a mi, discutiendo de ñoñerias que no deberíamos discutir.

- ¿Tú crees que una demanda en tu contra por intento de secuestro es una ñoñería? Hablar de Víctor si es una estúpida ñoñería porque cada que nos encontramos, ya sea en tu casa o en la mía, me dices exactamente el mismo guión. Y ya estoy cansado de eso... Más bien, vamos de frente al grano... ¿Vas a responder a la demanda o nos veremos las caras mediante juicio?

- ¿Sabes lo que haré? Tomar tu estúpido sobre... (Lo muestra y lo rompe) y de manera lenta, romperlo en dos. Tu demanda no tiene pies ni cabeza, más bien, te lo pondré difícil: te obligaré a que vayas a juicio por la custodia de mis hijos y admitas que tú secuestraste a Nisa y no me lo devolviste hasta aquel día que te lo arrebate por la fuerza. Si eres tan valiente como crees que eres, aunque dudo que lo seas, no te resistas, ven a responder ante la justicia. A ver si con eso logras limpiar tus pecados.

- Cállate la boca, maldita miserable...

- (intenta cachetearla, pero se lo impide) No, ya no me voy a callar, hace rato que dejé de ser tu sumisa y ahora me volví más fuerte con cada acto que hago. Ya no vivo ni dependo de ti, dependo de mis hijos porque vivo por y para ellos. Ahora vete... (La mira por unos segundos) Ya. (Se aleja, pero voltea y la mira a lo lejos para irse cerrando la puerta)

Antonia no le teme a la demanda de Gilberto. Se siente confiada de que, con la contra demanda puesta por ella misma, podrá mantener la custodia de sus hijos evitando que su ex marido se acerque a ellos. Mientras tanto, Camila, la pareja de mi padre Javier, reconoce a lo lejos a Minerva y entra al restaurante donde está para confrontarla.

- Camila Quiroga... Mira las casualidades que trae el destino... (Se saludan estrechando las manos) A los tiempos que no te veo, amiguita.

- Déjate de hipocresías, Minerva... En el fondo de tu corazón oscuro se nota que no estás contenta por mi regreso. Si bien es cierto que hace mucho tiempo no nos vemos las caras, déjame decirte que mi vida lejos de ti tomó otro rumbo desde la muerte de Carlo, prácticamente me quité un peso de encima y me descubrí a mi misma estando con mi nueva pareja.

- La última vez que nos vimos, no se cuantos años, recuerdo que te dejé llorando por su deceso como niñita descosida... Y ahora que volviste a Perú, te pregunto: ¿tan rápido superaste el luto por la muerte de Carlo DiGenaro y volviste desde Italia creyendo que ya le cerraste las puertas al amor?

- Yo siempre he creído en el amor, nunca les cerré sus puertas. Admito que lloré por su muerte, estuve con depresión por un año entero, pero mi nueva pareja me ayudó a quitarme este dolor, olvidar las penas y a confiar más en mi.

- Vaya, el tiempo y tu nuevo incauto hizo su trabajo contigo. Que bueno... Y ya que mencionas tanto a esa persona que hasta se te brillan los ojos de ilusión al hablar de él, ¿se puede saber quién es?

- Su nombre es Javier Vasconcelos.

Por otro lado, Antonia vuelve a su trabajo en casa de los Freitas, pero Sara es quien primero se cruza en su camino mirándola con ojos de maldad porque sabía que no debía contar a su madre que Victor y yo andamos juntos y de hacerlo, su trabajo está en riesgo. Así que, tras quedarse parada por un rato, la persigue hasta el cuarto de Valeria.

- Buenos días, Antonia. (La abraza)

- Señora Valeria, buenos días. (Entra al cuarto) Quiero hablar contigo de algo serio que me pasó está mañana.

- Adelante, siéntese en mi cama.

- ¿Usted se acuerda de mi esposo Gilberto? ¿Aquel hombre que me violó y debido a ello nació mi hijo Victor? (Ella asiente) Pues bien, resulta que el me interpuso una demanda y amenazó con quitarme a mi hija Nisa porque dizque yo se lo arrebaté y eso es falso.

- ¿Y por qué hace eso? Usted está en su derecho de recuperar lo que perdió, de reclamar lo que le pertenece, quizá el aún no supera los hechos del pasado y sus malas acciones lo llevan actuar así.

- Yo hace un mes recuperé a Nisa, la menor de mis hijos, y aún no sé cómo está después de estar tirada al abandono y resignada a vivir en soledad por años por culpa de Gilberto. Todavía no la traigo a la casa porque no quiero que Sara me la maltrate, pero uno de estos días vendré con ella para que la conozca.

- No se preocupe, Antonia. Usted me la puede presentar cuando quiera. (Valeria la mira llorando) Ay Toñita, no me gusta verla llorar, se lo mucho que sufrió por tratar de recuperar a sus hijos.

- Lo se. Pero Gilberto quiere ir más allá y demandarme por el presunto secuestro de Nisa. Yo ya he estado en prisión antes y no quiero volver porque mis hijos no se merecen este castigo.

- Entiendo su preocupación, Antonia, y yo la apoyaré. Hablaré con un abogado para que la defienda en este caso porque usted no estará sola. Sus hijos no se quedarán sin una madre, mientras yo lo impida.

- Gracias, señora Valeria. Usted si que es una madre a todo dar y la respeto.

- Gracias por tus palabras, Toñita... (La abraza) La quiero mucho.

La conmovedora charla entre Valeria y Antonia es escuchada por Sara que, de manera casual, se escondió tras la puerta del cuarto de su madre para sacar cierta y valiosa información que le servirá para chantajear a Víctor y obligar a que se case con ella.

- Llamaré a Víctor... (Busca su número en sus contactos) Me tiene bloqueada... No puede ser... (Piensa) Veré sus redes sociales... Nos seguimos en Facebook, Instagram, Wasap, X... Lo que sea, pero debo encontrar su celular que lo habrá escrito en cualquiera de sus perfiles.

Al cabo de unos minutos...

- Ay Dios... En todas las redes me dejó de seguir, incluso me sacó de todas sus conversaciones de Wasap. ¿Qué se habrá creído este hijo de su mala entraña? (Piensa) Eduardo... Si, ¿cómo no había pensado en el desde el inicio? Lo voy a llamar, a ver si me contesta.

- ¿Alo?

- ¿Eduardo? Vaya, por fin me contestas, idiota. Te he llamado tantas veces y todas me mandaron a buzón. Necesito que me ayudes en algo super serio que podría salvar mi vida.

- Ni que sonaras tan desesperada...

- Pero por supuesto que sí y hasta en mi voz se nota. Escucha, necesito que por favor, me des el celular de tu hermano Víctor porque el muy estúpido me bloqueó de todo, incluso de las redes.

- ¿Bromeas? ¿Por qué?

- El tendrá sus razones, pero necesito que me la des para llamarlo con urgencia.

- ¿Para qué lo quieres si el te borro hasta de la faz de la tecnología?

- No me importa si me borró del mapa tecnológico. Quiero su número ya.

- Está bien, te la pasaré por mensaje.  ¿Cuál es tu intención si se puede saber?

- Tengo un plan que pronto lo sabrás.

Sara se reserva el derecho de decir que se trae entre manos para provocar a que Víctor regrese con ella. Por otro lado, volvemos a la charla entre Camila y Minerva dónde está última está por perder el control tras saber que mi padre volvió a creer en el amor.

- ¿Javier? ¿Volvió? ¿Cómo? Si yo creí que lo había matado... (Se agarra la cabeza) ¿Cómo es posible que te encuentres con el? Dime... (La agarra de la muñeca izquierda) ¿Cómo lograste engatusarlo hasta hacerlo suyo?

- Yo no lo engatuse... (Se suelta) El vino a mi primero, estaba con el corazón roto; me contó el gran daño que le hiciste cuando lo usaste para cumplir con tu venganza personal. Físicamente no lo mataste, pero que lastimaras su orgullo fue suficiente. Aunque pensándolo bien, tú no te conformas con lastimar a una persona, tú quieres más. Y mientras más dañas a quienes más amas y disfrutas de su desgracia ajena, mejor es para ti.

- Jajajajaja... ¿Estás diciendo que yo lo abandone a su suerte para cumplir una venganza personal? (Golpea la mesa) Eres una cinica. (La cachetea) No se si inventaste esa información, pero hablas mal, niña, hablas muy mal.

- (le devuelve la cachetada) Primero, lávate la boca antes de hablar pestes de mi pues no soy siquiera una niña y no te des golpes en el pecho porque el papel de santurrona no te cae. Cuando lo dejaste abandonado a su suerte, lo recogí cuando estaba en su peor momento y me enamoré con el tiempo de el. Así que, hazte a la idea de que jamás lo verás otra vez, mientras yo sea su pareja.

- Sueña mientras puedas porque, apenas rompa mi compromiso con Evaristo Domínguez, vendré por el a terminar lo que empecé. Te lo advierto, cuando los alcances de mi venganza caigan por encima tuyo, no sabes lo mucho que disfrutaré viéndote sufrir. (Se retira)

- Veamos si tus amenazas se cumplen, Minerva... No te saldrás con la tuya.

Minerva se marcha ofuscada del café, sabiendo que Javier está de vuelta en Lima y ahora es la pareja de Camila. Conforme daba pasos firmes y fuertes, su odio era tan grande como el rencor que siente por mí y ahora tenía dos enormes problemas de los cuales se encargaría tarde o temprano para terminar con la venganza personal que comenzó hace años con la muerte de Ludovica.

Por otro lado, Sara recibió por parte de Eduardo, el número de Víctor para comunicarse con el, pero mientras más llamaba, su paciencia se le acabaría porque todas terminaban en el buzón. Felizmente, una de esas llamadas tendría éxito y por fin, el pudo contestarle.

- ¿Por qué me llamaste, Sara? ¿Como conseguiste mi número de celular si sabías que te bloquee de mis contactos y mis redes? ¿Quién te lo dio?

- Es lo de menos, Víctor. Te llamé porque, aparte de que quería oír tu voz, pues... Quiero proponerte una vez más que nos casemos. Esta vez, no aceptaré un no como respuesta ni que una interrupción de terceros arruine mi momento.

- Lo siento, Sara. No tengo cabeza suficiente para pensar en bodas. Y eso de que los terceros echaron a perder todo, fue tu idea porque tú los invitaste a tu supuesta fiesta, pero quedaron decepcionados de ti, así como yo. Ya perdiste tu oportunidad y además, escucha lo que te diré: ya no te amo...

- ¿Ya no me amas, cariño? ¿¡Ya no me amas!? Piensa bien lo que has dicho porque te puede salir barata la cosa.

- Yo en ningún momento pienso mal las cosas. Lo primero que sale de mi mente, lo digo... Y lo que siento ahora es que ya no te amo. Puedo asegurarte que, tras tres años de relación, tus inseguridades y tus locuras me obligaron a que encuentre alguien y me refugie en ella.

- ¡Eres un miserable! Ojalá te hubiera tenido en frente para decirte a la cara todo lo que hubiera pensado, pero como no estás, me empujas a obligarte a que te cases conmigo a cambio de que tu madre no vaya presa por criminal.

- ¿Criminal? ¿Qué hizo mi madre?

- ¿Es Sara? (Víctor asiente)

- Yo que sabré. Pero a lo lejos escuché que tu madre Antonia secuestró a una niña y la separó de tu padre Gilberto y ahora este la demanda exigiendo que se la devuelvan. Pero eso ya es pasado... Volviendo al presente, depende de ti decidir... ¿Sacrificas el amor de Catalina para casarte conmigo o Antonia pagará las consecuencias?

- Yo no se qué cosas oíste a lo lejos, pero lo que comentas es 100% falso y por eso, no confío en ti en absoluto.

- ¿No confías en mí? Pues... Ni modo, si escogiste el amor de Catalina por sobre tu madre o, incluso, por sobre mi; entonces, te arrepentirás de la mala decisión que tomaste. Adiós.

- Pásame a Sara, por favor... (Le entrega el celular) Sara, soy Catalina.

- Ja. La voz que me faltaba por oír. ¿Qué quieres, mustia buscona?

- Decirte que nos veremos en el muelle para hablar largo y tendido y hacerte entender por qué Víctor ya no te ama. Esta noche nos encontraremos...

- Perfecto. Nos vemos más tarde y quiero que vengas sola porque está charla será de mujer a mujer. Adiós.

- Pero, ¿tu estás loca, Catalina? ¿Como se te ocurrió esa idea? Sara te va humillar...

- No. Ella será la humillada, no yo.

En el cuarto que comparte con Víctor, Antonia llora mirando el retrato de su esposo cuando eran un matrimonio feliz. La tristeza que sentía era comparada con el dolor que tuvo cuando perdió a Nisa hace años, pero con el tiempo, aprendió a valerse por sí misma y no depender de nadie para hacer feliz porque su única prioridad son sus hijos.

- ¿Mamá? ¿Por qué lloras?

- Por nada. (Se seca las lágrimas)

- ¿Y esa foto? ¿De dónde la sacaste?

- La tuve hace años cuando tu padre y yo nos casamos por lo religioso. Se supone que no lo debería tener porque estamos separados, pero aún lo tengo conmigo conservando esos momentos felices, pero que, a la vez, me llenan de nostalgia.

- ¿Y tú crees que mi papá volverá?

- Nisa. Mira. Esto será muy triste para ti cuando lo escuches. Tu papá te secuestró durante muchos años, te separó de mi, no me permitió conocerte, saber muchas cosas de ti y es muy duro... (Llorando) Es muy duro para mí no tenerte entre mis brazos y no decirte tantas cosas bonitas que no las dije antes.

- Mamá...

- Y por eso, es que tu papá no volverá con nosotros. Se que lo extrañas mucho, pero así se dieron estas circunstancias. Lo bueno es que me tienes a mi, tienes a tu hermano Víctor, tienes todo el amor del mundo, ese amor que tu papá nunca te dio cuando eras más pequeña.

- Mi papá si me dio amor.

- Pero no lo suficiente como yo te puedo dar y te lo quiero demostrar. Así que, quiero que sepas que te quiero mucho, mucho más de lo que te imaginas... Es complicado que lo entiendas al inicio, pero con el tiempo sabrás que tu madre ha estado contigo desde que naciste en mi vientre, está contigo siempre y nunca va alejar de ti. (La abraza)

- Te... Te quiero mucho, mamá.

La relación entre Antonia y su hija está empezando a crecer después de tanto tiempo de haberse separado a raíz de la maldad de Gilberto. Al fin, Nisa puede ser feliz lejos del ambiente tóxico que la mantuvo presa por años y que la alejó del lugar que, por derecho, le pertenece.

Por otro lado, cayó la noche y llegaba mi momento de enfrentarme a Sara en el muelle, teníamos tantas cosas por contarnos y justo era la chance perfecta de decirle en su cara, todo.

- Vaya... Por fin llegas. Fíjate que estaba... (señala el tamaño de su dedo) al borde de decirte cobarde porque no llegabas.

- ¿Y perderme esto? Tragate tus palabras porque eso no va suceder.

- ¿Y tu relación con Víctor? ¿Como va?

- ¿De amistad o de amor?

- ¿Eres tonta o te haces, Catalina? Te hablo de amor, empezaste una relación sentimental con Víctor. O ya olvidaste que hace unos días los he visto besándose...

- Sara, escucha... Yo...

- No me vengas con una excusa tonta porque yo no te la pienso creer.

- Yo no me ando con excusas. Más bien, sácame de una duda... Antes de venir aquí, yo escuché, cuando hablaban por teléfono, que el ya no te ama, quiere terminar contigo porque su relación está pasando por una sería crisis.

- Te equivocas. El y yo estamos bien como pareja... Cualquier crisis que tengamos, lo solucionamos en privado. Y si en esta ocasión nos distanciamos en por ti y tu maldito interés de fijarte en el.

- Estás mintiendo y se nota... Mira, Sara, para dejar las cosas claras, yo nunca me fijé en el desde que nos reencontramos en tu casa; Víctor y yo somos amigos, amigos desde la infancia, pero las circunstancias nos obligaron a separarnos y ya vez... Cada quien hace su vida. Y aparte, las crisis de pareja que tienen constantemente es porque Victor ya no muestra interés en ti. Y por más que quiera, no consigue apartarse de ti. Su relación se ha ido a la basura de un momento a otro.

- Mmmm... Qué bien que te hagas la valiente y me saques en cara de todo, pero omitiste un pequeño detalle.

- ¿Cuál detalle?

- Que Víctor por la fuerza se casará conmigo o si no, su madre irá presa.

- ¿En serio? Se que no te hablas con ella, pero... ¿Acaso piensas que Antonia es una criminal? ¿De dónde sacaste ese chisme? 

- No se de dónde, pero lo cierto es que Víctor se casará conmigo para evitar que su madre termine en prisión y espero que chicas facilonas, busconas y mustias como tú, no se metan en mi boda.

- ¿A quien le llamas facilona, buscona y mustia? (Le sujeta el rostro) Dime, ¿a quien? (La suelta)

- A ti. Tú me viste la cara de idiota cuando me dijiste que no había nada entre tú y Víctor, pero no tuviste reparos en besarte apasionadamente sin imaginar que yo los miré a lo lejos.

- Y tú has querido proponerle a Víctor matrimonio tantas veces, ¿qué pasó? No te casaste porque quien sabe los motivos por los cuales no se llevaron a cabo, a mí también me viste la cara de idiota.

- Pues entonces estamos en igualdad de condiciones. Pero esta vez el asunto es distinto porque en juego está la libertad de su madre. Y si de nueva cuenta Víctor se niega... Antonia irá presa.

- Tal vez te quieras pasar de lista y uses a su madre para cumplir tu amenaza, pero yo la conozco y ella no sería capaz de hacer supuestas atrocidades. Allá tú si crees en esos chismes... (Me retiro, pero Sara me persigue y me sujeta del brazo)

- ¿Por qué te vas? No hemos terminado.

- Porque ya me cansé de escucharte decir lo mismo de siempre, Sara. (Me suelto) No te casarás con Víctor porque ya no te ama, entiéndelo, el beso que nos dimos fue una clara muestra de que Víctor ya encontró en mi alguien que valora y respeta sus sentimientos. Y no lo ve como un objeto del cual se obsesiona todo el tiempo y lo usa para sus bajos fines.

- ¡Eres una maldita descarada! (Me tira un puñetazo en la nariz) Eres lo peor que me pasó en la vida tras conocerte..., pero presta mucha atención, te prometo que si te cruzas en mi camino, haré de tu vida un infierno. Solo así sabrás a qué dimensiones te alcanzarán los embates de mi odio porque Víctor me pertenece a mí y a busconas como tú no se lo pondré tan fácil la vía para salirse con la suya.

- Atrévete, yo no te tengo miedo. No es mi culpa que hayas adoptado esa postura llena de odio y maldad y el hecho que me amenaces demuestra la clase de mujer que eres, no tienes educación ni modales... ¿Y así eres modelo de inspiración para todas las mujeres que quieren seguir tus pasos? Que buen chiste... ¿Sabes que? Te lo digo en corto, no vales nada... (Me retiro)

- Así que no valgo nada, ¿no? Pues, ahora veremos quién es la que no vale nada.

Sara no se rendía. Quiere demostrar que su obsesión por Víctor es mucho mayor que cualquier cosa; así que, al día siguiente, ella fue a la casa de Gilberto para hablar de la denuncia que este interpuso contra Antonia.

- Exijo que me deje ver al señor Gilberto.

- ¿Qué pasó? ¿Qué haces aquí, Sara?

- Perdón que venga a la casa sin previo aviso, señor Gilberto, pero solo estoy de paso aquí con la intención de que me dé el sobre con la denuncia que le interpuso a Antonia.

- No tengo por qué dártelo, Sara.

- Dámelo. Necesito ir a denunciar a la madre de Víctor porque si usted no tiene los pantalones para hacerlo, al menos, podré hacerlo yo.

- No, no se puede. ¿No te enteraste? Antonia me rechazó la denuncia.

El plan de Sara de denunciar a Antonia no se podrá realizar. ¿Podrá cambiar de estrategia para retener a Víctor o será que su corazón tendrá otra dueña?

Continuará...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top