Capítulo 19

El reencuentro de padre e hija.

Valeria me invitó a mi, a su hija menor Marion y a Víctor a pasear y almorzar en la calle sin saber que Sara y mi tía Minerva estaban en el mismo lugar que nosotros. Después de otro encuentro entre ambas que terminó con cachetadas, cada quien tuvo la chance de desahogarse, pero la preocupación ahora se cierne sobre la mesa donde estamos los cuatro.

En la mesa de Sara y Minerva...

- ...Te quiero invitar a mi casa para que veas con tus propios ojos como yo celebro el anuncio de mi boda con Víctor. El no está seguro, pero yo lo obligaré porque es la única forma de que no se fije en ninguna otra chica más que en mi. ¿Aceptas ir?

- Pero claro que voy... Tu felicidad nadie te la quitará, ni siquiera Catalina.

En la otra mesa...

- Mamá, hay algo que debes saber. Sara pretende quemar su última carta, hará una fiesta en la casa para celebrar el anuncio de su compromiso con Víctor y ahí le pedirá que se casen.

- ¿Cómo lo supiste? ¿Por qué no lo dijiste?

- Porque no quiero que Sara me diga que soy una chismosa o una traidora si la delato. Perdóname, mamá... Tal vez no fue el mejor momento para decírtelo, pero no quiero seguir callando más.

- Hiciste bien, Marion.

- Voy hablar con Sara en la casa. Me va explicar por qué no me dio permiso para hacer su dichosa fiesta. Vámonos... Muchas gracias, todo ha estado muy rico, pero... debemos volver a la casa.

- Que se repita la próxima vez.

- Y sin nadie que nos moleste.

Nuestro almuerzo terminó en un ambiente incómodo porque la presencia de Sara y Minerva ha perturbado la paz en nuestra mesa y lo peor es que recibí una llamada de emergencia por parte de Tomasa. Era una visita importante.

- ¿Aló? ¿Tomasa, qué pasó?

- Adivina quien vino a la casa, Catalina. Es tu padre Javier y está acompañado. Lo único que desea es verte.

- ¿Cómo dices? ¿Mi papá está aquí? Ok... Voy para la casa de inmediato, lo que pasa es que estoy con Valeria, Victor y Marion que me invitaron a un almuerzo.

- Ok, aquí te esperamos... Adiós.

- Adiós. Me tendrán que disculpar. Debo volver a la casa, sucedió algo urgente. Cualquier cosa... Saben qué hacer.

- Cuídate... Gracias por el almuerzo.

¿Cómo mi papá consiguió la dirección de mi casa para ir a verme? ¿Quién fue la persona que le dijo dónde vivo? De cualquier manera, todo lo maravilloso que viví al lado de Víctor, la señora Valeria y su hija Marion quedan en un segundo plano y la preocupación comienza a crecer en mi, no me llevo bien con mi padre desde que nos abandono para irse con Minerva y siento que debo reconciliarme con el, pero los fantasmas de mi madre me atormentan y hacen que me aleje más de Javier, aún cuando estoy rehaciendo mi vida con otra familia que me da todo su respaldo.

- Qué bueno que llegaste, Catalina...

- ¿Hija? Hija... (Me abraza, pero no sonrío) He esperado tanto por este momento... Te quiero presentar...

- Papá... ¿Quién es esa mujer?

- A eso quiero llegar. Hija, quiero presentarte a mi pareja... (Acompaña a su mujer) Camila Quiroga. Camila, ella es mi hija Catalina. (Nos estrechamos la mano)

- Mucho gusto, Catalina, tu padre me habló bastante sobre ti y al mirarte, me doy cuenta que en persona eres mucho más bonita que en las fotos. Y lamento la perdida de tu madre, de verdad, se lo que se siente porque a mí me pasó igual.

- Si, muchas gracias, ya 20 años han pasado y siento que la echo mucho en falta, pero en fin, ya no quiero llorar al recordarla. Más bien, dime... ¿Cómo se conocieron? Es decir, ¿mi papá y tu?

- Ah, nos conocimos al mes después de que Minerva me abandonara como si fuera yo un muñeco de trapo. Ahí apareció Camila, tan radiante como un ángel. Ella me salvó del posible desastre que haría con mi vida.

- Cuando nos conocimos, lo primero que me habló fue de su esposa Ludovica y como Minerva los separó a base de mentiras e intrigas porque ella no quería que fueran felices y deseaba que Javier lo correspondiera. Y lo demás, ya me imagino que lo sabes, ¿no?

- ¿Tu conocías a mi tía Minerva?

- En persona, no, pero el siempre me habló de ella y no de buena forma. Siempre les hacía la vida imposible a los dos, durante años, pero más a Ludovica.

- Pero suficiente con hablar de Ludovica y Minerva. Hablemos de mi relación con Camila. ¿Cómo surgió? La verdad es que, entre charla y charla, nos íbamos de a poco enamorándonos hasta que...

Flashback...

- Nos dimos el primer beso...

- Y fue así que el amor nos alcanzó.

- Cierto. Ambos pasamos por situaciones adversas. Tu padre con eso de que perdió a su esposa Ludovica y yo con el asunto de que mi esposo Carlo DiGenaro murió a raíz de un paro cardíaco. Éramos como dos almas sufridas, destinadas a volver a empezar, listas para corresponderse porque ambos no estamos dispuestos a cerrar las puertas al amor.

Fin del Flashback.

- ¿Carlo DiGenaro es italiano, no?

- Si. Nos conocimos en la Toscana y nos enamoramos a primera vista, a él le gustaba las emociones fuertes, pero las mismas fueron las que lo llevaron a su muerte... Ahora que me recuerdo, tu tía Minerva fue la que ordenó saquear mi casa y llevarse todas mis cosas, ahí fue cuando el murió, de la impresión por ver cómo habían desaparecido hasta las valijas que el mismo me regaló. Y además, secuestraron a mi hija única Sofía y no la vi de nuevo en dos meses.

- ¿Y qué pasó? ¿Logró recuperarla?

- Si, por suerte no tuvimos que pagar alguna fuerte cantidad de dinero ni ir tras ella para rescatarla. Está sana y salva, si te preguntas como se encuentra después del secuestro. Minerva me hizo vivir momentos de pesadilla que no quiero recordarlos más. No veo las ganas de reencontrarme con ella para decirle lo mucho que la odio.

Camila también siente mucho rencor por lo que Minerva le hizo a su esposo y a su hija hace años. Pero ha decidido voltear la página y continuar con su vida; ahora es feliz al lado de mi padre, alguien con quien comparte el mismo trágico destino, pero el amor se encargó de unirlos y harán lo que sea por no separarse.

En la casa de Sara, ella esperaba el retorno de su madre y Marion sin saber que fue encarada de nuevo por su progenitora, cuestionando la decisión de organizar sin su permiso la fiesta que anunciaba la fecha de su boda con Víctor.

- Mamá, qué bueno que volviste...

- Sara, ¿puedo hablar contigo a solas?

- Si, por supuesto. Victor, lleva a mi hermana a su cuarto. (Ambas van a la sala) A ver, ¿de qué quieres hablar?

- De como no me pediste permiso para organizar la fiesta por el anuncio de tu boda con Víctor en la casa. ¿A dónde quieres llegar, Sara? ¿Quieres gastar todo el dinero que pudo ser para la rehabilitación de Marion e invertir en esto con tal de dejarnos en la quiebra?

- Hace rato estamos en la quiebra... O al menos hablo por mi desde que preferiste a Marion por sobre mi. Y ya que mencionaste a esa fastidiosa de Catalina, cada que la miro cerca de Victor, me hierve la sangre y no puedo aguantar un solo instante el hecho de verla. Por este motivo es que me veo en la obligación de organizar la fiesta para apresurar la llegada de mi boda y evitar que ella se acerque más a mi marido. Ya invité a todos y claro, no dudaron en aceptarlo, hasta mi tía Imelda y su hijo Diego vendrán a la casa justo en uno de los días más importantes de mi vida.

- ¿Qué? ¿Pero como a mí me haces esto, Sara? Está bien que los invites, pero por más que la casa sea grande, te has puesto a pensar... ¿Dónde dormirán? ¿Por qué no tomaste en cuenta eso? Claro, con tal de cumplir tu capricho, ves de alguna u otra manera la forma de salirte con la tuya. ¿Sabes que? No había necesidad de que invitaras a todos a tu fiesta, será una perdida de tiempo y de dinero.

- (intenta cachetear a Valeria, pero ella lo evita) ¿Estás de mi parte o de parte de ella? (La suelta) Ya veo... Tu silencio habla por ti y me impide descubrir la verdad. Quiero advertirte una cosa: no te atrevas a cuestionar mis decisiones, mamá. De que se hace la fiesta, se hace.

- De mi cuenta corre de que está fiesta no se lleve a cabo. Si vas a poner fecha a tu boda con Víctor, te sugiero que no sea con tanta parafernalia de por medio. Piensa en tu familia y en cómo vamos a vivir sin tener ningún centavo.

- ¿Y quién piensa en mí? Anda, mamá... Dime, ¿quién piensa en mí, huh? ¡¿Dime?! Todo es Marion, Marion, Marion y su estúpido intento de rehabilitarse, ¿por qué ella goza de todos los privilegios y yo no? Mírame, mamá... (Llorando) Soy tu hija, no soy una recogida de la calle...

- (la cachetea) Cállate... Cállate la boca, Sara. (se lamenta tocándose la cabeza) En tu vida se te ocurra ponerte por encima de tu hermana. ¿Me oíste? Jamás te creas superior a nadie...

Valeria se lamentaba haber golpeado a Sara, pero la situación llegó a su límite y debía ponerle un 'estate quieto' a su hija. La joven aún no entendía que la familia atravesaba por un momento crítico en lo económico, pero solo piensa en su propio beneficio. Después de que le doliera la cachetada, cambiaría de estrategia.

- Está bien, Sara. Es hora de cambiar los planes: cancelaré mi fiesta y buscaré a Víctor para casarme de frente con el.

Por otro lado, Gilberto y su hijo Eduardo deciden entablar una demanda contra Antonia por haber quitado a Nisa a la fuerza la vez que estuvo en la casa junto con Víctor. Era la promesa que hicieron para recuperar lo perdido y seguir haciendo la vida imposible a los dos.

- La demanda está hecha. Mañana le llegará a la Toñita la carta de citación para que responda ante la justicia por los crímenes que cometió. Si sale culpable, la llevarán a prisión, el lugar de donde no debería salir nunca.

- ¿Y qué harás con Nisa?

- Lo que me plazca, la educaré como tal y le haré creer que ella no es su madre. Que Antonia Macedo Urquidi no es más que una criminal, una ladrona que la tuvo raptada durante todos estos años y fingió ser su progenitora.

- Ten cuidado. La niña podrá ser fácil de manipular, pero es muy astuta, tanto así que es capaz de decir la verdad y voltear la tortilla a su favor. Tenemos que hacer algo para que se vuelva contra Antonia.

- No lo sé, Eduardo. Ya veré cómo la convenzo para salir favorecido de esta situación. Mientras tanto, ya veremos si Antonia es capaz de ir al juzgado. Yo estaré ahí de testigo para ver cómo hace su patético show frente a los jueces.

- Te acompañaría, pero el trabajo llama. (Sara aparece) Un segundo... Sara, ¿que haces aquí? ¿Buscas a mi hermano?

- No, te busco a ti. Y lamento llegar en un mal momento porque estás con tu padre.

- ¿Qué quieres ahora?

- Hablar contigo en privado, sin que tu padre nos moleste. Es un asunto que ya lo platicamos antes cuando visite el despacho de Ulises, mi padre.

- No me digas... Hablarás de tu próxima boda con Víctor. ¿No tienes otro tema que platicar conmigo?

- Oye, ¿qué comes que adivinas?

- Eduardo, yo voy yendo a la casa. Nos encontramos luego... Nos vemos, Sara, y es un placer conocerla.

- El gusto es mío, señor. Ya tendremos oportunidad de hablar en otro momento. Hasta luego. (Se alejan de Gilberto) Eduardo, devuélveme los cien dólares que te di en la oficina de mi padre.

- ¿Por qué?

- (le tira un golpe suave) Eres un estúpido, se supone que la conocerías, la cortejarías y enamorarías a Catalina, como habíamos quedado, pero veo que no me hiciste caso. Sabía que no debía confiar en ti desde un inicio.

- Ah, ¿y para eso tanto? Entérate que yo me gasté la plata que me diste...

- (lo cachetea) Eres doblemente estúpido. Por tu insolencia y por la mía también, cada vez siento que Catalina se acerca más y más a tu hermano y Dios quiera que no ocurra porque soy capaz de cometer una locura si los veo juntos.

- ¿Qué pensaste hacer dado que esa tal Catalina quiere dar un paso por delante de ti y acercarse más a mi hermano?

- Pues, cuando me encuentre con Víctor, se lo haré saber. Es algo que, por curiosidad, lo escuché y lo podría usar a mi favor. Y como tú no tienes los pantalones suficientes para cortejar y enamorar a Catalina... se me ocurrió hacer un cambio de planes. Me encantaría que seas mi amante porque hace rato ando teniendo ganas de ti.

- Estás jugando a doble cachete, Sara. Tu me pides que esté contigo cuando pronto te vas a casar con mi hermano. ¿Qué pensarán los demás de tu juego sucio?

- La boda con Víctor se mantendrá en pie, eso es casi un hecho, pero tú serás como la carnada que me hará retener a tu hermano a toda costa. Quiero que el que crea que será el padre de mi hijo cuando no es verdad. Nadie pensará nada, eso lo mantendré oculto bajo siete o un montón de llaves, ¿quien sabe? Haré todo lo posible para despistarlos y para alejar más a Catalina de Víctor.

- Hasta ahora tus planes no te han salido a la perfección. (Se abraza con Sara) Espero que este, ahora sí, te funcione. ¿Qué tal si ahora te llevo a un hotel y damos rienda suelta a nuestra pasión?

- ¿Quieres acostarte conmigo? ¿Tan pronto? Pero apenas son dos veces que nos vemos, ¿no te puedes esperar un poco más? (Lo seduce)

- Está bien... Iré a tu casa cuando sea el momento que anuncies tu boda con Víctor. ¿Cuando puede ser?

- En dos o tres días. Mi mamá no me dejó hacer la fiesta porque no me dió su permiso. Así que, he decidido hacer una ceremonia simple y sencilla en mi casa con mi familia y algunas amistades, y tú estarás invitado. No te atrevas a faltar...

- Ah, ¿cómo crees que no iré? Claro que voy. Así que, ahí te veo, preciosa...

- Más pronto que tarde...

En la noche, cuando Camila, la prometida de mi padre se adelanto de camino a su casa, tuve la oportunidad de hablar con mi padre de su prolongada ausencia y su falta de compromiso como padre, aún después de que mi madre falleciera.

- Papá, ¿puedo hablar contigo? Es que... La vez que llamaste... Me comporte muy mal contigo. Dije cosas que no son propias de mi y por eso, pido perdón.

- ¿Qué me dijiste?

- Recuerdo que te dije...

Flashback:

- Mi mamá murió y tú no estuviste aquí para verla aunque sea una vez en tu vida. Mi mamá murió, no solo de pena, sino por culpa de tu indiferencia... Han pasado 20 años de su muerte y yo ya soy adulta, pero igual me sigo preguntando qué fue de ti. No he recibido un mensaje o una llamada tuya, hasta mis hermanos también preguntan por ti y tú... Claro, brillas por tu ausencia.

- Hija, de verdad... Lo lamento tanto.

- ¿Lo lamentas? ¿Te alejas de mi y mi familia durante mucho tiempo y aún así dices que lo lamentas? Papá... ¿Sabes qué? No te guardo rencor en absoluto, pero nunca olvido el hecho que nos abandonaste justo cuando más te necesitábamos para hacer tu vida con Minerva aún cuando mi madre te amaba. No me respondas ahora que estoy bastante lastimada, ya habrá un momento en el que, cara a cara, nos digamos las cosas como corresponde.

Fin del Flashback.

- No tienes porque disculparte..., El que debería hacerlo soy yo porque no estuve contigo y tus hermanos justo cuando me necesitaban más. Y me lo merezco por ser tan tonto, por ser un inútil que arruinó a una familia, Minerva me hizo perder varios años de mi vida y todo, ¿para qué? Para nada. Ella me dejó botado a la intemperie y quién sabe con que otros amantes habrá estado después de mi, pero yo debía estar con ustedes y con Ludovica en su lecho de muerte en vez de malgastar mi tiempo con esa que no merece que la llamen mujer.

- Yo también perdí años de mi vida con esa mujer, desde que mi mamá murió, nos mantuvo a mí y a mis hermanos puestos a su merced. No tuvimos una vida tranquila desde que éramos niños, ni siquiera tuvimos adolescencia y aún a la edad que tengo, nos sigue haciendo la vida imposible. Ella no quiere que yo sea feliz con nadie, ahora que me fijé en alguien que no es feliz en su relación, pero a la fuerza esa chica lo está obligando a casarse.

- Pero, ¿tú realmente quieres a ese muchacho o solo lo ves como un amigo?

- Yo lo quiero mucho, papá, pero solo somos amigos. Es que las amistades no suelen combinarse bien con el amor y me temo que podría cometer el mismo error que cometió mi madre cuando se fijó y se enamoró de ti, pero tú la cambiaste por mi tía Minerva sabiendo que no la amabas.

- Yo no la cambié por ella. Reacciona, mija. ¿Varios años te has alejado de mi y sigues pensando en lo mismo...? Yo no cambié a tu madre por Minerva, ella me manipuló, me vio como su conejillo de indias, que, con mi ayuda, fuera capaz de cumplir sus deseos. Y lo hizo... (Empieza a llorar) Yo amaba a tu madre..., pero vino esa mujer y lo cambió todo. Así que si piensas continuar con esa misma y ciega mentalidad, estás cometiendo un grave error, Catalina.

- Escúchame bien, padre. Yo no pienso cometer los mismos errores que mi madre, que en paz descanse. Yo quiero encontrar un amor puro, bello y sincero, que me corresponda de la forma como el me corresponda a mi y si tengo que pasar por encima de mi tía Minerva, lo haré. Solo así, podré ser feliz.

- Estoy segura que la persona que encuentres en tu camino te hará muy feliz. Y, ¿se puede saber, quien es el chico que lo ves como tu amigo?

- Se llama Víctor. Víctor Macedo Urquidi.

Cada vez que menciono su nombre, mi corazón palpita como nunca lo hizo, aún recuerdo el primer beso que nos dimos bajo la lluvia. Fue tan romántico que no se me sale de la mente... Pero de solo pensar que se casará pronto con Sara y que no tardarán en hacerlo oficial frente a todos, me pone triste. No sé cómo me lo quito de la cabeza, lo tengo bien presente dentro de mí y prefiero guardar mi territorio antes de salir lastimada, pero como dicen por ahí: al corazón nunca se le tienta y por eso, saldré decidida a conquistar a Víctor aunque todos quieran oponerse a lo nuestro.

Por otro lado, Sara se reencuentra con su futuro esposo, sabiendo que no podrá hacer la fiesta de su anuncio como tanto quería; así que, por obligación de su madre, debía cambiar de estrategia porque de que se hará su boda, se hará.

- Sara, ¿por qué estás vestida así?

- Porque quería lucirme bella para ti en este que debe ser nuestro momento. Pese a que mi mamá no quería que hiciera mi fiesta por todo lo alto en la casa, lo pensé mucho y creo que es hora de anunciar la fecha para nuestra boda.

- Pero... yo nunca me puse de acuerdo contigo para ver cuándo sería nuestra boda, Sara. Solamente dijimos antes que nuestra boda podría ser en abril, a más tardar, porque tienes compromisos con tu escuela de modelaje, los desfiles y los viajes que harás y después, con calma, vemos lo de nuestro matrimonio. ¿Qué te hizo cambiar de opinión tan pronto?

- ¿Te preguntas que me hizo cambiar de opinión, no? Pues bien, te lo diré mencionando a una sola persona: Catalina. Ya me cansé de soportar su presencia en todos lados, hasta la tengo presente en mis sueños y eso me esta volviendo loca; si busca convertir mi vida en un caos, pues la felicito porque lo está consiguiendo, pero ya verá cuando sepa que tomé la iniciativa de cancelar mis compromisos previos como modelo para ir de frente con el anuncio de nuestra boda y eso haré.

- Eres una tonta... ¿Por qué cancelaste tus compromisos como modelo para dedicar lo que queda de tu tiempo a ver lo de nuestra boda? Y no me vengas con la excusa de que todo es por Catalina, como si fuera ella la causante de todo.

- Es la verdad, Victor, es la responsable de que nuestro amor este en la cuerda floja. Ya son tres años juntos y hasta ahora no hemos dado un paso adelante y justo cuando queremos hacerlo, Catalina viene para robarme tu amor. Yo te amo, Victor, y por ti, arriesgaré mi vida con tal de no verte con ella. Tengo los anillos a la mano, vamos con tu madre y mi familia, no hay tiempo que perder.

- Está bien, como quieras...

Sara estaba con una sonrisa de oreja a oreja y el brillo en sus ojos se hacía notar, su felicidad era porque estaba por cumplir el objetivo que quería realizar, aún contra la voluntad de Víctor, tenía en su poder el anuncio de la fecha de la boda y ella pensaba que todo marcharía sobre ruedas según lo planeado a última hora.... O quizás, no.

- Sara, ¿se puede saber porque andas vestida así? ¿Irás con Víctor a una fiesta con tus amigos o qué?

- Mamá, papá, Marion... Me imagino que ya se habrán enterado del motivo por el cual los he reunido aquí. Como verán, estoy de gala porque... Víctor y yo nos casaremos... En dos semanas. (Aparece Imelda)

- ¿Dos semanas? ¿Creí que era en un mes?

- ¿Mamá?

De la nada, Imelda y su hijo Diego regresaron de su viaje a Miami para sorprender a Sara y los demás en pleno anuncio de la fecha de su matrimonio con Víctor. La joven mostró su fastidio por su presencia, pero decidió disimular para contentar a su futuro esposo. ¿Aceptará Víctor casarse con ella o será que el destino le tendrá preparado otros planes diferentes entre si?

Continuará.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top