Capítulo 1.

09 de septiembre del 2022

- Dinah Stinson, ¿Dónde rayos estás?

Camine sobre el pasto mojado de la facultad, la iba a matar, me he llenado todos los tenis de lodo.

La encontré atrás de la torre principal, escondía entre los árboles, estaba leyendo un libro. La observé por un buen rato, su cabello rizado bailaba con el viento creando una hermosa postal, sin pensarlo mucho saque mi cámara y tome la foto. Eso llamo su atención, tan pronto me vio sonrió.

No había algo tan bonito en el mundo como su sonrisa, no tenía dientes perfectos, pero, joder esa sonrisa tan sincera y tan difícil de sacar. Tanto su sonrisa como su risa era difícil de admirar. No era el tipo de personas que sonreía a cada rato, no tan sinceramente.

Me acerque tumbandome a su lado, suspire. A su lado había tanta paz, a pesar de que ella siempre está estresada, se preocupa demasiado por todo. Yo siempre le digo que debe de tomar las cosas con calma, un día le dará un paro cardíaco.

- Hola

Su voz, no era la típica voz melodiosa, nada en ella era típico, todo lo contrario, su voz era chillona, sin ser molesta, cuando se molestaba solía gritar, decía que era algo que no podía evitar.

- Hola, desaparecida. - sonrió tirándose en el pasto arrastrándome con ella. Miro el cielo sin decir nada. Soltó un suspiro, sentía como emanaba tristeza, pero sabía que no quería hablar de eso. Después de un rato en silencio murmuro.

- Cuando me muera, si es que me extrañas, quiero que mires al cielo.

La mire sin saber que decir. Pero sonreí mientras tiraba un típico comentario.

- Tu estarás ahí o qué - pregunté entre risas, siempre jugábamos con lo indigno que éramos del cielo, si es que existía.

- Es hermoso. En todas sus facetas, ya sea en medio de un tornado o en un día soleado.

- Supongo que tienes razón, siempre se ve bien el condenado. Que envidia le tengo - dinah rio recordándome lo bello que soy.

- Pero quiero que lo observes, porque según la enciclopedia de heder, El cielo simboliza el orden sagrado del universo, por oposición al la realidad profana y sublunar. - ahí estaba Dinah, siempre sacando cosas random. Ella era como una enciclopedia con patas.

- Y en cristiano que vendría siendo - nunca fui muy listo y a menudo batallo para comprender las cosas.

- El cielo siempre, o casi siempre representa el orden, en las religiones representa el paraíso, el lugar donde Morán las almas de los que ya no están. Se que no crees, o dudas de la existencia de un dios, pero según estudios, creer en algo puede ayudar con el duelo, quiero que tengas una manera de encontrar paz.

Sentí como mi respiración se acelero con la idea de ella muerta. La mire con pánico en los ojos. Mi cabeza ansiosa empezó a prevenir los eventos que pudieran llevar a Dinah a la conclusión de su muerte.

-¿Por qué estás diciendo esto? - No me da vergüenza decir que cuando hable mi voz destilaba pánico.

Ella vio al frente, no pase por alto el hecho que evitaba mirarme a los ojos, pero en ese momento lo ignore, no quise ver la respuesta. Ahora me arrepentía, si tan solo no hubiera ignorado inconscientemente sus intenciones.

- Por nada, solo lo decía, nunca sabemos cuándo vamos a morir.

- Tu no te vas a morir, Dinah. - la tomé de la mano dando un suave apreton, ella lo respondió.

- No lo sabemos Luke, tu sabes que hay muchas variables, muchas posibilidades. Puedo morir hasta por comer un melocotón...

- Lo sé, eso no ayuda con mi ansiedad Dinah , pero gracias, ahora no te dejare comer melocotones.

Ella rió suavemente, se levantó como si tuviera el peso del mundo en sus hombros

-Vamos, tenemos clase.

Me había quedado quieto observándola, porque había algo en ella que me generaba conflicto, pero no sabía qué.

- Vamos Luki, llegaremos tarde - olvide el asunto siguiéndola, al llegar a su lado me dió la mano. Sonrió, me llevo con ella sin soltarme.

Días después lo supe, me hubiera gustado saberlo antes, tal vez pude evitarlo.

Esa misma tarde pasamos el día entero en el centro comercial.

26 de septiembre del 2022

- Luke, Luke... - sabía que conocía la voz, pero no podía saber a quien pertenecía, se escuchaba tan lejana, como si estuviera debajo del agua -. Vamos, tienes que despertar.

- Uhm, 5 minutos más, Mamá... Por favor.

Su risa, esa risa la reconocería en cualquier lugar.

Poco a poco fui recomprando la conciencia. Pero no había nadie a mi alrededor. Mi habitación permanecía fría y solitaria.

Aún llevaba el traje con el que había asistido a su funeral, aún tenía tierra. No podía creer que nunca más te volvería a ver.

Es como si estuviera viviendo una pesadilla.

La puerta se abrió minutos después, yo aún me encontraba recostado viendo a la nada.

- Hijo, tienes que ir a la escuela - Mi mamá entro a mi habitación con una mesa plegable con comida -. Te hice tu desayuno favorito.

Se sentó junto a mi cama, trataba de animarme, lo sabía, quería hacerla feliz, pero no podía, no me merecía el consuelo. No merecía comer.

- No tengo hambre, gracias.

Ni si quiera podía mirarla a los ojos. Se quedó unos minutos junto a mi, sin saber que decir.

- Okey, te parece si pido la semana en el trabajo, puedo hablar con tus maestros para que te dejen faltar. Podemos pasar toda la semana en casa si quieres, pero necesitas comer no has comido nada desde ayer, Luke. - pasó sus manos por mi cabello, asentí sin mucho ánimo -. Por favor, come.

Se mantuvo a mi lado hasta que las arcadas me impidieron seguir comiendo. Salió un momento para dejar la comida y volvió conmigo, no se fue en toda la noche, veía el miedo en su mirada.

Temía que me fuera con ella...

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