Felicitaciones al chef

[Abro paréntesis para decir que esto sera un AU (universo alternativo) donde los personajes están situados en una era moderna y sin pokémon, díganme si les gusta la idea para seguir trayendo AUs]

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Marnie estaba nerviosa, resulta que en unas horas se encontraría con una cliente para almorzar y tratar de cerrar un trato para su empresa, hasta ahí nada mal. El problema venía cuando se trataba del almuerzo pues su cliente luego de enterarse de que Marnie era japonesa insistió en llevarla a su restaurante japonés favorito.

Esto sonaría bien si no fuera por el hecho de que todos y cada uno de los restaurantes japoneses que Marnie había visitado en USA era absolutamente HORRIBLES, y completamente no le hacían justicia a su país natal así que Marnie temía que su mal humor por la comida le hiciera soltar un comentario inapropiado que arruinara el trato...y para peor ya no había vuelta atrás.

Marnie ya había entrado al restaurante y estaba buscando con la vista a su cliente, finalmente la vio en una mesa del lado derecho y sin perder tiempo se sentó frente a ella saludándola.

—Lamento haber insistido tanto por este restaurante pero estoy segura que le encantara—. Habló con una gran sonrisa.

—Eso espero, la mayoría de lugares de comida japonesa a los que eh ido son un asco—. Menciono haciendo reír a su acompañante.

—Oh no te preocupes, el chef aquí es parte japonés así que sabe lo que hace—. Esto sorprendió a Marnie aunque no la reconfortó en sus dudas.

La charla continuo amenamente al tiempo que Marnie comenzaba a registrar los alrededores. El restaurante estaba bastante bien decorado, destacando principalmente los colores rojos y dorados, además que sonaba una música relajante. Tenía que admitir que el lugar era al menos lindo.

—Hola, bienvenidas a "Zenta's place" ¿Que van a ordenar?—. Preguntó un mesero con el cabello gris y mullido.

—Pediremos dos platos de katsudon por favor—. Respondió la mujer guiñando un ojo a Marnie.

—Espero que esté bien, soy bastante quisquillosa con mi comida—. Menciono Marnie medio bromeando y medio serio.

—No se preocupe, estoy seguro que nuestro chef le traerá la mejor de sus creaciones—. Dijo dando una pequeña reverencia y retirándose.

Tras esto la charla continuo igual de amena que anteriormente, blando sobre temas de sus respectivas empresas y parecía que el acuerdo ya estaba listo hasta que llegó el momento que más temía Marnie...la llegada de la comida.

La chica azabache tomo un pedazo de chuleta con desconfianza y lo llevo a su boca donde al saborearlo quedo completamente sorprendida pues estaba DELICIOSO, la chica no podía creerlo al fin había encontrado un bien restaurante japonés en USA.

—Veo que disfrutas tu comida—. Dijo la clienta a Marnie con una sonrisa divertida.

—Podría casarme con el chef solo para seguir comiendo de esta manera—. Habló llevándose más comida a la boca.

—También, gracias por presentarme mi nuevo restaurante favorito—. Dijo a su cliente con una sonrisa.

Dicho y hecho aquel restaurante comenzó a resubir visitas bastante frecuentes de la chica punk y el hecho que el restaurante diera comida para llevar no ayudo con no evitar aquello.

La joven iba ahí al menos dos veces por semana, aveces para cenar, otras almorzando con colegas y otras pasando para llevarse algún postre a su departamento. Llegó a un punto donde dejó de importarle la comida japonesa (que fue su atracción inicial) y comenzó a probar la comida británica del lugar, aunque le sorprendió que nunca vio al chef que hizo tan maravillosos platos y a pesar que intento investigar sobre el en internet parecía que esté era reacio a mostrarse en público.

Así ya pasaron cuatro meses, meses en donde Marnie continuo comiendo en "Zenta's place". Está vez se encontraba acompañada por su hermano, Piers, quién había llegado a USA para visitarla.

—Admito que tenía mis dudas de este lugar, nunca estuve tan feliz de equivocarme—. Habló entregándole su plato a la chica castaña que los había atendido esa noche.

—Te lo dijo, no por nada es mi restaurante favorito—. Respondió la chica complacida y tendiendo su plato a la mesera.

—Me alegro que hayan disfrutado su comida ¿Ordenarán algún postre?—. Preguntó amablemente.

—¿Alguna recomendacion?—. Dijo el chico de cabello largo.

—El chef hoy hizo pasteles tanto de manzana como de zanahoria, y también pueden pedir hombres de gengibre como aperitivos—. Habló con una gran sonrisa de atención al cliente.

Marnie decidió pedir el pastel de manzana mientras que su hermano fue por el de zanahoria, la chica estaba por retirarse a traer sus postres pero fue detenida por Piers.

—Tambiem ¿Hay alguna firme de poder conocer al chef?—. Marnie estuvo sorprendida en un inicio pero luego recordó lo excéntrico que era su hermano y se le hizo normal tal pregunta.

—Ya es bastante tarde y no hay muchos clientes, así que debería estar bien—. Menciono la chica antes de retirarse con una pequeña reverencia.

Ambos hermanos se quedaron esperando al postre mientras hablaban de forma amena hasta que se vieron interrumpidos por la llegada de su comida, aunque está vez no fue llevada por la mesera que los atendió antes.

—Encantado de conocerlos, me llamo Víctor Hagane y soy el chef y dueño de "Zenta's place"—. Dijo un chico de unos 26 años con el cabello castaño y algo despeinado que vestía la ropa común de un chef.

—Oh, no pensé que fuera tan joven. Encantado de conocerlo y déjeme felicitar su increíble cocina—. Dijo Piers estrechando la mano del joven. Marnie por otro lado dio un vistazo a su malo izquierda y comprobó que esté no tenia un anillo ni una marca que delatara que lo había usado antes.

—Tambien yo, he estado viniendo aquí al menos una vez a la semana por los últimos meses—. Dijo Marnie sintiéndose complacida por el sonrojo que se asomo en Víctor.

—Me alegra saber que disfrutan mi cocina—.
Respondió con una sonrisa.

—¿Que lo llevo a hacer un restaurante fusión entre comida iglesia y japonesa—. Preguntó Piers emocionado.

—La mayoría de recetas me las enseñaron mi madre y abuela paterna, y como soy mitad británico y mitad japonés siempre e vivido con diversidad de sabores en la mesa—. Respondió con una sonrisa.

La conversación continuo sin inconvenientes aunque era principalmente entre los dos hombres mientras Marnie se metía en su propio mundo hasta que fue sacada de ahí por una pregunta hecha por su hermano.

—Por cierto ¿No está casado?—. Preguntó mirando las manos del cocinero.

—De hecho no, no he tenido la oportunidad—. Respondió con un pequeño sonrojo.

—Es una lástima, estoy seguro de que cualquier mujer sería feliz a su lado—. Pensó en quizá presentarle alguna de sus amigas la próxima vez.

—Hermano, ya se hace tarde—. Dijo viendo que su reloj marcaba casi la dice de la noche.

—Tienes razón. Gracias por el servicio pero ya debemos retirarnos—. Dijo estrechando la mano de Víctor y colocándose de pie.

—Yo iré al baño, te alcanzo en un rato—. Dijo Marnie la primera excusa que se le ocurrió aunque su hermano le creyó y salió de cualquier manera.

Víctor procedió a levantar la mesa pero se detuvo al ver qué Marnie no planeaba ir el baño y en su lugar se quedó sentada observándolo.

—¿Puedo ayudarle en algo?—. Preguntó nervioso ante la atenta mirada de la chica.

—Si. Me gustaría tener tu número—. Dijo la joven sin ninguna vergüenza.

—¿D...disculpe?—. Preguntó con su nerviosismo en aumento.

—Me enamoré de tu comida desde la primera vez que vine, me gustaría conocer al hombre que la hace—. Víctor estaba sorprendido por la seriedad de la chica. La escena se le hizo extraña pero aún así decidió entregarle su número pues no perdía nada con ello.

Así pasaron los próximos cinco meses saliendo a citas frecuentemente, Marnie descubrió que Víctor solía meterse demasiado en su trabajo así que lo ayudo a relajarse cosa que agradó al castaño. Por su parte Marnie al conocer al tranquilo Víctor y el hecho que esté hubiera nombrado su restaurante en honor de su mascota de la infancia la hizo caer completamente por el.

Así llegamos al momento actual con Marnie acompañando a Víctor en su departamento mientras esté creaba una nueva receta.

—Ten prueba esto—. Dijo el castaño Daniel de comer un trozo de carne que a Marnie le supo cómo el cielo.

—Me voy a casar con este hombre—. Murmuró Marnie a si misma.

—Sabes, puedo escucharte—. Dijo Víctor con una pequeña risa mientras seguía cocinando.

—Entonces ¿Porque no lo hacemos?—. Respondió la azabache colocándose de pie.

—¿Te quieres casar con mi comida o conmigo?—. Preguntó divertido Víctor.

—Nunca oculte que amo tu cocina, y tú eres un bono adicional—. Dijo abrazando a Víctor por detrás y acurrucando se en su espalda.

El chico solo se rió de su novia mientras seguía en lo suyo, hasta que el silencio se vio interrumpido por la punk.

—Hay que mudarnos juntos—. Dijo con su cara sin contra la espalda de Víctor.

—¿No crees que es muy pronto? Solo llevamos juntos unos meses—. Respondió el castaño.

—Cada pareja tiene su propio ritmo, además adoro cuando dormimos juntos y no me gustas estar sola en mi departamento—. Dijo comenzando a besar la espalda de su novio.

—Supongo que que es estúpido pagar el alquiler de dos lugares si no arreglamos bien juntos—. Dijo el chico pensativo mientras apagaba el fuego de su cocina y se volteaba a su novia.

—Ademas así podrás conseguir tu objetivo inicial—. Dijo abrazando a Marnie y besando su cabeza.

—Asi es, me casare contigo y comeré como una diosa hasta mi muerte—. Respondió alegre.

—Esta bien, vamos a mudarnos juntos—. Dijo tomando la barbilla de su novia para besarla.

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