|Capítulo XXV: Hijo Del Enemigo...|

Su corazón estaba contenido en un sentimiento orgulloso, estaba tan enojado consigo mismo que ignoró lo evidente ante sus ojos. Y ahora, la verdad tenía que tocar la luz. Debía nuevamente ser su protector y dejar de ser tan ingenuo...

ו••×

—La señora Bakugō puede atenderlo, aunque debe esperar un poco más. Ella está ocupada con una visita anterior, por lo visto es para largo—Shoto despegó la vista de sus papeles y observó a la mujer frente suyo. La ayudante de la señora Mitsuki era extremadamente delgada, usaba un costoso traje a medida y tenía una expresión de pocos amigos. Su maquillaje no era cargado y poseía un buen tono de piel. En definitiva le trabajaba a esa mujer, tenían el mismo carácter carente de amabilidad. Propio del personal que trabajaba alrededor de Mitsuki.

Se sentía un poco intimidado...

Sin embargo, no tenía tiempo de esperar la confirmación por parte de su cliente, el tiempo no estaba de su lado. Emprendió camino hasta la oficina una vez que la ayudante le perdió la vista, ágil y sin pensarlo demasiado. Se quedó unos momentos afuera de la puerta, sosteniendo los papeles que evidenciaban los ilícitos de Shigaraki hacia la familia Bakugō. Trataba de respirar con un poco más de tranquilidad para dar la perfecta imagen de estabilidad; era un trabajo muy personal y tenía sentimientos muy contradictorios por los involucrados. Tocó el picaporte de metal y antes de dar el siguiente paso escuchó la voz de su padre en el interior del lugar, un sentimiento de profundo temor embargó su cuerpo. En ese momento se replanteo la idea de decirle la verdad a Mitsuki. Podía ir con Katsuki y decirle en persona todo lo que había averiguado... Como buenos amigos.

Sí, era la mejor excusa que se le ocurría en ese momento.

—Mitsuki—habló con calma que no era propia de Enji—, sé que mi chico es muy joven aún, pero tiene una formación integra. Desde que era pequeño lo presione para que fuera el perfecto militar, no lo dudes. Él hallará al asesino de tu hijo y cuando lo haga, haré todo lo posible para encontrarlo y hacerlo pagar por todo el sufrimiento que te está provocando. Lo prometo—el joven alfa de cabellos bicolor logró vislumbrar a la pareja en el interior de la oficina.

Tuvo envidia de la imagen frente a sus ojos, desearía que su padre en el pasado hubiera tenido ese mismo tacto con su madre. Que la tomara entre sus brazos con cariño y tocara su cabello en consolación, de la misma manera en que lo hacía con Mitsuki, que la observará de esa manera... Enamorado y persiguiendo sus mayores miedos y dolores con un solo sentimiento. Se preguntó qué podría haberlos hecho encontrarse, ¿por qué ahora? Supuso que el amor no tenía edad hasta que se dieron un beso. No era propio de dos amantes recientes, era más allá.

Había una historia detrás...

Enji la besó como si deseara devolver el tiempo. A esa época en donde ambos estaban en el colegio; jóvenes y con sentimientos de conquistar el mundo desde los asientos de sus aulas. Como cuando la vio por primera vez en minifalda y deseo ser su hombre, su alfa. Cuando la hizo suya por enésima vez en el Ford fiesta de su padre, viéndola llorar de placer. Todo era perfecto en esa época. Porque ella sería una Todoroki con eventualidad, solamente había que esperar la mayoría de edad. Sin embargo, su padre lo obligó a cumplir con el futuro familiar de los Todoroki. Ser un líder militar.

Se fue al servicio militar sin decirle una palabra a Mitsuki, rompiendo su corazón y dejando el camino libre al chico peligroso, al que se metía en problemas y peleaba con todo el mundo por un poco de orgullo vacío. Masaru, el alfa luchador que le coqueteaba en silencio. Fue solo cosa de tiempo... Ella se casó con Masaru y tuvo dos hijos. Igual que él, se casó con una joven de linaje fino y tuvo tres hijos. Fuyumi, Touya y el pequeño Shoto. Nunca imaginó que su hijo menor y Katsuki fueran compañeros en la escuela, la relación que se efectuó entre ambos le recordó lo que había perdido por un desalmado acto de egoísmo al abandonarla y hacerle caso a su padre, por el sucio honor. Y lo horripilante ocurrió, falleció Masaru. En ese momento Enji supo que debía hacer algo para calmar el dolor que abundaba en el corazón del amor de su juventud, quebró lentamente la relación que tenía con su esposa por culpa de la excesiva preocupación y se acercó con cuidado hasta ella. Mitsuki nuevamente le abrió su corazón y se divorció al poco tiempo.

Era un hombre calculador y probablemente Shoto era igual, resentidos con el sistema familiar de los Todoroki. Por eso el menor de la gloriosa familia abandonó la oficina al ver como lentamente la situación subía de tono. Katsuki sería el primero en saber la verdad, ese era la única forma de decir la verdad sin que se le saliera por la boca todo el repudio que sentía hacía su progenitor. Además, su ventajoso informante aún tenía que darle unos cuantos detalles sobre la situación en Budapest que podrían cambiar el rumbo de la situación.

ו••×

El viaje hacia Budapest fue tan tortuoso como las visitas al hospital de un niño con fobia a los doctores, sentía miedo de cualquier persona que lo viera por más de dos segundos. Y gracias a ello en ningún momento pudo juntar sus ojos para dormir o siquiera intentarlo. Era como si la mínima sensación de cansancio hubiera abandonado cada fibra de su cuerpo al ver los rostros de sus supuestos cuidadores personales; todos con cuerpos grandes, facciones endurecidas y expresiones carentes de vida. Igual que unos robots, hasta apostaría que un autómata tendría más emoción que esos alfas.

Y sin importar lo cómodo y confortable que fuera el asiento del avión, no podía estar tranquilo. Tenía su corazón con un sentimiento lleno de desasosiego, con o sin el golpeteo nada cambiaría a su alrededor. Le dolían las manos de tanto apretarlas en su regazo y juntar las rodillas para proteger a su pequeño; en ese momento su integridad física valía lo mismo que la nada, temía únicamente por su bebé. Perderlo significaría fracasar en lo único que se había propuesto. En proteger su bienestar por encima de todos lo demás.

Llegaron a Hungría, a la ciudad de Budapest el día uno de enero a las siete y media de la mañana. El viento al salir del avión y pisar tierras internacionales por primera vez era frío al tacto, golpeaba sus mejillas sin mesura, surcando sus nervios faciales; pero no sufría lo suficiente como lo haría en una mañana fría de Minato. El alba en el horizonte estaba perfectamente mezclado en un color azul y naranja, trayendo más de un sentimiento agradable a su cuerpo, si hubiera venido como turista y al lado de su verdadero alfa, estaría enormemente maravillado con el paraje natural y arquitectónico que lo rodeaba. Sin duda era una ciudad digna de ser admirada por los ojos más críticos y no por un Omega secuestrado.

—¡Bienvenido a Budapest!

Tomura le habló con calma mientras subían a un Volkswagen negro para salir del aeropuerto de Budapest—Ferenc Liszt, el vehículo destacaba entre todos los demás de la ciudad. Al parecer tenía la desagradable costumbre de aparentar la enorme brecha económica que había entre él y los demás a su alrededor. Detestable para el joven de cabellos verdes que se empeñaba en no demostrar ninguna emoción para hacerlo sentir superior en su juego de poder.

—No te preocupes por los papeles residenciales, todos están en perfecto orden. Sé que te encantará la ciudad, porque si mal no recuerdo, te encantaban todos los lugares ostentosos cuando nos casamos. Te acuerdas, cuando yo era Luca y tú el pequeño Gabriel—Izuku apretó la mandíbula—. Pero dejemos el pasado atrás y hablemos de localizaciones. Budapest está dividida por el río Danubio y nosotros viviremos en Buda, exactamente en el distrito II. Comienza junto al Danubio y acaba en las colinas de Buda. Rózsadomb será nuestro nuevo hogar. Lo elegí hace unos años únicamente porque es un sitio muy eminente y emblemático, solamente las personas más adineradas viven aquí así que los vecinos son selectivos en sus villas, no nos molestarán en nuestra linda mansión.

—No seas idiota, no es "nuestra"—Tomura dio una profunda inhalación y respondió con ironía.

—No lo creo de esa forma, pequeño conejito.

Estuvo tentado en responderle con un comentario frio pero su vista se colmó con la belleza de la ciudad. En ese momento comenzaron a viajar en línea recta por una avenida urbana, todos los minutos que gastó viendo las maravillas a su alrededor fueron vistos con optimismo por el alfa de cabellos celestes y para colmar la experiencia, después de unas vueltas por la ciudad pasaron por el puente de las cadenas, cruzando el Danubio. El inicio del trayecto era custodiado por dos hermosos leones de piedra que echados en sus rocas lucían como guardianes del lugar. Muy alucinante.

—Veo que te gusta el lugar, ¿crees que a nuestro bebé le guste?—Izuku aglomeró todos sus sentimientos en la lengua.

—Es hijo de Kacchan, acéptalo de una buena vez, Tomura.

—Pero yo lo cuidaré y él me reconocerá como su padre una vez que tenga la edad correcta. Y cuando eso ocurra veré cómo lentamente caes a mis brazos. No por placer, sino porque no tendrás más opción que aceptar tu destino.

Tragó en seco, no podía negar que la situación de su bebé a cada momento se volvía más complicada. Y era verdad, si su pequeño veía a Tomura como la figura paterna que profesaba ser, él lo conocería como su padre; como su protector. Sin embargo, esa situación no cambiaba su fuerte convicción de arrebatarle la vida para acabar de una vez por todas con su maldita presencia, no importaba si se ganaba el repudio de su pequeño hijo... Solamente tenía que hallar el momento perfecto para acabar con él y si tenía suerte, su bebé no alcanzaría a conocerlo.

(...)

Al cabo de media hora, llegaron a la mansión que Tomura había elegido como residencia permanente, una apartada de todas las demás en el lote residencial de Rózsadomb. Exteriormente parecía ser un pequeño castillo antiguo, su fachada era de un ladrillo elegante y estaba levemente gastada por culpa del tiempo. Aunque el interior era muy diferente, más elegante y moderno de lo que cualquiera se imaginaría. Izuku estaba seguro que todo lo que el alfa de cabellos celestes hacía era para aparentar; porque al momento en que pisaron la mansión, presentó a Midoriya como su Omega.

—Deben respetarlo y hacer de sus órdenes una realidad, aún así, él no debe jamás abandonar la mansión, ¿entendieron montón de inútiles?

También notó que las personas a su alrededor le tenían miedo, eso marcaba una distancia evidente entre él y la servidumbre. Podría ser ventajoso a la hora de establecer un plan concreto para acabar con él, más de alguno de ellos debía tener un resentimiento personal por algún maltrato físico, injusticia social, dinero, etcétera... Podrían haber miles de razones para odiarlo y desear su muerte. Y debía ser inteligente y hábil porque para destruir a Tomura, primero tenía que conocer todo sobre él.

—¿Te gusta el lugar?—Tomura se acercó a Izuku con intenciones de hacer contacto físico, el pequeño se hizo a un lado y evitó el tacto a toda costa—. Contraté a un doctor especializado en embarazos de omegas, sin duda él te dará las vitaminas y la dieta necesaria para que el bebé se desarrolle de forma estable.

—¿Por qué estás tan preocupado por un bebé que no es tuyo?—Tomura iba a responder, pero en ese momento un beta, que parecía ser el mayordomo principal de la mansión por su aspecto añoso y mirada afilada, se acercó y le hizo una reverencia para hablar.

—Señor Shigaraki, una disculpa por interrumpir su conversación con el señorito Midoriya, el joven Shindou llegó de su viaje en Portugal. Él desea verlo inmediatamente en la biblioteca—en ese momento Tomura hizo una mueca repleta de molestia, disfrazada para seguir aparentando ante los demás y Izuku.

—Esta bien Nandor, iré a verlo. Por ahora podrías llevar a Izuku a su habitación, debe estar exhausto por el arduo viaje. Y dale algo de comer, que sea nutritivo, el bebé debe estar sano.

—Sí señor, haré todo lo que me pide.

Tomura se fue indignado por el pasillo principal de la mansión, aunque aparentaba tranquilidad, se podía percibir fácilmente su molestia en la forma de caminar, sin duda había algo detrás de ese comportamiento. En tanto Nandor le indicó a Izuku por donde podía ir. Habían lugares que estaban prohibidos por obviedad y otros que llamaban enormemente su atención. Como el segundo salón, aparentemente Tomura trabajaba ahí con ciertas cosas de origen dudoso. Aunque no iba indagar demasiado en ello porque su cabeza ya tenía un punto de partida. El tal Shindou era alguien que por apariencia le causaba repudio a Tomura, debía saber primero quién era él; quizás podía ser un fuerte aliado en la conclusión de su plan.

—¿Se puede saber quién es Shindou?—el mayordomo hizo una pequeña mueca y contestó con cortesía. No sabía si ese tema era prohibido.

—Es el único hijo del señor Shigaraki—hizo una leve pausa, probablemente arrepintiéndose por revelar la procedencia del joven alfa—, él es un joven alfa hiperactivo, constantemente está viajando y armándose de conocimiento en diversas ciudades del mundo.

—¿Qué edad tiene el joven Shindou?

—Veintiún años.

—Tomura lo tuvo a los 18 años...—pensó en voz alta.

—Sí, el joven Tomura también fue una persona hiperactiva en su juventud. Por suerte, después del accidente de sus padres hace años se reformó y tomó el camino indicado de su linaje—Izuku dudo mucho que fuera un "accidente". Tomura tenía la mala costumbre de acabar con sus respectivos enemigos a costa de accidentes repentinos—. Bien, señorito Izuku está es su habitación.

El concepto de habitación usado por el mayordomo principal Nandor era austero comparado con el lugar que se erguía frente a sus ojos. Estaba completamente alfombrado, había un pequeño juego de sillones al estilo francés que hacía del centro un pequeño salón de café para recibir visitas, y todos los muebles restantes seguían esa línea de decoración. Antiguos muebles, ostentosos y con colores pastel.

—Esto es demasiado...

—El señor Tomura lo dispuso así—agregó con un poco de orgullo el mayordomo principal.

—Ya veo, gracias por traerme señor...

—Nandor, dígame Nandor. Estamos en confianza señorito Izuku, puede confiar cualquier secreto conmigo.

—¡Eso es demasiado conveniente jobb!—se asomó por el pasillo y con una voz repleta de sarcasmo un chico de aparentemente unos veintidós años. Alto, con una actitud amable y confianzuda. Su cabello era extremadamente enmarañado y con una tonalidad muy oscura considerando los genes de su padre, negro desde la raíz hasta las puntas. Su piel era tersa y blanca; hacían un buen contraste contra sus ojos negros—. Así que, ¿tú eres el nuevo juguete del idiota de Shigaraki?

Izuku al verlo pensó inmediatamente en un lobo solitario, alguien que no era amigable por amabilidad sino por interés.

—Señor, no trate así al Omega de su padre—Nandor hizo una leve reverencia, Izuku supo que él era Shindou pero fingió no saberlo para que creyera que tenía una ventaja sobre él.

—No te preocupes Jobb, si es el Omega de Shigaraki, debe estar acostumbrado al abuso. Ahora, ¿puedes darnos un momento a solas?—El mayordomo asintió y se fue del lugar. Izuku entró a la habitación, fingió desinterés y un poco de molestia por la presencia del joven alfa en el lugar.

—¿Quién eres tú? Sabes, no respondas. Sal de mi habitación. No me agradas.

—Soy You Shindou y no, no puedo salir de tu habitación porque ni siquiera estoy dentro—Izuku parpadeó, un poco confundido con sus palabras hasta que vio sus pies, aún no tocaban ni por asomo la entrada de la habitación.

—¿Qué quieres Shindou?

—¿Odias a Tomura? Te vi cuando llegaron, ¿qué te hizo para desear matarlo con la mirada?—el Omega de cabellos verdes se encogió en la enorme cama, deseando desaparecer entre todo ese montón de tela fina y suave. Al parecer era demasiado evidente para todo el mundo su odio hacia el alfa de cabellos celestes—. No es que me importe la integridad física del idiota ese, pero me llama enormemente la atención lo oportuna que es tu llegada a la ciudad.

—¿A qué te refieres?—Shindou sacó de su pantalón un Smartphone para ver la hora, aún no eran más de las cinco. Tenía tiempo de sobra para hablar con el pequeño Omega.

—¿Quieres conocer el jardín trasero? Es un lugar fascinante para conversar.

—Deja de responder mis preguntas con más preguntas—le respondió Midoriya con la cólera creciendo en su interior.

—¿Lo estoy haciendo? Oh... Prometo responder cada una de tus preguntas si sales conmigo al patio, no te preocupes. Será una visita breve, dudo mucho que le moleste—estaba dudando, sabía no era conveniente tener contacto inmediato con el chico—, hay algo que te podría interesar, algo directamente de Japón.

Shindou sonrió mientras sacaba de su bolsillo una pequeña bolsa con pistachos. Izuku se dio cuenta que probablemente el punto de partida para su plan, era más un punto de inflexión; entre creer y no hacerlo.

ו••×

«—Protegeré la vida del príncipe Gabriel IV en todo momento, ante pondré mi vida para que su bienestar sea íntegro. Y así, de la misma manera sacrificaré mi vida personal con tal de mantener la suya, aquí ante Dios y el parlamento, lo juro—Patrick estaba de rodillas en el piso de aquella iglesia, frente al Rey Luca y el Príncipe Gabriel; con su corazón dispuesto y su armadura reluciente.

Él había nacido para protegerlo y nada podía hacerlo cambiar de opinión.

—Te hemos escuchado Patrick, aceptamos tu juramento—dijeron los del parlamento al unísono.

La ceremonia del juramento del caballero ante su protegido se celebraba después de la coronación en el reino natal del rey, en este caso el reino de Luca. Había pasado una semana después de la llegada de Gabriel y Luca al castillo y todo el mundo hablaba del caballero que acompañaba al joven príncipe, todos tenían sus propios comentarios reservados sobre la aparente cercanía personal, y solamente ellos, en su lenguaje personal, podían comunicarse todo aquello que escondían. El rencor de las emociones y cadenas sociales, la irrefutable pasión y por sobretodo el deber de proteger su vida como si la suya dependiera de ello; por ambas partes.

—Lo hiciste bien, estaba realmente impresionado—Patrick, al caer la noche, había ido a los aposentos personales del príncipe Gabriel después de la fiesta de apertura al mandato. La noche brillaba bajo ese hermoso balcón en donde tenían los primeros encuentros personales, aún sin llegar al tacto íntimo.

La habitación era amplia y estaba repleta de muebles antiguos y cómodos, traídos del antiguo pueblo del príncipe; únicamente para la mayor comodidad de Gabriel. En la base del enorme balcón crecía un hermoso rosal blanco que a veces ponía en duda la integridad física del caballero al salir del lugar. Sin duda era un sitio sacado de un cuento de hadas, Luca lo había preparado de esa forma.

—Estudie este momento desde que fallecieron mis padres durante la guerra anterior.

—Lo siento, no quería sacar a relucir esa época de tu vida—el caballero negó.

—No es tu culpa, ese siempre ha sido mi trabajo, desde que nací.

Y sus palabras no eran del todo mentira. Solamente fue hasta ahí para ver su habitación y verlo a él, ahora que sabía que estaba bien, debía irse. Después de un largo día todo parecía ir mejor si lo veía antes de dormir en su habitación ubicada en la planta inferior. Solía tener sueños sobre su piel y eso le dejaba un mejor sabor de boca en medio de todo ese mar de malos sentimientos. Abandonar su pueblo aún le parecía difícil, con eventualidad sentiría el lugar como su hogar.

—Tengo que irme, que tengas buenas noches Gabriel.

—¡Patrick!—Gabriel lo llamó antes de que saliera de la habitación por el balcón. Le sostuvo la mirada por unos minutos y le tocó el pecho por encima de la ropa, palpando su desbocado latido. El caballero le tomo la mano y la alejó.

—Se supone que debo cuidarte—Patrick tomó su rostro y se acercó a su delicado cuerpo, Gabriel retrocedió por acto reflejo ante su presencia pero entreabrió los labios, listo para probar el pecado—. Se supone que tengo que cuidarte de los hombres como yo.

Lo besó en esa hermosa noche a la luz de las estrellas, guiando sus labios hasta un nuevo tipo de error. Un nuevo pecado. Debía cuidarlo de todos los males que lo pudieran aquejar, sin embargo, no puede hacerlo de él mismo... Nunca pudo, ni podrá.»

Despertó.

Recién habían pasado dos semanas y sentía que el mundo se le venía encima. Aplastando sus buenas intenciones... Se tomó un descanso de las peleas, un año para ser exactos. Ó eso le dice a Aizawa cada vez que lo llama a su nuevo departamento, preguntándole por sus ánimos. No responde más de lo evidente, se siente roto y sin propósito en la vida. Como si lo hubieran asesinado y siguiera por ahí, sin rumbo.

Vendió todo lo que le recordaba a él, no quería aferrarse a algo que ya no existía en su vida. Gracias a eso, su nueva cama era más gélida de lo que alguna vez espero, más fría que las noches de invierno cuando da una vuelta por la ciudad buscando una flor que se asemeje a su olor. Al final, siempre vuelve al mismo lugar; a la florería Midori no Hana. Compra una docena de rosas blancas Moonstone y se las deja a su padre.

Usa ropa oscura y con capuchas para evitar todo el contacto con las personas, le desagrada el olor que liberan al fingir un poco de interés por su vida. No les cree, a nadie en realidad. La única persona que dejó entrar a su corazón ahora se había ido dejando un enorme hueco en su rutina diaria, en su corazón que ahora era solitario. Todo le resultaba extraño, no le encontraba sentido en salir de su departamento, entrena en el interior porque es lo único que le da sueño para poder cerrar los ojos.

Y así soñar con él.

Le recomendaron beber alcohol para olvidar el dolor que le dejo, eso no lo ayudó. Solamente le recordó la noche en que lo conoció, la sensación del licor en sus venas era terriblemente familiar. Le recomendaron conocer nuevas personas, otras mujeres. No le halló sentido porque el único individuo que puede siquiera darle un poco de placer es él, el ausente Izuku Midoriya.

Su querido Omega... Su conejito.

Trato de hallar respuestas al extraño comportamiento de su omega, incluso dejó Las Vegas horas después para ir a Chiba y buscar a la madre de Izuku, la señora Inko. No la encontró en las termas, solamente le dieron la respuesta vacía de que había dejado el trabajo unos días antes de su llegada. Eso lo convenció de que Izuku había planeado todo para dejarlo con antelación, y eso lo rompió lo suficiente como para aislarse de todos. Tanto, que Mina lo busco por todos lados después de enterarse.

Nada podía ser tan real como el dolor que ella sentía al estar lejos de Shoto, el padre de su bebé, el ser que crece en su interior y que posee necesidades. Entonces, no entendía el porqué de la huida de Izuku, no era conveniente y coherente para una persona que había jurado y velado por el bienestar de su bebé. De alguna forma encontró nuevamente su paradero, halló las pruebas suficientes del embarazo de Izuku y lo fue a visitar, le pidió compañía a Aizawa, y este se negó, él tenía nuevos alumnos en su gimnasio. Se preocupaba realmente por su pupilo favorito, mas tenía que seguir trabajando. La economía no ayudaba mucho. Ó quizás, no quería verlo así.

Tan destruido por alguien que desde un principio lo había desestabilizado mentalmente.

Le pidió al conserje del nuevo edificio en donde vivía Katsuki el permiso para entrar a su departamento, el beta le comentó que no fue la primera persona en pedir aquella petición en ese día; un alfa había llegado unos momentos antes, aunque no estaba bien, de igual forma la dejo entrar. Mina agradeció su nobleza a pesar de que era una acción prohibida para su protocolo y solo le bastó ir por el ascensor para percibir el otro aroma. Sostuvo su respiración y apretó su cartera, sabía que era él. Inevitablemente su corazón dio un vuelco, emocionado por hallar nuevamente al dueño de sus nuevos sueños.

Quizás era culpa del embarazo estar así, tan necesitada.

Salió del ascensor, camino unos metros y lo vio ahí. Sentado frente a la puerta del departamento de Bakugō, con una chaqueta oscura que poseía un gorro que le cubría gran parte de la cabeza. Dudo unos momentos en acercarse, no pudo evitarlo, se agachó a su lado y retiró el gorro. El alfa no hizo nada, se mostró tal y como era ante ella. Las lágrimas caían por sus ojos, lentas y brillantes. No lo entendía, ¿qué había ocurrido? ¿Por qué lloraba?

—¿Qué sucedió?

—¿Qué haces aquí? Deberías estarte cuidado, no es bueno para tu estado salir con este frío—evadió la pregunta.

—Estoy trabajando y no estoy discapacitada. Solamente estoy embarazada, ademas, debo informar a Katsuki de algo importante—Shoto se puso de pie, se limpió las manos y ayudó a Mina de la misma forma.

Al levantarse y tenerla nuevamente entre sus brazos lo hizo querer caer en lo imposible, tomarla como una flor en sus egoístas dedos y ver cómo lentamente al tiempo se marchitaba en un lindo florero y perdía la belleza que la naturaleza le había contribuido. Ser un prestigioso espectador de esa divina metamorfosis. Con la manos heladas se aventuró en su rostro, notando su suave maquillaje y el delineado de ojos tan prolijo; entreabrió los labios y se acercó, buscando su aliento en medio de ese angosto pasillo. Era inútil decir no, el instinto así lo dictaba. Ambos se besaron, fue algo tan suave que el alfa se derrumbó en sus brazos por la ternura.

—Pensé, realmente pensé que podía soportarlo, pero no puedo, cayó demasiado bajo esta vez. Mi viejo... Está con ella, con la mamá de Bakugō—Mina lo sostuvo, ella lo sabía. Conocía las andanzas de su jefa.

—Yo lo sabía—aceptó.

Los ojos heterocromaticos del alfa revelaron aquello que para él era casi imposible de transmitir, la impresión

—¿Cómo lo sabías?

—Yo trabajo en esto, tengo que saberlo todo.

—Ya veo...—trató de ignorar el sentimiento, era bueno fingiendo algo que no era propio de sus sentimientos—. ¿Qué le tenías que decir a Bakugō?

—Sobre Izuku...

—¿Estás involucrada con el secuestro?

—¿Qué secuestro?—Shoto dio un suspiro lleno de alivio, al menos ella no lo sabía. Aún así, estaba expuesta a cualquier daño del enemigo. Debía protegerla y está vez no fallaría como anteriormente lo había hecho.

Tenía que hacer las cosas bien.

—Izuku y Inko Midoriya. Ambos al parecer fueron llevados contra su voluntad a Hungría, Budapest.

Mina en ese momento lo entendió, la razón de porque Izuku había huido de Katsuki. Estaba cuidando a su pequeño, a su pequeña familia. En ese instante la puerta del departamento se abrió revelando a Katsuki con lágrimas en los ojos. Se veía descuidado, su barba estaba crecida y la expresión llena de confusión y dolor que tenía en su rostro lo decía todo. Aún buscaba respuestas, su espíritu aún no se daba por vencido en buscar nuevamente el calor, aquel que hacía de su alma una fuente de fuerza y vigor.

—¿Qué mierda acaban de decir ustedes dos?—Mina fue la primera en acercarse, tocó su hombro con cuidado y bajó la vista para hablar del tan delicado tema, no tenía las fuerzas suficientes como para verlo a la cara después de guardar el secreto, si hubiera tenido más coraje, probablemente Izuku no estaría metido en un dilema tan delicado.

—El día en que grabaron el comercial de Invictus y Olimpea, yo lo noté bastante disperso. No se encontraba bien, y como es mi tarea preocuparme de absolutamente todo, le di una prueba de embarazo. Ese día, en el baño del local, él se enteró que estaba en cinta—Katsuki torció el gesto al escuchar las últimas palabras, su aliento de quedó ahí, suspendido. Mina prosiguió hablando con dolor—. Katsuki, Izuku está esperando un bebé tuyo.

ו••×

...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top