|Capítulo XVIII: Amigos|
Una botella de ron para dos personas que aman en verdad y que mienten a la vida con sus palabras; una conversación para desconocidos que algunas vez vieron el amor con sus propios ojos y que le dieron la espalda, negandolo con dolor.
ו••×
Mina sabía a la perfección que era demasiado tarde para pedir disculpas por invadir privacidad, pero no pudo evitar sentirse curiosa y abrir la carta que la hermosa chica de cabellos castaños le había dejado al alfa; claramente porque sentía celos. Desde que Uraraka tocó la puerta del departamento de Shoto y le dijo que ella había sido una aventura loca se sintió mal, lo peor era que sabía que era una estúpida por tener ese sentimiento, desde un principio ella misma dejó en claro que las cosas no serían formales y que lo único que ambos podrían compartir era el placer de su propia carnalidad en una cama, nada más. Aún así, no podía con el pesar de su corazón porque sabía las sensaciones que ese problema provocaría. Ella había sido hija de su admirable madre, una amante más de su padre, y reconocía el dolor de una mujer al ver a su propia hija distanciada de su padre por culpa de la esposa "verdadera"; no era capaz de romper una familia, de convertirse en la mujer que durante toda su infancia detesto.
Quizás, sólo quizás por eso se iba y le decía adiós a él.
—No te vayas, yo arreglaré las cosas con ella pero no me dejes Mina. No soy tan fuerte como para soportarlo una segunda vez— le dolía y por más que quisiera, no podía quedarse. Además de tener esas vivencias, poseía un orgullo tan grande que lo único que no quería era ser la sobrante en una relación tan complicada como lo sería ahora la de Shoto y la Omega; simplemente no podía ni imaginarlo y mucho menos aceptarlo. Tocó el picaporte dejando caer una lágrima en la alfombra y abrió la puerta, el alfa en un último intento desesperado de refutar le tocó el hombro con fuerza y ella cometió el terrible error de voltear.
Estaba llorando y no podía negarse a él.
Dio un portazo a la puerta dejando caer sus maletas y conectó sus labios con los del alfa, sabían a sal por culpa de las lágrimas y poco importaba; solamente una última vez antes de huir completamente de su vida. El beso fue ejecutado con desespero y casi desvelando su cuerpo con el amoroso y eléctrico sentimiento, Shoto se ahogó en la comisura de su boca y con dolor correspondió porque sabía que ella estaba despidiéndose; nunca antes se habían dado un beso tan profundo y repleto de sentimientos, definitivamente era un adiós. Una vez que ella terminó de hacerlo le sonrió con una mueca dolorosa y le acarició la mejilla izquierda al alfa, él aprecio el tacto restregando su rostro contra la palma cálida. No podía detenerla, sabía perfectamente que ella tenía una forma de ver la vida muy diferente a la suya.
Eran amantes y compartían sensaciones e igualmente no se pertenecían.
—Serás un buen padre, no lo dudes nunca. Si algún día tienes un problema legal, aquí estoy—abandonó el tacto con dolor y le dio la espalda.
—Lo consideraré—ella tomó sus maletas y susurró.
—Te estaré esperando.
Mina dejó el departamento sin emitir ninguna palabra más, el alfa tampoco la detuvo en su doloroso y complicado andar; lamentablemente todo estaba dicho y hecho, nada cambiaría los acontecimientos del pasado y un bebé era algo sumamente complicado para cualquier persona. La puerta se cerró por fin y el alfa se apretó el puente de su nariz mientras se dejaba caer en el sillón, llorando su partida. En ningún momento perdió la esperanza de que ella se arrepintiera y volviera. Así que ahí estuvo, en vela esperando su presencia por más de cinco horas; sentado en el sillón, oliendo su aroma en la tela del mueble y dejando caer las últimas lágrimas del gran desamor. A las seis de la mañana, en un susurro de humo fue hasta la cama e inmediatamente se arrepintió de hacerlo; todo, absolutamente todo olía a ella. Se acostó a regañadientes y observó el cielo de su habitación mientras apretaba las sábanas con fuerza, realmente dolía tener un corazón roto.
(...)
Hacía un frío terrible en las calles de Minato y su larga falda tubo con las delgadas medias negras no ayudaban mucho a frenarlo; en ocasiones así prefería mil veces el verano. Con el interior lleno de sentimientos, dejo las maletas en la cajuela de su automóvil, le molestaba estar así. Pero tiene que seguir adelante con su vida y el primer paso era dejar de llorar como una niña en la calle, quizás lo haría después en la ducha o en su cama; tenía miles de lugares para hacerlo. Fue al volante y se sintió extraño hacerlo, últimamente Todoroki había usado su automóvil y su aroma de alfa aún seguía en las telas del tapizado. Enojada metió la llave en el hueco y encendió el motor; mañana cambiaría el tapiz a primera hora, y antes de irse a su departamento a trabajar en el cambio de presidencia en la compañía de los Bakugō, quería un poco de alcohol; un buen trago de ron añejado en roble. Llegó a un minimarket y lo primero que vio fue el pasillo de licores, tomó tres botellas con líquido color caoba y fue hasta la caja.
—¿Está segura que quiere llevar tanto alcohol? Es malo tomar mucho para las Omegas, sobretodo en su período—Mina se enojó al ver el rostro poco agraciado del vendedor, ¿cómo se atrevía a tratarla así solo por ser una Omega?
—¿Qué te crees mocoso? Tú solamente tienes que venderme lo que yo te pongo en la mesa y todo a boca cerrada. No querrás conocerme cuando estoy enfadada realmente—el joven no dijo nada más y procedió a venderle el líquido malicioso a Mina, en ese momento entró otro hombre al lugar, él iba comprar exactamente lo mismo que ella; quizá, hasta compartían las mismas penas.
Pero su andar era diferente, parecía dolerle cada paso.
Mina tomó su bolsa llena de alcohol y al guardarse el recibo casi se cae al suelo por culpa de los molestos tacones de oficina que usaba, ya se veía a sí misma en la helada superficie, las manos del alfa la tomaron con firmeza de la cintura; el hombre se quejó por las dolencias, aún así la tomó. La Omega de cabellos rosas observó sus ojos y vio en ellos un violeta tan extraño que no pudo evitar posar más de cuenta sus ojos ámbar. Lo había visto antes en alguna parte aunque no podía recordarlo, ellos tenían algo en común y no solamente era el gusto por el alcohol caro.
Las malditas ojeras del insomnio.
—Cuidado, no queremos que ese licor tan caro se gaste en los confines del suelo—la soltó con una mueca de dolor dibujada en su rostro y Mina pensó solamente en su voz... Definitivamente la había escuchado antes, en algún lugar.
—Oh, gracias. Por supuesto que no, solamente me resbalé, es por culpa de estos estúpidos zapatos altos que no me dejan caminar bien—el alfa de cabellos violetas pago su cuenta y observó con más detalle a la Omega, él también compartía el sentimiento de haberla visto antes.
—Disculpa, ¿cuál es tu nombre?—Mina estuvo muy dudosa en responder, ¿quién en su sano juicio le respondería su nombre a un desconocido en un minimarket? Probablemente ella.
—Mina, Mina Ashido—él sonrió—, ¿cuál es el tuyo?
—Eres la abogada de Katsuki, sabía que te había visto antes. Mi nombre es Hitoshi Shinso, soy el guardia personal de su omega, Izuku—Mina dio un suspiro con pesadez.
Por supuesto que lo había visto antes.
—La familia de los problemas—Shinso soltó una carcajada, su día había sido caótico. Después de ser revisado por los paramédicos, gracias a su metabolismo de alfa, pudo soportar el dolor y fue hasta la residencia Bakugō para cuidar a la madre de Katsuki pero esa mujer era un infierno de persona; lo echó al momento de mencionar a su hijo menor.
Realmente tenían problemas graves entre ellos.
—Exacto, la familia de los problemas—en ese momento Mina vio la hora, debía irse.
—Bueno, tengo que irme. Fue un gusto, estoy muy segura que nos veremos, guardia personal—Shinso asintió repetidamente.
—Igualmente.
Ella se fue con sus bolsas echando insultos a sus incómodos zapatos de tacón negro; realmente era un demonio en cuerpo de ángel. Shinso quedó unos momentos divagando en su cuerpo y la forma en que sus ojos lo vieron hace unos instantes; era extraño, muy extraño de asimilar. Negó sutilmente con la cabeza emprendiendo camino hacia su departamento, tenía que dormir, la madre de Katsuki había denegado sus servicios y nuevamente tenía que ir a la agencia de seguridad a conseguir un nuevo empleo.
ו••×
—"El peleador profesional de artes marciales mixtas, Katsuki Bakugō, no ha dado declaraciones sobre el funeral de su hermano Yuichiro; los medios asumen que no mantenían una relación estrecha por problemas financieros en la familia, además de ciertos rumores sobre una supuesta infidelidad por parte del prometido del fallecido con la estrella deportiva. La señora Mitsuki tampoco dio declaraciones durante el funeral de su hijo mayor y sus abogados están trabajando para evitar cualquier tipo de intromisión de la prensa japonesa. Por otra parte, se sabe que el líder de los inversionistas, Tomura Shigaraki, está completamente descompuesto por la muerte de su..."—Aizawa apagó la televisión desde el control remoto, Izuku estaba sentado en el sillón de la sala de estar abrazando un cojín que tenía la fragancia a cacao de su alfa mientras veía los noticieros. Katsuki en esa semana no le había dicho nada sobre Yuichiro.
Probablemente lo protegía de sus propios pensamientos.
—Katsuki especificó claramente que no vieras las noticias por estos días, son crueles y amarillistas, Midoriya—el pequeño hizo una mueca de disgusto y se levantó del sillón. Estaba confinado en la casa de Katsuki por culpa de la prensa local, deportiva y polémica; no era un buen paraje para pasar el tiempo. Además no podía estar solo para pensar, Aizawa tenía el pequeño trabajo de cuidarlo mientras Katsuki no estaba en casa. El beta de treinta y tantos no era muy amable y conversador.
—¿Dónde está Kacchan? Se fue temprano en la mañana y no me despertó—comentó con un deje de preocupación luego fue hasta su smartphone ubicado entre sus cosas y observo la pantalla, tres llamada perdidas de su madre y dos de Ochako; tenía muchas respuestas que dar.
—Fue a la UFC con Mina, los rumores para los deportistas no son buenos en ningún sentido, mucho menos unos sobre una supuesta infidelidad con el prometido de su fallecido hermano—la voz de Aizawa no era acusadora aunque Izuku la percibía de esa forma, sabía muy bien que tenía la culpa de ciertas cosas y no podía evitar sentirse inútil al no poder hacer nada por su alfa—. Volverá en unas horas. Por ahora tu deberías descansar de cosas estresantes, si tienes alguna petición o pregunta hazla en este momento. Sé que no soy una persona agradable pero puedo ayudar.
Al escuchar sus palabras Izuku tuvo una idea para despejar su mente y alejar a Aizawa del departamento.
—Me gustaría que comprará una docena de rosas blancas moonstone en Midori no Hana, pregunte por Mirio Tōgata; él las ubica a la perfección. Además me gustaría comer un poco de katsudon, yo lo haré. Solamente necesito los ingredientes y que todos sean de orígen orgánico—Aizawa comenzó a escribir cada petición en una pequeña libreta de notas.
—Bien, entonces quieres unas flores blancas especiales de la florería en que trabajas. Además de puerco fresco y verduras para hacerlas fritas con algo de arroz blanco—Izuku asintió con vergüenza, él era demasiado directo con las cosas que decía, incluso daba un poco de miedo al emitir su tono de voz tan brutalmente tranquila—. Bien, volveré en una hora. No hagas nada malo y no salgas, Katsuki me matará si tienes un minúsculo rasguño.
Izuku asintió y comentó.
—Entendido señor Aizawa—el beta observó por última vez su libreta y se fue a la puerta, antes de salir se quedó mirando los alrededores de Izuku, el pequeño Omega se sintió observado, mas no dijo nada ya que el hombre aparte de ser terriblemente serio también tenía un extraño talento de leer a las personas. Sólo tenía que ser paciente y no mover ningún músculo hasta que se fuera por la puerta principal.
Y así fue.
Cuando pasaron más de cinco minutos desde que Aizawa se fue del departamento, Izuku fue rápidamente hasta la habitación de Katsuki y tomó con prisas una chaqueta del alfa; una grande que tuviera una capucha para que cubriera su cara al ponérsela y tratar de salir sin ser notado del complejo departamental. Después de cubrirse con una chaqueta de cuero negra tomó su celular y marcó el número de Ochako; necesitaba hablar con su amiga y platicarle sobre lo que había ocurrido en su vida a lo largo de esa semana que había estado ausente en Midori no Hana, pero, al abrir la puerta del departamento y ver unos ojos rojos junto con una cabellera roja y en puntas, su celular se deslizó sin previo aviso de su mano derecha. En ese momento un recuerdo que reconocía como suyo lo invadió...
«Las firmes palmas del alfa cubrieron sus manos con cariño y luego ascendieron por la piel de sus brazos con lentitud y pasión, sus ojos rojos y la cabellera negra que caía con majestuosidad por su grandiosa espalda desnuda encantaron al pequeño de ojos verdes; un gran dragón se alzaba en ella y tenía el deleite de tocar con desmesura esa piel, por la firme y única razón de que eran amantes, ocultos en la oscuridad de la noche y detrás de las puertas de papel. Sin embargo, lejos de ser con amor puro, solamente lo hacían con pasión y cariño, no más allá de ese sentimiento o eso creía el joven Yamikumo. Ya que él solamente lo hacía para olvidar a Gogo, el grandioso hijo del general del ejército nacional japonés. Por eso había encontrado en el samurái Yuusei la paz, el alfa experto en lanzamiento de arco no reconocía su comportamiento como un compromiso; solamente placer, aunque para él, sólo quizás un poco más allá.
—Yamikumo...—susurró en un llamado el alfa de cabellos negros. El pequeño de larga cabellera ondulada verdosa le respondió tomando su mentón para besarlo y ahondar aún más en las caricias que hasta ese momento habían sido solamente superficiales; sus lenguas se acariciaron y fue terriblemente excitante. Todo lo que hacían no estaba bien, era una traición. Yuusei y Gogo eran amigos de infancia y siempre habían compartido todo... Y amar en la oscuridad al Omega que le gustaba no era varonil, en lo más mínimo, es más, se sentía sucio por tocarlo y ver esa expresión llena de placer en su rostro, pero tampoco podía detenerse.
Era como una bestia al acecho del pequeño.
—Yuusei...—susurró Yamikumo arañando el tatuaje en su espalda al sentir la virilidad contraria chocar la suya, el alfa solamente pudo negar para sus adentros y bajar sus manos para tocar la intimidad del Omega y finalmente cometer traición que condenaría hasta la muerte a Yamikumo y Gogo.»
Kirishima no noto el celular en el suelo. Estaba más ocupado observando a Midoriya, fue por un tiempo prolongado. Sintió la fuerte conexión que compartían sin siquiera tocarlo y por primera vez en muchos años se sintió sucio y poco varonil, ver a un omega como un objetivo amoroso estando con Denki, para peor embarazado, estaba mal. Además, ahora que lo veía con más detalle y recordaba la descripción de su mejor amigo el día después de la fiesta corrió la vista con las mejillas sonrojadas; él definitivamente era el Omega de Katsuki, la marca en su cuello y el olor a cacao lo evidenciaban perfectamente. Carraspeo con firmeza y recordó porqué estaba en el departamento de su amigo. Inmediatamente lo busco con la vista en el interior del lugar, no lo halló. Temía abrir la boca, siempre arruinaba todo, aunque no tenía opción más que hacerlo. Y por si fuera poco, el chico frente suyo parecía perturbado y, ¿quién no lo estaría cuando te acabas de dar cuenta que engañaste al amante de todas tus vidas con su mejor amigo? Simplemente una desagradable sorpresa inesperada.
—¿Katsuki está en casa? Tengo algo muy importante que hablar con él y me gustaría verlo—su voz le erizó cada vello en su cuerpo. Quería llorar y encontrar en los brazos de Katsuki el cariño de su piel. No podía, la distancia los separaba una vez más.
Y realmente se sentía mal.
—No, no está. Fue muy temprano con su abogada a la UFC, me temo que no volverá hasta la tarde—Kirishima hizo una mueca y suspiró con pesadez, la situación era realmente incómoda.
—Bueno, perdón por molestarte realmente no era mi intención, ¿cuál es tu nombre? Digo, para saber a la próxima vez que nos veamos porque estoy seguro de que eres el Omega de Katsuki—Izuku asintió con desesperación al oír el nombre de Katsuki, luego entonó las palabras con un poco de molestia.
Realmente se sentía intimidado por Kirishima.
—Yo soy Izuku Midoriya, tú debes ser el amigo de Katsuki—Kirishima asintió con alegría y alzó su pulgar apuntado su pecho con fuerza y vigor.
—Soy el grandioso luchador de artes marciales mixtas, Eijirou Kirishima mejor conocido como Red Riot—Kirishima hizo una leve reverencia y noto el celular en el suelo; se inclinó para tomarlo y luego se lo entregó a Izuku. El contacto entre ambos fue extraño, lejos de darle más incomodidad a Izuku, como creía que sería; fue tranquilizador. Como si se hubiera sacado un enorme peso de sus hombros—. Bueno, eso sería todo Midoriya. Fue un gusto.
El alfa de cabellos rojos se fue en cosa de minutos y Izuku quedó completamente perplejo en el umbral de la puerta, una gran parte de su subconsciente le había dicho a gritos que el amigo de Katsuki era peligroso y por consiguiente, su sola presencia le había ocasionado incomodidad. Después del leve tacto entre ambas manos... No se sintió mal; de hecho se sintió hasta cómodo. Realmente no se entendía a sí mismo, vio la pantalla del celular en su mano derecha y notó la llamada en curso, rápidamente le habló a Ochako, la cual había estado escuchando atentamente toda la conversación de Eijirou y Izuku.
Ambos amigos tenían mucho de lo que hablar.
(...)
—¡No puedo creerlo Ochako!—Izuku no pudo evitar entonar un tono más alto para expresarse porque era algo realmente difícil de asimilar, ¿un bebé? ¿Ochako tenía dos meses de embarazo?
Uraraka inmediatamente tapo la boca de su amigo ante la exaltación, ambos omegas estaban sentados en una raíz sobresaliente alrededor de un enorme árbol de cerezos vacío, debido a que no podían hablar con tranquilidad en la florería prefirieron ir a la hora del descanso hasta el jardín trasero del lugar; ahí solía tomar el té de manzanilla la señora Nejire con su esposo, afortunadamente en invierno no era muy concurrido el íntimo sitio, sobretodo si había llovido la noche anterior. Hacía frío y la brisa era húmeda.
—Por favor, baja la voz Izuku, no quiero que se enteren aquí en la florería. La señora Nejire podría mal interpretar mi situación—el chico de cabellos verdes gestó una cara molesta, conocía demasiado a su amiga como para imaginar lo incómoda que estaba; sobre todo por culpa de su aroma.
—Entonces, ¿qué harás con el bebé?—ella torció los labios y se acomodó la bufanda de lana rosa que estaba usando; si era sincera con su mejor amigo ella no quería contarle a Shoto sobre la noticia del bebé. De hecho Tenya la había obligado porque eso no era lo realmente importante, ella no quería tener al bebé; primero quería terminar sus estudios y tener al menos una vida más adecuada para la venida de cualquier infante; por eso averiguo un plan más viable y adecuado a su vida.
—Tenya y yo hemos peleamos sobre ello, él quiere tener al bebé y reconocerlo como suyo pero yo... No lo deseo de esa forma—la respuesta sorprendió más de la cuenta a Izuku, que tragó duro a oírla.
—¿Lo darás en adopción?—ella torció aún más el gesto en su rostro, el joven Omega ante su silencio delator lo entendió completamente—. Lo quieres abortar.
—Sí, existe una clínica en Shinjuku que es buenísima en ese tema. Nadie se ha quejado y tienen buenas referencias. Además toman las preocupaciones correspondientes a la situación—Ochako parecía bastante informada sobre el tema. Cómo si ya lo hubiera decidido por sí misma—, pero para efectuar el trámite necesito la aprobación del padre de la criatura y Todoroki ha estado desaparecido por estos días. A pesar de que fuí a su departamento hace una semana... Por eso debo ir hoy una vez más, para pedirle que firme el papel de autorización y así librarme de esta situación lo antes posible.
—¡Me niego rotundamente!—en ese momento apareció en el lugar el alfa nombrado; su antiguo cabello largo y bicolor ahora estaba corto y tenía un leve undercut por debajo de sus orejas. Su presencia en el lugar alarmó a Ochako de tal forma que lo único que hizo fue ahogarse en sus propias palabras—. Izuku, por favor déjame solo unos minutos con Uraraka.
La expresión del alfa no tenía precio, daba miedo en todo el sentido de la expresión. Izuku se despidió gentilmente de su mejor amiga y se fue del pequeño sitio deseándole suerte a ambos; porque si en verdad iban a debatir sobre el tema del bebé, ambos no se veían para nada complacientes y tendrían graves problemas de opinión. Y lejos de desear perderse algo así, Midoriya quería saber qué ocurriría, pero no tenía el derecho de entrometerse en cosas que no eran de su inconveniencia. Suspiró pesado al salir de florería y se cubrió una vez más con la grandiosa chaqueta de Katsuki; hacía un poco de frío y el cielo estaba nublado a esa hora en la ciudad. Sin embargo, todo parecía normal para una jornada de diciembre excepto por el hecho que su día había sido extraño, por no decirlo bizarro y lo peor de todo es que necesitaba a su alfa.
A su Katsuki.
Comenzó a caminar sin mirar atrás por las calles y tomó el camino más corto hacia el departamento del luchador profesional, si tenía un poco de suerte llegaría antes que Aizawa. Y luego de unas cuantas calles llenas de gente sintió una fuerte presencia entre las personas, una que podría reconocer a ojos cerrados y con la nariz dañada. Maldijo por lo bajo y se dio media vuelta para ver el rostro de su alfa; estaba listo para su expresión enojada y el sermón de su vida, en vez de eso Izuku vio a Katsuki haciéndole un gesto para que guardara silencio. Obedientemente le hizo caso y no emitió ninguna palabra, el alfa rubio no perdió el tiempo y le tomó la mano con gentileza para sacarlo del enorme gentío.
Una vez lejos de las calles y cerca de un estacionamiento Izuku se sintió nervioso, la mano cálida de su alfa lo hicieron desprenderse del frío con rapidez. Sus mejillas debían estar rojas como tomates y la verdad su pecho solamente recibía el golpeteo de agitado corazón.
—¿A dónde me llevas Kacchan?—el pequeño encontró prudente preguntar al ver el automóvil de Katsuki en la distancia. El alfa ignoró su pregunta y siguió caminando hasta llegar a la puerta del copiloto, obligó al pequeño a sentarse y le puso el cinturón de seguridad sin emitir ninguna palabra. Izuku ya se estaba desesperando, esperó que el alfa subiera al automóvil para volver a preguntar con más impaciencia—. Ya basta con este juego Kacchan, ¿dónde me llevas?
En el rostro del alfa se dibujó una sonrisa maliciosa y llena de diversión, al ver la expresión de Izuku tomó con confianza su mentón y le estampó un beso lleno de impaciencia; el pequeño al recibir sus labios no se hizo esperar por súplicas e intento tomar con más fuerza el cuerpo del rubio y así profundizar el húmedo toque pero el molesto cinturón de seguridad en su cintura lo detuvo. Ambos cortaron el beso ante el sonido y Katsuki susurró.
—Vamos hacia tu castigo, conejito—su voz, su maldita voz sólo le provocaba un sentimiento al pequeño de cabellos verdes...
Ansiedad.
ו••×
N/A:
El alma de Denki en la era de Japón antiguo no nació, entonces en la desesperación de su alma gemela Kirishima se aferró al primer atisbo de conocimiento de la maldición es decir, lo más cercano a ella: Izuku.
...
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