cap 24 La Pesadilla del Celo y el Juego de los Alfas

El día había sido largo y lleno de conversaciones importantes. Perú caminaba por los pasillos del complejo, tratando de despejar su mente de las preocupaciones que lo atormentaban. Pero había algo en el aire, algo que no podía ignorar. Una tensión palpable, un cambio en el ambiente que lo hacía sentirse incómodo.

Los alfas habían estado actuando de manera extraña durante toda la jornada. Había momentos en los que sus miradas se encontraban, sus ojos fijos en él con una intensidad que lo hacía sentir como si fuera el centro de una tormenta. Perú había tratado de ignorarlo, pero sabía que algo estaba sucediendo, algo que no podía entender.

De repente, el sonido de una puerta abriéndose lo hizo volver en sí. México, España y Rusia entraron en el pasillo, sus ojos brillando con una energía inquietante. Perú los miró, sintiendo que algo no estaba bien.

"¿Qué pasa?", preguntó, tratando de sonar tranquilo, aunque una pequeña pizca de nerviosismo se colaba en su voz.

España fue el primero en responder, su tono ligeramente juguetón pero con un dejo de seriedad. "Nada, solo que... parece que los alfas estamos un poco inquietos hoy, ¿verdad?"

Perú frunció el ceño. "¿Inquietos? ¿Por qué?"

Rusia cruzó los brazos, observando a Perú con una mirada que no pasaba desapercibida. "Sabes, Perú, el asunto de las marcas no es solo un tema de conexión emocional. Hay algo más... algo biológico. El celo de los alfas, por ejemplo."

México rió con nerviosismo, como si estuviera tratando de aligerar la atmósfera. "Sí, sí, lo que Rusia quiere decir es que los alfas, cuando estamos cerca de nuestra... pareja, nos entra un tipo de impulso, un deseo intenso. Y parece que hoy estamos... todos bastante... excitados."

Perú se quedó quieto, procesando lo que acababan de decir. ¿Celo? ¿Impulso? De repente, comprendió lo que estaba pasando. Todos los alfas, sus ojos brillando con una intensidad que nunca antes había notado, parecían estar sintiendo algo más, algo que no podía controlar.

"No... no entiendo", murmuró Perú. "¿Y qué tiene que ver conmigo?"

Rusia avanzó un paso hacia él, con una sonrisa torcida. "Lo que quiero decir es que tus marcas nos afectan, Perú. Como parte de la conexión, nuestro celo puede transferirse. Y, bueno... todos sabemos que las marcas son poderosas. Ahora mismo, estamos todos... en ese estado."

Perú sintió un escalofrío recorrer su columna vertebral. La idea de que todos esos alfas pudieran sentirse atraídos por él de esa manera lo hacía sentir vulnerable, incómodo, como si estuviera atrapado en algo que no podía entender ni controlar.

¿Y qué se supone que debo hacer?, preguntó, intentando mantenerse tranquilo. "¿Salgo corriendo? ¿Me escondo?"

México se acercó a él con una sonrisa traviesa. "Podrías intentarlo... pero la verdad es que ya estás marcado, Perú. Intentar huir no cambiará nada."

España dio un paso al frente, su tono más serio. "No se trata de huir. Se trata de que, si tú también lo quieres, podemos... gestionarlo. Pero si no, hay que encontrar una solución. No quiero que te sientas presionado."

Perú miró a cada uno de ellos, sintiendo cómo el aire se cargaba de tensión. La verdad era que no sabía qué hacer. Parte de él quería salir corriendo, pero otra parte de él, aunque confundida y asustada, sentía que tal vez no podía escapar de esta conexión. Era algo mucho más grande que él, algo que se estaba tejiendo en su vida sin que pudiera evitarlo.

De repente, una figura apareció a lo lejos. Era China, quien parecía haber escuchado la conversación. Sus ojos se encontraron con los de Perú, y en su mirada había algo que tranquilizó al joven omega.

"Perú", dijo China, acercándose con pasos suaves pero firmes. "No tienes que temer. No todos los alfas reaccionan igual. Pero todos nosotros respetamos lo que tú decidas."

México se rió con una ligera burla. "Sí, no te preocupes, Perú. Todos estamos aquí para apoyarte. Si decides que no quieres nada de esto, nadie te forzará."

Perú se quedó en silencio, observando a los alfas, sintiendo que el peso de la situación comenzaba a caer sobre él. "Es solo que... todo esto es nuevo para mí. No sé si estoy listo."

España se acercó un poco más, colocando una mano en su hombro. "Nadie espera que lo estés. Pero eso no significa que no podamos intentar hacerlo bien. A nuestro modo. Juntos."

Justo cuando parecía que la situación se calmaba, la puerta se abrió de nuevo, y una nueva figura entró al pasillo. Era Francia, quien llevaba una sonrisa juguetona en su rostro.

"¿Qué pasa aquí?", preguntó, mirando a todos los alfas reunidos. "¿Están todos... persiguiendo a Perú?"

México soltó una risa nerviosa, mientras España bufaba en respuesta. "No estamos persiguiendo a nadie, Francia. Solo estamos... ajustándonos a las nuevas circunstancias."

Francia se acercó a Perú, su tono ahora más suave. "Solo quería asegurarme de que te sientes bien. No me gustaría que te sintieras presionado. Sabes que tienes a todos los que te apoyan. A tu ritmo, Perú."

Perú los miró a todos, y por primera vez en mucho tiempo, algo se encendió dentro de él. Una mezcla de confusión, miedo, pero también una pequeña chispa de curiosidad. Quizás no estaba solo en esto. Quizás, aunque no entendiera del todo lo que estaba sucediendo, podría encontrar una forma de manejarlo.

Pero antes de que pudiera responder, Rusia añadió, con una sonrisa cómplice: "Solo recuerda una cosa, Perú... Si decides quedarte, no habrá vuelta atrás. El celo no es algo que se apague con solo desearlo."

Perú se quedó en silencio por un momento, respirando profundamente. ¿Qué debería hacer ahora? El dilema de la situación lo tenía atrapado. Sin embargo, sabía que no podía huir por siempre.

"Lo pensaré", dijo al fin, levantándose y comenzando a caminar hacia su habitación. "Lo pensaré, pero por ahora... necesito tiempo."

Y mientras caminaba, pudo sentir las miradas de los alfas sobre él, cada una diferente, pero todas llenas de una intensidad que nunca antes había experimentado.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top