Dos

Koko le sirvió a Baji su tercera copa de la noche.

No supo si era porque su hastío se había elevado a niveles casi palpables o porque en realidad sí había algo de tensión en el ambiente. Quería acabar ya, pero ¿cómo empezaban siquiera?

Chifuyu había estado mirándolo de soslayo un par de veces, pendiente a sus reacciones y seguramente ansiando el momento en que su cara de culo se transformara en una autentica expresión de júbilo.

En este momento, imposible.

—De acuerdo. Vamos a relajarnos un poco —Inui propuso, dejando su copa media vacía sobre la mesita de la sala y enderezándose en su lugar. Koko lo abrazaba por la cintura y una de sus manos se había colado en su muslo—. Les advierto que hago mucho ruido en la cama.

"Mátenme"

Chifuyu soltó una genuina risa divertida que frenó de inmediato al comprender que Inui iba muy en serio.

—Sí, es muy gritón. Prepárense —Koko apoyó reafirmando el agarre sobre su cintura cuando Inui se echó para atrás soltando una carcajada jubilosa y embriagada.

Baji miró a Chifuyu por primera vez en la noche y sin necesidad de decir nada, compartieron una sonrisita que a simple vista era solo un gesto de afecto, pero que ellos en su pacto de intimidad sabían significaba en letras mayúsculas y resaltadas en negrita:

QUE. JODIDA. VERGÚENZA

"Tú también eres gritón" Baji alzó las cejas, socarrón.

"¿Tú no, treinta segundos?" Chifuyu bizqueó, alzando su copa para beber un trago de ella y con la misma mano destacando tres dedos con disimulo.

"Hijo de..."

—Muy bien. Todos levántense —Inui se levantó cual resorte e incitó a que todos lo imitaran.

¿Hace ya cuanto no tenía uno de esos momentos íntimos con Chifuyu donde las palabras sobraban y su química era tan potente que se entendían solo con la mirada?

Todos se pusieron de pie.

—Ahora sacúdanse. Liberen toda su tensión. —La voz de Seishu sonó temblorosa y atropellada por su imitación de convulsiones severas.

Pronto Koko se le unió y Baji pudo presenciar una escena que bien pudo salir de El Exorcista. Y cuando empezaron incluso a gritar y gemir en serio temió de que se tratara de una posesión real.

Chifuyu con algo más de vergüenza empezó a sacudir su cuerpo y extremidades, no con tanta pasión como sus invitados, claro. Baji, por presión de su esposo tuvo que unirse también a la secta de poseídos en proceso de exorcizarse.

Cuando la "sacudida de tensión" finalizó, Koko e Inui de forma sincronizada acercaron a Baji y Chifuyu lo suficiente para que sus manos rozaran.

—Ahora, abordémoslo espiritualmente —Koko dijo con suavidad.

¿A quién imitaba? ¿Al coach espiritual del anuncio de Youtube?

—Miren a su pareja a los ojos.

Chifuyu acató la orden de Inui sin muchas trabas. Tuvo que alzar la cabeza para poder llegar a la altura de los ojos de Baji. Apretaba los labios y sus ojitos brillaban en medio de la parcial oscuridad que los abrazaba.

"Está asustado. Él no es así pero está desesperado por serlo"

—Si llegan a sentirse abrumados, solo miren a su pareja y conéctense. Al fin y al cabo están aquí por él —Seishu pronunció en susurros sibilantes.

Hago esto por Chifuyu, no, por Kazutora.

Su esposo le ofreció una sonrisa casi plana, apenada y suplicante. Sus pendientes relucían con magnificencia en conjunto a sus orbes verdosas. A juzgar por sus respiraciones profundas, se estaba forzando a obtener el valor para continuar aquello.

—Pero, si se vuelve demasiado para ustedes solo deben usar la palabra de seguridad —Koko les aseguró exhibiendo una sonrisa ansiosa—: Hakuna Matata.

Disney debería demandarlos.

Chifuyu cortó el contacto visual. Baji contempló como sus labios formaron una pequeña o al soltar el aire contenido por la boca.

A pesar de que llevaba deseando el comienzo de esa mierda para proseguir rápido a su finalización, cuando reconoció que finalmente había llegado, se encontró anhelando que se postergara un poquito más.

—Ven aquí, Chifuyu. —Inui agarró la mano del susodicho y lo guio hasta el centro de la sala—. Bailemos un poco.

Una exhibición de placer culposo: Inui pegando su cuerpo al de Chifuyu en un abrazo sensual, donde su esposo subía y bajaba su cuerpo, frotándose en un lento vaivén erótico al ritmo de la música de fondo y siempre mirando a Baji, dedicándole a él todas sus expresiones del placer que lo recorría el sentir las manos de Seishu toqueteando sin pudor su cuerpo. Cuando Inui volteó a Chifuyu, ambas narices rozaron por encima de la sonrisa fogosa que decoraba sus labios.

Nada mal en realidad, pero Inui estaba de más en la escena.

Ahí estaba el Chifuyu del que se enamoró: vivaz, atrevido, libre, transparente. Baji podía sentir emerger en él los vestigios de una felicidad intrusa al volver a contemplar esa imagen tan fascinante que en antaño lo había cautivado hasta los huesos.

Respingó cuando sintió la mano de Koko apretar su hombro, cortando su cavilación.

—Ven, quiero mostrarte lo que hay en la habitación.

"Estoy oficialmente aterrado"

OLVIDÉ QUE SUBÍ ESTA HISTORIA SJAJAJJAJA

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