Aquel día...
Había pasado años desde que el se había ido de regreso a su hogar natal como si fuera ayer como lo había llegado a conocer, tan solo era una niña normal pasando unos días tranquilos sin saber nada de lo que la humanidad estaria en peligro, recuerdo cómo me quedé después de clases en ayudar a un maestro con algunos papeles que entregué al subdirector, después salí en dirección a casa en la cual mis tres hermanos mayores no estarían hasta más tardar de noche.
/Hace 12 años atrás/
Camina por las calles con la mochila en el hombro estando algo pesada pero ya se estaría acostumbrado por la cantidad de libros que portaba, tomo un atajo que la llevaría segura a su casa pero en eso se detiene por un pequeño destello de luz que ciega la vista llegando a cubrirlo con su mano, al verlo que se encontraba era una clase de una piedra azul y bastante extraña.
No era un zafiro, ni lapizlazuli tampoco un diamante lo tomaría con ambas manos no era tan grande pero tampoco pequeña lo cual pudo agarrarlo con facilidad, sin embargo le atrajo bastante curiosidad sobre aquella piedra que no muchos del pueblo llegó a encontrar pero algo llegó a sacarla de los pensamientos un sonido de un auto la espanta llegando a ver aquel auto de color negro, mora y plata, no comprendía mucho que es lo que quería pero había algo en ese auto que la tenía algo inquieta.
Retrocede unos cuantos pasos mientras el auto empezaría avanzar lentamente a ella como si la estuviera asechando cosa que empieza a sentir miedo, sin dudarlo mucho empezaría a correr de aquel lugar con la piedra en manos mientras el auto la persigue por detrás, continuaba corriendo lo más rápido hacia su hogar pero en eso aparece otro auto del mismo modelo y color espantandose por su aparición, tomo otra ruta donde sería un depósito de chatarra en la cual sería muy grande y con tantos autos viejos y sin funcionar donde ella se podría esconder.
Aún así los dos autos no desisten en dejarla escapar lo cual la siguen dentro del depósito, lo que ella no sabia es que esos autos no eran comunes como cualquiera si no serían seres de otro mundo que buscaban aquella piedra y darsela a su amó, mientras ella se adentraba en la montaña de autos para ocultarse de aquellos esperando de que se dieran por vencidos y se marcharán pero estaba equivocada, ante sus ojos los autos llegaron a transformarse en robots gigantes de aspecto tenebroso mientras hablaban con su amo sobre el asunto lo cual se procedió de una manera muy violenta.
Empezaron a tomar cada auto viejo revisando que estaría adentro pero al no encontrarla lo lanzarian al otro lado del depósito, ella estaría demasiado asustada que no podía moverse ni salir de aquel auto, lo único que hizo abrazar sus piernas suplicando con lágrimas de que no la encuentren ni le hagan daño pero fue en vano, llegaron a encontrarla estando sumida en la desesperación gritaría de miedo cubriendo la cabeza con ambas manos.
De repente un gran camión de color rojo con azul llegaría a la escena y era igual a ellos se llegó a transformar de una manera más diferente que vio, lo primero que hizo fue golpear a uno quien tenía la niña en el auto para que lo soltara y la pudiera tomar, con tanta delicadeza lo deja en el suelo mientras le dirige unas palabras serias pero a la vez serenas “Ya estás a salvo, quédate dentro hasta que pase el peligro” ella solamente afirma con la cabeza obedeciendo sus palabras.
Pudo ser testigo de ver cómo se enfrentaba a ese par con tanta fuerza, decisión y determinación en su mirada dejando a la chica completamente impresionada, pasaron unos cuantos minutos hasta que ese par no tuvieron de otra más que marcharse dejando a ambos solos en el depósito fue lo que hizo regresar el miedo a la pequeña, sus enormes paso se dirigieron hacia ella mientras se apegaba al rincón del auto esperando de que no le hiciera daño.
Al ver esa reacción por lo que acaba de presenciar entendía de que muchos humanos no podrían llegar a tomar la situación con calma, así que tomo la decisión de hablar desde fuera del vehículo. “Ya no hay necesidad de temer, ellos ya no están para que te hagan daño, pero me temo que ahora te encuentras en peligro.” ante sus palabras ella no comprendía que estaría sucediendo, ¿Que eran ellos? Y sobre todo ¿Que era el? “¿D-de que hablas...?”
/En la actualidad/
Escuché acerca de dónde el provenía un planeta llamada cibertron, donde el y sus camaradas habitan pero a la vez tenían enemigos que harían lo posible por obtener el poder en manos para conquistar los mundos, aquella piedra que encontré sería la energía vital de los Autobots llamados energon pero no cualquiera si no el maestro, desde ese día llegó a ser involucrada con los Autobots y la batalla por cibertron y la tierra, pase por tanto peligro, adrenalina y sobretodo unos agradables momentos con el líder de los Autobots enseñándole sobre mí mundo, fortaleciendo la amistad que tenía.
Pero todo momento tenía lo más triste que sería como el perdía la vida ante mis ojos, no quería creerlo, ni aceptarlo no podía parar de llorar en como te ibas de esta vida, no aguante las ganas de ir hacia a el y abrazarlo mientras lloraba desconsolada, aún conservaba ese energon maestro en manos mientras lloraba rogando que abriera los ojos y se levantaría de nuevo, cosa que ocurrió un milagro una lágrima mía cayó sobre el energon y ahí no recuerdo mucho que pasó después.
Tan solo un gran destello se presenció ante la situación y ahí me quedé inconciente pero al despertar estaba en sus brazos cargándome con cuidado y suavidad, estaba feliz de que estaría aún vivo y gracias al energon maestro que le dio su spark de nuevo vida, pero ahí después llegaría nuestra separación como logro derrotar al líder enemigo su planeta natal volvió a ser restaurado por completo y había mucho que reconstruir, su equipo tuvieron un tiempo para pasar unos últimos y unicos momentos con los humanos que formaron lazos, en cuanto a mi no quería despedirme en realidad odio las despedidas además no sabía si no volveré a verlo en mi vida.
Pero aún así fue a buscarme para darme un regalo especial por tanto que hemos pasado juntos como amigos y compañeros, fue pasar un día entero juntos, lo primero que fue sería dar un viaje por la carretera hacia un lugar único fue un campo abierto con algunas flores en ella, nos quedamos sentados sobre el pasto mientras sentía la fresca y dulce brisa por el rostro, nos quedamos hablando por la aventura que tuvimos pero no pude soportar ese dolor por más tiempo llegando a llorar, pero hubo unas palabras que aún tengo en memoria.
“Aunque este lo bastante lejos, recordaré el planeta donde te conocí, donde me enseñaste cada cosa y costumbre humana, donde lo considero mi segundo hogar y quiero que tú también me recuerdes, quiero que me lo prometas.”
Y así fue hasta el día de hoy lo recuerdo, ahora que me vuelto adulta no olvidaré al Autobot que tenía tanto afecto y cariño, no se que estará haciendo ahora o donde podrá estar quizás en otro planeta pero lo único más valioso que recuerdo fue haberle dado una muestra de mi afecto a el, se que no lo comprendería pero espero que algún día pueda llegar a comprenderlo pueda que no te vuelva a ver hoy ni mañana pero se que algún día nos volveremos a ver.
—¡Maestra! ¡Maestra!— llegaría un pequeño niño emocionado con prisa.
—Tranquilo amiguito no hay necesidad de ir a prisas.— muestra una amable y animada sonrisa tratando de calmar las energías de su alumno.
—Es que vi un camión enorme se veía genial.— le responde emocionado y ansioso
—¿En serio? Seguramente debe ser el camión de comida.— se imagina que sería de la entrega semanal para los almuerzos.
—Esos no maestra, tengo una foto mire.— niega con la cabeza, de ahí sacaría su teléfono mostrando la imagen de un enorme camión rojo con azul, junto con el logotipo de Autobot.
—...!! ¿Dónde lo viste...?— Estaría sorprendida y a la vez impresionada de que una vez haya vuelto.
—Estaba estacionado fuera de la escuela, pero al poco tiempo se fue ¿No es genial maestra?— Miraría la foto con tanta admiración.
—Si... Si lo es, es el mejor camión de todos...— lo diría con tanta nostalgia y a la vez con gran afecto.
—Algun día me subiere uno como ese y podré conducirlo.— La mira con gran decisión siendo un gran sueño y deseo para un pequeño como solía serlo ella.
—Tengo la fe de que podrá pasar...— Acarica su cabeza con suavidad mostrando una dulce sonrisa.
Las horas pasaron y ya solo quedaba yo nuevamente sola en la escuela, deje algunos papeles con el subdirector para entonces partir de regreso a mi casa, pero en eso me encontré con una gran sorpresa el estaba afuera... Esperando mi salida, me sentía bastante nerviosa después de tanto tiempo que no nos veíamos y tenía pensado de que no nos veríamos de nuevo.
—... Optimus...— Sería la primera en hablar, esperando recibir una respuesta suya.
—Hola _____ ha pasado mucho tiempo... Has crecido mucho.— Le respondería con calma y suavidad.
—Si... Y aún así no te e olvidado... Después de que entraste a ese portal... No deje de recordar ni dejar de pensar en ti...— Le respondía con tanta nostalgia y melancolía.
—Gracias por cumplir con tu promesa... Pero me temo que mi visita no será mucha, quería saber si tú...— Llegó a ser callado al recibir la suave y cálida mano de aquella mujer.
—Claro que si... Vayamos al campo... Tengo muchas ganas de contarte...— Dice con algunas lágrimas en los ojos y con una hermosa sonrisa en los labios.
Puede que no sea como tú, pero... Anhelare aquel día donde nos conocimos, nos volvimos amigos y dónde pudimos estar juntos aquí... En la tierra.
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