Capítulo 1: Aún no está a salvo

El chico Izuku Midoriya se encontraba listo para salir a hacer unas visitas, ya habían pasado dos días desde el incidente. Era fin de semana y decidió ir al hospital universitario en donde estaban internadas las heroínas Rule y Uravity. Ahí también estaba Mirio Togata, mejor conocido como Lemillion y la pequeña Eri.

Me pregunto cómo estará Togata-senpai. Perder su don debió ser demasiado duro, pero él parecía demasiado optimista en la pelea. Hubiera deseado tener ese entusiasmo en la secundaria. -pensaba Deku mientras caminaba hacia el centro hospitalario-.

Llegó al lobby donde preguntó por la habitación de las chicas, tras ser una situación tranquila no hubo impedimentos para hacerles la visita conyugal. Él estaba nervioso porque no pudo ir a visitarlas antes. Es verdad que estuvo herido, pero al no ser de gravedad bastó con el don de Recovery Girl, a eso sumado con los efectos del quirk de Eri en batalla.

Al llegar a la habitación 5-D, donde le había indicado la recepcionista, vio que habían dos camas vacías. Una enfermera estaba ordenando las camas, el peliverde empezó a tener un mal presentimiento.

— Disculpe señorita, ¿dónde están las señoritas Ochako Uraraka y Yui Kodai? -preguntó Izuku con algo de preocupación-.

— Perdona chico, pero ellas ya no están con nosotros. -respondió la enfermera con algo de pena-.

— ¿A qué se refiere? Pero si ellas estaban internadas aquí. -comentó Midoriya, su preocupación empezaba a incrementar a miedo-.

— Esta mañana ellas nos abandonaron, chico. Lo siento. -replicó la enfermera con una cara poco tranquilizadora-.

No es cierto. Por favor, dígame que no es cierto. -pensó Izuku que se sentó en el suelo cerca de la puerta, ocultó su rostro y las lágrimas empezaron a salir-.

Sin embargo, sintió cómo una mano se posó sobre su hombro y otra sobre su cabeza.

— ¿Qué pasa? -preguntó una voz femenina, denotaba pena por el joven que estaba destrozado-.

— Mis heroínas, las dos chicas más importantes que he conocido ya no están, se fueron de este mundo. -Deku estaba roto por dentro, sus lágrimas estaban saliendo a mares-.

En eso sintió un abrazo doble, dos manos suaves acariciaban su cabello revoltoso. En ese momento, sin notarlo de inmediato, su corazón empezó a latir a ritmo acelerado. La caricias en su cabello y cicatrices de sus manos se sentían cálidas y una sensación de paz invadía su espíritu.

Al levantar la cabeza vio a dos señoritas que representaban un mismo mundo para el peliverde. Una azabache de ojos azules y de pequeña sonrisa junto a una castaña de cachetes rosados y una sonrisa llena de amor.

— Ch... chicas. ¿E-están vi-vas? -Deku solo apretó el abrazo y sus lágrimas fueron mayores, pero con una sonrisa-.Temí por ustedes, la enfermera dijo que ustedes ya no estaban aquí.

— Nosotros no te abandonaríamos, Izu-kun. -dijo Ochako con una voz suave pero dulce-.

— Tiene razón, nosotras tenemos una razón enorme para estar vivas: un tomatito verde con una sonrisa que inspira paz. -complementó Yui que abrazaba a Deku con una sonrisa más pronunciada-.

La enfermera se acercó a ver desde la puerta, no pudo aguantar sentir un sonrojo en su rostro. Pero, la presencia de ella fue notada por los jóvenes y no tuvo más opción que responder.

— Sumimasen chico, me gusta jugar con la mente de los demás. Pero me alegro que ya estás mejor.

Otro chiste como ese y la próxima cama que verás será la de tu ataúd. -pensaron ambas chicas-.

Tras ese pequeño malentendido, las señoritas le explicaron a Izuku que fueron a firmar para el alta médica y que en el lobby les dijeron que tenían una visita. Así como también le mencionaron que tendrían una reunión con Mount Lady.

— Así que entonces, ¿ustedes ya están bien?

— Hai, la pelea con los nomus casi no la contamos pero Takeyama-san nos salvó y creo que nos reuniremos con ella para algo importante. -explicó Yui-.

– Entonces eso confirma lo que me dijo Nejire-senpai. Y parece que la misión no terminará aquí. La operación con los yakuza está a la mitad porque si tienen a Overhaul, el resto de los Preceptos están acéfalos... -Izuku estaba murmurando, esto incomodó a las chicas, pero sabían que era parte del encanto del chico-.

— ... si es verdad que la Liga le dio a dos nomus de guardia a los Preceptos, puede que mis padres...

— Espera, espera, espera Izu-kun. ¿Tus padres fueron secuestrados por la Liga y ahora están con los Preceptos de la Muerte? -cuestionó Ochako con preocupación-.

— Chisaki me dijo que tenía dos nomus que le recordaban a mí y que de vez en cuando murmuraban mi nombre. Si lo dijo para provocarme o si decía la verdad, tengo que averiguarlo. Si ellos son nomus, entonces significa que puede haber oportunidad de salvarlos.

— Hagámoslo, Izu-kun. -Kodai le estaba ofreciendo el puño a Deku-

— Rescatemos a tus padres. Por nuestro héroe. -Uraraka imitó el gesto posicionando su puño junto al de Yui-.

— Hai. Se los agradezco, chicas. -los tres chocaron puños y una sonrisa firme que indicaba ambición, esperanza y determinación se dibujó en los tres rostros-.

Luego de una pequeña despedida, Izuku volvió a preguntar en el lobby por otro paciente. Entonces entró de nuevo a las escaleras hasta llegar al sexto piso donde estaba su senpai y compañero de agencia.

Al entrar a la habitación, Mirio estaba haciendo ejercicio de piernas con el cuerpo hacia arriba. Sir Nighteye y el director Nezu estaban acompañando al rubio mamado.

— Ohayo, ¿interrumpo algo? -preguntó Izuku mientras asomaba su cabeza-.

— Claro que no, Midoriya-shonen. Bienvenido. -indicó Nezu mientras se acercaba a estrechar la mano con el peliverde-.

— Gusto en verlo, director, Sir. ¿Cómo se encuentra, Togata-senpai? -cuestionó Deku al ver el ejercicio que hacía el rubio-.

— Pues, me siento bien físicamente. Mi ánimo quisiera decir lo mismo, pero sabes lo que pasó. Es triste, pero creo que no me sirve estar lamentándome. No es tiempo de lamentos. -indicó Mirio que se puso de pie y alzó el puño con una sonrisa fuerte-.

— Entiendo, haré lo que sea que esté en mis manos para que recuperes tu kosei. -indicó Deku ofreciendo su mano-.

— Te lo agradezco, héroe Deku. Aunque no necesito mi don para pelear. De todos modos, encontraré la manera de ser un héroe. ¿Verdad Sir? -contestó Mirio volteando a ver a su mentor-.

— Es una promesa, Lemillion. -replicó el señor ojo de la noche con una sonrisa pequeña pero que indicaba confianza-.

— Por cierto, Midoriya. La pequeña que salvaste, Eri, quiere verte a ti y a Mirio. Pero debo decirte una cuantas cosas. -el héroe ex compañero de All Might se acomodó los lentes-.

— Fuiste muy imprudente al proceder de esta manera, debería castigarte por haber sido poco profesional y temerario al enfrentarte a un villano de alto calibre. Pero supiste manejar la situación a pesar de las consecuencias. Menos mal que no estuviste solo y supieron ambos aguantar la situación hasta que llegaron los refuerzos. En fin, después hablaremos más a profundidad, pero sí debo darte mis sinceras felicitaciones, noveno portador.

Las sensaciones que Izuku tenía en su interior indicaban felicidad, satisfacción y un respiro a su dañado espíritu. El hecho de haber tenido un primer éxito dentro de la legalidad le alegraba. Estrechó la mano de su jefe, pero detuvo el apretón para advertirle.

— Ojo, estoy contento que lograste salir vivo de esto pero la próxima vez puede que sea distinto. Y no he usado mi don en ti, solo me apego a las posibilidades según la situación, no quiero ver que el heredero caiga antes de cumplir el objetivo que All Might te dejó.

— Hai, entiendo Sir. Trataré de ser más cauteloso con mis acciones como héroe, pero no dudaré en actuar cuando tengo a alguien en frente mío para salvarlo. No quiero volver a sentir que soy el Deku inútil. Soy el Deku que puede hacerlo. -contestó Izuku con una sonrisa empoderada y una mirada estoica-.

Después de unos minutos de diálogo, llegó Eraserhead para hablar con Mirio y finalmente fue con Deku hacia el área donde estaba Eri.

— Sensei, ¿cómo ha estado Eri-chan? Quiero agradecerle. -al escuchar esto, Eraserhead levantó una ceja-.

— ¿Por qué?

— Ella usó su don para permitirme pelear sin lastimarme. A ella le debo haber recibido daños mínimos.

— Entiendo, entonces será mejor que no tardes mucho, ella aún siente algo de miedo a su entorno. Además ella ha preguntado por ti y por Mirio. Con otras personas, incluso conmigo, es reacia a hablar con tranquilidad. -contestó Aizawa para permitirle la entrada a la habitación con la infante-.

Él entró a la habitación, ella estaba sentada en el borde de su cama comiendo una rebanada de manzana. Al sentir la presencia de alguien se alejó un poco, pero se tranquilizó al ver a Deku acercarse.

— Hola, Eri-chan. ¿Me recuerdas? -preguntó Izuku sonriendo-.

— Hai, tú eres el hombre que me rescató. -ella estaba conteniéndose las lágrimas-.

— Aún soy un chico, pero muchas gracias. -contestó con una pequeña sonrisa y un ligero rubor-.

— ¿Por qué? Si usted me salvó.

— Porque gracias a ti pude usar prácticamente todo mi poder -indicó Deku mientras acariciaba la cabeza de la peliblanca-.

— Por cierto, ¿cómo te llamas? Solo sé que el otro héroe se llama Lemillion, por mi culpa él perdió sus poderes. -la niña tomaba su pequeño cuerno y sus lágrimas rodaban por su rostro-.

— Mi nombre de héroe es Deku, es corto y es como un apodo. Puedes decirme así si quieres. Mi nombre es Izuku Midoriya. Y el otro héroe es Mirio Togata o Lemillion. -respondió el peliverde tratando de tranquilizar a la señorita-.

— Deku, Lemillion. Y la chica grande que perdió su mano por mí. Ustedes sufrieron por mí, lo lamento tanto. -la loli se derrumbó y empezó a llorar mientras ocultaba su rostro con sus manitas-.

— Ella es Mount Lady, tal vez no lo notaste pero gracias a ti ella recuperó su mano. Nosotros y varios héroes más peleamos por verte sonreír. No tienes que sentirte culpable por lo que pasó, estamos felices de tenerte a salvo. Solo queremos verte sonreír. -Deku le dio una sonrisa grande y contagiosa-.

Eri tomó su rostro y jaló sus cachetes hacia arriba, sus ojos empezaban a humedecerse y dejó de intentarlo.

— Gomenasai, pero ¿qué es sonreír?. -dijo Eri mientras agachaba la cabeza, caían pequeñas gotas sobre la cama y automáticamente Midoriya acarició su cabello-.

A pesar de todo, ella sufre por dentro. Lo que hizo ese villano la persigue aún. No la hemos salvado por completo. -pensó Izuku-.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top