Prólogo del tercer tomo: el último adiós a varios héroes

*Créditos de la imagen: yumenofude en Tumblr*

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Es un día frío en los inicios del mes de febrero, mucha gente se encuentra cabizbaja, abrigada y con un sentimiento muy triste. Algunos lagrimeaban, mientras que otros solo mantenían un silencio de luto mientras se acercaban a su destino.

Los héroes estaban vestidos con trajes de gala para darle el último adiós a varios colegas caídos en el cumplimiento del deber. Quienes estaban afrontando el dolor más fuerte eran dos señoritas de 16 años, recién cumplidos. Las dos estaban aún con heridas de relativa gravedad.

Una castaña estaba con una pierna enyesada, junto con una de sus manos. Mientras que una azabache de ojos azules mantenía un parche en el ojo derecho, así como el brazo enyesado. Las dos chicas estaban en primera fila junto a un grupo de féretros que estaban listos para el último destino.

La señorita Ibara Shiozaki se encargó de dirigir unas palabras por petición del director de la academia UA, Nezu.

— Hermanos, nos encontramos reunidos en tristeza para despedir a muchas personas que entregaron su vida para preservar las de las mayorías tras los horribles incidentes de la semana anterior. Nejire Hadou, Yu Takeyama o Mount Lady, Naoto Buki o Gunhead, Inui Shirudo o Crust, Izuku Midoriya o Deku. Ellos, al igual que muchos más, fueron personas especiales, amigos únicos y héroes espléndidos. El Señor nos da y también nos quita, por eso nos regaló a estas personas que cumplieron su propósito por el cual dedicaron la mayor parte de sus vidas y el Creador los ha reclamado a su reino. Nuestro Señor fue para muchos uno de los primeros héroes, y con el paso de la historia han habido otros que han seguido el camino del bien. Dios es un ser lleno de misterios, por eso le pedimos que reciba en su Reino a estos héroes. Amen.

Kamui Woods, Suneater y Midnight, por mencionar algunos, se encontraban inconsolables tras conocer la noticia del deceso de tres héroes, amigos, compañeros y algo más. Cada uno se echaba la culpa sobre sus partidas, y solo en las lágrimas podían encontrar un desahogo que permitiera, cuando menos, liberar esas emociones.

Ibara durante su discurso, concentró su mirada en dos señoritas, Ochako Uraraka y Yui Kodai. Estas dos estaban al lado de sus padres, quienes trataban de darle consuelo a sus hijas. Los cuatro padres entendían el posible trauma de una batalla tan sangrienta que bien podría ser el precedente a una guerra sin cuartel, pero sus sospechas estaban algo equivocadas.

Las dos señoritas se encontraban llorando la pérdida de sus mentores espirituales, pero perder a su novio en común estaba en un nivel distinto. Ambas sufrieron como nadie por amor.

¿Por qué nunca pudimos ser felices? -refunfuñaba en su mente Ochako-.

Pudimos salvarlo varias veces antes, y ahora de verdad ya no está. -Yui se lamentaba mucho-.

Tras darle el último adiós a todos los difuntos, se procedía al entierro de los féretros. Yui y Ochako fueron las únicas que se acercaron al lugar donde descansaría el cuerpo de su amado para siempre. Ambas lanzaron al agujero una rosa negra, no había nadie más que ofreciera las condolencias por él.

— Izu-kun, no puedo creer que ya no estás con nosotros. Cuando te conocí en la secundaria, yo no tenía amigos, era una paria y no podía evitar verte llorar todos los días al salir de clase porque te molestaban. Me sentía impotente por no poder hacer nada, pero ese día que te tomé de la cintura para que no saltaras por la ventana fue el momento que decidí hacer algo bien y comencé por salvarte. Y luego de eso, me salvaste varias veces. El robot de cero puntos, el secuestro, los entrenamientos, Overhaul, Shigaraki. Quisiera regresar en el tiempo para evitar perderte. -Yui lloraba por su ojo bueno-.

— Tú me dijiste que usaste el apodo que no te gustaba para tu nombre de héroe porque yo cambié el significado; pero tú Izu-kun cambiaste mi vida. Me salvaste de la muerte varias veces y nunca pude retribuirlo. Siempre fui débil y no pude cumplir la promesa más importante que te hice. No pude proteger tu sonrisa y ahora no sé... quería cumplir mi sueño de ser una heroína y corresponderle a mis padres todo el sacrificio que hicieron por mí, pero deseaba que tú fueras testigo de eso. Que nos hiciéramos más fuertes, que lucháramos juntos los tres como héroes, que formáramos nuestra familia. Nos dijiste que fuéramos felices, pero ya no podemos, ya no estás... -Ochako no podía aguantar más las lágrimas y las dejó salir-.

Junto a ellas se acercaron dos jóvenes, uno de pelo azul oscuro con motores en las pantorrillas junto a un castaño de ojos grises. Ambos pusieron una mano en el hombro de sus respectivas amigas.

— Uraraka-kun. -Iida había llegado y Ochako sin mediar palabras lo abrazó-.

— ¿Por qué Iida-kun? ¿Por qué él? -ella se quejaba buscando una respuesta que no podría encontrar-.

— Libéralo, Uraraka-kun. -Tenya también lloraba, pero trataba de disimular su tono de voz-.

— Yui-san, yo también lo lamento mucho. Él era mi amigo y a todos nos duele. -Kaibara sostenía de los hombros a Kodai, que se tomaba el rostro con ambas manos-.

— Él dijo que los que sonríen son fuertes, pero ahora no puedo sonreír. -Yui trataba de evitar romperse, pero era inevitable-.

Ambos amigos hombres se mantenían al lado de las dos chicas, pero ese momento se rompió con una visita inesperada para los cuatro.

Un rubio cenizo de pupilas rojas llegó sin mediar palabra hacia el hoyo. En ningún momento levantó su mirada, también lanzó una rosa y una especie de papel rectangular que brillaba, sus lágrimas caían pero a él no le importaba; sin embargo, las siguientes palabras llegaron a oídos de ellas.

(Cr: Horiuchi Mochiko - "Saraba itoshi no")

Deku, perdóname por todo. Aunque lo diga, eso no cambiaría todo lo que hice antes ni te traerá de regreso. Aunque sea hipócrita, luego de muchos años noté lo especial que eras para muchas personas. Siempre te vi detrás de mis hombros, creía que me subestimabas cuando solo querías cumplir un sueño de niño. Desde hace un buen rato pensé que realmente yo actué como un puto villano contigo porque no tenías kosei, pero en realidad tenías más de héroe porque defendías a aquellos a quienes yo molestaba. Y tardé demasiado en darme cuenta que las cosas podían ser diferentes si yo hubiera sido más maduro. La vieja te quería mucho, a veces hasta más que a mí, pero ahora entiendo el porqué. Sayonara Deku, espero que puedas descansar en paz. Esta es la tarjeta de All Might que tenía yo, es tuya. -Katsuki se retiró sin voltear a ver los jóvenes que lo habían escuchado-.

La lluvia se había hecho presente en el cementerio, casi todos los presentes se habían retirado. Ochako y Yui se habían retirado del lugar para dirigirse con sus padres a la UA.

—  A pesar de todo, tal vez no era una mala persona... -pensó Iida extrañado-.

Al menos fue sincero sobre su amistad... -Kaibara estaba inexpresivo-.

En un árbol cercano que se sacudía con la brisa y la lluvia, una cabeza encapuchada se asomó y notó aquella tumba. Luego de verla y leer la matrícula, volteó a ver a la salida, donde estaban los padres de Uraraka y Kodai con paraguas.

Perdónenme chicas, Kacchan, todos...

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Y así comienza la parte final de esta trilogía, espero contar con su apoyo como siempre. Gracias por siempre haber estado desde el principio. Me gustaría recomendarles la historia de mi amigo Stratos17123 que se titula "Otro Heredero". Tiene mucho potencial y espero les guste.

Actualizaré los días martes y viernes sin falta.

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