D I E C I O C H O

5 de marzo de 2017

Mis padres accedieron a llevarnos con  el permiso del doctor. Estaba muy emocionado.

Tu sonreías mientras mirabas al horizonte, pérdida en tus propios pensamientos. Un día me contaste sobre tu sueño, como querías navegar y encontrar los más grandes tesoros.

Y no parabas de reír al sentir el viento en tu rostro.

Este día vi un poco del brillo que habían perdido tus ojos.

Ese día me di cuenta de algo; cuando nos queda menos tiempo de vida solemos aferrarnos a las pequeñas cosas de la vida, hasta el último aliento.

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