Uno
El recorrido.
Universidad de Élite Murgare, una prestigiosa universidad con unas de las mejores instalaciones del país. A la cuál solo van los mejores y más aplicados alumnos. ¿La verdad? Era un edificio entre moderno y conservador con clases para crear futura gente de mérito, repleto de adolescentes que se creen adultos, que en su mayoría estudian carreras que no quieren solo para seguir con el negocio o legado de sus familias, o al menos eso era lo que pensaban Ella y Leyla.
Las dos caminaban por uno de los grandes pasillos de camino al salón principal, fueron llamadas por el director para que le dieran un recorrido por el edificio a nuevos estudiantes. Al ser unas de la más aventajadas alumnas de la universidad, cada una en su ámbito, claro, tenían algunas responsabilidades extras que a la vez le otorgaban algunos derechos.
Andaban a paso rápido porque en el último minuto Leyla tuvo la urgencia de ir al baño.
—Pero de verdad, ¿no puedes ser más inoportuna? —pregunta su amiga con el ceño cargado de preocupación y eso era algo común en Ella.
Ella y Leyla son amigas desde que tienen uso de memoria, en verdad desde que la familia de la segunda viniera a vivir a Londres tiempo después de que naciera.
Había nacido en Cuba, país de origen de su padre. Mikaella Teronge o más conocida como Ella, una chica rubia de ojos color gris y de una contextura esbelta con... ¿pocas curvas?, la verdad es que desde pequeña había sido de piernas largas y con un cuerpo todo menos exuberante, pero eso nunca la hizo bajar la cabeza. Su mejor amiga, Leyla Quiroga, es una chica de cabello color castaño y ojos marrones, sí, como la mitad del planeta. La chica a diferencia de Ella tiene un cuerpazo que podría considerarse como una indudable virtud, pero, en ocasiones era un fastidio para ella, llegando a sentirse incómoda y con la necesidad de esconder su anatomía en muchas ocasiones.
A pesar de sus millones de diferencias, la amistad que tienen ambas prevalece en el tiempo, es fuerte y valiosa. Se apoyan mutuamente sin importar el qué.
—¿Porque crees que es mi culpa? ¿No vas al baño acaso? Y no te atrevas a decir que no, porque cuando entro luego de ti —hace una pausa para tapar su nariz—, mi nariz dice lo contrario.
—¡Oye! Punto número uno, tu nariz no habla y punto número dos, normalmente acostumbro a mi organismo y no sufro imprevi... —manifiesta Ella dando a entender como tiene todo bajo control y cosas que a nadie le interesan.
—Blah, blah, blah —se burla Leyla ante el comentario aburrido de su amiga.
—Deja de burlarte. Llegaremos tarde, el director Andrew nos dará una riña.
—No lo hará si apuras el paso en vez de hablar.
Después de caminar con rapidez —en realidad corrían— llegaron hasta el salón principal y fueron a donde estaba la Srita. Russell, subdirectora, que las miró con cara de completo desagrado.
—Ya era hora —les dice—. Que sepan que le comentaré esto al director —dice y se va con su andar que no es por nada, pero parece una mula preñada, seguro piensa que camina con estilo, que ilusa.
Por primera vez las chicas se fijan en los dos chicos al frente de ellas, que no solo son dos chicos, sino que son gemelos, dos guapos, candentes y atractivos gemelos.
—Buenos días, bienvenidos a la Universidad de Élite Murgare —les dice a los gemelos, Leyla, porque al parecer Ella aún no había recuperado el aliento.
Leyla muy seguido tenía que ayudar a Ella a expresarse, porque... todo lo que dice la rubia suena mejor en su cabeza, ya que sus obvios comentarios y preguntas sacan de quicio a cualquiera. Digamos que se ha acostumbrado a memorizar y conocer todo a base de libros e investigación, siéndole la cosa de improvisar un verdadero reto.
—Eso, todos sean bienvenidos a nuestra gran universidad, mi compañera y yo les daremos el recorrido por nuestras instalaciones.
—¿Cómo se llaman? —pregunta uno de ellos mirándolas una y otra vez con cierta curiosidad.
—Mi nombre es Leyla Quiroga.
—¿Quiroga? —pregunta el otro gemelo que por primera vez presta atención a lo que decimos.
—Sí, soy cubano-inglesa —explica la morena con orgullo.
Si sabes de dónde eres sabrás hacia donde vas.
—Interesante. ¿Naciste aquí o en Cuba? —interroga el mismo chico a la vez que hace un globo de goma de mascar y luego explota.
—En Cuba —dijo Leyla secamente para acabar el tema. No le gustaba hablar de temas personales, menos con desconocidos.
Él la mira asintiendo con la cabeza mientra mastica goma de mascar.
—Perdona no se puede mascar chicle en las instalaciones escolares, y mi nombre es Mikaella Teronge, todos me llaman Ella, pueden hacerlo ustedes también.
—¿Y porque no, Mika? —vuelve a preguntar el chico haciendo de nuevo un bola con su chicle.
Curiosamente repugnante.
—Pues la verdad no me agrada que me llames de esa manera, ni tú ni nadie. Y por favor te pedí que dejarás de mascar chicle, está prohibido —menciona ella con su amabilidad natural pero de manera estricta.
—No para mí —responde él.
Vale, esto iba a ser un recorrido muy largo si estos dos chicos se comportaban de esa manera, Ella y Leyla lo tenían claro.
—¿Sus nombres son...? —pregunta Leyla, un poco irritada.
—¿No saben nuestros nombres? Estaban en los registros —responde el otro hermano con semblante cansado.
Que raros son estos tipos.
—No, no lo sabemos y justamente por eso es que lo pregunto. ¿Acaso tu no preguntaste el mío? ¿O es que eres tonto? —le pregunta de nuevo la morena, con desagrado.
—¡Leyla! —le regaña Ella.
—¿Qué? Estos dos no nos dejan hacer el recorrido de una buena manera y yo soy muy buena pero tonterías no voy a soportar.
—Mi nombre es Royce Fontanier —dijo el de la goma de mascar.
—Y yo soy Cassandro Fontanier —responde el otro.
Las chicas una vez más lo miran, en realidad no se podía hallar una diferencia entre ellos, eran copias uno del otro. Lo único un tanto desigual eran sus cabellos marrón oscuro, el de Cassandro era más largo y peinado en comparación con el de Royce, que era más corto y parecía un nido de aves.
—Lindos nombres —menciona Leyla con una sonrisa un tanto fingida—. Sus padres han de tener un buen gusto.
—En realidad... los eligió un amigo de la familia, como un padre para nosotros —explico Don Chicle, en que es por lo que veo, el más comunicativo de ambos.
Silencio...
—Así que... ¿son gemelos? —le pregunta Mikaella.
Era mejor el silencio.
—¿En serio preguntó eso? —inquiere Royce al borde de la risa.
—No.lo.puedo.creer —articula Cassandro pasando una mano por su cara.
—Increíble —dijo Royce de nuevo. Los dos se echan miraditas las cuáles ni Ella ni Leyla logran entender, telepatía de gemelos será.
—Jesús —susurra Leyla aguantando una carcajada luego del disparate que soltó su mejor amiga.
—Era solo una simple pregunta —se defiende Ella rodando los ojos —. Comencemos con el recorrido de una vez.
Dicho eso todos empiezan a caminar en la misma dirección.
—¿Y cuántos años tiene esta escuela? —pregunta Cassandro.
—Fue fundada y construida el 14 de mayo de 1917 por Andrew Murgare —le responde de forma rápida Mikaella ya que se sabía esa historia de memoria.
—¿Por qué notó que todo lo que tiene que ver con conocimiento te emociona? —pregunta Royce.
—No es de tu incumbencia —responde la rubia de mala gana.
—¡Pero, Elle! —le regaña Leyla.
—Ups, perdona. No quería responderte de esa manera es que... —se disculpa al instante.
—Disculpada, Mika —responde mirándola de reojo.
Cabe destacar que eso a Ella la puso muy nerviosa.
¿Por que hacía semejante acción? Incómodo.
—¿Cómo me llamaste? —pregunto ella mirándolo.
—¿Yo? Si no he dicho nada —se defiende con desconcierto.
—Vale —pronuncia cambiando de tema—. Como pueden observar aquí se encuentra el área de ciencias, una moderna edificación con las mejores tecnologías —señala el edificio.
—¿Tienen telescopios ahí? —pregunta Cassandro con curiosidad.
—Sí, tenemos las mejores ediciones, de muchos estilos. De verdad es una pasada.
—Friki —masculla alguien por lo bajo.
Rápido Ella se gira hacia el grupo y mira cada cara.
—¿Quién fue el gracioso? —pregunta—. Digan ahora mismo quién fue —cuestiona la rubia, lo más autoritaria que puede.
—Pero, ¿de qué hablas? —pregunta Royce con cara de desconcierto pero al borde de la risa, todos estaban al borde de la risa.
—¿Saben qué? No importa, sigamos con el recorrido.
...
Después de la larga trayectoria por toda la universidad, Leyla y Ella van caminando por los pasillos de la residencia de camino a su habitación.
—¿Qué crees de los nuevos? —pregunta Ella a Leyla.
—Guapos, engreídos, sarcásticos e insoportables.
—¿Los crees una amenaza?
—Elle, tienes que dejar de centrarte en el pasado. Olvídate de todo eso, ¿ok? —alega mirándola a los ojos.
—Ok.
—De igual forma hay que tenerlos vigilados.
—"Nunca sabrás que algo es una amenaza...
—...hasta que no sospechas que lo es." —termina la frase Leyla.
Las dos al llegar a su habitación compartida, abren la puerta y tiran todo encima de sus camas.
Pero al mismo tiempo ven una caja de regalo encima de esta, las dos a la misma vez se miran y luego se giran de nuevo hacia las cajas.
Cuando las terminan de abrir, en cada una hay una cajita de música a cuerda.
Ambas, Leyla con el ceño fruncido y Ella con una mirada metódica, se juntan en el escritorio.
Con el ceño fruncido se juntan en el escritorio.
—¿Q-qué es esto? ¿Quién lo manda? —pregunta Leyla.
—¿Estás pensando lo peor, no? —cuestiona Ella.
Las dos le dan cuerda a sus respectivas cajas y suena una música realmente espeluznante.
Al abrirse las dos cajas a la misma vez salen unos muñecos horribles de trapo. Los dos empiezan a repetir a la misma vez:
La mar es traicionera.
Es traicionera la mar.
Las chicas se miran con miradas aterrorizadas.
Y no saben si eso es... una indirecta.
—No puede ser posible —pronuncia por lo bajo Leyla.
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Aquí yo: Hola chicxs, ¿cómo están todos? espero que bien!!! Este es el primer capítulo de este libro. Quiero decirles que este es un nuevo proyecto que estoy haciendo ya que estaba escribiendo un libro lo que la cuenta la perdí y aún no la he podido recuperar, la verdad me deprimí mucho. Entonces se me vino un idea a la cabeza y decidí pasar página, por esto este libro que voy a escribir con todo mi apuchorroamor.
Hablando del libro... ¿qué les parece? Les quiero comentar que el libro siempre no es tercera persona, Va a haber muchos partes en las que narré Leyla o Ella en primera persona, pero como esta historia es de las dos, quiero que cuando estén las dos no narré solo una, espero que me entiendan, dicho todo, aclarada la situación.
Les mando apachurrobesos y apachurroamor:
Camille Muguercia
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