14 de mayo del 2019, Lextenson.
8 meses atrás.

Narra Ella.

Estaba sentada en un balcón con vistas al mar. Desde aquí se veía tan hermoso, nunca había sido muy amiga del agua, por el contrario, casi no sabía nadar. Pero siempre es un privilegio verlo. Aún de noche.

Doy un suspiro y tomo un poco de mi refresco, refresco que tenía whisky y tequila, sí, juntos.

Cansada de  estar sentada decido pararme e ir en busca de mi grupo.

Me da un considerable mareo y me aguanto de la pared para no caer.

Después camino normalmente por los pasillos en busca de Leyla. Creo que es la única que tiene probabilidad de no haber muerto por un coma etílico.

Veo en una esquina a una pareja... en una situación un poco íntima. Enarco una ceja mirándolos con asco.

—¡Váyanse a una habitación! —les grito y ellos de alejan rápido del lugar, avergonzados.

Bajo la escalera poco a poco. No estaba borracha, pero si un poco... contenta. Tenía buena resistencia al alcohol y eso que casi nunca lo consumía.

Esta casa era gigantesca. Tenía miles de pasillos y habitaciones. Podría vivir aquí tres años y aún así no conocerla del todo.

Cuando por fin llego a la planta baja escucho mucho ruido en la zona de la piscina a pesar de que estuviera a... no sé, ¿dos kilómetros?

Empiezo a caminar en esa dirección.

Voy normalmente con mi vaso vacío en mi mano. Observo cuando paso una pequeña sala de estar con varios adolescentes dormidos. A mí me parece que están muertos.

Niego con la cabeza respondiendo a mí propio comentario.

Lo peor es que no encontraba a Leyla por ningún lado.

Estaba desaparecida.

Sigo caminando por la casa hasta que al pasar por uno de los mil pasillos escucho un grito. Pero no uno de los gritos que se escuchan desde la piscina, no. Son gritos más como los de las pelis de terror, cuando el asesino esta a punto de matar a un personaje.

Frunzo el ceño. Se escucha del otro lado de una puerta de madera oscura un poco descuidada.

Con un poco de indecisión acabo por abrirla. Trago saliva al ver que hay unas escaleras que llevan a un piso inferior.

Alejando el miedo de mí bajo las escaleras esperando que no haya nada que haga que mi vida peligre.

¿Q-que hago aquí?

En un sótano oscuro en mitad de la madrugada.

¿Nos hemos vuelto locos?

Sin espacio para el arrepentimiento me giro de nuevo para volver a subir al fiesta.

Toda acción la elimino cuando escucho otro horrible grito.

Este mucho más desgarrador que el anterior.

Me volteo y comienzo a caminar, adentrándome en sótano cada vez más.

Al adentrarme en una habitación veo una figura en la oscuridad.

Me acerco y todo miedo se disipa cuando me doy cuenta de quien es.

—¡Qué susto me has dado! ¿Se puede saber qué haces aquí?

No me hace caso a lo que le digo por que mira aterrada algo detrás de mi.

No puedo llegar a voltearme.

Porque no puedo ver nada.

Todo se vuelve negro.