Diez
"Es un trato"
Narra Leyla.
El estúpido peluche estaba ahí, repitiendo y repitiendo la misma frase.
Me cansé de escucharlo ya que me empezaban a doler los oídos.
—¡AAAH! —grito de rabia mientras tomo el muñeco y lo estiro hasta romperlo en dos partes, la cabeza y el cuerpo.
Lo mejor era que ya se había callado.
Pasamos unos segundos sin decir nada. Hasta que hable:
—Eso quiere decir que...
—...él tiene a Sra. Amar... Graciela —se corrige Ella.
Esto es muy confuso.
¿Para qué mierda quiere a Graciela el filósofo barato?
¿Por qué lo dice si podemos decírselo a la policía?
A ver, no lo haremos. Si lo hacemos muchas cosas estarían en riesgo.
Pero... él no puede estar seguro de que no lo haremos.
—Bueno, ¿nos vamos ya?
—Sí.
• • •
Estábamos dentro del ascensor de nuestra residencia, subiendo hacia nuestro piso.
—¿Los Fontanier harían eso? —pregunto.
—La pregunta es, ¿hasta dónde llegarían los Fontanier?
—Todavía no sabemos si son ellos.
—¿Te estás echando para atrás?
Supiro ruidosamente mirándola. —Yo no he dicho eso.
—Pero es lo que ha parecido.
—Déjame decirte Ella, que no, la vida no es lo que parece.
—¿Sabes qué? No quiero discutir estoy cansada. Hoy ha sido un día muy largo, para variar.
—Sí —le digo.
Cruzo los brazos frente a mi pecho esperando que el ascensor nos lleve a nuestro piso.
Cuando se abren las puertas ambas salimos y empezamos a caminar hacia nuestra habitación.
—¿Dejaste el oso en el auto? —pregunto.
—Sí, se quedo ahí.
—Está bien, no es que quisiera dormir con eso cerca.
Al llegar a la puerta de nuestra recámara vemos que no está despejada. Frente a ella están nada más y nada menos que los hermanos Crack.
—¿Cómo...? ¿Qué hacen aquí? —les pregunta Elle.
—Las estábamos esperando.
—Mira que bien, mi cama también me estaba esperando asi que... —voy en dirección hasta la puerta para abrirla y noto que Royce me agarra del brazo.
—Suéltame —le digo jalando mi brazo de un tirón.
—Deberíamos hablar en un lugar más privado —menciona Cassandro recostado en una esquina fumándose un cigarrillo.
—Yo no quiero hablar con ustedes, ni tampoco Leyla.
—Oh, querida Mika, eso hubiera sido útil si lo estuvieramos pidiendo.
—Idiota —mascullo por lo bajo.
—¿Qué dijiste, Quirroga?
—¡Idiota! Eso es lo que dije. Los hisopos no cuestan mucho te los puedes permitir —ironizo.
—Me gusta el sarcasmo, pero sólo cuando no es para mí.
—La verdad duele pero te hace más fuerte —sonrio falsamente.
—Me empiezo a cansar —advierte el otro gemelo desde la misma esquina de antes.
—¿Por que quieren hablar con nosotras? —pregunta Ella.
—Hay cosas que aclarar —menciona Cassandro.
—Entonces, ¿vienen o las llevamos? —cuestiona Royce.
Miro a Elle y ella me mira a mí. Discutimos con la mirada sediendo a ir. Además podríamos sacar algo de información sobre la casa, o la lápida o algo así.
—Iremos —dice por fin Ella—. Pero, tiene que ser rápido. Ambas queremos descansar.
Cassandro se levanta de la esquina donde estaba, tirando la coletilla del cigarillo a la basura.
—Perfecto —dice él. Empieza a caminar junto a Royce y nosotras solamente los seguimos.
—Y bueno... ¿son de Francia, no?
Volteó los ojos. ¿Es en serio? Las preguntas de Elle no son muy rebuscadas.
—C'est clair —le dice en francés Royce.
—¿Qué significa? —pregunta ella de nuevo.
—Búscalo en un traductor.
—Que grosero —responde Ella cruzándose de brazos.
—¿De qué parte? —pregunto yo.
—París —responde de nuevo.
—Uh, fantastique.
—¿Pueden hacer silencio de aquí al restaurante, por favor? —pide Cassandro tocando el botón del ascensor.
—Uh, ¿a cuál nos llevan? —pregunto.
—Al de sushi, del área 4 —responde.
—Ay, a mí se me antojan hamburguesas.
—Pero tu no eres la que vas a pagar —responde Cassu.
—Que grosero —dictamino cruzándome de brazos.
El camino hasta el coche fue en silencio, también hacia el restaurante, estuve mirando por la ventana del auto. Nos distribuimos, los gemelos adelante y nosotras dos atrás.
Al llegar no esperé a que ninguno de los dos me abriera la puerta, no tienen cara de ser muy caballerosos.
Los cuatro juntos entramos al restaurante, casi todas las miradas se clavaron en nosotros. Claro, los gemelos nuevos, ricos y guapos entrando a un restaurante con las amigas talentosas, ¿no suena a canal de chismes?
Pidieron una mesa y todos nos fuimos a sentar.
—Bueno, vayamos al grano, ¿para qué nos trajeron aquí?
—Necesitamos hablar con ustedes —dijo Royce.
—Eso está claro —hablo.
—Ustedes desconfían de nosotros por alguna razón oculta. Nosotros tampoco confiamos mucho en vosotras. A si que propongo algo, juntar fuerzas para estar en paz —propone Royce.
Lo miro con una ceja arqueda, intrigada.
—Especifica —le pido.
Cassandro suelta un suspiro y habla:
—Que hagamos un equipo, nosotros contra los demás, no entre nosotros mismos. Estaremos juntos. Seremos cercanos, ¿qué les parece?
Elle y yo nos damos una mirada cómplice.
—¿Quieréis... formar un equipo? ¿Como tipo "Grandes Héroes"? —pregunto al borde de la risa.
—No te burles. Ustedes son fuerzas bastantes imponentes en Murgare, nosotros somos nuevos y queremos ganar un poco de... mérito, por decirlo de alguna manera. Además, creo que al ser más será menos posible que... vayan a por ustedes.
Mi amiga a mi lado y yo nos tensamos.
—¿Qué...? ¿De dónde sacaron qué van a por nosotras? Es falso no... —habla Elle.
—No queremos explicaciones. Solo ser un grupo, al menos para los ojos de los demás.
—¿Y qué ganan ustedes a cambio? ¿Por qué nos necesitan? —pregunto.
—Sin preguntas —advierte Cassandro.
En ese instante nos traen los platillos a la mesa y luego de que el dependiente se va continuamos hablando.
—¿Como será exactamente? —pregunta Ella.
Noto que Royce saca el chicle de su boca y lo enrolla en un papel para luego dejarlo junto a su platillo.
No desperdicia nada al parecer.
—Pues... tenemos que fingir.
Eso no era un problema, se nos daba bien. Mucho de hecho.
—¿Fingir qué...? —pregunta mi mejor amiga.
—Fingir que son nuestras parejas.
Ok. Espera, ¿QUÉ?
—¿Fingir que somos... sus... novias? —cuestiono.
—No, nuestras parejas de danza no te jode — bromea el peli marrón.
—Imposible, tengo novio. No puedo fingir eso —habla Elle.
—¿Tienes novio? ¿Cómo se llama?
—No es de tu incumbencia.
Royce la mira con pillería—. Claro que lo es, tengo que saber sobre mi competencia.
—Idiota, hablo en serio.
—Pues entonces solo crearemos un vínculo como amigos.
—¿Tengo que fingir ser vuestra amiga?
—Pues sí —responde Cassandro.
Ruedo los ojos y repiqueteo mis dedos en la mesa, con desesperación.
—Si tengo que fingir que tengo pareja... ¿Quién tiene que ser mi "novio"? —pregunto resaltando la palabra "novio" entre comillas.
Los hermanos se miran y parece que se comunican con la mirada.
Hasta que Cassandro carraspea la garganta.
—Pues... pensamos en que Royce y Leyla podrían hacer una pareja más creíble, se parecen.
Levanto una ceja. Está vez soy yo la que hablo.
—¿Qué tu y yo nos parecemos? —le cuestiono a Royce.
Él asiente.
—Entonces... ¿uniremos fuerzas creando relaciones amorosas y de amistad falsas pero falsas sólo para nosotros porque para los demás tienen que pensar que son verdaderas? —formula mi amiga rubia.
—Algo así.
Tomo un sorbo de agua de la bebida que trajo el dependiente.
—Creo que... Ella y yo lo tenemos que pensar —explico—. Mañana les avisaremos.
—Vale —aceptan ambos a la vez.
—Pero recuerden que nos lo deben —menciona Royce.
—¿Por qué?
—¿No te acuerdas lo de nuestro neumático y qué nos seguiste, querida Mika?
Ella da un largo suspiro y asiente con la cabeza.
Cassandro pide la cuenta y cuando llega, la pagan.
Nos paramos de la mesa y caminamos a la salida del restaurante.
—¿Queréis que las llevemos? —pregunta Royce.
—Está bien —acepta la rubia.
En el camino en el auto me pongo a pensar y organizar mis ideas.
Los Fontanier quieren que nos aliemos a ellos por medio de un vínculo falso pero que para las demás personas debe ser creíble. No podemos hacer nada a las espaldas de los cuatro y no podemos traicionarnos. Seremos como un... ¿equipo?
En teoría nos sirve, ten a tus amigos cerca y a tus enemigos aún más cerca. De esa forma podríamos averiguar un poco de ellos y será más sencillo.
La verdad no vendría nada mal...
—¿Cómo contactaremos para informarles de nuestra respuesta?
Veo que Royce desde el asiento del copiloto se gira.
—Pues...
—¿Sabes qué? Dame tu móvil, te daré mi número —le pido.
Él un poco confuso me da su teléfono y yo apunto mi número en él y se lo devuelvo.
Mira el nombre en el teléfono y frunce el ceño para luego mirarme.
—¿"Mi novia"? —pregunta con una ceja enarcada.
—Vas a tener que llamarme así si vas a ser mi novio, ¿no?
Él abre los ojos—. Entonces, ¿aceptan?
—Todo depende de lo que diga Elle, ella decide —menciono mirando a mi amiga.
Ella me mira confusa y luego mira al techo, pensando.
—Digo que sí —acepta sonriendo.
—¿Entonces...es un trato?
Elle y yo nos miramos con miradas cómplices, diciéndonos: <estos acaban de enterran su propia tumba>.
Decimos a la misma vez:
—¡Es un trato!
—Eso fue rápido —habla mientras hace un globo con el chicle que reutilizó.
—¿Dónde esta la champaña? ¡Hay que celebrar! —exclamo.
Y esto, señores, es lo que llamo...
El primer paso para caer al vacío.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top