Diecisiete
Viene la vida y se ríe de tí.
1 semanas después.
Narra Ella
—¡Leyla mira aquí! —ella se levanta de su cama y se acerca.
—¿Qué pasa? —pregunta.
Le señalo mi laptop y ella lee mientras frunce el ceño.
—¿"Estadísticamente se dice que el conocimiento de las estadísticas hace a una persona más sabia y más feliz"? ¿Es en serio, Elle? —cuestiona.
—Sí, que tiene. Tú que siempre me dices que estoy amargada.
—Por dios, Elle. Eso lo escribieron para ti y otros viejos chochos de 70 años —me dice Leyla rodando los ojos.
—Que pesada eres —mascullo.
No le había contado a Leyla lo de Royce.
Juro que lo había intentado.
Pero... es que ella tiene algo sospechoso y no me lo quiere decir.
Cuando ella me cuente lo suyo le contaré lo mío.
Leyla se vuelve a acostar en su cama y yo navego por internet. Hasta que veo una noticia.
—Leyla, ven acá.
—No me dig...
—Es en serio.
Ella se levanta y se acerca a mí.
Sale el titular de una noticia diciendo: "Hace un mes de la desaparición de la diseñadora Graciela Lace, su esposo pide ayuda."
Leyla y yo nos miramos. Graciela aún seguía desaparecida, pobre.
—¿Estamos seguras de que él la tiene, no?
—¿Él quién? —pregunto.
—Nuestro acosador.
Él que por cierto había desaparecido, ya no más mensajes, ni frases, ni señales.
¿Se habría ido?
No, claro que no se había ido.
—¿Quién si no?
—Pero, ¿y si no está relacionado? ¿Y sí solo estamos paranoicas?
—Leyla, por favor. No te engañes. Sabemos que es él.
—¿Sigues pensando que son...?
—Pff... no sé, la verdad. Es que no sé.
—Elle, sólo hay una forma de averiguarlo.
La miro inmediatamente y niego con la cabeza.
—Leyla, no sé si...
—Tenemos pruebas, tenemos que buscar.
—El búnker —hablo más para mí misma.
Ella asiente con la cabeza.
—Al menos espera que termine el Festival Anual —le pido—. Todos esperan mi apoyo.
—Ni siquiera quieres estar ahí.
—¡Si quiero! —exclamo.
Rueda los ojos y toma su celular.
—¿Irás no? Para apoyarme.
—¿Qué? —me pregunta y pongo mi carita más tierna—. Agh, está bien. Pero solo me pasaré un rato.
Doy un salto de victoria.
Miro la hora en mi reloj.
—Ups, tengo clase me voy —aviso y voy hacia Leyla y le doy un beso en la mejilla—. Hasta luego, Ley.
—Adiós —se despide.
Cuando salgo por la puerta veo que me llega un mensaje.
Cassandro: Ella, ¿sabes qué le pasa a Leyla? No me responde los mensajes.
Yo: No sé, perdona.
Cassandro: ¿Donde estás?
Yo: Tengo clase en área 2.
Cassandro: Te pasaré a buscar.
Doy un suspiro y camino hacia el ascensor, el que resulta estar en reparación por lo que tengo que bajar por las escaleras.
Vaya escuela de élite.
Llego a la planta baja y salgo del edificio. Noto el auto de Cassandro a un lado de la calle, así que camino hacía allá.
—Buenos días —saludo mientras abro la puerta del auto y me siento al lado de Cassandro.
—Bonjour —saluda el en su idioma.
—Eso es "buenos días. —le señalo.
—Wow, Ella, eres una mente —me dice con sarcasmo.
—Pensaba que él del sarcasmo era tu hermano, no tú —hablo mientras me pongo el cinturón de seguridad.
—¿Dónde me dijiste que tenías que ir? —pregunta él.
—Área 2, Zona de Literatura —le respondo y él pone el auto en marcha.
—¿Literatura? ¿Por qué das Literatura? —pregunta él extrañado.
—No sé, solo la elegí como clase, a pesar de que leer no se la mío.
—¿No te gusta leer?
—No es que no me guste, es... simplemente que prefiero hacer otras cosas.
—Es... un poco raro en ti.
—Si ya lo sé, porque soy una cerebrito —digo lo que obviamente él está pensando.
—No, no es...
—Sí que lo es.
—Bueno, cambiemos de tema, ¿sabes que le pasa a Leyla?
—Eh... no sé. Pero yo también la noto rara. ¿Sabes tú por qué está así?
Cassandro me mira de reojo y luego mira de nuevo al frente.
Humm, sospechoso.
—Cassandro, respóndeme.
—Yo no he hecho nada —dice con seriedad.
Yo sí que había hecho algo, algo muy gordo.
¿Y sí Leyla estaba así por qué ya lo sabía?
El camino lo seguimos en silencio hasta que llegó a mi destino. Cassandro para el auto y yo me bajo. Pero antes de cerrar la puerta digo:
—Gracias por traerme —agradezco con una sonrisa.
Cassandro deja ver una sombra de sonrisa.
Espera, ¿sonrisa y Cassandro en la misma frase?
Eso es nuevo.
Comienzo a alejarme del auto para entrar en el edificio y escucho a mi espalda el ruido del motor encendiéndose y luego marchándose.
¿A dónde nos llevaría el misterio que eran los Fontanier?
...
—Ella, ¿dónde pongo esto? —me pregunta Brittany a mi lado pero no le presto atención porque estoy supervisando unos folletos sobre los preparativos para el festival—. ¡Ella! —me vuelve a llamar.
Esta vez la miro y para que note que la estoy escuchando.
—¿Dónde es qué se ponen las urnas? —pregunta ella. Brittany era mi asistenta de todo lo que respectaba al Festival. El Festival Anual es una increíble celebración en la que se elige al alumno más destacado a través del voto popular y secreto de todos los estudiantes de Murgare.
—Eh, no sé. Eso lo supervisaba Jerry, pregúntale a él.
—Vale —dice para luego irse.
Uf, que estrés todo. Pensaba que iba a ser menos complicado lo de los preparativos para el festival pero en realidad es agotador.
Iba a ser lo que sea para llegar a ser la alumna destacada. Todos esperaban eso de mí, lo debía hacer. Lo debía lograr.
Doy un suspiro y sigo rellenando listas y formularios y millones de cosas sin saber muy bien si aún estoy viva.
—¡Amiga! —escucho que gritan a mis espaldas.
Doy un brinco por el susto y miro hacia atrás.
Quien si no. Leyla.
Pero me alegraba de verla, suplico que haya traído algo de comida.
—Leyla —le saludo mirándola para encontrar algún tipo de indicio de que tenga comida.
—¿Trajiste...?
—Sí, traje comida pero... traje algo más —dice para luego señalar hacia atrás.
Ay no.
Éramos pocos y parió la abuela.
Venían hacia nosotras los gemelos, ambos dos.
La verdad es que verlos a ambos juntos era... un orgullo para la vista, se tenía que decir y se dijo.
Eran tan despampanantes. Se veían como la Luna y el Sol pero a la misma vez cómo dos granos de arena.
Y lo más importante, venían con comida.
Me eché a correr hacia ellos, bueno hacia la comida. Y cuando vi dentro de las bolsas traían hamburguesas, ñam hamburguesas.
Cogí una de ellas en mis manos y le metí un mordisco tremendo, quizás y un diente se me quedo en la hamburguesa.
—Hmmm, que delicioso por dios —digo mientras me limpio la boca de lo que parecía kétchup.
—No hacen falta exclamaciones, Mika. Tu cara nos deja una idea —habla Royce.
Y no le respondo, no quiero hablar con él.
Es que aún me molesta que después de lo que hizo actué así, tan normal.
Creo que ya se quien es el que tiene más vergüenza de ambos.
—¿Cuánto tiempo tienes que estar aquí? —pregunta Leyla incómoda.
¿Incómoda? ¿Pero por qué esta incómoda? La que debería estarlo soy yo.
Leyla escondía algo. Diablos, quería saberlo. ¿Qué era?
—Me faltan algunos papeleos pero los puedo terminar en casa —le respondo.
—Pues, ¿a qué esperas entonces? —dice.
Voy organizando todas mis cosas y me despido de Brittany mientras también le digo que mañana nos veremos de nuevo para continuar con los preparativos.
—Ya estoy lista —le aviso a mi amiga.
—Perfecto, vamos entonces —dice Cassandro.
—¿Qué? No, nosotras vamos por nuestra cuenta —señala Leyla.
—Por favor no sean ridículas nosotros las llevamos —dice Royce y luego se gira. Yo abro la boca para responder pero el se gira y me señala con el dedo —Sin peros.
—Queremos irnos solas, no son nuestros papás —habla de nuevo Leyla.
—Pero, ¿por qué eres tan cabezona? Nosotros las podemos llevar —contraacta él.
—¡Ay, está bien! Pero solo por esta vez. Estoy cansada de que te creas el dueño de todo.
—Cariño, lo soy.
—¡Cállate de una vez!
—Chicos, chicos. Estamos en un lugar público. Paz, por favor —los tranquilizo.
—Es que él sie...
—¿Yo qué? —pregunta Royce.
—¡YA CÁLLENSE! —grita Cassandro con fastidio.
Joder, si que lo habían hecho enojar.
Porque para que el Sr.-soy-alérgico-a-las-personas grité así.
—Mejor vayamos al coche —digo yo para aligerar un poquito los aires.
...
Estábamos Leyla y yo en la habitación. Habíamos llegado de la organización del Festival y ninguna había hablado.
En el auto con los Fontanier todo era silencio, creo que el ambiente se podía cruzar con un cuchillo.
Mi pregunta era, ¿qué le pasaba a Leyla?
Ella siempre se controlaba mucho a pesar de todo lo que le dijeran pero hoy parecía histérica.
—Leyla...
—Perdón —escucho que dice firmemente interrumpiéndome.
—¿Perdón por qué?
—Por el show que hice hoy, ¿ok? Perdóname en serio —dice en un hilo de voz.
Me estaba pidiendo disculpas. Disculpas por una tontería, y yo aquí escondiéndole lo que paso en el club aquel día.
—Debo contarte al...
—Yo debo contarte algo, lo haré primero —dice mi amiga.
Veo como su rostro empieza a palidecer y sus ojos empiezan a cristalizarse.
¿Qué te atormenta, Leyla?
—Yo... perdona, sé que lo que hice fue realmente estúpido, bueno, en realidad todo lo que hago lo es —comenta mientras de escapa una lágrima rebelde de uno de sus ojos—. Nunca llego a aprender, lo sé. P-pero que puedo decir, sólo paso y... no sé si decir que me arrepiento porque ya eso no cambiara nada y...
—Leyla, dilo ya, di que es lo que te pasa.
Mi mejor amiga me mira a los ojos, los suyos comienzan a ponerse rojos por las lágrimas y algunos mechones de su cabello se le pegan al rostro.
—Estoy embarazada —dice.
Abro los ojos al momento.
¿Embarazada? ¿Embarazada...?
¿Cómo? Espera... no, no entiendo.
—¿D-de quién?
—Creo que de Royce, no, no creo, es de Royce.
"Y cuando te has reído ya de todo, viene la vida y se ríe de tí"
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