Dieciséis
Arrepentimientos Peligrosos
Narra Ella.
Ya no podía, en serio.
La culpa me estaba matando, sé que no debería sentirlo, pero lo hago.
Después del beso con Royce no hago otra cosa que pensar en eso.
A pesar de que Leyla y él no sean nada serio, lo siento una traición.
¡Es mi mejor amiga!
Me besé con el mismo chico que ella la misma noche.
¿Debería contárselo?
No, no debo. Es mejor que nunca lo sepa, solo fue un beso estúpido.
Pero... es mi mejor amiga, lo debería saber.
No.
Si.
No.
Si.
El debate conmigo misma me comienza a cansar por lo que salgo de la tortura que es mi mente y miro al chico frente a mi.
—Cariño, ¿te pasa algo? —me pregunta Cole mientras le pone azúcar a su capuchino.
Le miro a los ojos, joder, también le fui infiel a mi novio, ¡soy una mierda de persona! y todo por un beso tonto. No le puedo hechar la culpa al alcohol porque no estaba borracha.
De igual forma luego debía de hablar con Royce.
—Estoy bien, solo son tareas. —digo para luego sonreírle.
Él me devuelve la sonrisa, la suya es encantadora, así como él.
No puedo vivir con este arrepentimiento, tengo que dejarlo atrás. Fue una cosa absurda de una noche absurda, no merece tener la importancia que le otorgo.
Pero es que... es difícil dejar de pensarlo.
Miro la hora en mi teléfono, después de haber salido del apartamento de los Fontanier decidí llamar a Cole y decirle que nos encontráramos en un café de Murgare, y aquí estamos. Hoy tiene que volver a su universidad, aunque lo voy a extrañar creo que es lo mejor, no es muy bueno para nuestro relación que él esté aquí mientras yo estoy así.
—Cole, tengo clase en breve. Nos vemos más tarde. Te amo. —le digo y me levanto para darle un casto beso en los labios.
—También te amo, bebé. —me responde acariciando mi cabello.
—Adiós. —me despido saliendo por la puerta del café.
Y aunque lo intento con todas mis fuerzas no puedo dejar de pensar en lo mismo, en el beso de anoche.
...
Toco la puerta dos veces y espero a que se abra.
Después de unos segundos un Cassandro con el pelo todo mojado y con una toalla en las manos abre la puerta.
—Eh... ¿dónde esta m...?
—Aquí estoy, vaquera, dime, ¿para qué me quieres?
Cuando Leyla aparece frente a la puerta noto que también tiene el pelo mojado.
¿Dónde estuvieron estos dos?
—Vengo a llevarte a nuestra habitación, la cual no debes recordar porque hace tiempo que no pasas por allí.
,Anda que tú.
Ruedo los ojos por su respuesta y luego la señalo con el dedo índice. —¿Vienes o no?
Ella mira el techo mientras se acaricia la barbilla, dubitativa.
—Pues claro que si. —dice mientras da un salto fuera de la puerta. —Ehm... luego me devuelves mi ropa, ¿ok? —le dice a Cassandro y luego le sonríe.
¿Su... ropa?
Pensamientos impuros fuera.
Luego Cassandro nos cierra la puerta en la cara, no esperaba menos. Mi amiga y yo empezamos a caminar hacia el ascensor.
─¿Se puede saber qué haz hecho con Cassandro? ¿Por qué ambos estaban mojados?
─Te lo contaré, pero cuando lleguemos a la residencia.
─Agh, mira que te gusta hacer suspenso.
─Cl...
Las palabras de Leyla son interrumpidas por la abrupta apertura de las puertas del ascensor, y con ellas la inoportuna y nada cómoda presencia de Royce Fontanier.
─Pero mira quienes están aquí, ¡mis chicas!
¿Eso era una especie de sarcasmo?
—Hola. —saluda la morena a mi lado, claramente incómoda. Seguro ya se había enterado del papelazo que hizo ayer.
Para que mentir, se merecía la incomodidad que pasaba.
¿En serio dije eso? Por dios, lo que yo hice estuvo mil veces peor, al menos Leyla está soltera.
—¿A dónde creen que van? Quédense, traigo comida. —habla a la vez que levanta dos bolsas que lleva en las manos.
Leyla y yo lo miramos con cara de desagrado hacia la idea.
O sea, ¿este tipo no tiene vergüenza? Ayer se beso con las dos y encima quiere que cenemos con él, está chiflado.
—Claro que sí, vengan. —dice a la vez que nos empuja de nuevo hacia la puerta donde habíamos estado hace unos minutos.
—Pero, Royce...
—Ningún pero. Vamos tenéis que comer.
Dios mío, esto no va a terminar bien, bueno, en teoría nada de lo que me pasa termina bien.
Él deja las bolsas en el suelo y saca sus llaves del bolsillo para luego abrir la puerta.
Mi amiga y yo entramos y nos sentamos en uno de los sofás que hay en el salón.
—Bueno... ¿quién me ayuda a preparar la cena? —pregunta Royce colocándose frente a ambas.
Cuando miro a Leyla ella me lanza una mirada de suplica que es difícil no notar.
Jolín, no quería estar cerca de este tío, no ahora.
Pero... si decía que no sería raro, ¿no?
El debate conmigo misma me termina haciendo levantarme.
Lo que uno hace por una amiga.
Doy un gran suspiro y comienzo a caminar hacia la cocina junto a Royce.
Por el camino nos encontramos a Cassandro ya cambiado de ropa.
¿Cómo lo hizo tan rápido?
—¿Que haces aquí de nuevo? —me pregunta él con el ceño fruncido.
Me encojo de hombros en respuesta, es que en realidad, ni yo sé que hago aquí.
Sigo caminando hasta llegar a la cocina. Me detengo frente a la isla y me giro hacia Royce.
—Muy bien, dime, ¿que es lo qué buscas? —me pregunto.
—¿Qué es lo que busco? ¿Por que...?
—No te intentes hacerte el desentendido conmigo. Dime que es lo que intentas, primero te besas con Leyla luego me besas, explícame. —le pido.
—¿Qué? Yo no te besé, tu me besaste.
¿Es en serio?
No podía con tanta idiotez. Royce me estaba haciendo enojar y no me quería ver enojada.
—¡¿Acaso eso importa?! Primero te besas con tu supuesta novia entonces después te besas conmigo sabiendo que tengo novio y siéndole infiel a tu "novia". -digo señalando entre comillas. —¿Qué es lo que quieres?
—Nada. —responde él con cara de inocente.
—Pues si no sabes nada, te diré algo que tienes que saber. —comento y me acerco a él para que me escuche mejor. —Lo de ayer nunca pasó. —digo palabra por palabra detalladamente.
—¿Por qué siento una especie de dejá vu? —pregunta el con una sonrisa socarrona.
—¿Entendido? Es por el bien de Leyla.
—Entendido. —dice a la vez que camina hacia la cocina.
—¿Empezamos? —pregunta él.
—Empezamos.
▪︎
Narra Leyla.
No podía dejar de pensar en el momento en la piscina junto a Cassu. Fue tan... diferente. Él no era el amargado de siempre, parecía feliz.
Pero al parecer cuando volvimos comenzó a ser el mismo borde de siempre. Como si hubiera construido de nuevo una barrera.
Todo era muy raro.
¿Y qué me dicen del beso con Royce?
O sea ¡Me había besado con Royce Fontanier!
Es horrible. Bueno, no él. Todos sabemos que él no es horrible, sino más bien lo contrario.
Cállate, Leyla.
Suelto una maldición cuando pierdo en el Clash Royale y luego comienzo a jugar de nuevo.
Noto que por el pasillo entra alguien.
Es uno de los gemelos es... Cassandro.
La verdad no quería venir a almorzar aquí. Me sentía incómoda respecto a la presencia de ambos Fontanier.
Ignoro completamente al chico junto a mí. Incluso cuando se sienta a mi lado.
Él saca su teléfono también y me doy cuenta de que no tiene ánimos de hablar.
Que bien, yo tampoco.
Nos quedamos quedamos callados sin decir nada por unos minutos. Hasta que veo que llegan Royce y Ella con la cena.
Es... ¿qué es?
Miro la comida extrañada. Eso parece fideos pero... hay arroz y lo que parece algún tipo de puré.
—¿Qué es eso? Parece un jodido experimento del área 51.
—Es la especialidad de la casa. —dice Royce.
Tranquila, amiga. Si te hace sentir mejor a mí también me dio náuseas cuando lo vi prepararlo.
—¡Oigan! Está delocioso pregúntale a mi hermano.
Cassu levanta la mirada hacia nosotros y asiente. —No sabe mal chicas, pruébenlo.
—¿Qué? ¿Acaso nos quieren envenenar? —pregunta Elle.
—¿En serio? Viste como lo preparaba. —le responde Royce.
—Eso no quiere decir que...
Ambos paran de discutir cuando se dan cuenta de que me metí una cucharada de... eso, a la boca.
Se quedan mirando espectantes, incluso Cassu.
Y cuando comienzo a saboriarlo... sabía bien. En serio, a ver no era la mejor delicia del planeta pero para como se veía sabía bastante bien.
Asiento con la cabeza a aprobando el platillo.
—Elle, en serio pruébalo no sabe nada mal, está genial. —la incito. Exagerando un poco.
Ella dubitativa llena la cuchara con el alimento y se lo va acercando a la boca.
Todos esperando y... el teléfono interrumpe.
Estúpida tecnología, debería haber nacido en la época colonial.
Ella toma el teléfono y mira el nombre en la pantalla, su ceño se frunce para luego cambiar a una expresión de espanto.
—Cole, perdona. Sí. Ahora mismo voy para allá. Ok, adiós. —termina de hablar y cuelga el teléfono. —Era Cole, tengo que ir al aeropuerto. ¡Se va! Adiós a todos.
—¿Quieres qué...?
Mis palabras son interrumpidas por el sonido de la puerta cerrándose.
—Bueno... ahora somos tres. —digo comiendo otro bocado de la creación de Royce.
...
Las vistas desde ese balcón eran bonitas. Murgare se veía hermosa desde aquí, se veía todo tan pequeño.
—Tienes suerte de tener estas vistas. —le digo.
—Lo sé. —dice y mira de nuevo el cielo nocturno estrellado. —El cielo hoy está hermoso, pero no tanto como tú.
—Ehm, eso se ve como un piropo barato.
—Puede ser que lo sea pero que algo sea barato no quita que sea real, ¿o sí? —me pregunta mientras pasa sus dedos suavemente por mi clavícula.
—Sí, creo que... tienes razón. —le digo.
Él gira mi cuerpo poniéndolo de frente a él, y miro sus ojos. Sus bellos y hermosos ojos color azul y verde, verde y azul. Tan profundos y a la vez tan... libres.
¿Eso era posible? ¿Era posible que unos ojos fueran libres?
Los de él lo parecían...
—¿No te cansas de tanto fingir? ¿De ser alguien que no eres tú? —dice poniéndome un mechón rebelde detrás de mi oreja.
—¿Qué te hace pensar que finjo?
Me mira a los ojos.
—Muchas cosas. Pero, ¿sabes? Yo también estoy cansado de fingir —menciona él y yo frunzo el ceño.
—¿Fingir?
—Sí, fingir que no quiero besarte —dice inclinádose hacia mi y rozando mis labios, solo eso. Para luego quedar con nuestras frentes juntas.
—¿Qué te lo impide? —pregunto.
—No lo sé, ¿todo? —me explica.
—¿Qué todo? Todo lo que sientes por mi, todo lo que siento por ti, todo lo que sentimos el uno por el otro.
Después de decir eso el se acerca a mi cerrando nuestras distancias un beso lento y pasional.
Quiero detallar cada parte de sus labios, puede que para nunca olvidarlo o para que él no me olvide a mí.
Se separa de mi boca para dejar besos húmedos por mi cuello, lo que me hace estremecerme.
¿Es posible sentirse así de bien? ¿Sólo con la cercanía de una persona?
Él baja uno de los tirantes de mi blusa dejando mi hombro desnudo y depositando un suave beso sobre él.
Lo separó un momento y lo miro a los ojos.
—Vamos a tu habitación —le pido.
Él sonríe de lado para luego agarrarme de la cintura y elevarme, llevándome hasta su cuarto.
Me sentía bien.
Y puede que esté mal.
Pero me dejé llevar por el camino de la tentación. Termine en un paraíso, se los aseguro...
O al menos esa noche.
Al menos ese día.
Al menos con él.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top