Capitulo 18. ⬜️
Miro una puerta que me llama la atención.
—¿Esa esta bien?—apunto a una puerta que tiene un cubo blanco.
—Si, esa esta bien, te divertirás—contesta Alicia.
Llegamos a la puerta, Alicia la abre con la llave que usa de collar, y entramos.
Al entrar veo que el lugar es de color blanco, hay mucha luz resaltando mucho el color blanco. No hay nada mas que el color blanco. Como si estuviéramos en un cubo.
—No hay nada.
—Lo sé—murmura.
—¿Entonces?
—Este lugar es como una hoja de papel.—explica—Imagina eso, que es una hoja de papel en blanco la cual tu tomas y empiezas a dibujar en ella todo lo que tu quieras y luego eso que dibujaste se hace realidad.
No digo nada y ella continúa hablando.
—Eso pasa aquí, puedes crear un mundo a tu antojo.
—¿Cómo Minecraft?—cuestiono.
—¡Si! Exacto.
—¿Y cómo lo puede crear? No hay nada con que se pueda.
—Sólo cierra los ojos y piensa lo que quieres que aparezca—explica.
—Okey, primero voy hacer una prueba—comento.
Cierro los ojos y pienso en un sofá color morado.
Abro los ojos y me sorprendo lo que veo. Alicia esta sentada en un sofá color morado.
—¿Sorprendido?—pregunta sonriendo.
—¡Si! Y mucho—confieso.
Tomo asiento a su lado en el sofá morado.
—Intenta con otra cosa—me dice Alicia.
Asiento y vuelvo a cerrar los ojos.
—Piensa en cada mínimo detalle—añade.
Duro unos minutos en pensar que quiero que aparezca.
Abro los ojos, Alicia y yo seguimos sentados en el sofá morado, pero esta vez estamos rodeados de juegos mecánicos.
Alicia tiene la mirada clavada en la rueda de la fortuna.
Imagine una feria, que fuera de noche y que hubiera personas que vendieran dulces y las personas que manejan los juegos. Y lo mas importante es que todo es gratis.
—Somos los únicos en la feria—comenta Alicia.
Si, así lo pedí. Imagine una cita donde estemos solos los dos, además de los empleados.
«Es una cita, solo que ella no lo sabe.»
—¡Vamos!—le tomo la mano y nos ponemos de pie, corremos hacia la montaña rusa.
Tomamos asiento en primera fila, unas personas nos ayudan a ponernos el cinturón de seguridad.
Volteo a ver a Alicia, tiene una gran sonrisa en su bello rostro.
—¿Emocionada?—cuestiono.
—Nerviosa—corrige.
Me rio, le tomo de la mano para tranquilizarla, luego entrelazo nuestros dedos.
Las mejillas de Alicia se encienden de inmediato con un color rojo intenso.
Antes que algunos de los dos diga algo la maquina se mueve.
—Estamos avanzando—dice Alicia.
Inhala y exhala.
—Todo va a estar bien—le aseguro.
Al principio es tranquilo mientras subimos y bajamos, en algunas curvas son un poco bruscas, eso provoca que Alicia grite. Luego subimos a una colina mas alta y bajamos, desde ese punto nos movemos rápido y ambos gritamos. Es un grito de que nos estamos divirtiendo. En un punto quedamos de cabeza y cerramos los ojos.
En todo el transcurso no suelto la mano de Alicia.
Ambos levantamos los brazos y grito,
A los minutos se disminuye la velocidad y llegamos donde empezamos. Nos detenemos y escucho a Alicia reírse.
—¿Te gustó?—le pregunto.
—¡Si!
Tiene el cabello todo alborotado y presiento que yo igual.
Ambos reímos y nos ayudan a quitarnos el cinturón de seguridad.
Ambos caminamos por la feria para ver a que otro juego nos subimos.
—¡Oh, Ese!—dice Alicia.
Volteo a ver cual dice.
«El martillo.»
Observo como se alancea el juego mecánico hacia un lado y otro, llega hasta arriba y así queda por unos segundo y luego da una vuelta completa.
Me quedo helado.
Alicia me toma de la mano y caminamos hacia el juego mecánico que da igual de miedo que la montaña rusa.
Subimos y esta vez nos sentamos en los asientos del medio.
Nos ponen la seguridad necesaria.
—Quedo muy apretado—me quejo.
—El mio igual.
De repente el juego se empieza a mover.
Se balancea de un lado a otro despacio. Luego empieza a ir mas rápido y da una vuelta completa rápida.
Ambos nos volteamos y tenemos el ceño fruncido de asustados.
Quedamos de cabeza.
—¡¡AAHH!!—ambos gritamos.
—Me queda muy floja esta cosa—grita Alicia refiriéndose a la seguridad que nos pusieron.
Estando de cabeza abajo nos hizo dejar nuestros asientos y que la seguridad que nos pusieron quede floja y que nuestras vidas dependan de ello.
—Oh, mira las estrellas—dice Alicia cambiando su expresión repentinamente.
Aprecio las estrellas que están brillando en el cielo.
Luego el martillo se empieza a mover muy rápido de un lado a otro.
🍄🍄🍄
—Ya, ya, sácalo todo—me consuela Alicia sobando mi espalda con la palma de su mano mientras yo vomito en el bote de basura.
—No vuelvo a subirme al martillo—murmuro.
—Eso dije la última vez—comenta.
Nos subimos a todos los juegos mecánicos. Carritos chocones, la casa de espejo, la cual entramos Alicia y yo juntos y a medio camino estábamos separados y perdidos, chocaba con casi todos los espejos pensando que no había uno.
Pobre de mi cabeza.
Entramos a la casa del terror, entramos sonriendo y salimos templando de susto.
Hicimos una pausa para comer algodón de azúcar y luego nos subimos al carrusel. La música suena y los caballitos suben y bajan con nosotros en ellos.
Alicia suspira y come su algodón de azúcar.
—Se que esté algodón de azúcar en realidad no es de verdad, pero esta muy bueno—comenta.
—¿Cómo es no es real?—pregunto confundido.
«¿Cómo que no es real? Si se lo esta comiendo y viendo.»
—¿Has visto la película de Matrix?—pregunta viéndome sobre su hombro.
—Si.
—A pues, este lugar es algo así como Matrix. Lo que hay aquí, lo que comer en realidad no es real, porque tu lo creaste—explica.
—Oh
Me acomodo en el caballito y sigo comiendo algodón de azúcar.
Al terminar de comer de algodón de azúcar, nos bajamos del carrusel y subimos a la rueda de la fortuna.
La rueda empieza a girar y poco a poco miramos la feria desde arriba.
—Pero que alto—murmura Alicia a mi lado.
De repente siento su mano en la mía.
Cada vez que siento/agarro su mano o con tan sólo mirarla mi corazón bombea con rapidez queriéndose salir de mi pecho.
Volteo a verla, dándome cuenta que ella también está observándome. Me pierdo en su mirada, es que el color de sus ojos me encanta, no son azules, ni verdes. Son color café, ese café que producen desvelos.
Le brillan los ojos.
Alicia mueve la mirada un lado viendo por detrás de mi. Sigo el trayecto de sus ojos. Hay mariposas de colores brillando como si fueran fuegos artificiales. 🎆
—Que hermosas—murmura Alicia.
—Si..., pero yo no las creé—digo con el ceño fruncido confundido.
—Yo tampoco—murmura.—Que raro.
Las mariposas se van volando y se van de nuestras vista.
Tomó bien la mano de Alicia y entre laso nuestros dedos y volteo a ver el cielo.
Cierro los ojos unos segundos y los vuelvo a abrir. Ya que puedo modificar este mundo, hice que la luna estuviera sonriendo.
—Cómo el gato sonriente—dice Alicia con emoción mirando la luna.
Asiento y sonrío mientras observo la luna sonriente, volteo a ver a Alicia. Ella igual voltea y nuestras miradas se encuentran.
Lentamente me acerco a ella reduciendo el espacio entre nosotros.
No creo que nadie nos interrumpa. Estamos en la rueda de la fortuna, no creo que alguien se suba en el mismo vagón o lo paren de repente.
Mas de mariposas brillantes aparecen a nuestro alrededor.
Estar enamorado es increíble, las mariposas en mi estomago cada vez que nos miramos directo a los ojos y sonreímos. Cuando dejo de caminar para empezar a flotar y la necesidad de estar con ella.
Ella mira mis labios y luego vuelve a mis ojos.
Quedamos a milímetros y luego...
Oscuridad.
🍄🍄🍄
Abro los ojos y veo que estamos de vuelta al gran árbol.
—¿Pero qué?—murmuro confundido.
«¡No! Estuve tan cerca otra vez.»
Me siento y miro a Alicia a mi lado de pie. Me ofrece su mano y me ayuda a ponerme de pie.
—¿Qué pasó?—le pregunto.
—El lugar tiene tiempo limitado, depende que construyas o creas.—explica—Luego que se acaba el tiempo, te desmayas y vuelves otra vez enfrente de la puerta.
—No todo dura para siempre—agrega. Empieza a caminar y la sigo por detrás.
—Y era mi puerta favorita. ¿Por qué todo lo bueno tiene que tener algo malo?.
Se encoge de hombros.
—¿Ahora a cuál quieres entrar?—pregunta.
Observo las puertas que están a mi alcance.
—¿Qué tal esa?—Propongo.
La puerta tiene un circulo blanco y otro negro, los dos circulos se encuentran dando en el centro color gris.
—Esa no la recomiendo.
—¿Por qué?
—Ahí son todos iguales, en aspectos de físico y mental. No hay color, mas que negro, blanco y gris.—explica.
—Entonces esa puerta queda descartada.
—¿Y la de Madagascar?—propongo.
Alicia pone una mueca diciéndome que no suena buena idea.
Bufo y sigo buscando.
Cada puerta que pregunto Alicia dice lo malo que hay.
Hay mucha variedad, pero poca de las que sean seguras.
—¿Y esa?—pregunto cansado.
La puerta tiene una rana.
—No, no querrás molestarlas—contesta.
Suspiro y avanzamos a la siguiente puerta.
—¿Y está?
La puerta tiene una rosa blanca.
—Si—estoy apunto de avanzar a la siguiente puerta hasta que me doy cuenta que dijo que si.
—¿Qué? ¿Enserio?
—Si—dice sonriendo.
Sonrío.
Me aparto para que Alicia pueda abrir la puerta.
Se quita su collar, pone la llave donde va y abre la puerta.
Ella entra primero y yo la sigo por detrás.
....
Estamos rodeados de rosas blancas y rojas, montañas, árboles y mariposas.
Volteo por detrás y hay una puerta que tiene un gran árbol.
Caminamos por el jardín de rosas.
A lo lejos hay una gran casa. No hay mas casas mas que esta. Mientras nos acercamos a la casa, dejamos de estar rodeados de rosas blancas y rojas. El suelo es plano con césped, hay vacas, ovejas, patos y gansos blancos y dos perros.
«Esto es lo que quiere Alicia.» Una casa en el campo, alejada de todo, con un jardín hermoso, estar rodeada de la naturaleza y animales.
Es muy tranquilo y relajante.
Cuando llegamos enfrente de la casa Alicia abre la puerta y entramos.
Hay silencio, mientras caminamos por la casa, es sencilla y bonita. Tanto como el estilo de Alicia.
Llegamos a la cocina, Alicia toma un baso y se sirve agua en el y luego la toma.
—¿Quieres?—me pregunta.
Asiento.
En un instante me da un vaso lleno de agua.
La cocina es grande, hay un arco el cual te da vista al comedor, es grande como para ocho personas.
—¿Quien vive aquí?—pregunto cuando termino de tomar agua.
—Nadie, mas que yo cuando vengo—contesta.
—¿Ya estaba sola la casa cuando tu viniste la primera vez?
Asiente.
—De hecho lo descubrí hace un par de días—agrega.
—Es un lugar muy bello y tranquilo —comento.
—Si, por eso me gusta.
—Además no tienes vecinos—agrego con una sonrisa.
Ríe por lo bajo haciéndome sonreír.
Salimos de la casa y nos paseamos en unos columpios que hay allí. Platicamos mientras nos columpiamos.
Comimos frutas de los árboles de hay allí.
Luego Alicia vuelve a la casa por algunas cosas mientras yo la espero sentado en un sofá que esta en el porche.
Contemplo las montañas, los animales, las flores, árboles y el gran lado.
Alicia regresa con una canasta, cuadernos, lápices de colores, libros y una manta.
Tendemos la manta en el césped enfrente del lago, nos sentamos en ella dejado las cosas que Alicia trajo.
Alicia abre la canasta y saca un pastel, fresas, pan, cubitos de queso, vasos y jugo de naranja.
—Picnic—murmuro.
Ella asiente sonriendo mientras acomoda las cosas.
Comemos el pastel primero el pastel. Es de zanahoria muy delicioso. Luego sirvo el jugo de naranja en los vasos, alzamos los vasos haciendo brindis.
Leemos libros de Julio Verne.
Comemos fresas, queso y pan.
Jugamos a terminar el dibujo de cada uno en un tiempo determinado.
—Me encanta la mariposa espacial—comenta Alicia observando el dibujo final.
El dibujo es una mariposa azul que está volando en el espacio.
Alicia dibujo la mariposa y las estrellas, y yo dibuje los planetas y coloree la mariposa.
—Y a mi me gusta este guitarrista tocando para hongos, gnomos y ranas—digo riendo.
Yo dibuje el guitarrista y Alicia dibujo los hongos, gnomos y las ranas.
—Es un hermoso publico—asegura.
Luego en un punto del día nos quedamos dormidos en el suelo.
🦋
Me despierto de golpe, froto mis manos en mis ojos y suelto un bostezo.
Siento pesado en mi pecho, volteo y es el pie de Alicia. Lo quito con cuidado, me siento y me acerco a ella.
—Alicia—murmuro intentando despertarla.
—¿uhm?—Murmura.
—Ya tiene que ser tarde, tenemos que irnos.
—No quiero ir a la escuela—murmura adormilada.
—¿Qué? No, no vamos a ir a la escuela.
—¡Yey!—festeja.
Muevo su hombro y no se despierta.
—Ey, Alicia—sigue durmiendo—¿Y si vamos a la librería? Te voy a comprar el libro que quieras—propongo para que se despierte.
Alicia abre un ojo y sonríe, se estira y se sienta.
—Apenas así ¿no?—cuestiono.
—Si—dice sin vergüenza y con una amplia sonrisa.
Niego con una sonrisa.
Nos ponemos los zapatos y ayudo a Alicia guardas las cosas en la canasta.
Es muy probable que se venga a vivir aquí Alicia. Es un sueño vivir en un lugar así.
—Que pena que no nos quedemos hasta la noche.
—¿Por qué? ¿Qué pasa durante la noche?—pregunto poniéndome de pie.
—Durante la noche la luna es enorme y brillante, el cielo se llena de pequeñas estrellas brillantes y salen ballenas nadando en el cielo, entre las estrellas.
Levanto ambas cejas.
«Okey ya me convenció.»
—¿Y sin nos quedamos hasta que oscurezca?—propongo.
Ella asiente con una sonrisa.
Me vuelo a sentar en la manta a su lado.
Miro el lago, patos y gansos que están nadando en el.
—¿Dormiste bien?—pregunta Alicia.
—Si, sólo que me molestaba un pie—digo aguantando la risa.
Alicia patea mientras duerme, también habla y mueve los brazos.
Alicia suelta una carcajada.
—Lo siento.
—Me dio miedo cuando hablaste dormida—comento.
Ella voltea a verme con los ojos bien abiertos.
—¡¿Hablo dormida?!—pregunta sorprendida.
—Si, y también mueves las manos haciendo señas.
Alicia procesa lo que hace mientras duerme.
—Yo también tengo una queja—dice ella.
Volteo a verla.
—¿Cuál?—cuestiono.
—Te huelen los pies—arruga la nariz.
Suelto una carcajada.
—Te huelen a queso—agrega.
—¿A queso?
—Si, a Camembert—rio mientras niego antes la queja de Alicia sobre mis pies olorosos.
—¿cómo así? Yo pensaba que olían a canela.—enarco una ceja.
—Ya quisieras—vuelve a arrugar la nariz.
—Creo que por eso quedaste bien dormida, te sedo el olor—bromeo.
Ella ríe provocando que sus ojos se hagan chiquitos.
El cielo se empieza a llenar de estrellas y la luna se agranda.
Volteo a ver a Alicia de reojo, esta sonriendo mientras observa el cielo brillante.
Me acomodo ya que el suelo no está muy cómodo como digamos.
Escuchamos un ruido.
Alicia chilla y mueve mi brazo con emoción.
—No despegues la vista del cielo—me pide.
Obedezco.
Ballenas empiezan a parecer en el cielo. Nadan como si el cielo fuera el océano. 🐋🌌🌕
—Wow—susurro.
Pasan ballenas de diferentes tamaños. El sonido que transmiten las ballenas en el cielo es trasquilador para mi.
Miramos Alicia y yo las ballenas pasar en silencio.
—Es hermoso.
—Si—suspira.
—Este lugar es increíble, me quiero mudar aquí.
—Yo también—murmura Alicia.
Volteo a verla, sus ojos se encuentran con los míos.
Nos quedamos viendo por unos segundos. Corto el espacio que nos separa, mirándonos fijamente a los ojos, ella mira mis labios y vuelve a mis ojos que tanto le gustan 💚lentamente nuestros labios se unen. Siento un cosquilleo en el estómago y escucho mi corazón latir muy rápido. Ambos con los ojos cerrados, besándonos debajo de un cielo estrellado, 🌌 escuchando el tranquilizante sonido que trasmiten las ballenas.
🦋
Después de separarnos del beso, el cual casi me desmayo y me hizo sonreír como el gato sonriente. Salimos por la puerta de la tranquilidad, regresando al gran árbol.
Alicia se mantuvo sonriendo y con las mejillas sonrojadas durante el camino hacia la puerta que nos lleva al bosque.
—¡Miércoles!—expresa Alicia cuando estamos estamos de vuelta al bosque.
Me agacho para amarrar mis agujetas de mis tenis.
—Miércoles no, sábado.
—!No! ¡Miércoles!—vuelve a expresar Alicia pero esta vez entiendo que lo dice de modo para no decir la grosería.
Levanto la vista y ella apunta al cielo y a todo el bosque.
«Es de noche.»
Reviso mi reloj que tengo el la muñeca. las 9:38 p.m
—¡¡Miércoles!!—grito.
Empezamos a correr por el bosque.
Llegamos hacia nuestras bicicletas y empezamos a pedalear lo mas rápido posible.
Nos detenemos en la casa de Alicia.
La gatita Moon esta sentada en el porche esperando a Alicia.
Ella se baja de la bicicleta y hago lo mismo.
Quiero ir a explicarle a sus padres por que llego tarde a casa, para que no este en problemas.
—¡No!. Ve a tu casa, yo me encargo—me dice Alicia.
Niego.
—Por favor—suplica.
No quiero meterla en problemas.
—Ok—Asiento.
Camina y entra a su casa.
🍄🍄🍄
Al llegar a casa mis padres me regañaron por llegar tarde.
Les explique que no nos dimos cuenta cuando oscureció. Que estamos muy distraídos y que nos cegó la diversión.
Me castigaron, no podré salir en una semana, tan sólo de la escuela para la casa y de la casa a la escuela.
Lo bueno que aquí es mas seguro que la cuidad. En la cuidad hay peligro en cualquier parte. ¡Hasta en el parque!.
Pero valdrá la pena el castigo, porque no me arrepiento de nada. Valió cada minuto al estar con ella.
En el baile.
En la feria.
Y en la tranquilidad del campo.
El beso.
Estoy tan feliz que me da miedo que todo lo que paso no halla sido real.
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