TaeHyung

Sentí la luz del sol en mi rostro y lentamente fui abriendo los ojos, pero tenía una sensación extraña, sentía algo extraño dentro de mi cuerpo. Rogué que no sea lo que yo creía que era, pero al parecer mis oraciones no fueron escuchadas. Encontré el cuerpo desnudo de HoSeok encima de mí, aún lo recordaba, pero lo que verdaderamente no recordaba para nada era cómo llegué a este lugar o por qué el pedazo de idiota que conocí anoche sigue dentro de mí.

Logré levantar un poco su cuerpo, ocasionando que sacara su miembro por un momento, pero no aguanté su peso y cayó encima mío nuevamente, provocando una embestida algo fuerte. Solté un gemido.

Al parecer la caída levantó a HoSeok, pues ya estaba abriendo sus ojos mientras se movía, logrando también mover su miembro al mismo tiempo y ocasionándome una semi erección matutina.

- ¡Ah! i-idiota - hablé como pude, pues sus movimientos estaban haciendo efecto en mí.

-¿Mhm? - apenas murmuró.

- ¡Muévete! - esta vez sí lo empujé con fuerza, logrando apartarlo un poco.

- ¡Ahg! ¿Por qué demonios no me dejas dormir? - ¡Hasta que por fin despierta el idiota este!

- ¡Oye pedazo de imbécil levántate y saca tu asquerosa anaconda de mí! - sé que no es la manera de tratar a alguien, pero enserio estaba enojado con él, en especial por haberse quedado dormido dentro de mí.

- ¿Quién... eres tú? - entre abrió sus ojos

- ¡Sal de mí! - le grité tan fuerte que de inmediato me hizo caso y se apartó, logrando salir de mi interior.

Solté un gemido y sentí un extraño vacío, pero estaba más concentrado en mi enojo que preferí ignorarlo.

- ¿Ahora me puedes decir quién eres tú? Y ¿Qué mierda haces en mi casa? - parecía enojado, pues gritó muy fuerte, al igual que yo anteriormente.

- Ahora resulta que el idiota no se acuerda de la persona a quien acoso toda la noche hasta llevárselo a la cama - al parecer no entendió la ironía en mi tono de voz, pues lo único que hizo fue fruncir su ceño.

- Eso que tiene que ver con que estés en mi cama y... ¡desnudo! - dio un grito al pronunciar lo último.

- Enserio eres un idiota - me levanté y comencé a buscar mi ropa.

- Idiota ¿yo? - se señaló así mismo, y entonces me sentí tan mal, no por él, sino por mí... por haberme metido con un completo tonto.

- Sí, de quién más puedo estar hablando - lo miré con asco antes de buscar mis prendas con la mirada. Las encontré esparcidas por el piso y comencé a recogerla mientras intentaba taparme con algo, pues estaba totalmente desnudo

- ¿Por quée tratas de ocultarte? Si se supone que ya vi y saboreé cada milímetro de tu cuerpo.

Dejé mi camiseta, que por cierto la estaba recogiendo, y me acerqué a él con una gran sonrisa. Me acomodé entre sus piernas y me acerqué a su rostro, cerró sus ojos como si estuviera esperando un beso, pero en vez de eso le di una bofetada y salí casi corriendo de encima suyo.

- ¿Qué coño te sucede? - se agarró la mejilla, que estaba notablemente roja, mientras yo reía sin parar - ¡No te quiero volver a ver! ¡Lárgate!

Dejé de reír y fruncí mi ceño - No necesitó que me botes. Yo sé irme solo - reí nuevamente y le saqué la lengua mientras me ponía la ropa interior

- Pensé que podríamos tener una buena relación, pero eres un idiota - su enojo era palpable.

- Conmigo no asegures nada, bebé - utilicé el mismo apodo que él me puso, para burlarme.

- ¡Ya lárgate! -se acostó en la cama, tapando sus ojos con su antebrazo.

- Está bien, no te enojes - reí bajito y terminé de vestirme rápidamente.- ya me voy bebé.- Enfaticé nuevamente esa palabra y recogí todas mis cosas.

- Eres un simple imbécil que no sabe con quién se ha metido - seguía tapando su mirada con su antebrazo.

- En realidad sí lo sé. Me metí con un puto que solo busca una relación de una noche - Sonreí ante mi respuesta.

- Y tú fuiste una de mis víctimas - se reincorporó en sus codos y me miró, pero para ese entonces ya no estaba riendo, al contrario, estaba serio.

Después de haberlo escuchado, salí de su habitación y posteriormente de su departamento, odiaba que tuviera razón, pues sí fuí una de sus víctimas y una de las más tontas a mi parecer. No puedo creer que yo, Kim TaeHyung, haya caído en las redes de un puto como ese.

Salí enojado de aquel edificio y en cuanto pude tomé un taxi para regresar a casa, pues estaba muy cansado y estresado como para ir a mi trabajo.

Apenas llegué a mi departamento me encontré con Jin en la puerta. Ahora estaba muy cansado como para escuchar una de sus alocadas ocurrencias, pero sabía que tenía que hacerlo, escucharlo, pues de lo contrario haría un alboroto y esto terminaría peor.

- Jin, ¿Qué haces aquí? - suspiré pesadamente y me detuve a un lado para abrir la puerta.

- Ahora no puedo ni visitarte porque ya me estas botando - lo miré de reojo y observé que hoy estaba usando unos pantalones muy ajustados, que hacían resaltar su inexistente trasero, y una camiseta que estaba igual de ajustada que su pantalón

- Al parecer NamJoon regresó a París - abrí la puerta y la dejé de esa manera para que Jin pasara.

- En realidad no, solo.. - me dejé caer en el sofá mientras veía atentamente a mi amigo.

- ¿Solo qué...? - lo cuestioné, pues NamJoon nunca hubiera permitido que Jin saliera de esa manera a la calle.

- Solo que mi Namie salió temprano a trabajar - sonrió. - para mantener a este bebé - se agarró el vientre.

- Parece que de verdad amas a NamJoon - Sonreí - hasta un apodo le has puesto - lo miré con algo de envidia, pues yo también quería estar esperando un bebé, al igual que él.

- Tae, yo siempre amé a NamJoon, solo que ese día...

- Ese día estabas muy estresado por él embarazo ¿verdad? - se sentó a mi lado y tomó mi mano.

- Sí, es cierto, pero Namie me hizo recapacitar, me dijo que un bebé es una bendición.

- ¡Oye, eso dije yo! - hice un puchero a lo que mi amigo rió.

- Sigues siendo un bebé, TaeHyung. - dijo sonriente.

- Sí, es cierto - lo admití y miré nuevamente, tratando de hallar alguna respuesta para su vestimenta. - Y... ¿Por qué vienes vestido de esa manera? Parece que vas a ir a una fiesta.

- La verdad es... - me puso una cara de cachorrito abandonado y entonces lo comprendí todo.

- ¡No! ¡No! y no - ya sabía que significaba esa carita de cachorrito. - No iré a ninguna fiesta contigo, además solo son...

- Son las ocho de la mañana - continuó y yo solo alcé una ceja.

- ¿Cómo sabías que estaría aquí en vez estar trabajando? - pregunté algo enojado.

- Porque tal vez llamé a tu trabajo y me dijeron que aún no llegabas, así que supuse que estarías en tu casa.

- Rayos... - maldije por lo bajo.- Hoy no pienso ir a trabajar - lo miré y me cubrí los ojos con las manos.

- Es cierto, me olvidé preguntarte el porqué estabas llegando recién a tu casa en vez de estar dentro. - Y entonces, me descubrieron.

- Y-yo, b-bueno...

- ¿Bueno qué...?

- ¿Sabías que JiMin está esperando a su segundo hijo? - Me vi en la obligación de cambiar de tema, pues no quería que supiera que me había acostado con el chico que había besado anteriormente.

- ¿¡Qué!? - se levantó del sofá con una cara de sorpresa.

- ¡Sí! - dije más que emocionado al ver que logré distraerlo. - ¿Quieres ir a visitarlo?

- No es justo, se suponía que yo tenía que ser el único embarazado del grupo

Aquí viene de nuevo. JiMin y Jin siempre habían competido desde que estábamos en la universidad. Sí, ambos ambos fuimos a la misma universidad, pero a diferentes carreras; sin embargo los tres éramos amigos desde la secundaria, pero durante nuestros años universitarios su competencia se volvió un tanto agobiante. Siempre competían por la atención de los chicos, las notas,  la intimidad y ahora por los hijos, claro que cuando Jin se enteró del primer embarazo de JiMin decidió irse del país, pues creo que fue un golpe muy bajo el enterarse que nuestro pequeño amigo ya iba a ser padre.

- Jin, cómo pueden seguir con las competencias. - me enojaba ver a mis dos mejores amigos competir por atención o por hijos.

- La verdad es que JiMin siempre me ha tenido envidia - dijo muy convincente de sí mismo y en gran parte tenía razón, pues nuestro JiMinnie tenía un poco de celos de Jin.

- Si tú lo dices - No me gustaba admitir lo que se suponía era verdad.

- Y... ¿cuántos meses tiene JiMin? - se veía muy interesado.

- Aún no me lo ha dicho, es por esa razón que debemos ir a visitarlo.

- Está bien, así podré ver a su primer hijo

- En realidad fue niña, una linda niña. - dije más que feliz de recordar a mi sobrina.

- ¡Oh! Bueno, así conoceré a mi sobrina - sonrió y me tomó del brazo para salir de mi departamento nuevamente.

- Se ve que tienes prisa - ironicé.

- Claro que sí y no sabes cuánta. - el tono de su voz me dio algo de miedo.

Salimos del edificio y tomamos el primer taxi que vimos. Jin se veía demasiado emocionado y al llegar a la casa de nuestro pequeño amigo, se apresuró en tocar la puerta.

- Jin, estás muy desesperado por ver a JiMin o es que nuevamente quieren iniciar con sus tontas competencias.

- Algo así - sonrió con dulzura, como si su respuesta fuera la correcta.- aunque en...

Mi amigo dejó de hablar cuando alguien abrió la puerta y para mi suerte fue JungKook, pues lo último que quería ver era aJin saludando falsamente a JiMin y este último haciendo lo mismo. JungKook salió tan rápido de la casa, que apenas le dió tiempo de saludarnos .

- ¿JungKook sigue con JiMin? - me preguntó.

- ¡JIN! - no me gustaba ver que mi amigo cuestionara el amor que siente JungKook por nuestro amigo bajito.

- ¡Aish! solo preguntaba. Vamos - haló nuevamente de mi mano para entrar a la casa.

- Sandeul, tienes que acomodar tus juguetes, ya tienes cinco años y tienes que aprender a ser ordenada - escuché a los lejos la voz de mi amigo.

- Al parecer esta regañando a su hija- Jin comenzó a reír.

- Yo no estoy regañando a nadie - dijo firmemente mi amigo, haciendo acto de presencia.

- Hola JiMinnie - fue lo único que dije, pues mis dos amigos se quedaron viendo uno al otro y se encargaron de ignorarme olímpicamente mientras lo hacían. Esto me daba mucho miedo.

Maratón 1/2

Nota actual:

Ya que no tengo ideas para mis fics en curso, editaré algunas historias que ya están terminadas.