Capítulo Trece

Capítulo Trece – ¿Conexión?

No es lo que siento por ti, es lo que no siento por nadie más

Jaime Sabines

Jules.

Bien, mañana es lunes, tendrás un lindo inicio de semana, sin vampiros, sin locas historias de Transilvania, sin Amber, sin Steve, sin Manu ni nada relacionado con ese estúpido mundo.

Y así iba yo por toda la calle, tratando de pensar que nada de eso existía realmente, pero...

¿A quién engaño?

Hacerme la idea de que todo era un sueño no funcionaría, ni cambiaría nada, todo ello seguiría allí.

Suspiré en frustración, mi cabeza estaba abarrotada de pensamientos, totalmente perdida en ellos choqué con alguien sin querer.

—Lo siento muchísimo señor —me disculpé apenada.

El señor alzó la vista y su mirada conectó con la mía, fue... raro, tanto como el señor, iba vestido de negro de arriba a abajo, incluso con capucha y cubrebocas, sus ojos, con los que conecté de forma muy extraña eran lo único a la vista.

Él hizo una leve reverencia y continuó su camino con pasos largos y rápidos.

Llena de confusión decidí seguir mi camino, pero pisé algo. Miré al suelo, era un pañuelo, deduje que del señor. Sin pensarlo dos veces lo tomé y un olor muy fuerte golpeó mi nariz. Impactada quedé al saber que sin duda aquel señor era vampiro y de los de la época de Transilvania.

𝗣𝗼𝗿 𝗼𝘁𝗿𝗼 𝗹𝗮𝗱𝗼

—¿Hola? —contestó Steve

—¡Steve! Soy Amber —habló del otro lado de la línea

—Sí, ¿que pasa? —preguntó extrañado por la llamada

—Es... Jules —su voz sonó nerviosa

—¿Que pasa con Jules? —su tono se transformó preocupado

—Joder, ¿como te lo digo?

—Di ya que pasa Amber, joder —contestó él al borde del desespero

—Es que, yo la llevé con Manu

—¡¿Qué?! ¡Amber, le evité eso a toda costa! ¡¿Por qué lo hiciste?! —soltó casi en un grito, levantándose de la cama

—En serio lo siento, le conté a Manu sobre ella y quería verla, Jules también tenía sus dudas y no vi mal en hacerlo —habló rápidamente

—Amber, fue casi, egoísta de tu parte, Jules apenas está entendiendo sobre esto, es mucha información para ella —explicó

—Entonces lo sabes... —dedujo

—Más o menos

—Es probable que sea hija de Melanie y Peter

—Algo así sospeché, sus recuerdos eran muy extraños, complejos de ver —dijo confundido

—Sí lo sé, dice Manu que fue hechizada

—¿Le dijeron a Jules todo eso? —preguntó un poco asustado

—Sí... —respondió ella con miedo

—Joder Amber, ¿cómo está ella?

—No tienes idea, salió muy confundida de aquí, ignorante a todo, estoy muy preocupada

—¿En que estabas pensando Amber? Mierda —maldijo

—Pero tienes que ayudarla Steve, ayudarnos...

—¿A que te refieres? —preguntó confundido

—Eres tú el único que puede acceder a sus recuerdos y saber lo que en verdad pasó

—Ya lo intenté Amber, sus recuerdos son una locura, prácticamente no puedo ver nada —contestó frustrado

—Con una conexión puedes verlo —explicó ella

—¿Que tipo de conexión?

—Amorosa

—Uff... —pasó sus dedos por su cabello un tanto preocupado

—¿Entonces?... —preguntó ella dudosa

—Bien, déjalo en mis manos —contestó directo—. Pero no haré nada que ella no quiera ¿está bien?

—Demasiado bien Steve, mil gracias

—No pasa nada, hasta luego Amber —colgó

Steve no dudó un solo segundo en salir de la universidad para buscar a Jules. La conexión amorosa para él no era un problema, porque, aunque siempre quiso negarlo, sentía cosas por ella, pero ¿y ella por él?

Jules.

Estaba casi llegando a la universidad, ya un poco calmada y con la cabeza ocupada por algo más hasta que choqué, otra vez.

—Ay lo siento tanto, estoy muy torpe hoy —me disculpé con la persona de manera apenada mientras veía sus pies, pero reconocería esas botas en cualquier lugar.

—¿Jules?

—¿Steve? —levanté la vista hacia su rostro y me encontré con sus ojos que reflejaban angustia

—¡Jules! —tomó mi brazo y en una acción inesperada unió nuestros cuerpos en un abrazo acogedor—. Gracias a Dios estás bien.

Un poco desconcertada le contesté —¿Pasa algo?

—Amber me contó.

—¿Todo? —me separé de su cuerpo

—Todo —contestó, y solté un suspiré volviendo a mirar el suelo

—Estoy avergonzada ahora mismo

—No tienes por qué —levantó mi rostro—. Si tú quieres saber cual es realmente tu pasado estoy dispuesto a hacer cualquier cosa para ayudarte.

—¿Hablas en serio? —tragué con dificultad luego de hacer la pregunta y él asintió—. ¿Y qué hay de esa estúpida conexión?

—Creo... que con todo lo que siento yo es suficiente.

Nos quedamos en silencio por un momento.

—¿Sientes? ¿Qué sientes? —le pregunté nerviosa

—Muchísimas cosas por ti Jules.

No hice más que quedarme parada mirándole, había recibido demasiada información, y ahora Steve acababa de confesarse. No sabía si era un sueño, si era la realidad o qué era lo que realmente pasaba, estaba muy confundida.

—Ah... Yo... —me quedé sin habla

—Sé que es muy raro escuchar esto de mí, lo entiendo, ya venía dandote algunas pistas últimamente pero ni siquiera yo podía creerlo, esto también es nuevo para mí, nunca lo había sentido, y supongo que es a lo que le llaman, conexión —yo seguía perpleja, analizando todo lo que estaba pasando—. Jules, esto, debe ser mutuo para que funcione, sé que es acelerado pero...

—Steve —por fin logré pronunciar—. Yo tampoco tengo mucha idea de lo que siento por ti, es que, eres muy raro, como mismo me demuestras algo lo quitas con otra acción y yo realmente no sé qué pensar, todo es muy confuso ahora mismo.

—Lo sé —se acercó a mi nuevamente y me abrazó, para soltar un gran suspiro—. La verdad este no era el momento adecuado en lo absoluto, pero si te sirve tenía que decírtelo, después de todo esto es mi culpa por convertirte.

Minutos más tarde estábamos ambos en donde fue mi antigua habitación, estaba vacía, al parecer Elena y Aayla deben estar por ahí, disfrutando su domingo, y yo aquí, siendo consumida por mi verdad.

—Jules —habló Steve, sacándome de mis pensamientos

—¿Qué pasa?

—Pues..., normalmente sé que hacer ante todo, pero esto de sentimientos no se me da muy bien —contestó nervioso a lo que no pude evitar sonreír

—El bad boy no sabe qué hacer ¿mm? —le reté— Steve, yo tampoco sé qué hacer —lo miré—. Sabes que el amor tampoco ha sido lo mío, pero por lo que he visto en las películas funcionan los besos y este tipo de cosas cliché.

—¿Te sientes forzada verdad? —cuestionó

—No te voy a mentir, esto es raro, pero no me siento incómoda —respondí con sinceridad

—Lamento... En parte, que tengas que pasar por esto. —miró al suelo

—¿Por qué lo hiciste Steve? —quise preguntar—. Realmente, ¿por qué me convertiste?

Suspiró antes de contestar — Siempre me atrajiste Jules, te estuve observando por un tiempo, básicamente, estuve acosandote  quería entenderte, quería saber la razón de tu comportamiento, quería saber por qué una chica tan hermosa e inteligente se regalaba por ahí a cualquiera —me miró—. Vi en morderte una forma de castigarte por ser así y otra de con tus recuerdos conocer la verdad, tal vez tus razones estaban allí. De ese modo eligiría si dejarte humana o no, si lo que veía me convencía te dejaría siendo humana y si no...

—Me convertías —culminé

—Tengo la experiencia suficiente para saber cuando dejar de morder a alguien para no convertirlo, pocos pueden hacerlo, y me aproveché de eso. Al morderte tuve esperanza, pero se esfumó, porque no vi nada, no vi ninguno de tus recuerdos y no entendía por qué, me desesperé y seguí mordiendote esperando ver algo, y eso nunca pasó, ya era muy tarde. El tiempo pasó, y cada noche soñaba cosas raras, no tenían nada que ver conmigo, hasta que te vi, de niña, comparé sus rostros y me di cuenta que poco a poco estuve viendo parte de tu vida, pedazos incompletos, borrosos. Hasta que vi el castillo, y eso fue lo último que soñé. Supe entonces que por obligación tenías que ser vampiro legítima  y que algo tenías que ver con la realeza. Pero no supe nada más.

—El hechizo no te deja ver más allá —llegué a una conclusión en voz alta—. Steve lo que hiciste no tiene nombre, fue narcisista de tu parte.

—Lo sé Jules, y me arrepiento.

—¿Y yo cómo puedo creerte? Me dejaste dos meses, con mil dudas, sin saber qué comer, pude morir —dije en aflicción

—Yo seguí viéndote de lejos, algo me impedía dejarte, me sentí culpable todo este tiempo. Por eso volví, pero no podía hacerlo con lo que sentía, tu último recuerdo de mí había sido el chico sarcástico que cree que es inalcanzable, no podía aparecer de otra forma.

—Si es así actúas muy bien —suspiré mirando al suelo

—Jules sé que lo que hice no tiene perdón, pero lo que siento por ti solo ha aumentado y si eso ahora puede ayudar, quiero hacerlo —le miré—. ¿Lo vamos a intentar?

Me quedé pensando unos segundos — Sí.

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