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En un pueblo que está siendo atacado por el ejército de Grosso los gritos de las personas asustadas se podían oír a quilometros, en donde estaban todos las personas reunidas por el ejército preparándose para disparar y dejar algunos con vidas

—Maten a los adultos y ancianos ellos no sobrevivirán mucho.

Los jóvenes, niños y adultos gritaron por temor, furia y dolor los soldados no les importo y se prepararon para disparar. Las balas atravesaron el cráneo de los adultos uno por uno a lo lejos se pudo oír otro disparo haciendo caer cinco soldados dejándolos sorprendidos miraron de donde provino el disparo, se podia ver a un hombre joven de cabello rubio de aspecto ruso que apuntaba con su rifle. Repentinamente con una gran velocidad los soldados caían uno por uno.

—No puede ser son ellos!!!—ve como su pecho es atravesado por una catana—Ahg!- n-no malditos hijos de—cae al suelo desangrándose indicando que es su fin.

—Este era el último.

Los sobrevivientes se emocionaron a ver al equipo Rayado que fueron sus salvadores en ese infierno al terminar de agradecerle al líder de ese equipo llegaron varios camiones a ese lugar, los iban a llevar a un lugar seguro en donde tendrán comida, agua y un lugar donde dormir y quedarse.

—Señor, nuestro compañero Pulpo atrapado tres soldados.

—Bien iré, en donde esta, Milton.

Milton guió al líder del equipo en donde se encontraba Pulpo apuntando a los capturados con su arco mientras los soldados lo miraban desafiante pero Pulpo los miraba con firmeza demostrando que no era fácil de engañar o asustar.

—Pulpo!

—Capi señor! Que bueno que está aquí capture a tres soldados de Grosso.

—Buen trabajo amigo—se dirige a los capturados—ahora díganme que es lo que buscan al llevarse a los jóvenes.

—No te diremos nada maldita escor—es interrumpido por un golpe proveniente de Milton quien lo agarra de su traje de batalla negro con escudo en su abdomen, pierna y brazos

—Milton detente!.

—Hagas lo que hagas no diremos nada desgraciado—al responder recibió otro golpe en su estómago dejándolo sin aire en cambio su compañero fue forzado a sacar información.

—Lo único que nos dijeron es que quiere a los jóvenes para someterlos a unos experimentos—dice aún siendo apuntando por el arco de Pulpo que flojaba su firmeza de apoco.

—¿Experimentos? A que clase de experimentos exactamente—pregunta Capi con seriedad.

—No lo se! Solo nos dijeron eso.

—¡No te hagas el que no sabe y habla ya!—dice Pulpo volviendo a su puntería.

Duraron un tiempo conversando asta sacarles toda la información que nacesitaban, Capi ordenó que todos se preparan para mañana a media noche para ir a atacar a unas de las bases de los Granates. Los camiones con los sobrevivientes rescatados fueron retirados a una base segura oculta en donde tenían a todos con agua potable comida y donde hacer sus necesidades.

Aun que a Capi no le gusta hacer esto después de sacar toda información que nesecitaba pero, saco su arma apuntando a los dos soldados del equipo contrario estaba claro que él no quería hacerlo pero eran órdenes que debía cumplir para que los soldados de Grosso no le den a él información de donde queda la base de los Rayados o sus planes de ataque u otra información valiosa, Capi no lo pensó más y solo... disparo. Sus manos estaban sudadas aún seguía presionando el gatillo con fuerza aún no podía acostumbrarse a ver la sangre derramada y salpicada manchando su uniforme arma y mano de sangre, se escucharon dos disparos y dos cuerpos calleron al suelo manchando el suelo con su propia sangre soltando su último suspiro.

—Bien... ya debemos irnos—Capi le dio la orden a su equipo marchándose de ese lugar.

—En serio fue necesario matarlos.

—Eran órdenes que debía cumplir además no nos dijeron que era ese experimento pero por lo menos nos dio información de en donde queda unas de la bases.

Volvieron por su camino a llegar a su base oculta en donde están el resto de su equipo y soldados Capi solo fue a su habitación a recostarse en su cama mirando al techo y cerrar sus ojos asta quedarse profundamente dormido.

Mira a su alrededor estaba en una cama con sábanas blancas y se levantó, tenía puesto un pijama rojo lo cual es raro porque su color favorito es el verde escucha un ruido y siente un olor que le hacia agua la boca salió de la habitación yendo a la cocina al encotrar un hombre de espaldas en la cocina. Avanzo con precaución asta que paso a pisar un juguete de superman haciendo ruidos el tipo voltea con una sonrisa acercándose a él, Capi se aleja pero el otro lo abraza rodeando su cintura con sus manos besando su frente.

—Buenos días amor.

"¿Que? ¿Como que amor, que está pasando...quién es él?"—pensó Capi.

Por qué tan callado? Acaso ya no reconoces a tu esposo?.

—Ah! Y-yo bueno.. "¿¡como que esposo cuando me case!?"—vuelve a mirar al tipo que lo miraba con una sonrisa coqueta tenía el cabello cortado algo extraño ve que él tenía el pijama de color verde, el tipo se acerca más a él sus labios se estaban acercando ambos cerraron los ojos para esperar el beso que nunca llegó.

Capi despierta mirando a su alrededor se da cuenta que está en su habitación se levantada de su cama desorientado y va al lavado se lava la cara tres beses para poder despertar, pensó en ese extraño sueño generandole dudas solo era un sueño pero... Se sentía tan real en su interior. Capi sintió algo extraño en el pecho su rostro ardía se miró al espejo y para su sorpresa está totalmente sonrojado intento ocultarlo pero cuando volvía a pensar en ese extraño sueño no podía controlar ese molesto sonrojo color carmesí. Como rayos podría sentir algo por el tipo que apareció en su sueño.

—Co-como rayos me pude enamorar de un tipo que apareció en un sueño!—pensó un momento en "él" acariciandose sus labios con sus dedos—esta es la segunda vez que pasa este sentimiento—se tira a la cama abrazando su almohada con los ojos llorosos—si tan solo fueras real.

Él deseaba que fuese real cuando en realidad su tal amor soñado estaba residiendo un gran griterío por parte de su líder, Grosso, que lo culpaba por perder a nuevos soldados y sujetos de prueba en lo contrario Liso no le daba importancia lo que decía de él no le importaba su opinión en realidad. Para ser sincero Lisandro nunca quiso ser parte de esta guerra si pudiera viajaría en el tiempo para poder prevenir esta guerra en el lugar exacto, pero eso está muy lejos de la realidad. Estuvo concentrado en sus pensamientos que no le presto atención a lo que le decía Grosso sin darse cuenta que ya había cerrado el hocico al fin.

—Ya puedes irte Lisandro!—Este ve como Liso sigue parado concentrado en sus pensamientos—¿¡oye me escuchas!? ¡Ya puedes irte!

—Si ya oí no tienes que repetirmelo!—sale de la oficina de Grosso que murmuraba cosas para él que ni le interesaba Liso solo fue a la salida nesecitaba tomar aire y estar a solas por unos minutos quería estar en paz sin pensar en la guerra. Al estar lo suficientemente lejos se recostó en el pasto mirando la nubes que formaban diferentes formar, Liso cerró sus ojos respirando profundamente olvidando todo a su alrededor sentía que estaba en paz que nada malo sucedía en este mundo. Estaba relajado se podia notar en su sonrisa sin darse cuenta se había quedado dormido.

Estaba en una cama blanca se levantó de ella y se vio a un espejo estaba con un piyama de color verde ve que alguien entra no era muy alto llegaba a sus párpados y traía con el piyama de color rojo puesto mostrandole una sonrisa, Lisandro no sabia que decir estaba completamente confundido.

—Ya era hora que despertarás—se hacerca besando su mejilla—debes tener hambre el desayuno esta listo, ven.

Lo toma de la mano, su agarre se sentía tan real como si esto no fuera un sueño llego a la cocina como por arte de magia había dos cafés, pan que fue tostado recientemente y una pequeña copa de vidrio con mermelada de mora en su interior todo se veía sabroso. Dos brazos lo rodearon abrazándolo por detrás.

—¿Te gusta mi amor?.

—eeh yo—no sabia que decir estaba mirando esos ojos verdes que le recordaba alguna persona que no podía identificar el que estaba afrente en frente de él se veía dos años menor que Lisandro—oye que haces?.

—¿Como que hago? Te voy a dar los besos que tanto te gustan—unió sus besos en uno sabue y húmedo, ¿¡como xuxas se podia sentir tan real!?

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Hasta aquí llego el primer capitulo del libro

Espero que nuestro pedazos de plomo en versión humanos puedan vivir sus vidas soñadas

Chao <3

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